▲ El fiscal general de Estados Unidos, William Barr, quien se asume católico, visitó ayer la Basílica de Guadalupe.
En una cerrada visita, el fiscal general de Estados
Unidos, William Barr, sostuvo una serie de reuniones de trabajo con
funcionarios del gobierno de México para poner sobre la mesa las
prioridades en materia de seguridad para ambas partes.
En este contexto, ambas administraciones acordaron fortalecer el
Grupo de Alto Nivel de Seguridad México-Estados Unidos (Ganseg),
integrado el pasado 27 de agosto, con el objetivo de combatir a la
delincuencia organizada y al crimen que opera de forma transfronteriza.
Ello, luego que el presidente estadunidense, Donald Trump, anunció la semana pasada su intención de designar a los cárteles
mexicanos como grupos terroristas. En una entrevista ofrecida al
comunicador Bill O’Reilly, el magnate incluso expresó que ya había
ofrecido al presidente Andrés Manuel López Obrador
que nos deje entrar y hacer limpieza.
En respuesta, el canciller Marcelo Ebrard expresó que México nunca
admitiría alguna acción que significara la violación de la soberanía
nacional. El día 26 del mes pasado informó que se buscaría una reunión
de alto nivel para presentar la posición de México y conocer los puntos
de vista de las autoridades de Estados Unidos.
El enviado fue el fiscal general estadunidense, quien ayer sostuvo
una serie de reuniones, las cuales comenzaron por la mañana con su
homólogo mexicano, Alejandro Gertz Manero.
Posteriormente, a mediodía acudió a Palacio Nacional para reunirse
con el presidente Andrés Manuel López Obrador. Más tarde, cerca de las
14 horas en la sede de la cancillería mexicana se llevó a cabo una
reunión bilateral en materia de seguridad.
En el encuentro participaron los secretarios de Relaciones
Exteriores, Marcelo Ebrard Casaubon; de Seguridad y Protección
Ciudadana, Alfonso Durazo Montaño, y de Marina, José Rafael Ojeda Durán.
El fiscal Barr y el embajador Christopher Landau encabezaron la
delegación estadunidense.
En un breve comunicado, la oficina a cargo del canciller Ebrard
aseguró que las conversaciones se llevaron a cabo de forma cordial y
respetuosa. Entre otros puntos, conversaron sobre cooperación en materia
de tráfico de armas, lavado de dinero, trasiego internacional de drogas
y cómo hacer frente al crimen trasnacional y al tráfico internacional
de drogas.
Barr aprovechó su estancia en la Ciudad de México para cerrar sus
actividades con una visita a la Basílica de Guadalupe. El funcionario
estadunidense se admite católico y en ese contexto llevó una ofrenda de
rosas a la idolatrada pintura de la Virgen de Guadalupe.
Escoltado por elementos del Servicio Secreto de Estados Unidos y
acompañado por el embajador Landau, el procurador de Estados Unidos se
presentó a la iglesia cerca de las 15 horas y fue recibido por el
sacristán mayor, Raymundo Maya Paz, y el rector del templo mariano,
Salvador Martínez Ávila.
Hincado ante la imagen y luego de persignarse, Barr tuvo un momento
de rezo para después recorrer las capillas del recinto religioso. Luego
de asomarse por el balcón de la puerta mariana y admirar el atrio, el
funcionario estadunidense se despidió de la Basílica y sus actividades
en el país sin haber dicho palabra alguna sobre sus encomiendas y
tareas.
Foto Cuartoscuro
Ana Langner
Periódico La Jornada
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