10/26/2024

FMI alerta brecha de género en empleos verdes. Urge cambio de paradigma para incorporar mujeres en ciencias

 

El Fondo Monetario Internacional (FMI) asegura que la principal razón de la brecha de género en los empleos verdes es gracias a la falta de mujeres con especialización en alguna carrera en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM).

Datos de la UNESCO muestran que en el mundo, el 35% de las mujeres cursan alguna de estas carreras y menos del 30% son investigadoras científicas.

Los empleos verdes son aquellos que mejoran la sostenibilidad ambiental y reducen los gases de efecto invernadero causados por las actividades humanas. El artículo Ciudades sostenibles y empleos verdes: soluciones disruptivas para el cambio climático, de Israel Rosas señala que este tipo de ocupaciones son necesarias para mitigar el cambio climático. Además agrega que cualquier trabajo o rubro económico puede volverse verde.

De acuerdo con el FMI, actualmente los empleos verdes solo representan entre el 10% y 15% del total. Desde 2018, los trabajos que mejoran el impacto ambiental aumentaron al 13,8%; mientras que aquellos enfocados en políticas económicas para el desarrollo sustentable incrementaron al 10,8%.

En el primero, las mujeres representan el 6% en países desarrollados y el 4,6% en mercados emergentes; mientras que los hombres forman parte del 20,3% y 16% respectivamente. En cuanto al segundo, alrededor del 70% de empleos contaminantes son ocupados por hombres sobre todo en ocupaciones manuales como artesanía, oficios, operadores de plantas y máquinas.

Ambos tipos de ocupaciones están asociados con una mayor prima salarial y la oferta económica para las mujeres es superior al de los hombres. El FMI señala que esto podría ayudar a cerrar la brecha de género y mejorar los salarios en empleos verdes, pero también deja entrever el desequilibrio entre la poca demanda por parte de las trabajadoras.

La falta de mujeres en carreras STEM

En 2022, el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) comparó a las 494 mil 753 mujeres que estudian alguna carrera STEM frente a los 996 mil 519 hombres a partir de datos del INEGI y de la SEP. De esta manera encontró que:

  • Tres de cada diez profesionistas en STEM son mujeres
  • Se necesita un aumento del 71% en mujeres inscritas en carreras STEM para alcanzar la matrícula de los hombres. Se prevé que México tardaría 37 años en lograrlo.
  • En los estados de la república donde se ha cerrado más la brecha de género, hay mayor productividad y mejores condiciones laborales para ellas
  • En cuanto a la paridad, Zacatecas es el más cercano de lograrlo y Quintana Roo el más lejano.
  • La Ciudad de México, estado de México, Puebla, Veracruz, Nuevo León y Guanajuato concentran el 50% de las estudiantes de STEM

Asimismo, el FMI identificó que aunque las niñas sean quienes alcanzan un nivel educativo más alto en comparación con los niños, la brecha de género en la ciencia y tecnología persiste y se ha ampliado.

La organización sugiere que un primer paso es fomentar la participación de las mujeres en estas áreas de estudio para transitar a una economía verde. 

También destacó que incluir a las trabajadoras en este tipo de empleos sin aumentar el número de estudiantes graduadas sería insuficiente, ya que la falta de representación se expandirá a otros trabajos relacionados al campo STEM.

La raíces del problema

El IMCO apunta que cerrar la brecha de género no se logra sólo con incrementar el número de mujeres en carreras STEM, ya que el problema comienza desde la infancia, cuando dejan de confiar en su capacidades y pierden el interés para desarrollarse en estas áreas de estudio. 

El artículo Ciencia, estereotipos de género: una revisión a los marcos explicativos, de Susana Vázquez explica que los primeros estudios que buscaban responder la falta de estudiantes se enfocaron en contestar desde lo biológico donde sus “capacidades innatas” eran lo que les impedía tener un buen rendimiento en las matemáticas y alcanzar a sus compañeros hombres. 

Esta explicación se multiplicó en diversos estudios hasta 1980 cuando se incluyó el enfoque psicosocial y sociocultural y se destacó tres principales razones: el capital humano, donde los hombres priorizan el desarrollo profesional y las mujeres la vida personal y el bienestar familiar lo que influye en su decisión de escoger una carrera; los modelos de conducta, que sugiere que los antecedentes familiares y modelos femeninos influyen en ambos sexos; y los estereotipos de género, los cuales definen los comportamientos de la sociedad y refuerzan la segregación ocupacional.

Este último, ha difundido la creencia de que los chicos son analíticos, racionales y objetivos; mientras que las chicas son afectivas, empáticas, intuitivas y pasivas. El estereotipo predominante ha sido que las matemáticas y la ciencia se desarrollan mejor en el género masculino. 

Vázquez, indicó que las mujeres se ven afectadas por los mensajes negativos sobre su potencial intelectual y habilidades que son reforzados por agentes socializadores como las madres y padres quienes ya tienen expectativa en sus hijas marcadas por su género.

A partir de la mitad de 1990 se acepta que la ciencia es neutra y que la falta de acceso de las mujeres al ámbito científico-académico radica en las instituciones. Por ejemplo, las prácticas organizativas, los mecanismos de discriminación y los procesos de selección y promosión que han dado lugar al sexismo, nepotismo y brecha salarial. 

La importancia de las mujeres en empleos verdes

El estudio del Fondo Monetario Internacional (FMI) resaltó que las trabajadoras son las que han contribuido mayormente al cuidado del planeta.

Entre los principales cambios detectados se encuentra que con las mujeres en empleos verdes hay mayor conciencia del clima y mejores decisiones respecto al medio ambiente; las directivas a cargo de una empresa han dado como resultado menores emisiones de dióxido de carbono; y los bancos con juntas directivas de género tienen más probabilidad de otorgar préstamos a empresas ecológicas que aquellas que contaminan.

Igualmente, la mirada femenina podría reducir el sesgo de los hombres en los empleos verdes. Por lo tanto, se debe promover su igualdad para fomentar una economía verde sostenible. El FMI propone la implementación de acciones políticas que eliminen las barreras que enfrentan las mujeres, las cuales deben incluir:

  • Acceso a servicios de cuidado infantil, licencia parental y trabajo remoto;
  • Leyes antidiscriminación;
  • Revisar los sesgos directos e indirectos en las políticas fiscales que afectan a las mujeres;
  • Elaboración de presupuestos con perspectiva de género para abordar los efectos sobre mujeres y hombres;
  • y ampliar las oportunidades para que las mujeres obtengan un empleo formal, incluyendo la financiación.

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