Su lucha sigue vigente
Pese a la brutal represión ocurrida en Tlatelolco hace 50
años, el movimiento estudiantil de 1968 nunca fue vencido políticamente
y su lucha contra la violencia y el autoritarismo sigue vigente hoy en
los jóvenes que demandan erradicar a los grupos porriles de los planteles, señalaron integrantes del Comité 68.
En un foro realizado ayer en el Instituto de Investigaciones Sociales
de la Universidad Nacional Autónoma de México, Félix Hernández Gamundi,
uno de los dirigentes del entonces Consejo Nacional de Huelga (CNH),
recordó –ante un auditorio integrado casi en su totalidad por jóvenes–
cuáles fueron las condiciones que propiciaron el surgimiento del
activismo estudiantil hace medio siglo.
A pesar de que en ese momento la economía del país funcionaba
relativamente bien y existía la sensación de que el acceso a la
educación superior podía garantizar la movilidad social, también había
un fuerte autoritarismo en prácticamente todas las esferas de la vida
pública, lo que llevó a los estudiantes a manifestarse para exigir
mayores libertades civiles.
Al cuestionar el modelo presidencialista, rememoró Hernández Gamundi,
los jóvenes conformaron de manera espontánea un movimiento pacífico,
formado en su mayoría por personas sin ninguna militancia previa que fue
aplastado militarmente en Tlatelolco, pero no vencido políticamente.
El integrante del Comité 68 enfatizó que al participar en la Marcha
del Silencio convocada por el actual movimiento estudiantil contra el porrismo,
sintió enorme orgullo y emoción al ver que los jóvenes de hoy siguen
alzando la voz contra el autoritarismo y la violencia, dos herramientas
que el gobierno nunca ha dejado de utilizar, sino que incluso las
sofisticó.
El economista y sociólogo Enrique Leff, también ex integrante del
CNH, destacó que además de una reacción al autoritarismo del gobierno de
México, el movimiento de 1968 también fue producto del
ánimo emancipatorioy de la búsqueda del sentido de la vida de los estudiantes de esa época.
Tomar las calles y manifestarse por más libertades
democráticas, recalcó, no sólo era un acto de rebeldía, sino una forma
de romper las inercias de un modelo político que oprimía la capacidad de
las personas para repensar el mundo.
Ayer también se llevó a cabo el conversatorio A 50 años de la masacre
de Tlatelolco: violencia del Estado y derecho a la justicia, en el
Museo Memoria y Tolerancia, donde Alan García, representante del Alto
Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, aseveró que la
causa de las garantías individuales en México no podría explicarse sin
el movimiento estudiantil de 1968.
Asimismo, García invitó a recuperar el espíritu reflexivo y
transformador de esa generación para analizar la vigencia de las formas
de control, las violencias y la opresión que aún subsisten, y resaltó
que aunque el México de hoy no es el de hace 50 años, es pertinente
preguntarse cuál ha sido y es el rol del Ejército.
Fernando Camacho y Ana Langner
Periódico La Jornada
No hay comentarios.:
Publicar un comentario