Fernando Buen Abad Domínguez*
anorexia intelectualagravada por la falta de rigor, profundidad y claridad en las ideas actuales de sus sectores más visibles, pero intoxicada con odios de clase añejos, descritos ampliamente por orientaciones científicas diversas que han reflexionado, y demostrado, los estragos de la pobreza intelectual, política y cultural del conservadurismo en su más amplia variedad de estratos. Y todo eso se nota con mayor nitidez en la
batalla culturalque están regimentando. Lo pasan por la tele. Es una decadencia disfrazada con el exitismo de las ganancias.
Es un peligro para la especie humana el vaciamiento y la banalización
en la producción intelectual que la derecha celebra, paradójicamente,
entre sus sectores conservadores más diversos. Festejan con orgullo su
miseria intelectual, patente e incontestable, en sus medios de
comunicación, sus famélicos y falsificadores noticieros y en la farándula mediática
que fomenta narrativas baratijas como si fuese un triunfo moral para
despolitizar a las masas. Esto es un retroceso civilizatorio que tiene
sus extremos macabros en la industria bélica y en las máquinas de guerra
ideológica intoxicadas con la pobreza de imaginación política de la
derecha global, especialmente en su resistencia a ideas emancipadoras y
su insistencia en estereotipos burgueses asfixiantes, obsesionados por
la persecución de ganancias.
Este tipo de anorexia, tanto en su vertiente global
como nacionalista
,
tiene sintomatología alarmante en los límites del neonazifascismo y en
las etapas más tempranas de su desesperación de clase. Son peligrosas
sus expresiones miserables porque, en su caída imparable, se amplía el
rompimiento epistemológico (algunos le llaman grieta) con la realidad
histórica, y eso tiene una lógica y una función específica para su idea
de poder
. Es una problemática de origen económico-ideológico que
los pueblos padecen en forma de dictadura simbólica saturada de
angustias excesivas por el peso de la explotación, el saqueo y la
alienación. El empobrecimiento intelectual de la derecha tiende a
contagiar al conjunto de la sociedad al disminuir y devaluar la cantidad
y calidad de alimentos, todos, incluyendo los educativos, espirituales,
colectivos… que se heredan por cultura y por historia. Este
comportamiento implica una pérdida importante que lleva a situaciones de
ignorancia, insensatez y desfachatez graves.
Hay aberraciones conceptuales a destajo. Sólo hay que escucharlos en
sus reuniones nacionales e internacionales, en sus ponencias y en los
anecdotarios de sus ganancias, que anuncian siempre más desgracia para
los oprimidos, más explotación física, con iniciativas organizadoras
inhumanas para imponer insatisfacción, distorsión de la realidad y
pérdida de dignidad por ignorancia, despojo y desesperanza. Los síntomas
principales de esta anorexia hieren con trastornos o desaparición de la
identidad de clase de lucha y de proyectos. Se transmite por conducto
de los medios de comunicación (televisión, Internet, revistas, redes
sociales) e influye en todos. En los escenarios más duros ya hay influencers
que perpetúan la enfermedad, es decir, que impiden la recuperación de
sus seguidores una vez instaurado el aislamiento social, la negación de
la enfermedad, la desvergüenza, los complejos de superioridad y la
distorsión de la imagen de clase. Estas anormalidades burguesas van
convirtiéndose en una nueva normalidad
llamada por ellos batalla cultural
.
Semejante crisis terminal hace metástasis también como muerte de la ideología
y depauperación de toda producción teórica; en sus discursos que
renuncian a un pensamiento humanista, de justicia integradora, de
igualdad y de moralidad fraterna. Claudican el razonamiento en favor de
eslóganes vacíos. Es una crisis acelerada incubada en la incapacidad de
la derecha para frenar problemas estructurales que ocasiona, como el
cambio climático, que es su pura responsabilidad, o la desigualdad que
ellos fabrican para saquear recursos naturales y mano de obra barata.
Esa anorexia intelectual manifiesta el deseo de operar intencionalmente sobre el detrimento del conocimiento, la historia, las raíces, los contextos y la realidad objetiva; ellos suponen que dicho detrimento produce goce por dejar de lado la educación integral del ser humano, para resolver en colectivo e igualdad los problemas que nos son comunes. Es probable que esto incluya la perversión también decadente de confundir la miseria de la intelectualidad burguesa con los estragos ocasionados por sus políticas educativas, donde ellos gobiernan, cada vez más miserables y paupérrimas que no son sólo retórica o relato de coyuntura. Es una anorexia que se acentúa como doble negación del capitalismo mismo como histeria de la avaricia y la usura, que han llegado a desplegar pobreza de lenguaje, neurosis, sicosis y perversión. Lo pasan por televisión, impúdica e impunemente.
Insistimos: es indispensable sistematizar y delimitar, histórica y
rigurosamente, lo que es la anorexia intelectual de las derechas y
ultraderechas, sus orígenes y alcances de clase y sus expresiones en la
disputa por el sentido. Sus expresiones en toda educación, en las
relaciones sociales, en los medios y sus modos. Y las perturbaciones
sobre la historia futura que no da lugar a quienes rechazan o no aceptan
el control del ideal burgués. Ese futuro ha cancelado todo
cuestionamiento y transformación. La operación destierro frente a toda
iniciativa de organización social para salir de las miserias que impone
el capitalismo. Han falsificado la democracia con su populismo de la
mercancía, argumentado que eso es un triunfo, que eso es el fin de la historia
con nacionalismos estrechos. Es una crisis intelectual que promueve un neoliberalismo salvaje
, anarcocapitalismo, que suprime la justicia social para imponer retóricas de vulgaridad, banalidad y caprichos.
Ahogada en su anorexia intelectual, la derecha se emborracha con sus
elixires de individualismo en su batalla cultural, como si fuese eso la libertad
para reducir el pensamiento al minimalismo mercantil tan peligroso como su libertad de mercado
.
Además de peligroso es monstruoso el modo y los medios de degradación
intelectual de una burguesía que se derrumba en sus propios principios
inhumanos y depredadores del planeta, además del palabrerío simplista
orientado a mantener privilegios y desmovilizar resistencias. Muy
peligroso retroceso civilizatorio, fábrica de baratijas simbólicas.
* Doctor en filosofía
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