En perspectiva, México continúa siendo un importante productor del aromático: ocupa el número 11 en el mundo. Pero ello da cuenta de un serio desplome, porque a finales de la década de los 90 llegó a ser el quinto productor en ese rubro, sólo atrás de Brasil, Colombia, Indonesia y Vietnam.
Una de las causas de la caída en la producción cafetalera ha sido el avance, especialmente a partir de 2013, de la llamada roya del cafeto, un hongo que ataca con virulencia a las matas de café, provocando la caída de sus hojas, así como el debilitamiento y hasta la muerte de dichas plantas. Sin embargo, los problemas del sector no sólo se deben a la roya: un inadecuado manejo agrícola de los cultivos, la falta de una tecnología más moderna para proteger a éstos de las plagas, la ausencia de políticas de fomento, determinan que los rendimientos de la producción no sean rentables, a lo que se suma la inestabilidad de los precios del grano en el mercado. Esta conjunción de males ha llevado a muchos productores, más de una vez, a dejar perder sus cosechas, alegando que lo que gastan en mano de obra es más de lo que pueden ganar comerciando su producto.
Además, como apunta en esta misma edición Arturo García Jiménez, presidente del Consejo de Vigilancia del Sistema Producto Café de Guerrero, alrededor de 60 por ciento de los cafetales existentes en nuestra nación son viejos y no hay recursos para renovarlos. Para colmo, a escala mundial, se registró a comienzos de este año una sobreproducción de café porque distintos países impulsaron el cultivo de plantas crecidas a pleno sol, haciendo uso de pesticidas y fertilizantes, lo que aumenta el rendimiento, pero agota rápidamente la fertilidad de los suelos. En México, por el contrario, la mayor parte de la superficie cultivada con café se halla bajo sombra diversificada, que es el método tradicional, y que además favorece la biodiversidad y evita las pérdidas de suelo fértil.
El café no está incluido en el esquema de precios de garantía, como sí lo están, por ejemplo, el arroz, frijol, maíz y trigo para pan, de manera que los cafetaleros no están protegidos contra las eventuales bajas del precio mundial, que en el caso de su producto tiende a ser muy variable. Y el Covid-19 complica aún más el panorama para el sector debido a que favorece las variaciones en el precio, pero especialmente porque si la pandemia llega a los campos, puede agravar la situación de los productores y sus familias.
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