Entre 2021 y 2022, la violencia vicaria aumentó 14.09 por ciento, con afectaciones a 22 mil 904 niñas y niños víctimas de esas violencias la cual se ejerce contra las mujeres utilizando a sus hijos, hijas, personas de la tercera edad o con discapacidad o incluso bienes materiales, causándoles daño o amenazando con hacer algo en perjuicio de aquellos con el objetivo de hacerlas sufrir.
En un sistema patriarcal como el mexicano, las diversas formas de violencia contra las mujeres -poco más de la mayoría de la población nacional- suelen existir al amparo del sistema de justicia y de las estructuras sociales; sin embargo eso está cambiando poco a poco.
Así lo documenta la investigación “La violencia vicaria: Acciones desde el legislativo federal y local para su prevención y erradicación”, del Instituto Belisario Domínguez (IBD) del Senado de la República, en la cual señala que a la fecha el Código Nacional de Procedimientos Civiles y Familiares reconoce a la violencia vicaria como un tipo de violencia contra las mujeres y ordena medidas de protección para las víctimas.
De acuerdo con la Encuesta Nacional acerca de la Violencia Vicaria en México (2022), realizada por el Frente Nacional contra la Violencia Vicaria (FNCVV), la Ciudad de México ocupa el primer lugar con mayores casos de violencia familiar, seguido por el estado de México y Nuevo León, y una de las formas más insidiosas de la violencia contra la mujer, es la familiar.
En el 80 por ciento de los casos analizados (2 mil 231 mujeres sobrevivientes fueron entrevistadas en todo el país), las víctimas fueron separadas de sus hijos de forma inesperada, con previas amenazas y sin tener contacto con las hijas e hijos.
De acuerdo con la Ley General de Acceso de las Mujeres a una vida Libre de Violencia, la violencia vicaria es cualquier acto que busque causar daño a las mujeres a través de sus hijas, hijos o familiares allegados. La violencia vicaria cobra relevancia porque no solo es ejercida en las mujeres, sino en las hijas o hijos, convirtiéndose así en una herramienta de agresión y control que se puede manifestar de diferentes formas como:
- Amenazar con causar daño a las hijas o hijos
- Ocultar, retener o sustraerlos fuera de su domicilio o lugar de residencia
- Utilizarlos para tener información de la madre
- Promover, incitar o fomentar actos de violencia física de las hijas o hijos hacia su madre
- Promover, incitar o fomentar actos de violencia psicológica que descalifiquen la figura materna
- Imponer acciones legales con base a hechos falsos o inexistentes en contra de las mujeres para obtener la vida y custodia de las hijas o hijos en común
- Condicionar el cumplimiento de las obligaciones alimentarias a las mujeres y sus hijas o hijos.
En México, la violencia vicaria se reconoció en la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, así como en el Código Civil Federal y Código Penal Federal a inicios de 2024, por lo que aún no se cuentan con datos estadísticos que puedan aportar un panorama a nivel nacional.
De acuerdo con el Informe Contextual sobre Violencia Vicaria publicado en noviembre de 2023, solo los estados de Aguascalientes, Baja California, Baja California Sur, Campeche, Colima, Ciudad de México, Guanajuato, Hidalgo, Estado de México, Michoacán, Morelos, Nayarit, Nuevo León, Oaxaca, Puebla, Quintana Roo, San Luis Potosí, Sinaloa, Sonora, Tamaulipas, Tlaxcala, Yucatán y Zacatecas los que han reconocido la violencia vicaria como un tipo de violencia en la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia de cada estado. Sin embargo, de todos los estados de la república, sólo 8 estados lo han tipificado en su código civil y 11 en su código penal.
Anahí y su historia de violencia vicaria
En entrevista para Cimacnoticias, Anahí narra que después de vivir violencia física, sexual y psicológica por parte de José Guadalupe y los integrantes de su familia, decidió separarse e irse de su hogar junto a sus hijos. En junio de 2020, su ex pareja solicitó ver a José Ángel, Jennifer y Nicole para llevarlos a una fiesta; sin embargo, decidió no regresarlos alegando que eran ellos quienes ya no querían verla de nuevo. De esta forma, cortó el contacto y comunicación para Anahí.
En noviembre de ese mismo año, Anahí fue a casa de su ex pareja para entablar conversación y al entrar al domicilio, la privaron de su libertad en una habitación durante un mes. En ese lapso vivió amenazas; violencia física, sexual y psicológica; así como la sustracción de sus hijos de ese domicilio a otro lugar desconocido.
Más tarde, Anahí logró escapar hacia la casa de su madre y le contó lo que le había sucedido en el último mes. Debido al miedo de posibles repercusiones, tuvo que desplazarse a Ciudad de México, cambiando su contacto y redes sociales. No obstante, José Guadalupe siguió amenazando con no dejarla ver a sus hijos para que regresaran.
Cuando decidió denunciar a José Guadalupe y a sus padres en la Fiscalía Regional de Nezahualcóyotl por sustracción de menores, se enteró que dos días antes había sido demandada por abandono del hogar en los Juzgados de Chimalhuacán de lo familiar, por lo que desestimaron su denuncia sin tomar en cuenta su historia y que la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia del Estado de México ya toma en cuenta la violencia vicaria
Durante el proceso legal desacreditaron las pruebas que presentó sobre la violencia que vivió en la relación; se presentó un documento en el que ella otorgaba la patria potestad de sus hijos a la familia, el cual le obligaron a firmar con violencia cuando fue privada de su libertad; no se tomó en cuenta la opinión de sus hijos; y querían obligarla a pagar una manutención sin la posibilidad de ver a sus hijos. Anahí atribuye la desestimación de pruebas a que el yerno de la madre de José Guadalupe fue policía municipal.
Al llegar la audiencia de escucha en donde sus hijos hablarían con el psicólogo y gracias a la medida de restricción, la familia de su ex pareja llevó a varios policías y patrullas. Además, Anahí observó que José Ángel, Jennifer y Nicole entraron llorando, así que procedió a retirarse para no alterar a sus hijos. Esa fue la última vez que los vio, puesto que las autoridades no volvieron a citarla y ella decidió no proceder legalmente para no dañar a sus hijos.
Otra dificultad que tuvo en medio del proceso legal fue que su abogada, la cual llevaba el caso de forma gratuita, ya que la había contactado por medio de una asociación, dejó de contestarle los mensajes y de presentarse a las audiencias. Además, el juez le prohibió hacer ruido sobre su caso de violencia vicaria en internet y medios de comunicación.
“La licenciada que tenía no sé si la amenazaron. No sé qué pasó. Las dos audiencias que tuvimos no se presentó, ya después no me contestó. Ella vivía ahí en Chimalhuacán. Ella me estaba ayudando gratis porque yo no tenía para pagar un abogado”. -Anahí Briones
Actualmente, ya no tiene miedo de hacer ruido y espera que algún día José Ángel, Jennifer y Nicole vean que Anahí siempre luchó por ellos. Este año, asistió a la manifestación del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra las Mujeres el pasado 25 de noviembre en la Ciudad de México. Llegó sola buscando acompañamiento de otras mujeres víctimas de violencia vicaria y por primera vez se sintió escuchada.
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