8 de marzo: Día Internacional por los derechos de la Mujer
Millones de mujeres y niñas ven violados sus derechos sexuales y reproductivos en todo el mundo
Madrid,
07 mar. 13. AmecoPress.- Millones de jóvenes y niñas en todo el mundo
son obligadas a casarse, sufren violencia sexual, se les niega el
acceso a anticonceptivos, no pueden prevenir el SIDA y sufren otras
muchas violaciones en sus derechos a la salud reproductiva y sexual,
que tienen graves consecuencias para su vida.
Amnistía
Internacional, en la víspera del Día Internacional por los derechos de
la Mujer que se celebra el 8 de marzo, hace un llamamiento a la
comunidad internacional para que respeten los derechos sexuales y
reproductivos de las niñas y las mujeres, impulsando políticas que las
protejan de estas vulneraciones de sus derechos humanos.
La organización lanza una ciberacción, ¡Mi cuerpo, mis derechos!, a través de su centro de activismo en Internet: www.actuaconamnistia.org, con una petición dirigida a los líderes mundiales con este objetivo.
Entregará las
firmas recogidas como medida de presión en la próxima reunión de
Naciones Unidas en la que se aborde la cuestión de los derechos
sexuales y reproductivos a lo largo de este año 2013.
Testimonios sobrecogedores
Latifah, una
niña indonesia de 14 años, fue acusada de adulterio por la policía
local cuando acudió a denunciar que había sido violada. Louisa, una
joven de Burkina Faso, fue insultada y abofeteada mientras daba a luz
en un hospital local. A Marta, una empleada doméstica indonesia de 30
años, le negaron anticonceptivos en un centro de salud de Yakarta
porque aún no había tenido hijos. Elena, una niña de 10 años violada
por un sacerdote en Nicaragua, sufrió presiones para que guardase
silencio y no denunciase el abuso antes de que el violador fuese por
fin procesado y condenado a 30 años de cárcel.
Los nombres de
estas mujeres son ficticios, pero sus historias son reales y muestran
las consecuencias de la arraigada discriminación que sufren millones de
mujeres y niñas de todo el mundo, simplemente debido a su género.
Para Amnistía
Internacional, cuando las mujeres y niñas carecen de acceso a los
servicios de salud efectivos y de información sobre ellos, las
consecuencias son a menudo catastróficas. En muchos países, la falta de
autonomía y capacidad decisoria suele constituir un impedimento
adicional para las mujeres y las niñas.
La ONU ha
denunciado recientemente que cada día mueren en torno a 800 mujeres por
causas relacionadas con el embarazo y el parto, y que, por cada una de
ellas, otras 20 soportan sufrimiento durante toda la vida como
consecuencia de lesiones, infecciones, enfermedades o discapacidades
derivadas del embarazo, el parto o abortos practicados en condiciones
de riesgo.
“De Indonesia
a Perú, de Sierra Leona a Estados Unidos, millones de mujeres y niñas
pagan con su vida las políticas de salud fallidas, la atención
insuficiente, y las leyes discriminatorias. Muchas sufren
discriminación y violencia en sus familias y comunidades, con poca o
ninguna esperanza de obtener justicia o recibir apoyo de sus
gobiernos”, ha afirmado Marianne Mollmann, asesora general de política
de Amnistía Internacional.
El coste de ser pobre
En muchos
países, a las mujeres y las niñas les resulta casi imposible acceder a
información y servicios básicos de salud sexual y reproductiva.
En algunos
casos se debe a que los gobiernos no dan prioridad a esta cuestión ni
invierten recursos en ella. En otros, cuando sí existen servicios de
salud, suelen estar concentrados en zonas más prósperas, limitando así
el acceso para muchas mujeres que viven demasiado lejos o no pueden
permitirse el coste del desplazamiento hasta allí.
Amnistía
Internacional ha documentado que las mujeres que viven en la pobreza,
aunque consigan llegar a los centros de salud, a veces son objeto de
maltrato por parte de profesionales de la salud que no entienden sus
necesidades y que, en ocasiones, ni siquiera hablan su idioma. No sólo
ocurre en países del Sur del mundo. En Estados Unidos, por ejemplo,
muchas mujeres migrantes afirmaron que las habían echado del centro de
salud justo después de dar a luz porque no tenían dinero suficiente
para pagar el tratamiento.
“Cada año,
millones de mujeres y niñas se encuentran con obstáculos casi
insalvables para acceder a la atención a la salud más básica,
especialmente cuando se trata de su salud sexual y reproductiva. Se les
niega sistemáticamente el acceso a información, anticonceptivos,
servicios obstétricos de emergencia, e incluso a reparaciones por la
atención de baja calidad”, ha afirmado Mollmann.
“La trágica realidad es que muchas muertes y lesiones relacionadas con el embarazo y el parto son evitables.”
Falta de información
Tras examinar
la disponibilidad y calidad del acceso a la atención a la salud en más
de una decena de países, Amnistía Internacional asegura que una de las
principales causas de muerte de las mujeres es la falta de información
sobre los servicios de atención a la salud disponibles.
En Indonesia,
por ejemplo, las mujeres entrevistadas por la organización afirmaron
que no se les proporcionaba información adecuada sobre su derecho a
acceder a anticonceptivos.
La falta de
información, unida a las restricciones en el acceso al aborto, supone
que muchas mujeres jóvenes no tienen más remedio que seguir adelante
con un embarazo no deseado o someterse a un aborto clandestino, que
suele practicarse en condiciones poco seguras.
Según
estimaciones de la ONU, de los aproximadamente 19 millones de abortos
inseguros que se llevan a cabo anualmente en los países del Sur, 2,5
millones se practican a adolescentes, y el 70 por ciento de las
hospitalizaciones derivadas de abortos en condiciones de riesgo, son de
niñas de entre 10 y 19 años.
En 2011,
ONUSIDA informó de que solo el 34% de la juventud de los países del Sur
era capaz de responder correctamente cinco preguntas básicas sobre el
VIH y cómo prevenirlo. Actualmente, en esa misma población se registra
el 41 por ciento de todos los nuevos casos de VIH.
Foto: Archivo AmecoPress.
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