evidencia verificableque implicara a su secretario de Seguridad Pública en actividades ilícitas e hizo malabares de mala calidad para asumirse respetuoso de las resoluciones judiciales (ni modo que dijera lo contrario).
El párrafo central de la puerta de falsa salida que se quiso construir Calderón dice: Nunca
tuve evidencia verificable que lo involucrara con actividades ilícitas,
ni recibí información en ese sentido de agencias de inteligencia,
mexicanas o extranjeras, que entonces confiaban en él e interactuaban
con él; 2) No he tenido acceso a las evidencias ni a los testimonios que
se presentaron en el juicio, pero soy hombre de leyes y respeto la
acción de los tribunales. Asumo que han actuado conforme a su leal saber
y entender. Por lo mismo, soy partidario de que quien infrinja la ley
debe asumir las consecuencias de sus actos
.
En esencia, Calderón pretende que no supo lo que hacía su amigo y cómplice García Luna (lo cual es una declaración de máxima incompetencia política y administrativa, a niveles… criminales) y tampoco se atreve a expresar una postura firme, concluyente, sobre la sentencia a su ex secretario sexenal, pues prefirió dar vueltas evasivas con consideraciones sumamente generales.
Haiga sido como haiga sido, Calderón Hinojosa queda seriamente golpeado por esta sentencia, pues descalifica radicalmente su sexenio caracterizado por una guerra contra el narcotráfico
que no sólo fue torpe y fundacionalmente dañina, sino, en específico,
movida por ánimos, estructuras y mandos de índole corrupta y criminal,
al servicio de uno de los cárteles, el de Sinaloa.
El juez Cogan, ante la concesión que hizo a García Luna para que
pudiera hablar vestido de traje y corbata, le espetó que en realidad
llevó una doble vida, y que, por más lujos o apariencias que deseara
mostrar, su conducta era equiparable a la de El Chapo. Tal señalamiento de hipocresía y doblez es aplicable a Calderón, que pretende llevar una vida de apego a valores
religiosos y morales, cuando en los hechos es corresponsable de la conducta criminal de un depredador máximo de la nación.
Sin embargo, más allá del explicable júbilo de quienes celebraron la sentencia (intermedia: ni poca ni máxima) al varias veces mentado García Luna, conviene mantenerse alerta ante eventuales giros de trama desde Washington, pues el ex secretario calderonista aún podría prestar servicios especiales a los poderes del vecino país que mantienen en la mira el proceso de continuidad de la llamada Cuarta Transformación.
García Luna podría convertirse en testigo protegido y emitir declaraciones a conveniencia de agencias y oficinas estadunidenses, no contra el calderonismo y el zavalismo, los cuales ínfimo valor de cambio tienen a estas alturas, sino contra el ex presidente López Obrador y Morena, y tal vez contra la presidenta Claudia Sheinbaum.
Por lo pronto, Calderón queda exhibido no en su pequeñez como
ocupante de Los Pinos, sino en su enorme corresponsabilidad en el daño a
la nación mediante la facciosa guerra contra el narco
; la
derecha, así haya pleitos entre el calderonismo-zavalismo y el PAN,
también queda maltrecha y ahora resta esperar para ver el uso
instrumental que poderes del vecino país busquen dar a estas historias
político-judiciales.
Astillas
Hay 66 aspirantes a presidir la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, pero Morena y su mayoría definitoria apoyan la continuidad de Rosario Piedra, quien llevó a tal institución a un grado notable de ineficacia, no porque los antecesores fueran realmente productivos en la defensa de tales derechos, sino por la esperanza que se generó en la administración piedrista, que seguramente será relecta por así convenir al muy cómodo poder político dominante… ¡Hasta mañana!
X: @julioastillero, Facebook: Julio Astillero, juliohdz@jornada.com.mx
Ayer, esa fue la decisión del juez Brian Cogan para el confidente
y mano derecha de Felipe Calderón; éste, si la justicia fuera justa,
debería compartir sentencia y prisión con García Luna, un ingeniero
mecánico egresado de la Universidad Autónoma Metropolitana que
meteóricamente escaló de agente del Centro de Investigación y Seguridad
Nacional (Cisen) a agente y directivo de la Policía Federal Preventiva,
director de la Agencia Federal de Investigación (AFI, creación de
Vicente Fox), secretario calderonista del Narcotráfico y socio de
Joaquín El Chapo Guzmán Loera, y contó con todo el apoyo,
reconocimiento y algunos galardones de agencias estadunidenses como la
DEA y la FBI, además de la Interpol y el gobierno de España, Colombia y
Ecuador. Hoy, todos voltean para otra parte y fingen demencia.
En diciembre de 2019, García Luna fue detenido en Dallas, Texas, y de
ahí llevado a una prisión en Nueva York, en donde el 21 de febrero de
2023 fue declarado culpable de cinco cargos criminales y los fiscales
del Departamento de Justicia de Estados Unidos pidieron cadena perpetua
para este criminal. Originalmente, se fijó el 27 de junio de 2023 como
fecha para conocer la sentencia, pero en reiteradas ocasiones el juez
Brian Cogan la pospuso hasta ayer: 38 largos años para quien, dentro del
gobierno de Felipe Calderón, era el principal operador y protector del
narcotráfico. Y nadie
se dio cuenta (versión oficial).
Por cierto, el mismo día que en Nueva York condenaron a García Luna,
el Poder Judicial actuó en consecuencia: los integrantes del
decimoséptimo tribunal en materia administrativa del primer circuito de
la Ciudad de México (Rolando González Licona, presidente; Eduardo
Baltazar Robles y Amanda Roberta García González, magistrados) ordenó
desbloquear las cuentas bancarias de su esposa Linda Cristina Pereyra
Gálvez, denunciada en México y Estados Unidos por operaciones con
recursos de procedencia ilícita. La Unidad de Inteligencia Financiera la
denunció ante la Fiscalía General de la República por operaciones
ilícitas y desde el 9 de diciembre de 2019 se le incluyó en la lista de
personas bloqueadas. Una raya más al tigre de los impartidores de justicia
.
Sin duda, García Luna y Calderón son las cabezas visibles de esta
espeluznante trama que a los mexicanos les ha costado un mar de sangre,
una catarata de recursos económicos y el avance del crimen organizado
(no ajeno al de cuello blanco), pero no son los únicos. Tiempo atrás, el
entonces presidente López Obrador preguntaba ¿cómo es posible esa doble vida?
de funcionarios y narcos, que por un lado se les premia y reconoce
su labor por combatir
a los malosos, y por el otro se hinchan de dinero e impunidad con la protección a la delincuencia.
García Luna no es el único, desde luego, pero cierto es dejó de ser
útil a los intereses estadunidenses y sus agencias (que se metieron
hasta la cocina, en todo participaban y todo lo sabían), ergo, es carne
desechable y al mismo tiempo utilizable como propaganda para demostrar
el decidido combate
al narcotráfico ordenado por la Casa Blanca, cuando en los hechos las citadas autoridades están involucradas hasta el cuello.
Entonces, ¿qué le queda a García Luna? ¿Apelar la sentencia? Negociar con el Departamento de Justicia? ¿Información por años de cárcel? ¿Testigo protegido? O de plano tragar sapos y mantener impune a Calderón, como hasta ahora lo ha hecho la derecha gachupina.
Las rebanadas del pastel
La industria jabonera nacional está de plácemes, porque
su caja registradora no deja de tintinear: en los últimos días el
consumo de sus productos se ha masificado en las filas del Partido
Acción Nacional y en las del sicariato mediático por él financiado, pues
a la menor oportunidad, comenzando por Felipe Calderón, todos,
absolutamente todos, se lavan las manos: de García Luna, no sabía
, nunca me enteré
, ni lo conozco
, no sé quién es
, ni en fotografía
, no tengo evidencia
, etcétera, etcétera.
X, antes Twitter: @cafevega, cfvmexico_sa@hotmail.com
Pero un hecho notable en estudios paleontológicos nos sugirió un
periodo muy anterior del proceso de humanización, a saber: entre hace 5 y
3.5 millones de años, en el que la faz terrestre se transformó
radicalmente con el surgimiento de las grandes cordilleras (Himalaya,
Alpes, Andes…) mientras se desplazaban los trópicos con su flora y su
fauna al cinturón ecuatorial y los hielos hacia los polos, coincidiendo
con la frecuencia e intensidad del calor solar, según el nuevo eje de
rotación de nuestro planeta, este fenómeno global desplazó la gran fauna
hacia los valles poblados de nuevas especies vegetales que dieron su
nombre genérico al periodo de un millón y medio de años llamado por los
especialistas la Edad de las Yerbas, de las que se alimentó la fauna
superior que emigró hacia esos valles, y entre ésta, primates que solían
consumir frutos, hongos, musgos e insectos tropicales, para deber
cambiar su dieta a las hierbas portadoras de gramíneas en sus espigas
erectas que, según la especie, maduraban a diferentes alturas del suelo.
Entonces apareció una especie particular de homínidos con la ingestión
de los granos (y tal vez debido a una predisposición genética en la que
se debería profundizar) debido a su contenido en glúcidos: un tipo de
azúcares llamados lentos
, porque se incorporan lentamente al
torrente sanguíneo que alimenta las neuronas cerebrales y cuyo papel es
ordenar el movimiento de los músculos.
Este hallazgo, visto a la luz del pensamiento de Carlos Marx, según el cual la práctica desarrolla la conciencia
,
conduce a comprender la evolución de nuestra especie como la
interacción del alimento fundamental (glúcidos) con el desarrollo de la
habilidad para obtener el alimento cortando espigas de frágiles ramas y
sacar los granos para descascararlos y deshacer su almidón entre las
mandíbulas (ref. C. Perles).
Frutos de estos procesos fueron seguramente la bipedia y el quinto dedo oponible, la primera para facilitar la cosecha de espigas a distintas alturas y el segundo para poder descascarar los granos y perfeccionar su aprovechamiento; círculos virtuosos que se siguen desarrollando en los procesos de crecimiento individual y en lo colectivo, mediante la educación física y la intelectual. Continuará
él ayudó al cártel, él protegió al cártel, él era el cártel; dicha organización criminal no existiría sin ayuda de funcionarios como él, y lo increpó directamente diciendo:
usted tiene muerte en sus manos. García Luna no expresó ningún tipo de arrepentimiento por ser el segundo máximo responsable de la violencia generada por su alineamiento con un bando delictivo, la cual sigue siendo una dolorosa lacra en el México de hoy.
La sentencia al otrora superpolicía da una confirmación jurídica a lo que la ciudadanía mexicana ha sabido desde hace casi dos décadas: durante el sexenio en que Felipe Calderón usurpó la Presidencia de la República se conformó un narcogobierno. Con esta certeza, es inevitable preguntar cuántos nombres de esa administración espuria estuvieron involucrados en todo tipo de actividades ilícitas, pues sería ingenuo pensar que la complicidad quedó confinada a los altos cargos de la SSP en el periodo 2007-2012 y que no hubo ramificaciones en otros ámbitos del gobierno, así como antes y después del calderonato. En este sentido, debe recordarse que García Luna perteneció al extinto Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen) desde 1989; se incorporó a la Policía Federal Preventiva (PFP, también desaparecida) en 1999, mismo año de su creación, y dirigió la Agencia Federal de Investigación (AFI, extinta) durante cinco de seis años del foxismo. Terminado su ciclo en la administración pública, fungió de asesor y contratista millonario para varias instancias en el peñato.
Por otra parte, a estas alturas resulta grotesco el empecinamiento de
Felipe Calderón Hinojosa en negar su conocimiento de las andanzas de su
mano derecha. Cuando se encontraba en campaña en 2006, la periodista
Lydia Cacho le dijo de manera personal que García Luna protegía a los
cárteles dedicados a la trata y explotación sexual; en mayo de 2007 el
general Tomás Ángeles Dauahare le comunicó el involucramiento de su
secre-tario en narcotráfico y otras cosas
; en febrero de 2008 el
comandante de la Policía Federal Javier Herrera Valles le envió dos
cartas avisando de la colusión con la delincuencia organizada. Otros
periodistas, como Olga Wornat y Jesús Lemus, señalaronpúblicamente los
anteriores y otros hechos. El ex presidente nacional del PAN Manuel
Espino aseguró tiempo después que transmitió a Calderón la queja de
políticos latinoamericanos respecto a la filtración a los criminales de
documentos confidenciales enviados a García Luna. Ángeles Dauahare y
Herrera Valles fueron detenidos y encarcelados sin pruebas por atreverse
a denunciar lo que sabían; Wornat sufrió censura e imposibilidad de
trabajar en el país y Cacho tuvo que ver cómo todo el sexenio se
protegió a quienes la secuestraron.
Por último, es ineludible cuestionar si la dura sentencia dictada contra el ex funcionario representa un acto de justicia o un ajuste de cuentas entre viejos conocidos del crimen organizado. No puede ni debe olvidarse que, cuando se encontraba en la cumbre del poder, García Luna fue condecorado y respaldado por Estados Unidos, e incluso se benefició de las maniobras injerencistas de Washington para llevar a Calderón a Los Pinos. Si a ello se añaden los múltiples casos probados de complicidad criminal de miembros de las principales agencias estadunidenses supuestamente encargadas de frenar el narcotráfico (CIA, DEA y la de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos, ATF), es obligado preguntarse si no hay estrechos vínculos de complicidad entre el ahora sentenciado y el gobierno que antes lo impulsó y ensalzó y que ahora lo condena.
La reducción de la jornada laboral en México, de 48 a 40 horas semanales, no es sólo una medida técnica o económica: es el resultado de una lucha que lleva décadas esperando una respuesta justa. Este cambio, que aumentaría la nómina del personal sindicalizado en 15 por ciento en promedio, es más que una cuestión de cifras. Es un acto de dignidad para aquellos que han construido el país con sus manos, su conocimiento, su esfuerzo y hasta su integridad. Además, representa el reconocimiento al valor del tiempo de las y los trabajadores. Menos horas trabajadas no significa menos compromiso, sino más respeto por la vida fuera del trabajo, por la familia, por el descanso merecido.
La presidenta Claudia Sheinbaum ha asumido el compromiso de lograr, durante su mandato, una semana laboral de 40 horas. Esta promesa representa un paso importante y debemos ser conscientes de los cambios que implica para que la transición sea benéfica para todos. Las empresas enfrentarán retos para ajustarse a esta nueva realidad; mantener la competitividad en un entorno con menos horas de trabajo requerirá cambios estructurales, como la automatización y la adopción de nuevas tecnologías, incluidas la inteligencia artificial (IA) y la digitalización de ciertos procesos. Pero más allá de la tecnología, se trata de un cambio de mentalidad: dejar de ver a los trabajadores como piezas de una maquinaria productiva y empezar a verlos como lo que siempre han sido: personas. Nos encaminamos a profundizar aún más la transformación del mundo del trabajo, donde las y los trabajadores están al centro, así como sus intereses: un salario justo, un ambiente laboral digno y un verdadero balance entre trabajo y vida.
México ha sido durante mucho tiempo uno de los países donde más se trabaja, con un promedio de 2 mil 207 horas al año por trabajador, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, OCDE. Mientras tanto, en países como Alemania, los trabajadores completan mil 343 horas al año, en Noruega mil 418 horas, en Francia, mil 500, en España mil 632, en Estados Unidos mil 799 y en Chile acumulan un total de mil 953 horas. Pero el exceso de horas al que se ve sometida la clase obrera no se ha traducido en una mayor calidad de vida, ni siquiera en una mayor productividad. Por el contrario, la sobrexplotación ha dejado a millones de trabajadores agotados y, en muchos casos, con la sensación de que su esfuerzo no es valorado ni recompensado.
Es necesario destacar que la eficiencia y la mejoría en la posición de las empresas no sólo dependen del esfuerzo adicional o del número de horas que labora un trabajador. No se puede ni se debe responsabilizar sólo al trabajo humano de los incrementos en la productividad a costa de un mayor desgaste físico y mental. Más bien, éste es el que genera la riqueza gracias a su entrega, sacrificio y esfuezo, no las máquinas, ni los equipos o el capital por sí solos. Entonces, la mayor eficiencia productiva de las corporaciones depende de muchos otros factores, como las decisiones y los planes o programas empresariales, de las innovaciones y el desarrollo tecnológico, además de la capacidad, la transparencia y la responsabilidad de los administradores, de la competencia y de otras cuestiones fundamentales en los procesos productivos.
Desde la Cámara de Diputados presentaré en los próximos días una iniciativa respaldada por los sindicatos más importantes y representativos del país, pues busca transformar esta deuda en justicia real para las y los trabajadores. Sin duda, estamos ante una oportunidad histórica para reivindicar y dignificar el trabajo en México y saldar una cuenta que ha estado pendiente por generaciones. Los turnos flexibles, la negociación con los sindicatos y el reajuste de tabuladores salariales serán pasos fundamentales en este proceso. Pero lo que está en juego va mucho más allá: es una transformación del sentido del trabajo y del valor del trabajador. Es el reconocimiento a décadas de lucha por mejores condiciones laborales, un acto de justicia para quienes han sacrificado tiempo y bienestar personal por el bien y la riqueza del país. La reducción de la jornada laboral representa no sólo la esperanza de un mejor futuro, sino también la dignificación del presente, en el cual el trabajador ya no sea explotado, sino respetado.
Esta transformación requiere un compromiso genuino tanto de las empresas como del gobierno, los sindicatos y sus dirigentes. Sólo así podremos avanzar hacia un México más justo, donde el trabajo sea sinónimo de progreso, pero también de bienestar y calidad de vida. Es momento de saldar esta deuda con las y los trabajadores mexicanos. Estoy convencido de que la reducción de la jornada laboral traerá consigo una nueva era de bienestar, justicia y prosperidad. Ante esta nueva realidad, mi compromiso se mantiene firme para ser su voz, seguir abanderando e impulsando desde el sector sindical, pero también desde el Poder Legislativo, esta reforma como un acto de reivindicación y revalorización del trabajo humano. No hay manera de resistirse ante cambios que traerán más y mejores beneficios para quienes a diario hacen del país una nación grandiosa y con un futuro de pleno crecimiento y desarrollo.
transiciónes que las izquierdas mexicanas se comprometieron con la perspectiva democrática a partir de la fundación del Partido de la Revolución Democrática, optando en definitiva por las urnas como vía legítima de la disputa por el poder político. Esta supuesta llegada tardía de aquella identidad política con dicho valor universal se vincularía al debilitamiento de las tradiciones socialista y comunista acaecida de manera paralela.
Es cierto que una variante del relato, con un poco más de perspectiva y profundidad, logró establecer el compromiso de las izquierdas –especial, pero no únicamente del PCM– con la vía democratizadora hacia 1979. A la reforma política siguieron los combates electorales de la década de 1980, que incluyeron la campaña de Arnoldo Martínez Verdugo por el Partido Socialista Unificado de México, las elecciones intermedias de 1985 y, sobre todo, la perspectiva abierta en 1988, cuando Heberto Castillo y el Partido Mexicano Socialista cedieron ante la marea popular asociada a la campaña de Cuauhtémoc Cárdenas. Sin embargo, en ambos casos hay un recorte histórico que no realiza la justicia al compromiso con la construcción de una sociedad democrática e igualitaria que izquierdas socialistas y comunistas tuvieron y que colocó en primera importancia la democracia y aún más, el momento político-electoral.
La historia debería rastrearse, al menos, hacia 1929, cuando Pedro
Rodríguez Triana fue el candidato presidencial del Bloque Obrero y
Campesino, animado por el PCM. Contrario a la rutina discursiva de un
partido a las órdenes de Moscú, vemos en ese gesto una perspectiva que
coloca la situación nacional en privilegio frente a las consignas de la
política de clase contra clase
, marcada por una táctica
construida sobre el sectarismo. El Bloque se hizo presente por todo el
país, llevando la idea de saldar las deudas de la revolución mediante
formas organizativas más profundas. El intento de tener una presencia
electoral se dio aun cuando la represión del Maximato era una realidad,
que orilló al partido a la clandestinidad. Tendrían que pasar seis años
para que el PCM pudiera volver a asomar abiertamente su posicionamiento,
teniendo como candidato a Hernán Laborde en 1934.
A partir de la política de unidad a toda costa
, los comunistas
saludarían la construcción del Partido de la Revolución Mexicana al que
consideraron la versión local del Frente Popular y con ello acompañaron
las candidaturas de Manuel Ávila Camacho y después de Miguel Alemán.
Ello no sin complejidades; por ejemplo, en 1943, cuando Dionisio Encina,
secretario general del PCM, compitió dentro del PRM por una diputación
local, ganándola, pero siendo despojado de ella en una sucia maniobra.
Encina repetiría en 1946 su aspiración, ahora como senador. Su
candidatura estuvo acompañada de la de otros comunistas, mostrando las
primeras fisuras en el consenso posrevolucionario.
En 1952, ante la corrupta modernización alemanista, se estableció la primera alianza popular-comunista, llevando a Vicente Lombardo Toledano como candidato presidencial, en una campaña marcada por un giro represivo y una retórica radical de anticomunismo. Pese a la violencia contra comunistas y otras fuerzas ese año, no se dejó de insistir, en participar electoralmente. En 1955, la disidencia del PCM, el Partido Obrero Campesino, también presentaría candidatos a diputados, contando con alianzas con el Partido Popular. Estas iniciativas no contaban con el beneplácito del orden jurídico, que excluyó, sistemáticamente, las solicitudes de registro legal de los comunistas.
En 1958 se abrió una grieta en el consenso político de la Revolución Mexicana, pues corrieron paralelas las revueltas proletarias que removieron las viejas certezas de la forma de dominio social, como los destellos que animaron la actuación en clave de independencia política. PCM y POCM tramaron una alianza, llevando al viejo zapatista Miguel Mendoza López como candidato presidencial. La campaña, aunque minoritaria, movilizó bajo la bandera roja a cientos de personas por todo el país. Bajo la idea de que la reforma agraria debía ser completada, la Constitución respetada plenamente y el monopolio político del PRI cuestionado, la convergencia construyó un programa electoral, en que ya se disponía la necesidad de transitar a un modelo parlamentario, por ejemplo.
En el lapso intermedio, destellos de esta independencia política comenzaban a ocurrir. No sólo en el PCM, incluso en el Partido Popular, que en lo local, en especial en el norte del país, disputaba al PRI. A partir de 1964 la fundación del Frente Electoral del Pueblo reconectó al PCM con la sociedad. La campaña de Ramón Danzós Palomino fue el momento en que se apostaron todas las energías. Incluso el PCM se alió con fuerzas como el Partido Auténtico de la Revolución Mexicana en Puebla. La campaña enfrentó el autoritarismo e intensificó la necesidad de espacios de democratización ante el asfixiante entorno político; una vez más, el llamado a las urnas no se divorció del diagnóstico severo sobre la realidad sociopolítica.
Los acontecimientos de 1968, así como la represión del conjunto de la década alejaron al comunismo de las urnas durante dos lustros. Fue hasta 1976, con el evidente agotamiento de las estrategias centradas en la violencia política y el giro en las condiciones sociales, que se reinsertaron en la participación público-electoral. La exitosa campaña, sin registro, de Valentín Campa fue el último momento de prohibición de los comunistas en la escena electoral.
Es claro que hace falta una visión más amplia del trayecto democrático, que supere el relato de la transición
,
mismo que reduce el acto político al acuerdo entre élites –provenientes
de las ilustradas clases medias– que fundan onerosas instituciones. Más
bien, es preciso recordar la intensa participación de la sociedad, es
decir, de obreros, campesinos, mujeres, estudiantes, en estos procesos.
Pese a enfrentar un entorno adverso, conquistaron, imaginación política
de por medio, un programa que consideró tanto la justicia social como la
democracia. El relato de la transición
cercena, de hecho, lo más
significativo del trayecto democratizador: la presencia de las mayorías
sociales en la búsqueda de un orden equitativo y, en el caso mexicano,
con una profunda raíz plebeya.
* Investigador UAM
Atrás quedó la postura de quienes hoy gobiernan cuando eran oposición que exigía el regreso de los militares a sus cuarteles. El sexenio de López Obrador estuvo marcado por la apuesta por una Guardia Nacional cuya naturaleza civil era más discursiva que operativa, y que ahora, con la nueva reforma constitucional aprobada, se consolida como institución castrense. Hoy, ya con Claudia Sheinbaum en la Presidencia, el panorama no es distinto, pues sus apuestas apuntan en la misma dirección.
El 7 de octubre, Omar García Harfuch, secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, presentó en la conferencia matutina la Estrategia Nacional de Seguridad Pública de este sexenio. Como han difundido los medios, la estrategia consta de cuatro ejes: atención a las causas, consolidación de la Guardia Nacional, fortalecimiento de la inteligencia e investigación mediante la creación de un nuevo Sistema Nacional de Inteligencia y la coordinación con las entidades federativas. A la par, la estrategia fija tres objetivos concretos: la disminución de la incidencia delictiva, principalmente de los homicidios dolosos y de la extorsión; la neutralización de los generadores de violencia y redes criminales, y el fortalecimiento de las capacidades de prevención y proximidad social de las policías locales.
En una revisión más pormenorizada de la estrategia, puede observarse la priorización de la atención en seis estados con altos índices de violencia, como Guanajuato, Baja California, Chihuahua, Guerrero, Jalisco y Sinaloa, así como la atención especial a los 10 municipios con mayor tasa de homicidios en el país. Por último, la estrategia incluye dentro de su prospectiva para los primeros 100 días de gobierno, una acción focalizada para atender la extorsión en el ciclo productivo del limón en Michoacán y la atención a la crisis de seguridad en Chiapas.
Hay, sin duda, elementos rescatables de la estrategia. La atención a las causas es un enfoque necesario en todo esfuerzo efectivo de pacificación. También es plausible la apuesta por la inteligencia e investigación, pues ello permitiría llevar a cabo acciones estratégicas, pertinentes y cuidadosas para la prevención y sanción de los delitos. De igual modo, parece pertinente identificar estados y municipios cuya atención es urgente dadas las expresiones de violencia vistas en los últimos días.
No obstante, hoy prevalece la evidencia de que en los últimos 20 años el país no se ha logrado pacificar a pesar de los cambios de gobierno, pues se ha apostado en términos generales por la misma estrategia de seguridad. También es real que cerramos el sexenio anterior con expresiones de suma violencia, especialmente en Sinaloa, donde los enfrentamientos entre cárteles no han cesado; o en Chiapas, donde comunidades indígenas siguen siendo desplazadas por la violencia. Sin olvidar casos como los de Jalisco, Guanajuato, Michoacán y Guerrero, donde las condiciones de violencia se mantienen sin que importe el cambio de colores partidistas al mando; o en estados como Tabasco y Puebla, que en los últimos meses han experimentado un ascenso de expresiones de violencia asociadas al crimen organizado.
Ante esa realidad, es imprescindible que los gobiernos se atrevan a mirar otras aproximaciones a la seguridad, especialmente la perspectiva de seguridad ciudadana que promueven los organismos e instrumentos internacionales en materia de derechos humanos. La respuesta a la violencia debe ser de carácter integral y civil; efectivamente, atendiendo a las causas, pero fortaleciendo las instituciones civiles encargadas de la seguridad, pues la teoría y la práctica de las estrategias militarizadas demuestran su baja efectividad.
Si queremos una pacificación efectiva, en armonía con los derechos humanos y los valores democráticos, es preciso que se abran los canales de diálogo y se estrechen los vínculos de colaboración entre gobiernos y sociedad civil. Existen muchos esfuerzos plausibles en materia de seguridad y construcción de la paz surgidos desde la sociedad civil en respuesta a las condiciones críticas de violencia que se viven a lo largo del país. Sirvan de ejemplo los procesos llevados a cabo para el Diálogo Nacional por la Paz, convocado por los principales órganos representativos de la Iglesia católica y la Provincia Mexicana de la Compañía de Jesús; o la propuesta de las universidades del Sistema Universitario Jesuita que enfatiza la cultura de paz, la igualdad sustantiva, la política social, el estado de derecho, la prevención, la atención a víctimas y la educación para la paz.
Ante la crisis de violencia e inseguridad, reiteramos que el uso de las fuerzas armadas sólo puede justificarse como medida de carácter extraordinario, justificado y fiscalizado por controles civiles; recordamos que una verdadera estrategia de pacificación requiere de la coordinación entre autoridades, el fortalecimiento institucional civil en seguridad y justicia y un énfasis en la atención estructural a las causas.
La Federación de Estudiantes del Tecnológico de Monterrey (Fetec) solía organizar sainetes con el nombre de happenings
en que se hacía la sátira de profesores o personal administrativo de la
institución. En uno, la iconoclastia de la época hizo que la Virgen de
Guadalupe apareciera en el lugar ocupado regularmente por una de las
llamadas conejitas
de Playboy.
Pero no sólo esos estudiantes organizaban sainetes. En 1968 –por primera vez y hasta ahora la última en la historia–, protagonizaron movilizaciones conjuntas con los de la universidad pública, en solidaridad con los universitarios que habían sufrido el asalto del ejército a la UNAM.
José Luis Sierra era entonces presidente de la Fetec. Al iniciarse
los siguientes cursos, las autoridades del Tecnológico decidieron
expulsarlo junto con otros estudiantes que participaron en el sainete de
la sustitución de la tal conejita
por el venerado ícono. Cabe
preguntarse si sólo fue ésta la causa efectiva de su expulsión. En los
primeros años de los 70 se lo verá militando en la Liga Comunista 23 de
Septiembre, organización que entonces nucleaba a la guerrilla urbana. En
cierto momento, uno de sus principales dirigentes fue Ignacio Salas
Obregón, otro estudiante del Tecnológico de Monterrey.
A raíz de ese episodio tuvo lugar una huelga de hambre de los estudiantes apoyados por sus maestros y familiares en protesta por la expulsión de sus compañeros. El industrial Eugenio Garza Sada, creador del Tecnológico y su principal fuente de decisiones se hallaba de vacaciones en Acapulco, según el jesuita Hermann von Bertrab ( Hacia la puerta), figura importante entre el profesorado de la institución. A su regreso, Garza Sada decidió la terminación de la huelga. Nada extraordinario ocurrió en adelante, salvo la expulsión del grupo de jesuitas –para prolongar su historia– que había sido contratado para asperjar la ética católica hacia la vida académica del plantel. Se los acusaba de instigar a los estudiantes en los acontecimientos de 1968 y su secuela.
La consecuencia inmediata del año anterior en la Universidad de Nuevo León (UNL) fue el descontento organizado de los estudiantes. Desde inicios de los 60, venían nutriendo un movimiento que se potenciaba en varias dimensiones que aquí apunto:
Su identificación con la revolución cubana. Organizan marchas y mítines contra la guerra de EU en Vietnam. Desarrollan un intenso activismo en apoyo a movimientos sociales, en particular los de los trabajadores.
El apoyo que expresaban a las luchas contra el autoritarismo pervasivo en todo el país se expresaba en paros académicos, tomas de rectoría, mítines frente al palacio de gobierno. Paran tres días la universidad en protesta por el allanamiento del Ejército a la Universidad Nicolaíta de Hidalgo en 1966 y organizan movilizaciones, sobre todo tras un acto similar al asalto a la UNAM en 1968.
Sus efectos políticos y organizativos se delinean desde ese año y adquieren fuerza en 1969, con la demanda de democratización y autonomía de la UNL. Renuevan el Consejo Estudiantil y crean la Asamblea Universitaria con representación paritaria de maestros y estudiantes por cada facultad y escuela de la UNL. Ese órgano consigue de las autoridades del estado que decreten la autonomía universitaria. El rector y los directores de escuelas y facultades dejan sus puestos. Y en aires de triunfo crean el Primer Congreso por la Reforma Universitaria de la UNL y un Movimieno Estudiantil Independiente. En su asamblea forman una comisión responsable de redactar, con la participación de los maestros, una nueva Ley Orgánica. Ya habían logrado que los directores de escuelas y facultades fueran elegidos por estudiantes y docentes y que el rector fuera nombrado no por la Junta de Gobierno, sino por el Consejo Universitario.
En sus enconadas luchas por cambiar las estructuras de la universidad, los estudiantes tenían un amplio apoyo social: la matrícula estudiantil había crecido entre 1960 y 1970, casi 100 por ciento, mientras la población del Monterrey metropolitano creció el doble en las dos últimas décadas. Contaron también con el apoyo del sindicato de la institución (maestros y personal no académico).
En 1969 tomaron la rectoría y las direcciones de todas las escuelas y facultades. Los directores dejaron el puesto; lo mismo sucedió con el rector. Tras largas y enconadas luchas apoyadas por el sindicato universitario e incluso por el Congreso del estado, les fue concedida la autonomía universitaria. En esta nueva condición, los cambios en la Ley Orgánica de la UANL permitieron que el rector fuera nombrado no por la Junta Directiva, sino por el Consejo Universitario. Un hecho que facilitó el triunfo del movimiento de los estudiantes con la participación de numerosos maestros fue la renuncia del gobernador Eduardo A. Elizondo, figura destacada en el ámbito profesional y empresarial, a instancias del presidente Luis Echeverría.
Tras las elecciones de 1970, un sector de los universitarios se radicalizó: algunos estudiantes se integraron a la la Liga 23 de Septiembre y otros se convirtieron en los dirigentes de un enorme movimiento de colonos que se posesionaron de predios municipales y privados: allí fundaron colonias bajo el nombre de Tierra y Libertad. Uno de sus ramales, al dividirse el liderato, formó el Partido del Trabajo.
hijodel caos y, paradójicamente, en muy pocos meses, ha pasado a ser el
padredel nuevo orden de la política argentina.
¿Cómo lo ha logrado? De manera muy sencilla: ha puesto de acuerdo a una gran mayoría en su contra. Hoy, el antimileísmo
emerge como la principal identidad política en el país.
Este es el nuevo eje ordenador: casi todos contra Milei, tanto por su estilo como por sus decisiones.
Por un lado, están las formas del presidente, que agotan y cansan. Los insultos molestan. Las excusas aburren. Sus cálculos no son creíbles. Y la consecuencia es inmediata: se le hunde el rating, se le cae la confianza, baja su imagen positiva.
La comunicación actual de Milei es más propia de un panelista-opositor en campaña que la del máximo mandatario de un país que tiene la responsabilidad de resolver problemas cotidianos. La comunicación que le resultó útil para llegar hasta aquí será la misma comunicación que lo va a sacar de aquí. Es decir, estas formas disruptivas no sirven para esta nueva etapa, salvo que tengas buena gestión y acertadas decisiones. Hoy, por su nueva función, su rol esperado es otro. Su manual de distracción ya no distrae. La ciudadanía argentina quiere soluciones cuanto antes y menos chamullo (palabrería).
Por otro lado, está el fondo de lo que dice y hace. Y en este plano, el de los contenidos y propuestas, no sintoniza con la gran mayoría. Ni los recortes sobre los jubilados, ni el ataque contra la universidad pública, ni el cierre de hospitales. Ninguna de estas propuestas, por citar los tres ejemplos más recientes, se corresponde con el sentido común del pueblo argentino. Ni siquiera son avaladas por una buena porción de sus electores de la segunda vuelta, que no le votaron para esto.
Milei se va quedando solo porque ha decidido abandonar a todos, salvo a unos pocos; y también ha decidido dar la espalda a un corpus ideológico consensuado en el país. Milei opta, definitivamente, por abrazarse a su minoría intensa antes de llegar a su primer año de presidente.
Este fenómeno se observa en cualquier encuesta y en cualquier focus group. Y, además, se percibe en la fragmentada clase política argentina. Cada día es más habitual encontrar posturas comunes en un arco opositor altamente heterogéneo que se junta únicamente a través de un cordón umbilical: estar en desacuerdo con Milei. Por ello nos podemos topar en una marcha de manera sorpresiva a la izquierda tradicional, algún sector del PRO, radicales, peronistas K, peronistas no K, organizaciones sociales que llevaban tiempo sin hablarse, y mucha ciudadanía espontánea que votó a unos y a otros. Todos juntos por estar en contra de alguna medida tomada por Milei. El frente anti-Milei crece y se consolida.
El actual gobierno está atravesando su propio punto de inflexión. Equivocado, creyó que tenía apoyo político para siempre. Se confundió. Lo que en verdad tenía era un respaldo electoral momentáneo en medio de un gran estado de desorden y confusión, unido a una fuerte crisis de representatividad. Algo parecido pasó a Macri en su gobierno. Se sobrevaloró a sí mismo mucho más de lo que realmente valía. Y así le fue.
Como en la película Birdman, Milei sigue atrapado en su personaje. Continúa siendo aquel panelista forofo y gritón, capaz de decir cualquier cosa, sin más responsabilidad que la de criticar a diestra y siniestra, y sin necesidad de demostrar nada. Esta tarea se le daba bien. Pero no todo buen candidato es un buen presidente. Aún menos si persiste en su condición de candidato.
En definitiva, cualquier persona que quiera constantemente bailar justo en el medio de la pista, se arriesga a que le pueda salir bien o mal. Lo seguro es que no pasa desapercibida. Estar en la centralidad de la agenda exige mucho; por ejemplo, hacerlo bien ante la mirada de todos. Y lo que va demostrando Milei es que los aplausos están llegando a su fin.
* Doctor economía, director ejecutivo Celag Data
La académica e investigadora india Anuradha Chenoy, entrevistada por
Pascal Lotaz, del Centro de Estudios de la Neutralidad, se refirió a los
golpes de Estado en Asia del Sur como el plan loco de gobernar de un
Estados Unidos que actúa como un poder parasitario. Refiriéndose a la
situación de Bangladesh y Pakistán señala: no somos parte de la OTAN, queremos ser neutrales y ejercer autonomía estratégica
.
Precisamente eso es lo que EU busca evitar, poniendo en jaque la
soberanía nacional sobre territorio y recursos. Los mecanismos son
variados, como la manipulación de conflictos sociales, o movimientos
disidentes (las llamadas revoluciones de colores, Ucrania 2014, entre
ellas) para generar un cambio de régimen más acorde con sus intereses.
Pero existen otras herramientas, como los acontecimientos importantes generados por los principales instrumentos financieros de EU: el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, este último del Departamento del Tesoro, entre otros recursos con los que cuenta la Presidencia imperial, término popularizado por Arthur M. Schlesinger Jr. para describir una presidencia que actúa fuera de los límites constitucionales, de George Washington a George W. Bush (Ed. Houghton Mifflin, 1973).
Los llamados programas de ajuste estructural del FMI, supuestamente pensados para ayudar a gobiernos solicitantes que tienen que endeudarse para pagar la deuda, les imponen todo tipo de obligaciones, como la privatización de las empresas y bienes públicos, la eliminación de los subsidios, devaluación de la moneda, achicamiento del Estado, virtual desmantelamiento del presupuesto público y profundizando las crisis sociales, lo que genera protestas multitudinarias que suelen acabar en represión.
Recordemos el llamado Caracazo, un verdadero estallido social que se inició el 27 de febrero de 1989, luego de que el recién electo gobierno de Carlos Andrés Pérez impuso el programa de ajuste estructural del FMI. A finales de la década de los ochenta, el Estado venezolano vivió una profunda crisis económica que tuvo sus orígenes en el elevado endeudamiento externo contraído entre 1975 y 1978, cuando la deuda externa aumentó de 6 mil millones de dólares a 31 mil millones (Ver José Honorio Martínez, HAOL, Núm. 16, primavera 2008), ocasionando crisis cambiara, inflación, fuga de capitales, más la caída del precio del petróleo. Pérez anunció una serie de medidas económicas que acabarían siendo conocidas como el paquetazo, que “buscaba hacer de Venezuela, sustentada mayoritariamente por el Estado y los petrodólares, una economía de libre mercado en la que hubo recorte de gastos y aumentos de las tarifas de los servicios públicos”. El estallamiento social se saldó en cifras oficiales con 276 muertos, aunque según otras independientes pudo haber llegado a los 3 millares por la violenta represión policiaca y militar. (Alba Morgade, BBC Mundo, 27/2/2019).
En la Argentina de Javier Milei, se aplica un programa aún más drástico, un ajustazo
sin precedente, aplicado sin piedad a los sectores más vulnerables que
incluye quitar los subsidios al transporte público, ajustar a la baja
las pensiones a los jubilados, subir los precios de las medicinas, dejar
en la inanición a los hospitales públicos, quitar los comedores
públicos, así como dejar que millón y medio de niños y niñas sufran
hambre, según la Unicef.
En sólo seis meses la pobreza escaló 11 puntos llegando a 52.9 por ciento de la población, es decir, 30 millones de pobres. La indigencia subió de 6 a 18 por ciento lo que se considera una tragedia social, una realidad aberrante contenida en el programa oficial ya que la idea es bajar la demanda al límite de la subsistencia para pagar la deuda y lograr el déficit fiscal cero ( sic). Esto ha generado una masiva protesta histórica en defensa de la universidad pública que el gobierno pretende criminalizar.
En otra oportunidad mencione el cuidadoso periodismo investigativo de
Greg Palast, sobre como los entes bancarios antes mencionados generan
con fría precisión programas que a sabiendas de que van a causar
disturbios sociales pueden ser fácilmente dispersados por balas, tanques y gas lacrimógeno
.
En entrevista a Joseph E. Stiglitz, premio Nobel de Economía, y quien
fuera economista en jefe del Banco Mundial y del FMI, despedido por
exponer las realidades de sus programas de ajuste estructural, llegó a
la conclusión de que los disturbios del FMI son dolorosamente predecibles
. (Greg Palast, red Voltaire, agosto 2002)
Facebook: John Saxe Fernández
La reciente tómbola judicial donde se destituyó a cientos de jueces y magistrados sin un proceso administrativo que acreditara causas jurídicas para su remoción, obedece a una intención política y no a una falta jurídica de los representantes judiciales del estado federal. Ello deriva de que el consejo de la judicatura federal cambiara su papel de órgano administrativo judicial a órgano administrativo político.
Ante decenas de suspensiones judiciales que impedían la aplicación de la reforma judicial, resoluciones jurídicas que deben ser obedecidas bajo pena de cometer un delito federal, el pleno del consejo sesionó, decidió desobedecerlas y remitió listas con nombres y cargos para echar a andar la tómbola que establecería qué juez saldrá el próximo año. Un asunto que define al estado mexicano termina en la representativa burla del presidente del senado, al referir que después de la tómbola seguirá la lotería nacional. Si la tómbola reencendió los ánimos de juzgadores, la guasa prepotente caló más.
Si la suprema corte de justicia de la nación revierte el proceso
legislativo de la reforma judicial, los políticos dirán que está en su
contra. Visualizan al poder judicial como un partido político autónomo
en lucha por mantenerse en el poder y por ello les resulta ilegítimo que
la corte anule el pésimo proceso legislativo. El carro completo
de la sobrerrepresentación legislativa permite modificar casi todo, como
el sentido teleológico del consejo de la judicatura federal y
evidenciar que los legisladores obedecen incluso sin consenso interno.
Carrera judicial, capacitación académica, administrativa y logística
son conceptos y actividades sin importancia para futuros jueces. Sólo
importa lograr la nominación y afinidad con las autoridades postulantes.
Y cumplir al interés público
.
La ley federal de los trabajadores al servicio del estado, la ley de amparo y, en los hechos, el consejo de la judicatura federal, han sido insuficientes para garantizar una debida defensa para los titulares judiciales destituidos. Este tema sin duda será motivo de análisis ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos a donde han acudido jueces y magistrados.
Si al final de la anterior administración autoridades del ejecutivo
invocaban falta de competencia jurisdiccional para desobedecer
resoluciones judiciales, el ejemplo del pleno del consejo de la
judicatura federal marca el camino para la nueva administración: bastará
que una autoridad argumente cualquier razón para deslegitimar una
resolución judicial y no la obedecerá. El siguiente paso es que los
particulares también desobedezcan razonadamente
los mandatos judiciales.
Si en los hechos ya se eliminó la eficacia de resoluciones judiciales, apenas importaba la remoción de los juzgadores, porque de todos modos no serán obedecidos. Esta lógica política rompe la estructura de cualquier institución jurídica. Sin embargo, quedan los derechos laborales de esos jueces, que debían respetarse como los de cualquier trabajador.
Ante la inmovilidad judicial derivada del paro, el panorama para los usuarios del servicio de justicia es desalentador. Incluso han dejado de presentarse demandas. Se asume el desinterés de quienes ven cortado su proyecto de vida laboral por una causa no establecida cuando llegaron al cargo. Si el mérito en el desempeño ya no es tomado en cuenta para ser juez, poco sentido tiene mantener el esfuerzo realizado cuando sí importaba.
A pesar de la falta de pruebas sobre la supuesta corrupción que género la reforma judicial, se espera que los juzgadores que dejarán el cargo el año próximo actúen como si su labor fuera apreciada. Pura lógica política: si quienes estuvieron al día durante años comienzan a rezagar el trabajo, dirán los políticos que es prueba indirecta de la corrupción anunciada por el anterior presidente; si continúan en su esfuerzo que involucra trabajar a deshoras, enfrentar a delincuentes, lidiar con trabajadores judiciales no comprometidos, apenas servirá para algún comentario burlesco de esos legisladores que equiparan la tómbola judicial con la lotería nacional.
La atomización judicial interna (conflictos intersindicales, trabajadores sin sindicatos, jueces contra trabajadores, consejeros cuestionados, desinformación multireferente y otros) amplía de nuevo el paro. Incluso si la Corte Interamericana de Derechos Humanos revierte la reforma, el daño es irreversible.
***
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y Lo cotidiano trascendente
en Literatura y derecho
de Ricardo Guzmán Wolffer en Spotify y plataformas afines.
Sugerencias y colaboraciones: https://agendajudicialricardo guzmanwolffer.blogspot.com/
Hay impresiones que se revelan reales con el tiempo. O, para decirlo en otra forma, si al principio ofrecen una apariencia de irrealidad, van adquiriendo la densidad de lo real en cuanto más tiempo van abarcando. Quizá sean menos raras de lo que parecen serlo, pero su misma abundancia las obliga a dispersarse, empujando y demoliendo muros, excavando túneles y pasadizos subterráneos, elevando escalinatas cuyos escalones se multiplican al mismo tiempo que se les va subiendo uno tras otro, uno a uno, mientras la escaleras se abren paso horadando muros y perforando puertas donde el camino terminaba sin llevar a ningún lado, y ahora lleva a otro hueco: agujero sin fondo del infinito vacío.
Los umbrales en territorio llano, esa tierra baldía evocada por T. S. Eliot, no tienen ni pueden tener existencia, por la simple y sencilla razón de que no puede haber puertas donde no hay paredes. Se trata de un terreno que se extiende siempre más allá; un más allá sin límites ni fronteras. Un infinito cuyo centro se desconoce, puesto que desaparece en el instante justo en que va a aparecer.
La vida humana, semejante a esa tierra baldía, desaparece al aparecer. Su destino no parece ser otro, oh inteligencia, soledad en llamas
, que el de la desaparición, que el de quien todo lo concibe sin crearlo
.
De ahí, tal vez, el principio de la muerte que se impone en las más
distintas y alejadas civilizaciones. El culto de la muerte se halla
presente en las más primitivas culturas que suponemos el colmo del
progreso… en el que sólo pueden creer los ingenuos, sabios ignorantes de
la historia, capaces de imaginar un tiempo rectilíneo que no cesa de
avanzar… sin meta ni fin.
A lo largo de un día, es decir, unas cuantas horas de una vida humana normal, las impresiones se suceden en nosotros. Un simple cruce de miradas entre un hombre y una mujer, sentados cada uno en vagones del Metro que avanzarán en sentido distinto en unos instantes, puede provocar una impresión de inmediato olvidada, como las miles de impresiones que nacen y mueren al mismo tiempo, esas tantas y tantas miradas que pueden cruzarse entre desconocidos cuando, a causa de esa casualidad escrita desde el principio de los tiempos, se sale a la calle y se sube al Metro. Puede también causar una impresión que dejará su recuerdo y su sello para siempre, tal el poema de Ezra Pound inspirado en este fugaz encuentro de miradas entre desconocidos que no volverán a cruzarse nunca a lo largo del futuro que les queda. Aunque acaso el porvenir no esté forjado sino de restos.
Sobran las ocasiones en que se escucha decir con un tono de
desencanto, cuando no con el acento de la autosatisfacción que no oculta
sus dudas: ya lo sabía, tuve esa impresión desde el principio
.
La primera impresión es imborrable. Cierto, se la cubre con las capas de polvo que acumula el tiempo cuando no hay un soplo con empuje para barrerlas. Muchas veces, parece olvidada entre la maraña de recuerdos que pueblan el imaginario pasado que creemos el nuestro. Ese pasado que no cesa de extenderse inventándose ayeres como mañanas. Confundiéndonos en esa ida y vuelta constante que vivimos, buscándonos acaso sin desear encontrarnos, porque el encuentro abre las puertas que dan al extravío donde los caminos se entrecruzan como los hilos de una telaraña: construcción de pasajes en el vacío, se acercan entre ellos, pero no se tocan ni dejan una impresión distinta a la que puede dejar un sueño.
Se le veía lo ratero de lejos
, oigo decir a mi padre cuando encontraron la maleta del tío repleta de objetos desaparecidos en la casa.
Primera impresión que reaparece de repente para probar con los hechos que fue tan real como su recuerdo, si el recuerdo tiene alguna realidad.
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