Editorial La Jornada
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Acompañado por el director de Pemex, Octavio Romero Oropeza
(izquierda); la secretaria de Energía, Rocío Nahle (derecha); el
gobernador de Tabasco, Adán Augusto López Hernández, y técnicos de
Pemex, el presidente Andrés Manuel López Obrador recorrió ayer las obras
de la refinería de Dos Bocas, en el contexto de una gira de supervisión
de los campos y plataformas en esa entidad y Campeche.
La apuesta del gobierno federal
por recuperar la industria energética nacional recibió ayer un fuerte
impulso al anunciarse la entrada en operación del campo petrolífero de
Quesqui, ubicado en el estado de Tabasco. De acuerdo con el director
general de Petróleos Mexicanos (Pemex), Octavio Romero Oropeza, el
yacimiento cuenta con 500 millones de barriles de petróleo en reservas
probadas y 200 millones de barriles más en reservas potenciales, lo cual
lo convertiría en el descubrimiento más relevante de la empresa
productiva del Estado en los pasados 30 años. El funcionario informó que
los pozos habilitados ya producen 4 mil 500 barriles diarios, cuota que
aumentará a 69 mil el próximo año y hasta 135 mil en 2021.
Si bien las cifras anteriores palidecen frente a la productividad que
otrora alcanzó el gigantesco complejo de Cantarell –2 millones 137 mil
barriles diarios en su pico de producción–, son de gran relevancia ante
un panorama como el actual, en el que la producción total de la nación
se ubica en un millón 913 mil barriles diarios. Como destacó el
presidente Andrés Manuel López Obrador al recibir la noticia, mientras
se encontraba de visita en su entidad natal, Quesqui contribuirá a
frenar la pronunciada caída en la producción de hidrocarburos, que fue
uno de los saldos de la política de desmantelamiento de la industria
energética nacional seguida por sus antecesores.
En este sentido, es necesario recordar que entre 2004 y diciembre
pasado la producción de la empresa petrolera se desplomó de 3.4 a sólo
1.7 millones de barriles diarios como resultado de una sistemática
desinversión, y que la reforma energética aprobada en 2014 no sólo no
revirtió este declive, sino que lo profundizó. El cambio de rumbo
decidido por los ciudadanos en las pasadas elecciones federales,
determinó que el presente año estuviera marcado por los ingentes
esfuerzos del gobierno federal para revertir tres lustros de declive en
la producción petrolera y de una acelerada pérdida de la soberanía
energética, cuyo mayor emblema ha sido la importación de gasolinas –que
en 2018 se disparó hasta representar tres cuartas partes de la demanda
nacional.
Cabe desear que el descubrimiento del campo petrolífero de Quesqui
signifique un punto de inflexión en los esfuerzos por rescatar a
Petróleos Mexicanos y devolverle su viabilidad a largo plazo, no sólo
porque la empresa es una importante fuente de empleos en extensas
regiones del país, así como una significativa fuente de divisas para el
erario, sino también porque representa un recurso estratégico para la
defensa y fortalecimiento de la soberanía nacional.
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