No obstante, persisten las contradicciones acerca de si la acción de Hamas tomó por sorpresa
a las autoridades israelíes (versiones indican que el Servicio General
de Seguridad israelí (Shin Beit) y el Mosad (Instituto de Inteligencia y
Operaciones Especiales) habían sido puestos sobre aviso por la
inteligencia egipcia y la CIA estadunidense); fue un mal cálculo
del ala dura del sionismo, cuyo objetivo estratégico es reconfigurar
territorialmente el Estado de Israel extendiéndolo desde el río Jordán
hasta el mar Mediterráneo (con prescindencia de un Estado palestino), o
si se trató del mayor fracaso de los servicios de inteligencia de Israel
y Estados Unidos.
En abono de esta última interrogante, Scott Ritter, el ex oficial de inteligencia del cuerpo de Marines de EU, sostiene que Israel ha perfeccionado la inteligencia humana contra el objetivo Hamas, con un historial probado de colocación de agentes en lo más profundo de la jerarquía de toma de decisiones
de la organización. Y que la Dirección de Inteligencia Militar israelí
(AMAN) y la Unidad 8200 han gastado miles de millones de dólares en crear
capacidades de recopilación de inteligencia que absorben cada fragmento
de datos digitales que proviene de Gaza: llamadas de teléfono celular,
correos electrónicos y mensajes de texto SMS
.
Según Ritter, Gaza es el lugar más fotografiado del orbe, y entre
imágenes satelitales, drones y circuito cerrado de televisión, se estima
que cada metro cuadrado se registra cada 10 minutos. De allí que para
él, la mayor fuente del fracaso israelí fue la excesiva confianza
en la capacidad de la inteligencia artificial (IA) para anticiparse a
las acciones de Hamas, como parte de una guerra asimétrica basada en
algoritmos que ya había puesto en práctica en 2021 durante el conflicto
llamado Guardián de los Muros. Concluye que Hamas pudo haber explotado
la dependencia excesiva de los algoritmos basados en ordenadores para
fines operativos y analíticos, elaborando un plan de engaño
que
mantuvo un nivel de comunicaciones suficiente en cantidad y calidad para
evitar ser señalado por la IA y los analistas israelíes, corrompiendo
los algoritmos de forma que cegaran a los ordenadores y a sus
programadores humanos, encubriendo así la verdadera intención y
capacidad del grupo.
Respecto de la acción de Hamas y las operaciones de represalia
israelíes, cabe consignar que terrorismo es el uso calculado y
sistemático del terror para inculcar miedo e intimidar a una sociedad o
comunidad. Es una clase específica de violencia. Como táctica, es una
forma de violencia política contra civiles y otros objetivos no
combatientes, perpetradas por organizaciones no gubernamentales o
agentes clandestinos que pueden ser incluso estatales o paraestatales.
Hace más de 40 años Noam Chomsky y Edward Herman hablaron de la
violencia al por menor
de quienes se oponen al orden establecido
(guerrillas como el FSLN, FARC, ELN, Sendero Luminoso, ETA, OLP, Hamas,
Hezbollah) y la violencia al por mayor
, mucho más extensa tanto
en escala como en poder destructivo, practicada pos las dictaduras de la
seguridad nacional sudamericanas, que dieron lugar a la categoría
terrorismo de Estado, asimilable, también −entonces como ahora−, a
Israel.
La amnésica narrativa del poder racista y expansionista israelí −y de
sus patrocinadores anglosajones−, oculta que la escalada de violencia terrorista
entre árabes e israelíes se inició el 9 de abril de 1948, con la
matanza de 110 palestinos en la aldea de Deir Yassin por integrantes de
grupos sionistas autodenominados Organización Militar Nacional en la
Tierra de Israel o Irgun (Iluminación, comandado por Menahem Begin) y
Luchadores por la libertad de Israel (la Banda Stern). Se invisibiliza,
también, que la resolución A/RES/37/47 de la Asamblea General de la ONU
de diciembre de 1982, respaldó, sin reservas, el derecho inalienable
del pueblo palestino a la autodeterminación,
la independencia nacional, la integridad territorial, la soberanía y la
unidad nacional sin interferencia extranjera
, y reafirmó la legitimidad de su lucha por todos los medios necesarios, incluyendo la lucha armada
.
En ese contexto, la vieja dialéctica de la hipocresía liberal
utilizada por los colonialistas franceses en Argelia, es replicada ahora
por las almas buenas
(Frantz Fanon dixit) de Occidente −incluida la izquierda
progre domesticada, con su humanismo racista y su falsa equivalencia sobre los crímenes de guerra
perpetrados por los misiles caseros de la insurgencia palestina y las
múltiples matanzas y pogromos del ejército de Israel, una potencia
militar mundial poseedora del arma termonuclear−, que demoniza y
criminaliza la guerra de liberación de los palestinos, mientras condena
de manera abstracta la violencia israelí (las rutinarias expediciones
punitivas, castigos colectivos, torturas, bombardeos, asesinatos a manos
de soldados y colonos supremacistas y encarcelamientos de palestinos),
cuyos dirigentes han reducido a los habitantes de los territorios árabes
ocupados al nivel de monos superiores, para justificar que se los trate
como bestias. Animales humanos
, los llamó el ministro de Defensa
israelí, Yoav Gallant, al ordenar que se dejara sin electricidad,
comida y combustible a los 2 millones de personas, que antes de que
Netanyahu declarara la guerra total
, ya vivían hacinadas bajo un
férreo control militar en lo que se conoce desde hace mucho tiempo como
la prisión al aire libre más grande del mundo.
Mientras Israel se prepara para atacar Gaza con bombas antibúnker suministradas por EU y borrarla del mapa, China, Rusia, Cuba y otros países abogan por la creación de un Estado palestino independiente y soberano dentro de las fronteras anteriores a 1967, con Jerusalén oriental como su capital, según el mandato de Naciones Unidas.
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