12/14/2024

2025 vendrá con aumento salarial del 12% ¿Cómo beneficiará a trabajadoras? Análisis de Carmen Ponce

Escrito por Arantza Díaz 

.-Ciudad de México.- A través de un acuerdo realizado por la Comisión Nacional de Salarios Mínimos (Conasami), el salario mínimo repuntará un 12% a partir del primero de enero de 2025 y con ello, se proyecta que la calidad de vida de quienes perciben el salario base mejore y Gobernación detalló que 8.5 millones de personas se verán directamente beneficiadas y a un par de semanas de que se consolide esta política salarial, resulta imperante cuestionar hasta dónde atraviesa a uno de los sectores laborales más precarizados y sin goce a derechos base: Las mujeres.


Marath Bolaños, titular de la Secretaría de Trabajo en conjunto con la presidenta Claudia Sheinbaum, ha celebrado esta ofensiva que, promete, será un impulso fundamental para la población general y con ello, con 3 meses como cabeza del poder ejecutivo, Sheinbaum zanja una de sus promesas de campaña por un aumento de salario por el bien común.


Para reconocer en el mapa a las mujeres y desde qué circunstancia encaran este aumento salarial, Cimacnoticias conversó con la economista feminista Carmen Ponce; quien dio panorama detallado de lo que sucederá con las mujeres a partir de este aumento salarial.

¿Se puede hablar de una mejora sustancial en la vida de las mujeres o aún quedan algunos cabos que atar?

Para contestar el preciso partir de un análisis del contexto en el que llega este aumento salarial, pues según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, en nuestro país 61 millones de personas son económicamente activas, de este universo el 46.3% son mujeres.

En la tasa de informalidad, el 54.3% de la población ocupada lo hace bajo estos parámetros -sin contratos, prestaciones, ni otros derechos laborales-; 13 millones 321 mil son mujeres y están concentradas en tres grandes grupos, trabajo doméstico remunerado, ámbito agropecuario y empresas o instituciones.

Así, se encuadra el panorama nacional, donde la informalidad se mantiene, de forma ahínca sobre las mujeres quienes representan un poderoso músculo obrero en la población representando casi la mitad del trabajo que produce el país lo que lleva al primer apunte, en palabras de Carmen Ponce: «El piso no está parejo para todas».

Fuente: Cimac foto

Beneficios, pisos parejos y formalidad

Existen dos ejes rectores para entender cómo beneficia el aumento salarial, en primer lugar, dice la especialista es ese efecto dominó ascendente que producirá para la población general, se atiende el salario base y de ahí, comienza a crecer el beneficio para aquellas personas que están ubicadas en los niveles 2 o 3 de salarios mínimos. Esto funge como la primera consideración a acotar.

En segundo lugar, explica Ponce, están los salarios mínimos profesionales; aquellas personas trabajadoras que perciben un ingreso mínimo por su trabajo, como por ejemplo, las y los periodistas que atraviesan una recrudecida precarización en los medios de comunicación. De esta manera, para la especialista, este efecto ascendente y la mejora en los salarios de las y los profesionistas, es punta de lanza en esta política de la Comisión Nacional de Salarios Mínimos (Conasami).

Sin embargo, como ya se advertía, quedan algunos ajustes que no logran abrazar de manera integral a todos los sectores poblacionales, pues para gozar de estos beneficios, primero, hay que estar dentro de la esfera de la formalidad. Como un contrapeso, Carmen Ponce también advierte de otro escenario, pues, aquellas mujeres que sí se desempeñan en la formalidad tienden a recibir los salarios más bajos, por ello, se infiere que este aumento al salario beneficiará de manera expedita al bolsillo de las mujeres trabajadoras.

«El efecto en las mujeres, es que, por desgracia, estamos en la base de la pirámide económica, es decir, con los salarios más bajos, entonces, el volumen de trabajadoras que están en el nivel 1 de salarios mínimos y en el nivel 2 (dos salarios) es muy alto, entonces, el volumen de mujeres que se están beneficiando directamente es mayor que el de los hombres. Pero no podemos decir que el piso es parejo porque no es para todas las trabajadoras, es para las formales, las que tienen un contrato y derechos laborales, pero aquellas que están en la informalidad laboral, para ellas, el problema es que necesitan formalizarse para alcanzar todos los beneficios que representa la ley federal del trabajo», explica.

¿Obtener un contrato, seguro social, permisos y prestaciones debe ser entendido como un privilegio? No, responde Ponce, no tiene que ser visto de esta manera, es un derecho constitucional y aunque ha disminuido considerablemente el número de trabajadoras informales, las mujeres siguen siendo mayoría, lo que quiere decir que tenemos un universo de trabajo dividido en «las que sí y las que no» aún, cuando sean beneficios de la propia Constitución.

Fuente: Cimac foto

Así, aunque el beneficio del salario tendrá un efecto positivo en millones de trabajadoras que ganan el mínimo, se vuelve una contrariedad cuando las trabajadoras informales siguen estando fuera del radar del Estado; invisibles gracias a la colusión de los empleadores y empresas que gozan de los beneficios de no afiliar a sus trabajadoras a la formalidad.

El motivo por el que existe tanta resistencia a poder abatir el trabajo informal de millones de personas trabajadoras, es la conveniencia misma.

«¿Por qué los sindicatos no quieren que sean visibles? Porque representa una preocupación y eso es lo que ayuda a que los derechos laborales sean privilegios, porque resulta que, (por ejemplo). tienes 20 trabajadoras contratadas legalmente y con todos sus derechos laborales, pero de otro lado hay 40 que no tienen nada, entonces, el empleador va a preferir al universo de los 40, ¿por qué?, pues porque representa menos gastos laborales. A las trabajadoras claro que nos conviene, pero a quienes no les conviene es a los patrones», sentencia la economista.

La informalidad lo ocupa todo, siendo esto, una de las cosas más esenciales para entender cómo el extractivismo del sistema se recarga sobre las mujeres; la informalidad son las mujeres que están en el ambulantaje, pero también, aquellas que trabajan en los centros comerciales, en los campos, en el trabajo doméstico remunerado, las reporteras que sobreviven gracias al freelance, las artistas, las cuidadoras, las emprendedoras, estilistas, diseñadoras, reposteras y un listado inmenso que, donde se ponga el ojo, la informalidad se mantiene como fenómeno latente.

Sobre esto último, Ponce nombra a las mujeres que trabajan al interior de las tiendas departamentales como Sears o Palacio de Hierro, e incluso, la operadora telefónica AT&T que mantenía a sus trabajadoras en la informalidad, así como las mujeres jornaleras que abandonan sus hogares en Chiapas para vivir en San Quintín por la recolección de moras y fresas bajo condiciones precarias: «Vas a un banco y no sabes si la chica que te atiende tiene derechos laborales, no nos podemos quedar más con la idea de que sólo es comercio ambulante», acota.

Salarios contractuales y topes salariales; ¿En dónde hay que poner la lupa?

Los salarios contractuales son aquellos el que se establecen en los contratos colectivos de trabajo, es decir, que pautan una tarifa salarial para su plantilla de trabajadoras y trabajadores; sólo en julio del 2024, 201 mil 704 trabajadores recibieron un salario contractual, de acuerdo con datos de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social y para septiembre de este año, creció un 4.1%, la mayor alza en los últimos 23 años.

Es precisamente aquí, donde la lupa se coloca como uno de los obstáculos más grandes al hablar de una mejora real en los aumentos de salarios.

Al preguntarle a la especialista sobre el por qué es primario sobre estos «topes salariales», Carmen Ponce ataja que, por ejemplo, el sindicato de la UNAM o de telefonistas -por mencionar algunos- no perciben el aumento salarial. Es decir, que desde los aumentos de López Obrador, su salario se mantuvo sin una fluctuación verdaderamente real.

«Hay 2 elementos ahí muy importantes, uno es la política salarial del gobierno que propicia y determina esa separación entre salarios contractuales y salarios que no son de un contrato colectivo de trabajo. La política del gobierno ha montado una fórmula que son los topes salariales, ellos se rigen por esto, el tope salarial es del 4% y les dan una compensación en lo que ellos llaman «prestaciones», no son prestaciones, son derechos laborales que tenían que haberse aumentado en el salario mínimo y lo mismo en el salario general.


Por ejemplo, dicen, va 5% de aumento al salario, y en prestaciones, vamos a dar otro 5% y ya el trabajador o trabajadora completa el 10% pero eso propicia que se sigan tratando los derechos laborales como privilegios; esa es una política salarial neoliberal que se sigue normalizando.

¿Qué efecto tiene esto?: Convertir los derechos laborales como las prestaciones en privilegios cuando no lo son, otro efecto importantísimo, es que se afecta el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB). Si tú no tienes un salario digno, aunque tengas muchas ganas de comprar cosas, no vas a poder comprarlo.


La canasta básica

De manera concreta, se entiende que las personas trabajadoras recibirán un salario mensual de 8 mil 354 pesos y en la zona libre de la frontera norte, un total de 12 mil 569 lo que permitirá, según la propia Sheinbaum, comprar 2.5 canastas básicas.

Consultando el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), una canasta básica son los productos de primera necesidad, entre los que se encuentra azúcar, aceite, carne, legumbres, leche, fruta, pasta, verduras, papel, jabón, tortilla y algunos enlatados.


Según el CONEVAL, se contemplan los nutrientes básicos que necesita una familia para esta tabla de productos, su costo aproximado, oscila los 700 y los mil pesos -aunque se ha llegado a disparar hasta 300 pesos más-. Sin embargo, la media se mantiene en los 700, lo que infiere, que, con el nuevo aumento del salario mínimo, la población debería poder gastar unos mil 750 pesos en su canasta básica sin afectar su economía, ni sacrificar otros gastos como renta, vestido, transporte, servicios de agua, luz, gas o seguridad.

¿Cómo podría mejorar la política de aumento de salario?


Lo más esencial, es que las trabajadoras informales tengan la posibilidad de acceder al mercado laboral formal y con ello, cortar con la cadena de violencia económica que, según explica Ponce, es una de las maneras en las que también se están asesinando a las mujeres; esta conversación no sólo se trata de derechos laborales, sino también, de una apuesta para abolir todo aquello que coopta la autonomía de las mujeres, que las oprime y que no les permite gozar de una vida libre de violencia.

Por ello, no se puede hablar del nexo entre la informalidad y las mujeres, sin antes, reconocer el trabajo de cuidados que ha forzado a miles de mujeres a recurrir a la informalidad en un intento de alinear sus horarios entre cuidados de sus hijas e hijos, limpieza del hogar y trabajos precarizados con horarios flexibles.

Según el Centro de Investigación en Política Pública (IMCO) 9 de cada 10 personas que abandonan el mercado laboral son mujeres, además, las mujeres que llevan a cabo las tareas de cuidados tienden a participar en menor proporción en el mercado laboral (51%).


En este sentido, para reconocer una mejora sustancial en la calidad de vida de las mujeres, no sólo basta con un aumento salarial, sino también, de una articulación que permita a las mujeres acceder a mejores oportunidades laborales e incluirse al mercado laboral, siendo una de las piezas clave, el Sistema Nacional de Cuidados.

«Tenemos que quitar la terrible barrera de los cuidados, si la quitamos, la incorporación al trabajo remunerado sería el doble o el triple, entonces, el PIB tendría un crecimiento del 3 o 10%, el Banco Mundial considera que tener derechos laborales implica un incremento en el salario del 19%, ¿Ves por qué tan importante es que las mujeres se incorporen a la formalidad?, perder derechos, también es perder ingresos.
Tiene que haber políticas públicas que generen cuidados sociales, es decir, socializados, no sólo para las personas, para un grupo social y una parte de esto está en las famosas utopías de Clara Brugada, ese sistema debe ser universal y gratuito.»

El siguiente asunto primario es eliminar los topes salariales, dice Ponce, pues tiene efectos «tremendamente negativos» en la economía; su salario está estancado y se maquilla con prestaciones que, como ya se advertía, son derechos constitucionales. Sin estos topes salariales, miles de familias podrían consumir más canastas básicas y con ello, incrementar el mercado interno; un ganar – ganar, con mayor consumo y en consecuente, mejor calidad de vida.

Reducir la informalidad y los topes salariales son trabajos que tiene pendiente el Estado y por supuesto del sector privado, pero de puertas para adentro, la última pieza clave en esto aparece desde la rebeldía y la necesidad de la organizarse a través del sindicalismo.

De acuerdo con los datos de la Red de Mujeres Sindicalistas (RMS), en 2019 las secretarías sindicales ocupadas por mujeres representaron solo el 13.43%. Pero desde la implementación del principio de representación proporcional de género establecido en la Reforma Laboral, incrementaron a 26.22% en 2023, sin embargo, para la RMS esto no es suficiente tomando en cuenta que las mujeres ocupan el 46% de la fuerza laboral.

No podemos estar sentadas con la mano esperando a ver qué nos dan, la organización política es fundamental, tenemos que convertir nuestras necesidades en demanda a nuestros patrones, a los sindicatos y al Gobierno, hay que exigirles. (Carmen Ponce)

Fuente: Cimac foto

Finalmente, la especialista acota que todo lo abordado debe de entenderse como un fenómeno estructural; no sólo como un aumento de salarios, sino más bien, como un movimiento económico que tiene el poder de mover al país, impulsar el producto interno bruto y mejorar la calidad de vida de la población general, de ello deviene que, es fundamental entender las implicaciones del aumento salarial del 12%.

Carmen Ponce rememora la manera en que, durante la época neoliberal se vivió un proceso de empobrecimiento, pues el objetivo de esta política era que las y los trabajadores percibieran el menor salario posible, recordando así, la existencia del tratado de libre comercio que incluye a Canadá y México, una competitividad que Ponce reconoce como «desleal«, pues mientras los obreros canadienses percibían 15 dólares diarios en la industria automotriz, los obreros mexicanos estaban muy lejos de percibir la misma cantidad. En consecuente, los empresarios arriban al país con una mirada extractivista y de explotación laboral persiguiendo la mano de obra barata.

«A pesar de que se han dado todos estos aumentos de López Obrador, donde pasó de 80 a 200 pesos (el salario mínimo), que no es cosa menor, seguimos siendo mano de obra; menos barata que antes, pero aún barata
Y cómo repercute, que tenemos un PIB que no crece a pesar de que exportamos enormes cantidades a Estados Unidos y Canadá, sobre todo en la industria automotriz.
¿Cuál es la aportación de México? Pues lo más barato, la mano de obra, no aportamos insumos, los importamos de China y entonces, nuestro valor agregado es poquito porque nuestro salario es poquito y eso repercute en el crecimiento mínimo del PIB de 1.2%.
Necesitamos una política industrial acompañada del crecimiento de salarios: salarios que se vuelvan dignos y ahí si vamos a tener un crecimiento del producto interno bruto de hasta el 10%, ¿ya entendemos la dimensión de mejorar un salario mínimo

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