Llevaba ya algún tiempo sufriendo violencia física y sexual por parte
del hombre con quien se casó a los 15, pero ese episodio fue el que la
decidió a pedir ayuda al Instituto Municipal de la Mujer de la ciudad
mexicana de Xalapa. Al llegar allí, lo único que quería era que la
psicóloga le asegurara que él iba a cambiar.
La psicóloga Nancy Villegas García, coordinadora de Desarrollo
Humano y Oportunidades de ese Instituto, recuerda que el día en que la
joven llegó a sus oficinas se encontraba en un estado total de negación.
"Tenía coraje contra su madre, más que contra su pareja", relata.
"Muchas
jóvenes optan por la vida en pareja a temprana edad y esperan encontrar
en su nuevo hogar protección, cariño, seguridad y, en muchos casos, no
es así; el impacto psicológico que confronta la realidad contra las
expectativas puede ser brutal", asegura Villegas.
En el estado de
Veracruz, desde 2014, la legislación ya no permite a menores de edad
contraer matrimonio; sin embargo, ello no ha impedido que niñas, niños y
adolescentes continúen optando por la vida en pareja.
Arturo
Narváez Aguilera, coordinador de la Red por los Derechos de la Infancia
en Veracruz (REDIM), ve como "un marco ideal" que en todos los códigos
civiles del país quede prohibido el matrimonio de menores de edad, pero
admite que el panorama es mucho más complejo.
"Ante la ausencia de
otras alternativas de vida, para muchas niñas y adolescentes el
cohabitar con hombres mayores de edad -con un contrato matrimonial o no
de por medio-, parece ser la mejor o única opción para intentar lograr
seguridad económica, protección o para llenar vacíos emocionales",
señala.
Narváez Aguilera comparte una serie de cifras de REDIM,
las cuales ilustran la situación en México: 323.936 adolescentes están
casadas en unión libre o son divorciadas o viudas, y agrega que 198.426
tienen al menos un hijo.
Según los especialistas, el matrimonio y
la vida en pareja a una corta edad están muy relacionados con el
embarazo infantil, y en ese sentido las cifras hablan por sí mismas. De
acuerdo con la Secretaría de Salud, en Veracruz una de cada cuatro
mujeres embarazadas es menor de 20 años.
Ocho entidades del país
concentran 51 por ciento total de nacidos vivos en adolescentes, una
lista encabezada por el Estado de México, con 53.329; seguido por
Veracruz, con 25.729. Después están Jalisco, Puebla, Chiapas,
Guanajuato, Ciudad de México y Michoacán.
Para el coordinador de
REDIM, la reforma al Código Civil que establece los 18 años como edad
mínima para el matrimonio es un avance en la protección de los derechos
de las niñas, niños y adolescentes, pero asegura que los marcos
normativos no son suficientes cuando se habla de patrones culturales y
formas de vida.
"La lógica legalista no es suficiente, se necesita
pensar en políticas públicas más amplias, que mejoren las condiciones
de vida de las familias."
"En la ciudad de Xalapa, por ejemplo,
muchas familias vienen de zonas rurales buscando alternativas de
sobrevivencia, se asientan en las periferias, viven en hacinamiento, hay
un despertar sexual muy temprano porque no hay espacios de intimidad
para los papás, se reproducen patrones de violencia física y verbal, la
escuela no es una alternativa porque se trata de familias de seis hijos o
más", señala.
Los datos estadísticos del Registro Civil de Xalapa
muestran la dimensión de la problemática. Xalapa es uno de los 13
municipios de la entidad con un mayor índice de nacidos vivos
registrados de madres menores de 20 años de edad.
De 2000 a 2016
fueron asentados en ese municipio 5.808 niños y niñas de parejas en
concubinato; la edad de sus madres fluctúa de los 13 a los 17 años,
mientras que la de los padres va de los 14 hasta los 60.
Marga
Leticia Morgado, oficial del Registro Civil de ese municipio, asegura
que la falta de opciones orilla a las niñas a iniciar una vida en pareja
y cree que la información, el conocimiento pleno de los derechos y el
trabajo coordinado entre las instituciones podría ser la clave para
aliviar la situación.
"La vida en pareja no es lo que yo esperaba"
Leslie
Janeth Aldana García de León, atleta de 16 años, no se arrepiente de
haber quedado embarazada y dice que nunca consideró el aborto como una
opción cuando su suegro se lo sugirió.
Cuenta que durante seis
meses intentó ocultar el embarazo porque tenía miedo de la reacción que
podría causar en su madre, pero ya la mujer se había dado cuenta y en
lugar de enojarse o regañarla, como Leslie esperaba, le ofreció su apoyo
y le dijo que ella y el bebé podían quedarse a vivir ahí.
Ella
estaba en la secundaria y por las tardes iba al pentatlón cuando conoció
a Jairo Manuel Pérez Hernández, un estudiante de preparatoria. Fueron
novios un par de años, pero cuando él se enteró de que Leslie estaba
embarazada, se alejó e inició una nueva relación con otra muchacha.
Cuando
la madre de Jairo supo del embarazo, le pidió a Leslie que se mudara a
vivir con ellos y así lo hizo, pero dice que tiene muchos problemas con
su pareja.
"Peleamos demasiado porque no sabemos mucho de la vida, pero con el tiempo vamos a ir madurando", señala.
Leslie recuerda que al principio Jairo le tenía rencor y no le dirigía la palabra, pero ahora ya se llevan mejor.
El
bebé tiene ya seis meses y, a insistencia de familiares y amigos,
Leslie volvió a estudiar, pero afirma que era muy pesado porque tenía
que levantarse en la madrugada para amamantar a su hijo y llegaba a la
escuela muy cansada.
Quiere seguir estudiando y dice que le
gustaría ser ingeniera civil, tal vez lo haga cuando el bebé sea un poco
más grande. En lugar de irse a vivir con su suegra, habría preferido
quedarse con su mamá y trabajar cuidando niños o limpiando casas para
mantener a su hijo.
No se arrepiente de ser una mamá tan joven,
después de todo ya no puede hacer nada para cambiar eso, lo que sí les
recomendaría a los padres y madres de familia es que cuiden más a sus
hijos e hijas y que se tomen el tiempo para platicar con ellos, porque
"hay mamás o papás que llegan, hacen la comida y creen que con estar en
la casa ya es suficiente".
También les sugiere a las y los maestros que hablen más con el alumnado.
"Les recomendaría que se cuiden, que platiquen con sus papás, que se acerquen a alguien a quien le tengan confianza", explica.
En
la misma localidad rural donde está Leslie, en la periferia de la
ciudad de Xalapa, en un lugar llamado Las Trancas, vive también María
del Carmen García Villalba, una adolescente que una tarde, mientras
jugaba fútbol, conoció a quien es hoy el padre de su hija.
Cuando
María tenía 14 años, su mamá se dio cuenta de que ya tenía relaciones
sexuales e intentó evitarle un embarazo aplicándole una inyección
mensual anticonceptiva, pero se la aplicó solamente un mes y al poco
tiempo quedó embarazada.
La suegra de María decidió hacerse cargo
de la bebé y es quien los mantiene a todos. Para apoyar con los gastos,
María decidió entrar a trabajar a un restaurante tres días a la semana
y, mientras ella trabaja, su pareja se ocupa de cuidar a la niña.
Al
igual que Leslie, María tampoco se arrepiente de ser una mamá tan
joven, pero dice que no es feliz, que la vida no es lo que ella
esperaba, pues su pareja no se responsabiliza, no estudia ni quiere
trabajar. Comenta que desearía que su pareja cambie algún día.
Ella quiere darle a su hija una buena educación y buenos principios y si pudiera volver a estudiar, le gustaría ser chef.
La búsqueda de soluciones
La
reforma al Código Civil, la cual entró en vigor en febrero de 2014, es
vista con aprobación tanto por parte de organizaciones de la sociedad
civil como por las distintas instituciones de gobierno; sin embargo, se
reconoce ampliamente que la prohibición de los matrimonios de menores es
solamente un paso en el largo camino hacia la protección de la infancia
y de la adolescencia.
Instituciones como la Secretaría de
Educación Pública y la Secretaría de Salud apuestan a la educación
sexual y ven, también, la enorme necesidad de trabajar en la
sensibilización de las familias y en propiciar un cambio cultural a
través de un trabajo coordinado entre organismos gubernamentales y
sociedad civil.
A través de los años, distintos programas y
proyectos han sido implementados, pero el impacto real de esas políticas
públicas aún se desconoce, no existen diagnósticos profundos sobre la
situación de los y las menores que cohabitan en unión libre y la danza
de cifras varía de institución a institución.
Entre los programas
implementados hay uno en particular que elogian las distintas
instituciones. Se trata del llamado "Plan de Vida", un proyecto conjunto
del Gobierno del Estado, el DIF (Sistema Nacional para el Desarrollo
Integral de la Familia) estatal y la Secretaría de Educación, el cual
tiene como objetivo "dotar a las y los adolescentes de herramientas para
la vida".
Lo hacen a través de la impartición de conferencias y
talleres, "para que mediante la construcción de un plan de vida a corto
plazo, las y los adolescentes puedan identificar sus sueños, plantearse
acciones y establecerse metas…se busca que las y los jóvenes reconozcan
el poder y la responsabilidad de dirigir su vida".
El impacto real
de un proyecto como el "Plan de vida" parece estrellarse contra la
pared frente a una realidad de marginación y pobreza y ante lo que
algunos consideran como "limitadas alternativas" que ofrecen las
distintas instituciones.
"Hay comunidades que solamente tienen
secundaria o bachillerato", comenta Paz Cervantes Lima, titular de la
Unidad de Género de la Secretaría de Educación, quien describe una serie
de acciones que emprenden desde su institución para aliviar el
problema, entre ellos, la ampliación de la oferta educativa.
Ella
responsabiliza a los medios de comunicación, a las telenovelas, a las
campañas de mercadotecnia que reproducen el modelo de la mujer objeto y
cree firmemente en la formación de nuevas masculinidades, en la
sensibilización de las familias, en la amplia formación de padres de
familia y personal docente, particularmente enfrentándolos a sus
prejuicios relacionados con la educación sexual y la salud reproductiva.
Entre
de los programas de la Secretaría de Educación se encuentran las becas
para madres menores de edad, a través de un sistema llamado "Promajoven"
y la incorporación de la perspectiva de género en los libros de texto.
Cervantes
Lima se refiere con particular entusiasmo a una herramienta didáctica
titulada "los colores de la no violencia", la cual está compuesta por
200 fichas, con propuestas de actividades con ejes temáticos en los que
se incluye género, discriminación, igualdad, equidad y violencia.
Por
su parte, la Secretaría de Salud ha llegado a una conclusión novedosa y
así lo explica Rosa Aguilar y Mesa, responsable del Departamento de
Salud Reproductiva de esa institución.
"El solo hecho de ir a
informar y hacer talleres de capacitación no estaba funcionando, porque
estábamos tratando de cubrir nuestra necesidad de servicios".
La idea, dice, es cubrir la necesidad de servicios de la población y a partir de ahí construir una relación de confianza.
"Culturalmente
no tenemos esa educación de prevenir y la planificación familiar es un
programa realmente preventivo". Como el embarazo no es una enfermedad,
su prevención no es vista en las comunidades como una necesidad",
puntualiza.
Con el apoyo de los datos estadísticos del Consejo
Estatal de Población, la Secretaría de Salud ha identificado 13
municipios con mayor porcentaje de nacimientos de madres niñas y
adolescentes y también de muerte materna de menores. Esos municipios son
Xalapa, Ayahualulco, Coatepec, Coatzacoalcos, Cosamaloapan,
Coscomatepec, Córdoba, Martínez de la Torre, Minatitlán, Poza Rica de
Hidalgo, San Andrés Tuxtla, Tuxpan y Veracruz.
Tanto la Secretaría
de Salud como otras instituciones enfocarán sus esfuerzos en esos 13
municipios, sin descuidar las 11 jurisdicciones de salud en la entidad.
El objetivo es reducir a cero los nacimientos en niñas de 10 a 14 años y
reducir en 50 por ciento la tasa específica de fecundidad de las
adolescentes de 15 a 19 años, para lograr las metas de la Agenda 2030
para el Desarrollo Sostenible.
Foto: SEMlac.