5/21/2022
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El aborto, un derecho negado a mujeres es causa de muerte materna en Guerrero
La joven, originaria de una comunidad nahua de Chilapa, tenía un novio y se embarazó. Él la dejó sola en esto. Sus padres no podían saberlo; seguramente querrían que se casara y tuviera al bebé, o la correrían de su casa y tendría que dejar la escuela. Le huyó a todas esas posibilidades de su destino.
Se acercó a una tía, quien la acompañó con un médico que le practicó un aborto con pastillas.
El proceso de expulsión del producto lo vivió sola, en un cuarto que rentaba en la cabecera de Chilapa, donde estudiaba. Nadie más lo supo. Estuvo encerrada por días retorciéndose del dolor.
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Su amiga lo supo hasta después. Rosa, como se decidió llamar a esta adolescente para guardar su identidad se lo contó hasta que volvió a la escuela, después de que se recuperó. Por fortuna pudo hacerlo.
Guerrero y el contexto para la despenalización de aborto
Procesamientos legales, detenciones, muerte materna, problemas sicológicos, es el contexto de muchas mujeres en Guerrero porque la despenalización del aborto, aun cuando se discute en el Congreso local después de años de lucha feminista, es una garantía pendiente para ellas.
En Guerrero se vive un momento crucial en pro de los derechos de las mujeres, la reforma al Código Penal de la entidad para la despenalización del aborto está en debate entre los diputados, lo que significa la gran posibilidad de resarcir una deuda de criminalización hacia las mujeres que deciden interrumpir un embarazo.
El miércoles 4 de mayo, los diputados y las diputadas dieron la primera lectura de la iniciativa de reforma en el pleno del Congreso local, después de que el 12 de enero las diputadas morenistas Beatriz Mojica Morga, Gloria Citlali Calixto Jiménez y Nora Yanek Velázquez Martínez presentaron la propuesta legislativa de despenalizar el aborto.
Este miércoles, darían la segunda lectura para proceder a la discusión y finalmente la votación que llevaría a la reforma del Código Penal, pero no ocurrió porque los diputados y las diputadas pospusieron la sesión, porque, al parecer, muchos de ellos no lograron llegar a la ciudad de Chilpancingo, donde está la sede legislativa, después que salieron a festejar el Día de las Madres. Reagendaron la sesión para el siguiente martes 17 de mayo.
Los motivos para que las mujeres decidan libremente sobre su vida y sus cuerpos son tantos, y los han repetido activistas, feministas e integrantes de organizaciones de la sociedad civil.
Quien sigue sin dar una postura clara sobre la despenalización del aborto es la gobernadora Evelyn Salgado Pineda. Ella se pronunció a favor del bienestar y del respeto de los derechos de las mujeres, y reprobó los matrimonios forzados que ocurrieron en la Montaña alta de Guerrero, de los cuales se supo el año pasado, pero nada de la discusión actual.
La búsqueda de la despenalización ocurre en medio de dos declaratorias de Alerta de Violencia de Género (AVG) en el estado, la última por agravio comparado, que evidencia la necesidad de homologar la Norma Oficial Mexicana 046 sobre Violencia Familiar, Sexual y Contra las Mujeres para garantizar a las niñas y mujeres víctimas de violación sexual la interrupción del embarazo sin que tengan que interponer una denuncia y así evitar un riesgo para su salud.
Hay otro indicador alarmante que también podría denotar el gran problema que se vive en el estado a causa de un aborto, provocado o espontáneo: la mortalidad materna.
En este 2022 Guerrero en crecieron las cifras de mortalidad materna en comparación con 2021 y 2020, de acuerdo con los registros del Observatorio de Mortalidad Materna en México.
Desde el inicio del año hasta la primera semana de mayo, que es el último registro que hace público el Observatorio de la situación en el país, han registrado 230 casos de mortalidad materna, y Guerrero ocupa el tercer lugar en ese registro de casos, con 16.
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En el 2021, durante el mismo rango de tiempo, el estado registró la mitad de casos de muerte materna, es decir, ocho, y un año antes, en el 2020, en el mismo lapso de tiempo contabilizaron sólo seis.
De acuerdo con la Secretaría de Salud (SSA) federal, quien emite un boletín semanal en el que muestra la estadística de muertes maternas en el país –cifras que coinciden con los del Observatorio–, precisa que las muertes maternas pueden ser por 16 causas, una de ellas es el aborto. En ese listado esta causa ocupa el quinto sitio.
Guerrero casi por tradición ha ocupado los primeros lugares en muertes maternas, situación siempre vinculada a la falta de acceso a la salud, pero poco vinculado al aborto como un derecho negado a las mujeres a decidir sobre su cuerpo, lo que las lleva a practicarlo en condiciones insalubres.
En la entidad no hay una estadística oficial sobre las muertes por aborto, sus causas y consecuencias, hasta ahora las han denunciado feministas organizadas en colectivos, porque son quienes acompañan a otras mujeres, muchas adolescentes y niñas, que se han practicado abortos o los han tenido espontáneos y enfrentaron procesamientos legales.
Este miércoles, por ejemplo, la feminista Viridiana Gutiérrez Sotelo, en conferencia de prensa, expuso que en la última semana –mientras se debate la despenalización del aborto en Guerrero– llegaron a ella y otras feministas solicitudes de seis mujeres, entre ellas dos menores de edad, para que les ayuden para acceder a la interrupción de su embarazo.
En esta conferencia de prensa, las feministas alertaron que una de las violencias que está extremadamente ligada al aborto son las cifras crecientes de violencia sexual contra las mujeres en el estado.
De acuerdo con el registro de la Asociación Guerrerense Contra la Violencia hacia las Mujeres (AGCVIM) que publican en su página web, sólo en el 2021 hubo 200 denuncias formales por abuso sexual. Es importante insistir en que estos casos son sólo de las denuncias presentadas en los Ministerios Públicos.
La criminalización de las mujeres que interrumpen su embarazo
La representante feminista de Aliadas por la Justicia, María Luisa Garfias Marín, tiene claro el panorama de las mujeres que se enfrentan a un aborto por la causa que sea.
Del 2010 al 2013, de acuerdo con los registros de la activista, es la época que supo de casos de mujeres sentenciadas por homicidios en razón de parentesco, es decir, por un aborto.
Lee: María, la niña me’ phaa a quien la Secretaría de Salud de Guerrero intentó convencer de no abortar
Junto con otras activistas solicitaron, en ese entonces, a las autoridades de la Procuraduría General de la República (PGR, ahora Fiscalía General de la República), que les dieran un informe de las mujeres que estaban en las cárceles detenidas y procesadas, para saber los delitos Se dieron cuenta que había detenidas por homicidio en razón de parentesco.
Junto con la representante del entonces Instituto Guerrerense de Derechos Humanos, Silvia Castillo Salgado, la activista y sus compañeras también visitaron los reclusorios y se dieron cuenta que, además, sus procesos eran irregulares.
Pidieron apoyo a las integrantes de la Asociación Civil de Guanajuato Las Libres, quienes lograron la libertad de algunas mujeres que estuvieron en una situación similar. El abogado de ellas les colaboró para la liberación de cuatro mujeres detenidas por homicidio en razón de parentesco, dos de Chilpancingo y dos de Tlapa.
Una de las mujeres se trata del caso emblemático de Adriana Manzanares, la me’phaa que estuvo presa durante siete años. La habían condenado por 22 años, después de que fue golpeada por su esposo y como consecuencia sufrió un aborto.
Garfias Marín, de manera personal, acompaña a mujeres que deciden interrumpir su embarazo, solicita apoyo al Fondo María, que apoya a las mujeres que deciden abortar, que de acuerdo a los estudios socioeconómicos que toman vía telefónica costean sus pasajes, y también solicita apoyo a la organización Marie Stopes, una clínica de aborto legal y seguro en la Ciudad de México, donde la interrupción del embarazo es legal desde el 2007.
“Se ha combinado la cuestión de la pobreza (motivo de la práctica del aborto), la otra ha sido de manera de voluntaria deciden interrumpir su embarazo, como no han tenido los recursos para pagar a un médico particular quienes cobran 20, 25, 30,000 pesos. Las han apoyado (organizaciones como Fondo María) con el pasaje y un familiar que les acompaña”, precisó la feminista.
Dos violaciones sexuales y dos embarazos
En el 2012, una niña de una comunidad de Zumpango, municipio de Eduardo Neri, fue violada por su tío y quedó embarazada. Estaba por cumplir los 12 años.
La madre de la menor la llevó a la Agencia del Ministerio Público (MP) para interponer la denuncia. En el MP la mamá solicitó le concedieran la interrupción del embarazo a su hija, quien tenía apenas dos meses de gestación, porque, además de que era una niña abusada, tenía un problema de desnutrición. El riesgo para su salud era mayor, pero les negaron esa posibilidad y la menor siguió con el embarazo.
Un día sintió la necesidad de ir al baño y tuvo un aborto espontáneo.
Después de un año y medio, contó la activista, la niña sufrió otra violación sexual por otro tío, también hermano de su papá. Ahora su madre se negó a interponer la denuncia, porque la primera vez no les hicieron caso, nadie fue detenido.
La menor quedó embarazada otra vez, pero ahora sus padres la corrieron de su casa. Se refugió en casa de Garfias Marín con apoyo de Silvia Castillo, otra activista.
Tampoco interrumpió su embarazo. La niña parió a su bebé en casa de la activista que la acompañó en todo el proceso personal y legal, pero la madre de la menor llegó hasta ahí y se la llevó a la fuerza junto con el bebé. Garfias Marín no volvió a saber de la menor y de su hijo.
En el tiempo que estuvo la niña con su bebé, ella se negó a verle la cara y a amamantarlo.
Los últimos dos acompañamientos que ha dado Garfias Marín son del año pasado, a dos mujeres que solicitaron su apoyo para interrumpir su embarazo. Las canalizó a la Ciudad de México, donde la interrupción del embarazo es legal, y monitoreó todo su proceso.
Después de todo lo que ha visto, la activista consideró que es momento de sacar de la clandestinidad el derecho de las mujeres a decidir. Es importante, mencionó, que las diputadas y los diputados tomen en cuenta que negarse a que se reforme el Código Penal para que las mujeres elijan, es abrir las posibilidades para que ellas continúen muriéndose.
Despenalizar el aborto, aclaró, no obliga a las mujeres a abortar, significa que aquella que lo decide tendrá las condiciones de un aborto seguro y gratuito en un hospital.
Mortalidad materna, menores de edad y aborto
La organización Raizubia da seguimiento puntual en el tema de mortalidad materna en Guerrero, aunque ahora las y los integrantes no tienen una estadística sobre la relación de los abortos y la mortalidad materna, sí tienen claro el panorama de esta relación.
La secretaria general de la organización, Nayeli Rodríguez Flores, en entrevista, informó que los casos de muerte materna tienen una relación estrecha en el embarazo adolescente, como la muerte por aborto.
La muerte materna por aborto, dijo, es más reincidente en mujeres jóvenes, en adolescentes, al mismo tiempo que se relaciona con otro fenómeno, el matrimonio infantil, una práctica que aun cuando no es de ahora, se visibilizó por casos públicos en la Montaña alta del estado a finales del año pasado.
Rodríguez Flores ha acompañado a unas 10 mujeres que decidieron interrumpir su embarazo, también las canaliza a la Ciudad de México. Consideró que algunos motivos de las mujeres para practicarse un aborto son la precaria situación económica y por asuntos psicológicos.
Guerrero está en un momento histórico, precisó, donde los legisladores tienen la oportunidad de hacer historia y generar acciones afirmativas a favor de los derechos de las mujeres y, sobre todo, para garantizar la reducción de la violencia de género.
La moneda está en el aire, el próximo miércoles se sabrá si en Guerrero por fin se despenaliza la interrupción del embarazo y, finalmente, a las mujeres se les otorga el derecho de decidir con libertad sobre sus cuerpos.
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Defensoras del agua: cómo la escasez afecta más a las mujeres y luchan por ella
Son las 5:00 de la mañana y Marisela se levanta para juntar y calentar el agua con la que Francisco, su hijo, se bañará antes de irse a trabajar. Ellos viven en el municipio de Nezahualcóyotl, Estado de México, en donde la falta de agua en algunas colonias es una constante y su acceso al recurso es a través de pipas, que “hay que corretear”.
Al igual que muchas otras mujeres, Marisela es la responsable de cuidar que una de las pipas les dejen agua. Y como no se sabe a qué hora van a pasar, los martes y los jueves ella no sale de su casa y se asegura de quedarse frente a su portón el tiempo que sea necesario, para lograr que la pipa abra su manguera solo por un minuto. De no ser por Marisela, Francisco no se podría ni bañar.
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“La escasez de agua, la contaminación y su mala gestión afecta a muchas comunidades en el mundo; pero históricamente son las mujeres las encargadas de los cuidados y servicios del hogar, así que la falta de agua afecta más a las mujeres”, explicó a Animal Político la doctora Helena López, académica del Centro de Investigaciones y Estudios de Género de la UNAM, quien recalcó que la principal causa de esto es la división del trabajo por razón de género.
Es decir, socialmente se asignan tareas y responsabilidades diferentes para hombres y mujeres. Por ejemplo, a las mujeres se les asigna el rol de cuidadoras y encargadas de las labores del hogar, sin que por ello perciban un sueldo, y a los hombres el del trabajo remunerado fuera de casa.
Basta con ver las cifras de INMUJERES para saber que esto va más allá de un concepto, pues durante el primer trimestre de 2021, la tasa de participación en trabajo no remunerado, es decir, que realizan alguna labor sin recibir un sueldo, fue de 72.7 para hombres, pero de 95.38 para mujeres.
De acuerdo con el INEGI, en 2020 el valor económico de las labores domésticas y de cuidados reportó un monto de 6.4 billones de pesos, equivalente a 27.6% del PIB del país. Y fueron las mujeres quienes aportaron 2.7 veces más valor económico que los hombres por sus actividades de labores domésticas y de cuidados en el hogar.
Hablando específicamente de agua, un estudio realizado en Hidalgo que se encuentra disponible en la plataforma Scielo concluyó que “los problemas de escasez, falta de calidad y deficiente gestión ponen en riesgo el ejercicio del derecho humano al agua de las mujeres”.
Y esto implica sobrecargas de trabajo para abastecerse de otras fuentes y gastos adicionales para comprar agua. “Como responsables de todas las tareas domésticas, las mujeres son las primeras afectadas por esta situación”, destaca.
“Las desigualdades de género en el ámbito del agua son profundas y persisten en todos los niveles, con graves repercusiones en los esfuerzos internacionales para el logro del desarrollo sostenible”, recalca la Unesco.
Dicha institución describe que el género define los roles, las responsabilidades y las oportunidades de las personas en la sociedad y, muy a menudo, determina potencial, conocimientos, talentos y oportunidades que pueden alcanzar.
“El género también determina la relación que establecen las personas con el agua al moldear las necesidades, acceso, uso y beneficios de este recurso vital”, señala.
Mujeres que luchan por el agua
Nezahualcóyotl es una de las demarcaciones de la zona metropolitana del centro del país a la que el Sistema Cutzamala provee del 30% del agua que utiliza. Pero esa agua proviene de las presas Tuxpan y El Bosque, en el estado de Michoacán, y Colorines, Ixtapan del Oro, Villa Victoria, Valle de Bravo y Chilesdo en el Estado de México.
Es decir, el agua que usamos en la Ciudad de México y parte del área metropolitana se extrae de otros sitios. Esto sucede desde hace 40 años, debido a la sobreexplotación de las cuencas de los valles de México y Toluca-Ixtlahuaca.
Este es un ejemplo de extractivismo, que se entiende como esta situación en la que se explota la riqueza natural de un lugar, en este caso el agua, para exportarla a otro sitio sin ningún tipo de compensación para los habitantes de donde se saca el recurso, aunque eso implique reordenar los territorios.
Por ello, la investigadora señala que para resolver el problema del acceso al agua en particular, y del extractivismo en general, “lo más importante es cambiar la cultura patriarcal, colonial y racista”.
En septiembre de 2004 surgió en Villa de Allende, Estado de México, el Ejército de Mujeres Zapatistas en Defensa del Agua.
En entrevista para Cimac, la comandanta Griselda Estrada dijo que se sumó a esta iniciativa debido a la carencia de agua, porque la extracción para alimentar el Cutzamala les afecta a ellas y a sus hijos.
“Para nosotros el agua es la vida y se la llevan, de qué sirve que tengamos la planta a unos metros si no tenemos el vital líquido en nuestra casa”, señaló.
Pero este es solo un ejemplo del papel que las mujeres han tomado en los últimos años en cuanto a justicia en el acceso al agua se refiere.
De forma más actual, la investigadora de la UNAM también reconoce que las mujeres jugaron un papel central en la toma de las instalaciones de Bonafont en Puebla, que fueron ocupadas por manifestantes por casi siete meses, hasta que fueron desalojadas por fuerzas federales el pasado 15 de febrero, según narró el medio poblano Manatí.
Todo comenzó cuando comunidades nahuas notaron que el flujo del río Metlapanapa disminuía en el municipio de Juan C. Bonilla, lugar en donde se asentó la embotelladora de la empresa Bonafont.
Los pobladores atribuyeron la falta de agua a la extracción industrial de la compañía y durante 13 años establecieron un cierre simbólico de las instalaciones, pero ante la falta de atención de las autoridades, en marzo de 2021 impidieron el funcionamiento de la planta y ocuparon la embotelladora de agosto de 2021 a febrero de 2022, cuando fueron desalojados.
“La lucha no es por estos lugares, la lucha no es un espacio. Estamos de pie y vamos a seguir organizándonos para seguir, no vamos a declinar. Realmente no se perdió mucho: al contrario, se ganó coraje”, declaró a corriente Alterna una de las manifestantes, quienes se siguen organizando para promover un boicot contra Bonafont y Danone.
“Lo que hay que hacer es enfrentar de verdad el tema del extractivismo. No puede ser que las grandes compañías sobreexploten el agua, dejen a las comunidades sin agua”, dice Helena López, quien recalca la importancia de promover políticas públicas que garanticen el acceso y la distribución del agua; así como proteger los ecosistemas y buscar tecnologías adecuadas.
Otro ejemplo de lucha es la activista indigena Berta Cáceres, quien lideró por años una lucha contra un proyecto para construir la represa Agua Zarca a lo largo del río Gualcarque, Honduras.
Hecho que la hizo acreedora al Premio Medioambiental Goldman, Aunque su asesinato en 2016 permanece impune, se señala que la causa fue precisamente su defensa al agua.
En busca de soluciones
En México, 15 de los 32 estados de la República padecen un nivel de estrés hídrico “extremadamente alto”, según un reporte de WRI. Lo que significa que la demanda de agua es más alta que la cantidad disponible.
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La emergencia solo puede atenderse con políticas públicas para tratar de regular la escasez y desigualdad en el acceso al agua, coincidieron especialistas entrevistados en esta otra nota.
Pero la doctora Helena López señala que para hacer política pública en temas de agua es necesario tomar en cuenta a las mujeres, en primer lugar.
No solo se trata de un tema de equidad, el incluir la perspectiva de género en la toma de decisiones es necesaria para la efectividad de las mismas.
Así lo remarca la Alianza de Género y Agua (GWA), pues señala que al ser las mujeres las mayores usuarias del agua a nivel mundial, y las responsables de proveer el agua y los servicios de saneamiento adecuados para sus familias, “las responsabilidades específicas que tienen las mujeres en los asuntos que conciernen al agua, les conceden una experiencia valiosa, lo cual es fundamental en la búsqueda por lograr una gestión efectiva del agua”.
Al respecto, Michelle Morelos, quien desarrolla una investigación en el posgrado de Ciencias de la Sostenibilidad de la UNAM, señala que ante el problema del acceso al agua no hay una sola solución, pues debe considerarse todo el contexto social, cultural, demográfico y geográfico al que cada zona se enfrenta.
“No podemos estandarizar procesos, al final todas las innovaciones inclusivas van a tener una parte de contexto muy importante, y una parte local muy importante. No puedes esperar que las mismas propuestas de solución del norte del país funcionen para el centro y viceversa, pues la forma en cómo se apropian de estas tecnologías va a ser distinta en cada comunidad”, enfatiza.
Solo por poner un ejemplo, Morelos describe que, en una investigación que está llevando a cabo sobre los sistemas de captación de agua de lluvia, son los ingenieros quienes explican a los hombres del hogar cómo va a funcionar la ecotecnología. Pero en la práctica las que realmente se encargan de darle uso y mantenimiento al sistema son las mujeres.
“Ellas se hacen responsables de los sistemas a pesar de que a ellas los instaladores no se dirigen, y no platican directamente con ellas”, señala.
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