Madrid, 06 julio. 17. Amecopress. Nuestras
fronteras son testigas de absolutas barbaridades contra personas en
nombre de un supuesto fin de protección y de control de los llamados
“flujos migratorios”. La Unión Europea invierte cada vez más dinero en
vallas, muros, concertinas, recursos humanos e infraestructuras
destinadas, según argumentan las autoridades, a preservar "nuestra
seguridad". Sin embargo, la creciente militarización de las fronteras
españolas hace blanco en los cuerpos de hombres, mujeres, niños, niñas,
jóvenes. Personas a las que se deshumaniza para justificar la violencia
que las políticas migratorias ejercen contra ellas. Violencia, muerte.
Gracias al trabajo de organizaciones que defienden los derechos humanos
de las personas migrantes conocemos que desde las vallas que “guardan”
nuestras fronteras se ha disparado a gente que no ha cometido delito
alguno -por ejemplo, Tarajal -. Tras el último naufragio, el número de
fallecidos intentando llegar a España por la zona del Estrecho ha
superado la cifra registrada en el mismo periodo de 2016. El
Mediterráneo se ha convertido en una fosa en la que en los últimos 15
años han perdido la vida más de 25.000 seres humanos. En territorio
europeo hay gente encarcelada por el simple hecho de no tener papeles.
España las encierra en CIEs, donde se han registrado maltratos, donde se
ha dejado morir a personas por falta de atención médica y en los que
víctimas de trata malviven con el temor a ser “devueltas” a su país de
origen. Porque también se deporta, se devuelve, se expulsa a personas
que tendrían derecho a quedarse, que buscan asilo, refugio, protección,
frente a la guerra y la violencia.
El pasado 9 de mayo la organización ‘Caminando Fronteras’ presentó el
informe ‘Tras la Frontera’, cuyo gran valor es que está realizado desde
el testimonio directo de las víctimas de esta “contienda” De hecho, la
presentación contó con el aporte de la senegalesa Sylvie, quien llegó a
nuestro país en patera después de haber visto cómo 8 compañeros morían
durante el viaje. Le acompaño Helena Maleno, activista del colectivo que
ha realizado el estudio y que lleva más de 15 años trabajando con
comunidades migrantes en la frontera sur, recogiendo sus testimonios,
denunciando y visibilizando.
Violencia hacia las mujeres
Entre otros muchos aspectos, el informe resalta que a partir de 2008,
“comenzamos a asistir a la feminización de la ciudadanía migrante en
las fronteras del Estado español”. Mujeres que vienen a cubrir la
demanda de los Estados europeos, ya sea en el mercado sexual o en la
industria del cuidado doméstico. Las redes de trata se multiplican
dispuestas a cubrir esos nichos de explotación. Las mujeres vienen con
sus hijos e hijas o, en muchos casos, se quedan embarazadas durante el
tránsito migratorio -fruto de la violencia sexual-. No deciden sobre su
salud sexual y reproductiva pero tampoco sobre el destino de sus hijos e
hijas.
Women´s Link Worldwide en su informe sobre ‘Mujeres Migrantes’ en
Marruecos menciona lo siguiente: “la violencia sexual continuada lleva a
un alto número de abortos no deseados y a la práctica de abortos
inseguros (…) la negación de la autonomía sexual y reproductiva y una de
las formas de violencia continuada, es que la toma de decisiones en
materia de salud sexual y reproductiva es cooptada por los hombres, ya
sean sus ‘novios’, ‘maridos’ o ‘patrones’. En el caso de las mujeres
víctimas de trata, las decisiones están siempre en manos de la red”.
La situación de conflicto hace que las víctimas de las fronteras no
puedan acceder a derechos y a que no tengan mecanismos de protección
institucionales ante la violencia estructural de las fronteras. Es por
ello, que las condenas respecto al nivel de violencia, sean totalmente
irrisorias.
Esta infinidad de relatos en vallas, mares y países de tránsito
demuestran la articulación efectiva de la frontera como un espacio
excepcional de guerra constante y necesaria para el estado, que excluye
toda garantía democrática, social y de derecho. El discurso que conforma
la ilusión de seguridad del estado prima siempre sobre las necesidades
de los migrantes y su legítimo y natural derecho al movimiento. Por
ello, este informe recoge sus relatos de dolor, resistencia y lucha para
comprender y ayudar en su proceso de transformarlos en reparación,
victoria y justicia.
Una de las grandes consecuencias de la militarización de fronteras
es, según las comunidades migrantes, que el momento del cruce se
convierte en un apostar entre la vida y la muerte. Perder la vida en un
contexto diseñado por las políticas europeas como un espacio de guerra,
es algo posible y real. “Vivir o morir, porque para muchas no hay marcha
atrás”, frase consensuada en las Brigadas de Derechos.
Las muertes son evitables, según reiteran las diferentes ONG que
exigen que se pongan en marcha vías legales y seguras para que las
personas no tengan que arriesgar su vida en el mar ni quedar expuestas a
redes de traficantes.
El informe Tras la Frontera propone “deconstruir la guerra de las
fronteras” y visibilizar los “procesos de resistencia y resilencia”.
Algo que logran con los testimonios de estas personas que han sido
víctimas de la militarización de las fronteras europeas y
deshumanización de nuestras políticas. Víctimas también del silencio
cómplice de las poblaciones que alejan psicológicamente esta realidad,
que la instalan como algo inevitable, y que con su indiferencia condenan
a otros seres humanos al sufrimiento y a la muerte. Ojalá, acercarse a
la realidad de la ciudadanía migrante, a su fuerza y su necesidad, a esa
gente que sufre y cuestiona lo más profundo de nuestro sistema, ayude a
despertar conciencias y hacer crecer el compromiso.
Soy porque tú eres
“Cuando llegué a Canarias después de ver morir a mis compañeros,
después de pasar sed y penas, que me encerraran en el CIE me hizo sentir
muy triste y arrepentida. El trato de la policía era muy malo. La
policía quería que denunciáramos al capitán y decía que a cambio nos
darían papeles, dinero, libertad y una casa muy bonita.
Cuando la policía me comenzó a tratar mal, me empujaba o me
insultaba, me acabé arrepintiendo de haber venido a España y rezaba
mucho a Dios. Acababa rehuyendo las preguntas de la policía, estaba
cansada, me negaba a hablar con ellos.
Cuando supe que Babacar estaba en prisión me sentí muy desesperada, muy
triste, lloré mucho. Él era inocente y no tenía nada que ver con los
patrones y lo que le habían acusado. Aquí nosotros no conocemos a nadie y
no manejamos el idioma para defendernos. Por eso lo acusaron a él,
porque ni siquiera hablaba francés y no podía defenderse. Le hablaban en
francés y él contestaba con un oui, pero en realidad no sabía que le
estaban preguntando.
Yo decidí declarar en el caso de Babacar porque es injusto lo que la
policía le ha hecho. Es muy injusto porque no es verdad de lo que le
acusan. La policía no va a encontrar a los verdaderos traficantes porque
no hace correctamente su trabajo.
Pese a todo, me siento muy agradecida con la buena gente que me he encontrado en España, también a la que ha ayudado a Babacar”.
Testimonio de Sylvie Agnes Sambou
Compromiso con las personas refugiadas
Por último, es importante recordar y exigir que el Gobierno cumpla
con los programas de reubicación y reasentamiento para traer a personas
refugiadas de forma legal al país. De las 17.337 personas acordadas,
hasta la fecha han llegado a España 1.488, 1.070 por la vía de la
reubicación desde Grecia e Italia y 418 por la de reasentamiento desde
países como Líbano o Jordania. Recientemente el ministro Zoido anunció
que es posible que la Unión Europea rebaje la cuota española de
refugiados y refugiadas de 17.000 a 7.000. Para los movimientos y
asociaciones que forman parte de la iniciativa Caravana Abriendo
Fronteras esta propuesta es “inaceptable”.
Fotos archivo AmecoPress, cogidas del Informe Tras la Frontera, de Caminando Fronteras
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