Nada tenemos que agradecer a la Conquista; se destruyeron culturas
En entrevista con La Jornada, la
historiadora Patricia Galeana opina que España debe dejar su papel de
superioridad y que necesitamos reconocer la grandeza de nuestros pueblos
originarios
▲ Los debates y las reflexiones en torno a la Conquista y sus secuelas
son pertinentes, sobre todo cuando todavía existe en la ciudad natal de
Hernán Cortés en Medellín, provincia de Badajoz, España, una escultura
(imagen de la derecha) en la que éste pisotea cabezas de indígenas,
argumenta Patricia Galeana.
No podemos celebrar ni agradecer la Conquista española
por ‘‘traer la civilización” a América, porque no fue así, por el
contrario, destruyó el desarrollo cultural de los pueblos originarios,
algunos de los cuales tenían avances científicos, como los mayas en el
campo de la astronomía y las matemáticas, sostiene la historiadora
Patricia Galeana.
Ese es el contexto en el que hay que analizar y entender la petición
que hizo el presidente Andrés Manuel López Obrador al rey de España para
que ofrezca una disculpa por lo ocurrido hace 500 años, añade la
especialista en entrevista con La Jornada.
Los debates y reflexiones en torno al tema son pertinentes, sobre
todo cuando todavía existe en la ciudad natal de Hernán Cortes, en
Medellín, provincia de Badajoz, España, una escultura del conquistador
pisoteando cabezas de indígenas, ‘‘algo que hoy hace sentir mal a
cualquier mexicano que la ve”, insiste Galeana.
‘‘Si contextualizamos la declaración del Presidente la entendemos,
pues no se trataría del primer caso ni de solicitud ni de perdón por
iniciativa propia. Basta recordar al presidente francés François
Hollande cuando pidió perdón por la conquista y los 132 años de
colonización de Argelia, a Justin Trudeau cuando pidió perdón a los
pueblos originarios de Canadá y también solicitó al Papa que diera una
disculpa a los indígenas que habían sido recluidos en instituciones
católicas para quitarles sus creencias y su cultura.
‘‘Han sido varios los papas que han pedido disculpas por diversos
hechos vinculados a la imposición de la religión católica como religión
única, desde Juan Pablo II hasta Benedicto XVI y Francisco, quien en
Colombia pidió disculpas por la llamada conquista espiritual que se hizo
a sangre y fuego.”
Muchas opiniones no se apegan a datos históricos
Galeana considera que son muy respetables todas las
opiniones en torno al asunto, quizá muy dura la del gobierno de España,
‘‘pero muchas no se apegan a datos históricos, por ejemplo, cuando se
dice que debemos estar agradecidos porque los conquistadores nos
trajeron el español, o porque aquí se estableció la primera imprenta del
continente y hubo un alto nivel cultural en la Nueva España.
‘‘Para la mentalidad de hace 500 años esos argumentos quizá son
válidos, pero no para nosotros, porque si no habláramos español
tendríamos otra lengua y una civilización desarrollada de nuestras
culturas originarias. Hace cinco siglos aquí había un progreso muy bueno
sin haber tenido contacto con Europa, no había puros pueblos nómadas
sin cultura. Eso es lo que España debe entender y no seguir asumiendo un
papel de superioridad.”
La historiadora recuerda cuando España quiso celebrar en 1992 el
quinto centenario del descubrimiento de América, ‘‘y mi maestro Miguel
León-Portilla dijo: ‘sí, hubo una hazaña náutica de Cristóbal Colón,
quien logró llegar, pero no nada más nos encontraron, fue un
descubrimiento mutuo, y doloroso’. Podríamos decir que se trata del
encuentro más doloroso en la historia de la humanidad porque no sabían
de su existencia el uno y el otro.
‘‘A Europa se le vino abajo su concepción de los tres continentes que
representaban la Santísima Trinidad, y al encontrar un cuarto, primero
se cuestionaron si quienes aquí vivían eran seres humanos. Fue una cosa
terrible la célebre disputa que hubo en Valladolid entre Juan Ginés de
Sepúlveda y fray Bartolomé de Las Casas para decidir si los habitantes
de América eran seres humanos que venían de Adán y Eva o si eran la
tribu perdida de Israel. Finalmente se aprobó que sí eran seres humanos,
que tenían alma, pero había que evangelizarlos y esto se hizo en forma
dramática.’’
Apartheid: de un lado españoles y de otro indígenas
‘‘Las leyes de Indias se ostentaban como protectoras,
pero colocaron a los pueblos originarios en condición de minoría de edad
perpetua. Hubo un apartheid porque estaban por una parte las
repúblicas de españoles y por otra la de los indios, quienes no podían
ni vestir la ropa de los españoles ni montar a caballo’’, explica
Galeana.
‘‘Hay que entender y explicar que en ese momento la sociedad estaba
organizada en estratos de origen racial. Todo aquello dejó huella: dejar
al indígena supeditado siempre a la superioridad del europeo.
‘‘Claro, no vamos a echarle la culpa a la Conquista de hace 500 años
de la situación de marginación que todavía tienen las comunidades
indígenas, porque desde hace dos siglos la responsabilidad ha sido de
los mexicanos.
‘‘Sin embargo, considero que la intención del presidente López
Obrador con su carta al rey de España es dar a los pueblos originarios
un lugar que no han tenido al menos en 200 años.
‘‘Los mexicanos siempre hemos sentido que no somos racistas, que no
discriminamos. Decimos que en el siglo XIX tuvimos un presidente
indígena, a Benito Juárez, pero eso sucedió por la voluntad de él, no de
la sociedad; es más, lo atacaron llamándolo el indio Juárez, de manera
despectiva.
‘‘Tenemos que aceptar que las reminiscencias culturales coloniales,
de las que no tienen responsabilidad los españoles de hoy, están
presentes y todavía provocan actitudes racistas entre nosotros. Eso es
una realidad y no podemos soslayarlo. ¿Cuáles son los estados de la
República con mayor cantidad de pobres? Los que tienen más habitantes
indígenas.
‘‘Pienso que es la intención y vocación del Presidente: provocar una
reflexión hacia el interior acerca de los 500 años de ese trauma
terrible que fue la Conquista y cómo se encuentran en la actualidad las
comunidades indígenas. Sobre todo, reconocer y aceptar la grandeza de
las culturas originarias”.
Foto Jesús Villaseca e Internet
Mónica Mateos-Vega
Periódico La Jornada
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