10/03/2018

Echeverría “dejó pasar y hacer” en 1968: historiadora; estuvo “detrás de cada momento”: testigo

Lo ocurrido en Tlatelolco fue un operativo montado desde la Confederación Nacional de Organizaciones Populares (CNOP) del PRI, sumado a algunos elementos del Estado Mayor, en el marco de la sucesión presidencial, señaló la historiadora.


El expresidente Luis Echeverría “dejó pasar y hacer” en la masacre de 1968 porque le convenía, ya que era el candidato del PRI a la Presidencia, afirmó la historiadora Ángeles Magdaleno.
Sergio Zermeño, uno de los 5 estudiantes a cargo de la Gaceta UNAM en ese año, comentó que Echeverría Álvarez “está detrás de cada momento”, pues como secretario de Gobernación mandó a colocar cámaras para grabar los hechos.
En entrevista para #AristeguiEnvivo, el autor de Ensayos amargos sobre mi país comentó que “es una pena que no tengamos una claridad meridiana sobre un hecho tan brutal”, a pesar de la cantidad de información que hay sobre lo que sucedió.
Ignacio Carrillo Prieto –exfiscal Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado (Femospp)- trabajó muy bien y está todo ese cúmulo de entrevistas e investigaciones que hizo y que quedaron enterradas, pero están vivas. También tenemos estudios muy detallados de lo que pasó esa tarde trágica en Tlatelolco”, agregó.
Desde su punto de vista, lo que sucedió fue muy increíble, “¿cómo es posible que una parte del Ejército no sabe lo que va a hacer otra parte del Ejército, y el Estado Mayor Presidencial que se encuentra arriba en los edificios tampoco entiende qué está haciendo?”.
“Con todo lo que sabemos hoy, ¿cómo es posible que sigamos echándole la culpa a los estudiantes?“, cuestionó. 
Por su parte,  Magdaleno explicó que en 1968 se dio un operativo armado para provocar un conflicto en el marco de la sucesión presidencial.
“Si tuviera que explicarlo, fue un operativo montado desde la Confederación Nacional de Organizaciones Populares (CNOP) del Partido Revolucionario Institucional (PRI) sumado a algunos elementos del Estado Mayor Presidencial, dirigidos por Luis Gutiérrez Oropeza, secundado por un personaje siniestro que atraviesa toda la década y hasta la siguiente, que se llamó Manuel Díaz Escobar Figueroa, y su jefe, Alfonso Corona del Rosal“, añadió.
De acuerdo con Magdaleno, el presidente Gustavo Díaz Ordaz estaba informado de todo lo que pasaba.
“Muchos años después en el libro Así lo recuerdo, de Luis M. Farías, él cuenta cómo se reunió con  Alfonso Martínez Domínguez (Secretario General de la CNOP) y con Gutiérrez Oropeza, y ellos dijeron que en algunas ocasiones tomaban decisiones al margen del conocimiento del presidente.
“Francamente es dudoso, pero lo que queda claro en el parte militar fue que Gutiérrez Oropeza le pidió a Marcelino García Barragán (titular de la Sedena) que bajara, que le entregara sus hombres del Estado Mayor Presidencial que fueron detenidos por el Ejército regular, como francotiradores en los edificios que circundan la Plaza de la Tres Culturas”, apuntó.
Zermeño recordó que una parte de los profesores establecieron espacios de diálogo con el gobierno desde agosto de 1968, pero cada vez que se reportaban avances había una provocación.
“Antes de la manifestación del 27 de agosto, tres días antes de que el presidente rindiera su informe anual, Sócrates Campos Lemus genera una gran provocación diciendo ‘esperaremos aquí al presidente’, ya se había avanzado mucho… La mañana del 2 de octubre, en la casa del rector Javier Barrios Sierra, Marcelino Perelló y otros compañeros estaban hablando con Andrés Caso y Jorge de la Vega (mediadores del gobierno)”, detalló.
En opinión de Magdaleno, uno de los aspectos más importantes en 1968 fue la injerencia de Estados Unidos a través de la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés).
“El Archivo General de la Nación desclasificó hace unos cuatro o cinco años el expediente de la CIA en México y ahí está toda la campaña que ellos montan en 1968, que va a tener su culminación en 1971 cuando las pedradas de Echeverría, ellos no lo querían porque lo veían como una amenaza.
“Esto no quiere decir que no tuviera responsabilidad el 2 de octubre, era secretario de Gobernación, que es la cabeza de todas las secretarías y la responsable de los asuntos internos“, puntualizó.
Asimismo, señaló que los provocadores están presentes en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) desde antes de 1968, pues en 1966 sacaron al rector Ignacio Chávez por establecer el examen de admisión. “La Universidad ha sido el espacio de disputas políticas”.
Respecto al anuncio que realizó el Presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, sobre desaparecer al Estado Mayor Presidencial, la investigadora consideró que “es un grave error, porque es un cuerpo técnico altamente especializado”.
Al respecto, el sociólogo dijo que si bien el primer mandatario debe de ser protegido, no necesariamente implica la existencia del Estado Mayor, “que ya es una carcacha que echa demasiado humo y es bastante odiada”.
A continuación la entrevista completa:




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