2/05/2018

Los periodistas pal cafe. . . .


Fueron tres los planteamientos centrales de la peculiar movilización que protagonizó Javier Corral Jurado, gobernador de Chihuahua: en primer lugar, la denuncia y el rechazo a los tradicionales mecanismos de control político que ejerce el poder centralista respecto a las entidades federativas (con la consecuencia específica de haber retenido más de 900 millones de pesos a las arcas del estado norteño); en segundo lugar, la exigencia de que sea extraditado y castigado, conforme a criterios de estricta justicia, el ex gobernador priísta César Duarte, quien saqueó sistemáticamente las finanzas chihuahuenses; y, por último, pero no menos importante que los otros dos puntos, la difusión y la demanda de castigo ejemplar del entretejido delictivo que llevó a la secretaría federal de Hacienda (con Luis Videgaray al frente, entonces; hechos que luego debería haber conocido el sucesor, José Antonio Meade) a triangulaciones para entregar dinero público a campañas electorales priístas (con Manlio Fabio Beltrones como presidente del comité nacional tricolor y presunto cómplice de las maniobras, y uno de sus hombres de confianza en asuntos de dinero, el empresario coahuilense Alejandro Gutiérrez, apresado y convertido en una especie de rehén en disputa).
En una negociación extrañamente civilizada y de mutua comprensión e incluso halagos entre las dos partes, el secretario federal de Gobernación, Alfonso Navarrete Prida (priísta modélico, miembro destacado de la ortodoxia del estilo atlacomulquense, ejecutor impecable de las órdenes superiores), y el siempre altisonante Javier Corral Jurado anunciaron una serie de acuerdos que satisfacen las aspiraciones inmediatistas y pragmáticas de los negociantes, sin generar una sola propuesta o acción que fuera al fondo de los asuntos planteados e incluso con un evidente tufo de que se permiten o propician circunstancias para manipulaciones políticas y judiciales que permitan que continúe la manipulación centralista de los fondos federales hacia los estados (si acaso, con la protesta política y las movilizaciones como fórmula para una especie de chantaje restitutorio); que César Duarte invoque violaciones al debido proceso (mostrando los acuerdos políticos a que llegaron los gobiernos federal y chihuahuense en cuanto a celeridad de trámites que se supone no deben ser influidos por arreglos de esa índole, política) y, en dado caso, su proceso judicial termine afectado a favor del priísta, con tanta benevolencia de errores sembrados (como ha sucedido con otros ex mandatarios); y, por último, que el rehén interpartidista, Alejandro Gutiérrez, haya sido entregado al paulatino pero imparable control procesal del peñismo, ya trasladado a un centro penitenciario del gobierno federal, en Ciudad Juárez, y con el recurso jurídicamente subsistente de la tortura (por más revisiones que hagan ciertas instancias defensoras de derechos humanos) como vía para ir posponiendo (cuando menos, para después de los comicios de julio próximo) el tema de la triangulación de dinero federal a campañas priístas y, a como se ven las cosas, para construir alguna forma de virtual exoneración, judicial y política, del operador financiero Gutiérrez, de su jefe Beltrones y de los tecnócratas Videgaray y Meade.
La maraña de intereses y ambiciones concentradas en el lance chihuahuense iniciado el 20 de enero en Ciudad Juárez tuvo, además de sus plausibles tres propósitos originales (los planteados al inicio de esta columna), un evidente hedor a maniobra con fachada justiciera pero propósitos politiqueros (el viernes hubo una videocharla astillada sobre el tema: Los claroscuros de Javier Corral y su caravana https://goo.gl/Qke4eB).
Con un estado sumido en graves problemas de inseguridad pública (la delincuencia organizada, absolutamente fuera de control; la ejecución de Miroslava Breach como pendiente ético y judicial) y amplias críticas de sectores chihuahuenses al estilo protagónico y pretencioso, pero ineficaz en términos de gobernabilidad, de Corral Jurado, éste optó por una fuga hacia adelante, en carriles nacionales y partidistas: con la Caravana por la Dignidad buscó adherirse a la vestimenta panista una etiqueta de presunto luchador social antisistema y estuvo a punto de culminar con éxito la construcción de una aureola de auténtico combatiente contra la corrupción (pero los términos pragmáticos y utilitarios de los Acuerdos de Bucareli lo han mostrado, con rapidez, lejos de esa apetencia y más como un negociador de la ley).
El capital político de la movilización corralista (la cual tuvo el apoyo de Emilio Álvarez Icaza, como coordinador general, y de intelectuales y activistas como Denise Dresser y Jorge Castañeda) habría tenido como beneficiario electoral a Ricardo Anaya, el (pre)candidato presidencial panista con quien el chihuahuense tuvo fuertes diferencias, pero de quien es ahora un aliado por mutuas conveniencias. La fotografía de Corral, el caravanero, apoyando electoralmente a Anaya Cortés, habría sido una transferencia gráfica de las ganancias de la marcha (que en varias ciudades se convirtió en activismo panista extraoficial) a la figura del joven queretano que aspira a presidir el país.
La historia de un final feliz para los propósitos panistas y anayistas, con la bandera de la lucha anticorrupción como contribución marchante de Corral, se topó con la develación de uno de los mecanismos utilizados por el citado Anaya Cortés para hacerse de muchas y caras propiedades en Querétaro.
Además de la evidente historia oscura de un panismo inmerso en escándalos de corrupción durante el foxismo, el calderonismo y a través de moches y otros métodos practicados en las cámaras legislativas y gobiernos estatales y municipales, un reportaje de Álvaro Delgado, en la revista Proceso, ha documentado que la Fundación por más Humanismo, creada por Anaya en 2009, fue usada por él para hacer un millonario negocio inmobiliario con constructores amigos, mediante un complejo esquema de triangulación y encubrimiento de operaciones financieras. ¡Hasta mañana!
Twitter: @julioastillero,Facebook: Julio Astillero,Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx
Los rusos ya están en México. Ya firmaron un acuerdo que les abre las puertas a explotar la riqueza petrolera. Ya les fue entregado un contrato. De hecho, les dieron prioridad sobre otros países. ¿Por qué quiere ocultarlo el gobierno de Peña Nieto? Hicieron el negocio antes de que Trump llegara a la Casa Blanca. No imaginaron Peña Nieto ni Luis Videgaray ni Pedro Joaquín Coldwell que en Estados Unidos estallaría el escándalo ruso, con motivo de los supuestos negocios que la gente de Trump ha hecho con la gente de Putin. Así va la historia: En el marco de la participación del presidente Enrique Peña Nieto en el Foro Económico Mundial, en Davos, Suiza, Petróleos Mexicanos y la empresa petrolera rusa Lukoil suscribieron un acuerdo de cooperación que sienta las bases para trabajar de manera conjunta en temas relacionados con actividades de exploración y producción, dice un comunicado oficial emitido por Pemex el 24 de enero de 2014. Agrega: El acuerdo fue firmado por el director general de Pemex, Emilio Lozoya Austin, y el presidente de Lukoil, Vaguit Alekpérov. Fue testigo el presidente Peña Nieto; el video lo muestra aplaudiendo entusiasta. (Pueden verlo en mis espacios de Facebook y Twitter). ¿Están enterados los estadunidenses de la existencia del negocio ruso-mexicano? Obviamente. El amenazante secretario de Estado del país vecino, Rex Tillerson, antes fue presidente de Exxon. No debe sentirse feliz de que el gobierno mexicano haya permitido que una compañía rusa le muerda su hamburguesa.
El supercontrato
Pemex fue muy generoso con sus socios rusos. Les asignó el Contrato Integrado de Exploración y Producción para el bloque Amatitlán de 230 km2 cerca de Poza Rica. Amatitlán posee 4.2 mil millones de barriles de petróleo y 3.33 billones de pies cúbicos de gas natural. La formación Chicontepec, conocida como Aceite Terciario del Golfo en México, abarca aproximadamente 3 mil 800 kilómetros cuadrados y contiene el recurso de hidrocarburos más grande del país, con un aceite de origen estimado en 59 mil millones de barriles de petróleo equivalente. Recientemente la petrolera Renaissance Oil anunció que se asoció con los rusos de Lukoil para explotar el enorme yacimiento. Los datos que transcribo provienen de Renaissance Oil. Tiene Su oficina principal en Vancouver, Canadá.
Cañonazo
Foto
Ya había sacado un amparo Manlio Fabio Beltrones. Oía pasos en el tejado. Su financiero, ex diputado, ex senador, y ex secretario general adjunto del Comité Ejecutivo Nacional del PRI, Alejandro Gutiérrez, había sido detenido y encarcelado por el gobierno de Chihuahua en el Cereso estatal número uno, en Chihuahua capital. Fue acusado del presunto desvío de 246 millones de pesos de recursos públicos para campañas electorales priísta. Era la punta de la hebra para descubrir una operación que se supone gigantesca. El gobernador panista Javier Corral acusó al gobierno de Peña Nieto de no entregar al estado 700 millones de pesos de recursos federales, en presunta represalia por las investigaciones que llevaba a cabo para sancionar los actos de corrupción de su predecesor, César Duarte, y el encarcelamiento del prominente priísta. Se armó un forcejo. Corral organizó una marcha hacia Ciudad de México. Vino lanzando arengas contra la corrupción y la impunidad. Quería su dinero y la extradición de Duarte. Sin embargo, la noche del sábado firmó un acuerdo con el secretario de Gobernación, Alfonso Navarrete Prida, sobre estos puntos. 1- La PGR solicitará la extradición de César Duarte sobre 11 temas. (Eso no quiere decir que consiga traerlo a México, depende, en buena parte, del gobierno de Estados Unidos). 2- La entrega de los 700 millones reclamados originalmente y retenidos por la Federación (con un pilón de 200 millones). 3- Sobre el preso tricolor, Corral aceptó entregarlo para que sea internado en el Cefereso nueve (federal) de Ciudad Juárez. (El gobierno federal decidirá qué hace con él). ¿Y las reclamaciones de Corral contra la corrupción y la impunidad? Aflojó. Salió muy sonriente del despacho de Navarrete Prida.


No por evidente es menos burda la estrategia de Donald Trump en torno a la propuesta de cancelar la orden ejecutiva mediante la que se pospusieron los juicios de deportación a más de un millón 800 mil jóvenes que llegaron a Estados Unidos cuando eran niños, DACA, por sus iniciales en inglés. El resultado es que puso al Partido Demócrata contra la pared y pudiera significar la derrota de algunos de sus candidatos en las próximas elecciones, y de esa forma la posibilidad de recuperar la mayoría en alguna de las cámaras legislativas.
Si los demócratas deciden ceder y autorizar el presupuesto para continuar con la construcción del muro fronterizo, y de esa forma salvar DACA, habrán perdido esa batalla. Pero si determinan negar dicha autorización y continuar con su campaña en contra del muro, Trump cancelaría definitivamente la opción que abrió Obama con DACA. A juicio de algunos especialistas, los demócratas habrán dado un paso que pudiera abrir una escalada de deportaciones que sería desastrosa para cientos de miles de jóvenes cuya vida ha sido construida allá. En uno y otro caso los demócratas estarán en peligro de perder apoyo de una parte de votantes en las elecciones de noviembre próximo, en la que estará en juego un tercio del Senado y la totalidad de la Cámara de Representantes.

Por salud mental, démonos un descansito de don Don(ald). Nada más, al final, me atreveré a comunicar escuetas noticias sin mayor comentario y sólo porque son detallitos amistosos de algunos miembros de la multitud, que están siempre atentos a que no se me escape alguna barrabasada con que todos los días, en las mañanitas nos canta el rey D.
Comencemos con un par de comentarios relacionados con sendos amigos. Lamentablemente los finales de cada una de las crónicas que pasaré a relatarles, tienen finales por demás diferentes.
Primero, quiero hablar de alguien bien popular por su rostro, sus actuaciones teatrales, cinematográficas y televisivas e, injustamente, pienso yo, menos reconocido por su trabajo como escritor, guionista y adaptador. Me refiero a Jorge Patiño, oriundo de esta ciudad y dedicado su vida entera, de cerca de 80 años, a todas las expresiones artísticas mencionadas. Estudió con don Adolfo Ballano Bueno y con don Fernando Wagner. Sus inicios teatrales se dieron con este excepcional director en la obra Andorra. Luego: Las tinieblas cubren la tierra, de Jerzy Andrzejewski, y Fastos del Infierno, de Michel Ghelderode. Pasó a la dirección con las obras Recordando con ira y La historia del zoológico, de Albee. Participó en numerosas producciones fílmicas hasta que obtuvo su primer estelar en Por eso, de Rogelio González. Siguió una activa y constante carrera de actor, gracias no sólo a sus calidades actorales, sino a una genialidad que tal vez sólo Vittorio De Sica había ideado y conseguido: escribir un guion en que hubiera un personaje central de su propuesta que, ¡quién lo creyera!, siempre coincidía, con el perfil exacto del escritor del guion.
Véanse los argumentos escritos por Patiño y filmados por los demás diversos productores o, las telenovelas de Televisa o el Canal 13, escritas por este mismo autor, en los que no aparezca, de forma preponderante un personaje meticulosamente descrito en el guion como: varón, estatura entre baja y mediana, tez morena, calvicie incipiente, tendencia a la obesidad, ojos pequeños, pero exageradamente vivaces y móviles, frente en permanente ampliación y un tono de voz de entrada melifluo, pero que, en un rato de conversa, podía recorrer todo el espectro sonoro: agudos de soprano coloratura y graves de bajo profundo. Modulaba a su antojo y con simples interjecciones (también ademanes y gestos), lograba transmitir las intenciones y sentimientos más diversos. En un principio, en las reuniones de preproducción: los financieros que invertían en el proyecto, el director, productor, gerente de reparto y por supuesto el autor, guionistas y adaptadores ocupaban más tiempo en encontrar a ese personaje que, aunque menor, resultaba indispensable, pues su rol, a veces minúsculo, explicaba el nudo de la obra. De pronto uno de los presentes exclamaba: ¡Pero si seremos tarados! El personaje ya está aquí. [Asombro general.] Miren a Patiño y díganme ¿No está perfecto para el papel?
El sexenio peñanietista cerrará con un crecimiento económico anual promedio en torno a 2 por ciento, es decir, la misma proporción que la registrada en los cinco gobiernos anteriores. De hecho, en los pasados 35 años las seis administraciones públicas involucradas en el periodo presumieron que cambiaron todo para finalmente sólo empeorar las cosas, y así lo demuestran los resultados.
Como bien lo apunta el Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (de cuyo análisis se toman los siguientes pasajes), la economía mexicana continúa reflejando los signos de debilidad y desaceleración, y la descripción general puede ser tomada desde una reflexión de John Maynard Keynes en 1930, refiriéndose a Estados Unidos, pero la cual es vigente para el diagnóstico actual de México: un estado crónico de actividad inferior a la normal durante un tiempo considerable, sin tendencia marcada hacia la recuperación ni hacia el hundimiento completo.
Lo anterior no puede corresponder con un resultado satisfactorio, ya que aun cuando en México se puede tener optimismo considerando el menor crecimiento registrado en otras regiones y países más desarrollados, las consecuencias del escaso crecimiento registrado continúan siendo evidentes y se materializan en inseguridad, precariedad laboral y pobreza.
No puede existir conformidad con los resultados económicos cuando 57 por ciento del empleo se encuentra en la informalidad laboral, una situación que no ha variado significativamente en los pasados 12 años, desde que se tienen estadísticas de esta variable.
El contexto laboral es el reflejo de la situación de un sector privado con una estructura fragmentada: sólo 0.2 por ciento de las empresas son catalogadas como grandes (más de 251 personas empleadas) y generan 64 por ciento de la producción bruta; 95.4 por ciento que corresponden a los micro establecimientos (menos de 10 personas ocupadas) apenas alcanza a aportar 9.8 por ciento de la misma.
Generar menos riqueza también tiene de fondo una mayor inequidad, si no crece la economía. ¿Cómo incrementar el ingreso de los trabajadores y con ello mejorar el entorno social? Las grandes empresas emplean a 29 por ciento del personal ocupado, con lo cual generan 58.7 por ciento de las remuneraciones, mientras las micro mantienen 40 por ciento de la ocupación del país, pero sólo 10 por ciento de las remuneraciones. Este hecho revela la realidad de la estructura productiva, pero también el espejo que implica para la sociedad mexicana.
La estabilidad macroeconómica no basta para satisfacer las necesidades de la economía número 15 en el ranking mundial, lugar que ocupa la mexicana por el acervo de sus recursos físicos y humanos, no por el incremento sostenido de su productividad y competitividad en todo el territorio nacional: existen algunas regiones y sectores productivos integrados a la modernidad, pero que en general lo hacen desde una base maquiladora o subordinada a las cadenas globales de valor, de tal suerte que únicamente existe un reducido grupo de empresas nacionales que mantiene elevados estándares de competitividad y productividad.
La crisis de finanzas públicas es recurrente y ello ha limitado el crecimiento a 2.5 por ciento. Como se mencionó, esto implica que la economía 15 del mundo sólo pueda ocupar la posición 70 en términos per cápita. Sí México logra crecer a una tasa sostenida de 5 por ciento podría duplicar su PIB per cápita en 18 años, en lugar de los 48 que implica la estabilidad macroeconómica de 2.5 por ciento.
El reto fundamental es acelerar el ritmo de crecimiento económico: debe tenerse una obsesión por el crecimiento; la estabilización macroeconómica debe alcanzarse, pero no por la contención del sistema productivo, sino por el aumento de las capacidades productivas de la economía. Para ello debe elevarse la capacidad potencial del sistema productivo en México, y la única forma de lograrlo es mediante mayor inversión.
Durante los pasados 30 años, en México el crecimiento del PIB potencial pasó de 6 a solamente 2.5 por ciento; la estabilidad macroeconómica alrededor de esa tendencia estructural permite entender por qué el país no puede superar el promedio antes citado, la estabilización sólo le permite oscilar alrededor de su reducida capacidad potencial.
En México, el crecimiento de la inversión es cada vez menor; si se analiza por periodos de los pasados gobiernos, el incremento de la formación bruta de capital fijo durante la presente administración (con datos hasta noviembre de 2017) es la que muestra el menor registro con un avance de uno por ciento en promedio anual. Lo anterior se explica con la marcada caída en la inversión pública de -5.2 por ciento, mientras la parte privada continúa creciendo 2.5 en promedio al año desde 2013.
La consecución de mejores resultados requiere el compromiso del gasto gubernamental con el crecimiento económico, donde la estabilidad macroeconómica es importante pero no constituye el fin. Una confusión presente en México en las pasadas décadas, donde en la actualidad el escaso crecimiento ahora también padece de una pérdida de estabilidad, con el incremento en precios por encima de las expectativas de la autoridad monetaria.

En 2017, informa Hacienda, las finanzas del país registraron un déficit público de -238 mil 472 millones de pesos, resultado de un déficit presupuestario de -230 mil 437 m, más otro de -8 mil 036 m en el balance de entidades bajo control indirecto (Gráfico 1)
Sin incluir en el déficit público total el costo financiero de la deuda (533 mil 351 m) y otros ajustes, el fisco federal logró un novedoso superávit primario de 310 mil 151 millones, alcanzado gracias a la transferencia de 321 mil 653 millones del remanente de operación del Banco de México.
Los ingresos.- El ingreso presupuestario ascendió en 2017 a 4.947 billones de pesos, cifra que superó en 586 mil millones (13.4%) a lo aprobado (Gráfico 2). Este hecho recurrente de sub presupuestar los ingresos, permite al gobierno federal disponer al año de ingresos remanentes (en 2016 fueron 691 mil millones; 16.6% de lo aprobado) que son asignados fuera de presupuesto y con alto grado de discrecionalidad.
En estos remanentes fiscales de libre asignación directa vía Hacienda o indirecta vía convenios con los gobiernos estatales es donde radica el núcleo de opacidad, preferencias, condicionamientos y eventual ilegalidad denunciada por el gobierno de Chihuahua cuando a la inequidad distributiva se esos recursos adicionales se agrega el desvío hacia ciertos partidos, campañas políticas o enriquecimiento ilícito.
Es cada vez más difícil identificar cuál es la narrativa, el complot o la conspiración y tratar de hacer un análisis más o menos coherente del espectáculo dentro la cúpula poítica de Estados Unidos (y los que intentan bailar con ella aquí y en otros países).
Algunos dicen que Trump está encabezando un complot de la ultraderecha, otros insisten que el complot es de los neoliberales, otros más que es un bufón que no tiene idea y sólo quiere ser el centro de atención a toda hora en todas partes (si es así, ha triunfado); otros afirman que no hay ninguna estrategia aparte de cumplir con los deseos inmediatos de banqueros, fanáticos religiosos y supremacistas blancos (todos los cuales han elogiado al ocupante de la Casa Blanca).
O tal vez no hay que pensarle tanto, y en los hechos quedan claras sus intenciones: destruir el estado de bienestar social y otras estructuras que quedan desde los tiempos de Franklin Roosevelt, realizar una limpieza étnica en el país y cerrar las fronteras, y declarar que cualquiera dentro o fuera de Estados Unidos que se oponga, no jure lealtad o por lo menos subordinación al nuevo bufón-emperador será atacado como enemigo del pueblo, o algo así.
Pero no se sabe bien a bien qué es todo esto, y lo ocurrido esta semana no ofrece mayor claridad. Trump ofreció su discurso sobre el estado de la Unión, y proclamó que esto que se está viviendo es el amanecer de una nueva era estadunidense gloriosa, llamó a la unidad nacional, declaró más guerra contra inmigrantes y amenazó al resto del planeta con más armas nucleares. Poco después, en una entrevista, infirió que tal vez sería necesario otro 11-S para lograr esa unidad.

Un lector pregunta por la definición de asistencialismo y por qué en la columna anterior califiqué de asistencialista a la doctora Elisabeth Kübler-Ross.
Asistencia, según el siempre rezagado diccionario, tiene entre otros significados el de prestar socorro, favor o ayuda y, en sentido amplio, se refiere a la asistencia médica o sanitaria que un gobierno dedica a la prevención, diagnóstico y tratamiento de cualquier enfermedad o afección mediante sus políticas e instituciones de salud, independientemente de su eficiencia y cobertura.
Esta es una de las grandes contradicciones del sistema capitalista neoliberal que, por un lado, enferma a la ciudadanía –y al planeta– mediante la indiscriminada permisividad de sus leyes en favor del mercado y el consumo y, por otro, se otorga medallas por los esfuerzos realizados en pro de la salud. Ogro filantrópico de la inmoralidad acumuladora, aparenta estimular y proteger un agraviado bienestar comunitario al tiempo que reprime.


En Buenos Aires, donde hizo una de las escalas de su gira por diversos países de América Latina, el secretario de Estado de Estados Unidos, Rex Tillerson, dijo que su gobierno considera la posibilidad de imponer sanciones económicas a las exportaciones petroleras de Venezuela a fin de acelerar el final del gobierno de Nicolás Maduro. Tal medida sería el siguiente paso después de las medidas discriminatorias impuestas por Washington a diversos funcionarios del régimen chavista y de la prohibición de adquirir bonos estatales venezolanos y de la empresa petrolera de propiedad pública PDVSA.

Miedo en la Nápoles por robos
Miguel Ángel Mancera, jefe de gobierno de Ciudad de México: El viernes 2 de febrero, en pleno día, una banda de pillos intentó forzar las cerraduras de dos o quizá tres edificios de departamentos en la calle de Dakota, en la colonia Nápoles. Por fortuna, fallaron sus esfuerzos. No estamos seguros de que se fueron. En la madrugada del 3 al 4 de febrero, un patrullero ejemplar consiguió frenar a unos jóvenes sospechosos que al ser arrestados alcanzaron a lanzar una bolsa debajo de un automóvil estacionado: dentro había pinzas, ganchos y otras herramientas, seguramente para cometer robos a casas.

El control difuso se puede aplicar tanto al de constitucionalidad como al de convencionalidad, entendiendo por control los actos para garantizar que las normas jurídicas se cumplan.
¿Decir algo sobre el actual proceso de elección presidencial? Pero se ha dicho casi todo, y en todos los tonos, sobre dicha elección. Y, sin embargo, es siempre preciso decir algo más, que ojalá haga una mínima aportación a lo ya dicho.
México está, me congratulo, en medio de una batalla política que como pocas veces ha despertado el interés de casi todos, al menos en los círculos que frecuento y en los lugares en los que ando. Todo mundo está interesado en el proceso electoral que culminará el próximo primero de julio con la elección de presidente de la República y de otras autoridades locales y federales también importantes. Hay gran interés de los futuros votantes en dar seguimiento a los ires y venires de la política; se nota también en otros palenques, en las redes sociales de Internet: Facebook, Twitter y otros cuyos nombres ignoro; ahí se ventilan debates, se expresan preferencias y a veces insultos; ahí difunden sus propuestas candidatos y precandidatos, exageran sus errores, su dislexia o sus características y cualidades reales o atribuidas.
Guardadas todas las proporciones, parece una historia ubicada en la época en que Hitler hacía de las suyas. Cuando numerosas empresas alemanas utilizaban mano de obra esclava para reforzar su producción bélica y médicos realizaban experimentos dolorosos y mortales con miles de prisioneros en los campos de concentración. Sin el mínimo sentido ético ni consentimiento de los sometidos a tales pruebas, esos médicos y sus ayudantes buscaron encontrar un método efectivo contra la hipotermia, elaborar productos farmacéuticos para curar lesiones y enfermedades; para probar compuestos de inmunización y sueros a fin de prevenir y tratar enfermedades contagiosas: malaria, tifus, tuberculosis, fiebre tifoidea, amarilla y la hepatitis infecciosa.
Cuando pensamos en la niñez vienen a la mente imágenes de niñas y niños jugando, estudiando, brincando, sonriendo, soñando y disfrutando de la vida en compañía de su familia. Esta realidad es muy lejana para decenas de miles de niñas, niños y adolescentes que han decidido migrar de sus países de origen en busca de una vida mejor debido al contexto de crisis humanitaria que azota al Triángulo Norte de Centroamérica (Guatemala, Honduras y El Salvador). Se calcula que tan sólo en 2015, 17 mil menores no acompañados llegaron a México con la meta clara de emigrar a Estados Unidos.
Si ya se está materializando alguna forma de recuperación luego del estancamiento prácticamente generalizado de los países con las economías más avanzadas del mundo, su horizonte de inversión está aún fijado en el corto plazo.

En la actual mutación de las formas de expresión y del arte reina aún la incertidumbre de adónde de veras irán a parar la creación y la percepción de las obras. El siglo XX nos trajo su reproducción masiva, dándoles un impulso mayor que Gutenberg a la creación, la difusión y los usos prácticos del arte. Fotografía, cinematografía, fonografía, radiofonía o tipografía electrónica, las herramientas para una nueva y excitante manera de conectar al creador y su público. Un proceso que inundó de ismos y experimentos la primera mitad del siglo pasado, y que en la segunda mitad universalizó las creaciones de pensadores y artistas por primera vez en la historia humana.

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