7/11/2020

Acciones ilegales a los ojos del mundo


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CIMACFoto: César Martínez López
La gestación subrogada, maternidad subrogada, o vientre de alquiler, es la práctica por la que una mujer gesta un hijo para otra persona o pareja, a cambio de un pago para sí o para una tercera persona que explota de esta forma a las mujeres pobres, ocasionándoles un grave daño psicológico, desnutrición y otras enfermedades.
Desde su inicio, en los años 70, como práctica comercial, la gestación subrogada suscitó fuertes controversias éticas, legales y sociales.​ Las distintas posiciones respecto a la subrogación se diferencian principalmente entre aquellas que la consideran como un derecho reproductivo o el ejercicio de la libertad individual, y las que la consideran una forma de explotación relacionada con cuestiones de clase, etnia y raza.
Es una verdadera contradicción como lo es la explotación sexual y la concepción liberal de los Derechos Hhumanos, de la libertad y el consentimiento, que no toma en cuenta que la libertad personal está limitada por la libertad de las y los demás y que coloca a la libertad individual por encima del concepto de bien común.
Y es de llamar la atención cómo se ha modificado el papel de las mujeres a lo largo de la historia. En los tiempos del matriarcado, las mujeres eran veneradas como diosas, justamente por su capacidad reproductiva, porque eran las que perpetuaban la especie humana.
Y fue precisamente por esta capacidad reproductiva, que el patriarcado, preocupado porque sus hijas e hijos heredaran la propiedad privada, los bienes y riquezas que empezaron a acumular, hizo que encerraran a las mujeres y les exigiera virginidad. De ahí se deriva el matrimonio, como una institución profundamente patriarcal. Las feministas radicales postulan que sólo hay dos formas de colonizar los cuerpos de las mujeres, una, la propiedad privada de los cuerpos de las mujeres y su sexualidad: “el matrimonio” y, por el otro, la propiedad colectiva de los cuerpos y la sexualidad de las mujeres: “la prostitución”.
Con gran asombro hoy encontré un anuncio en Twitter, fechado el 3 de julio que dice:
Imagen retomada de Twitter
Y esto no es otra cosa que turismo reproductivo nacional e internacional.
Una empresa llamada Gestación Sustituta De México que se anuncia sin ningún recato y que ofrece gestación subrogada, claro por un precio bastante alto. Esta empresa tiene esta cuenta de Twitter y otra en Instagram.
La cuenta de Twitter se abrió en agosto de 2019 y su ubicación dice Sinaloa, que es uno de los dos Estados que tienen legalizada la gestación subrogada comercial. En su cuenta de Twitter se describen así:
“Brindamos servicios de consultoría y desarrollamos proyectos en Gestación Sustituta para padres nacionales y extranjeros. Agencias y Centros de fertilidad. Sinaloa. México gestacionsustituta.mx Se unió en agosto de 2019”.
Y lo más grave es que tenemos una iniciativa en el Senado, una en la Cámara de Diputados y tres más en el Congreso de la Ciudad de México para legalizar el alquiler de vientres o como bien dice Amelia Valcárcel, “la prostitución reproductiva de las mujeres”.  Sin lugar a dudas un negocio multimillonario que cuenta con las simpatías de altos personajes de la 4T, pero que además es una forma de formar o crecer familias de las personas gay, porque al final las lesbianas pueden gestar.
Es una práctica muy socorrida por personajes famosos como Ricky Martín y Miguel Bosé, entre muchos otros.  Aunque en España, se han registrado manifestaciones del colectivo LGTTTIQ+ diciendo que ellos condenan la gestación subrogada.
Y lo más preocupante es que ante la inminente recesión económica, las mujeres y jóvenes más vulnerables y en mayor grado de exclusión social están en grave riesgo para ser captadas para la prostitución sexual y la prostitución reproductiva. Se trata de un absurdo ejercicio de poder de alguien con dinero frente a las necesidades de las más desposeídas, y grupos de empresarios de la reproducción asistida ávidos de volverse millonarios.
Lo que vemos que se avecina es una profunda crisis de trata de mujeres y niñas. Y no entendemos, cómo con tantas leyes que se necesitan reformar y otras tantas que hacen falta, nuestras legisladoras y legisladores, tanto federales, como locales, se empeñan en colocar como mercancía para que sean vendidas y comerciadas a las mujeres más vulnerables, aquellas que carecen de oportunidades o a las que han caído en pobreza por la terrible pandemia.
Incluso hoy se publica un artículo en El Confidencial bajo el título de “Después de Ucrania… México: el mercado de los vientres de alquiler tiene nuevo destino”.  Y dice que una agencia española anuncia un nuevo programa en este país, aunque su regulación es todavía más inestable y con menos garantías para parejas y gestantes que el país del este. Incluso dice que se está promoviendo en México amparados por un limbo legal.
La pobreza extrema, la falta de oportunidades, el avance de la delincuencia organizada y el consumismo, son un excelente caldo de cultivo de mujeres y niñas para la explotación sexual y reproductiva. Y hoy, cuando en México se ha desatado una ola de casos de feminicidio de mujeres con embarazos a término y que aparecen abiertas en canal y sin bebé, encontramos una clara muestra de la profunda violencia que enfrentamos las mujeres por la misma capacidad, que en la antigüedad, hacía que nos vieran como como diosas: nuestra capacidad reproductiva.
20/TUZ/LGL

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