3/01/2010


Horizonte político
José Antonio Crespo

Partidos y ciudadanos

Los partidos parecen dispuestos a incorporar a los ciudadanos de a pie a la vida política y la toma de decisiones. Por lo visto, el mensaje de protesta emitido en los comicios de 2009, aunque al inicio les molestó sobremanera a los partidos, les hizo ver que iba creciendo la brecha entre ciudadanos y políticos, y que conviene reducirla. Eso sólo puede lograrse con una transferencia neta de poder, aún concentrado en los partidos, a la ciudadanía en general. Lo harían, si lo hacen, para recuperar parte de la legitimidad perdida. Falta ver qué tanto logran ponerse de acuerdo y cómo y hasta dónde hacen dicha transferencia:

A) El PAN y el PRI coinciden en reinstaurar la elegibilidad consecutiva de los legisladores, eliminada en 1933 para aceitar el funcionamiento del autoritarismo priista (pues ello permitió subordinar el Congreso al Ejecutivo). El PRI no aprueba esa figura para alcaldes y delegados, por manejar éstos un presupuesto que podría ser directamente manipulado en aras de su reelección. Así es. Pero al no prever el PRI tampoco la figura de revocación de mandato para ese cargo, busca dejarlos en su actual paraíso de impunidad.

B) Las candidaturas independientes son alentadas por el PRI y el PRD (junto al frente de izquierda), en tanto el PRI acepta discutir la figura (pero no con mucho entusiasmo). No creo que esa figura haga daño en el caso de los legisladores, pero sí tratándose de la Presidencia (y gobernadores), pues en caso de llegar a ese cargo un candidato independiente, por definición carecería de todo respaldo en el Congreso, incrementando exponencialmente la probabilidad de un conflicto entre poderes (sin tener mecanismos adecuados para resolverlos, como sí los tiene el régimen parlamentario). Por otro lado, al prever el PRD puros legisladores de representación proporcional, propone que los candidatos independientes figuren en una lista como si pertenecieran a un mismo partido, lo cual es absurdo, pues difícilmente tendrán una misma plataforma (en cuyo caso, además, ya constituirían un virtual partido, como lo ha sugerido José Woldenberg).

C) La revocación de mandato es propuesta sólo por el PRD, y exclusivamente para el Poder Ejecutivo (en sus tres niveles). Algo que, al menos en el caso del Presidente, implica riesgos de inestabilidad, como lo sostienen el PRI y el PAN (en virtud de la rigidez del presidencialismo respecto del parlamentarismo). El PRD no contempla en cambio la revocación de mandato para los legisladores (lo que implicaría menor riesgo de inestabilidad). Y dado que ese partido tampoco se pronuncia por la elegibilidad consecutiva de los legisladores, favorece entonces la impunidad e irresponsabilidad política de los congresistas. El PRI, por su parte, impulsa la moción de censura para funcionarios del gabinete, pudiéndolos remover de su cargo en ciertas circunstancias. Pero no propone ningún mecanismo para la remoción de los legisladores.

D) El PAN y el PRD impulsan la iniciativa ciudadana (el PRI no se pronuncia), pero la izquierda le da carácter de preferente para evitar que simplemente sea enviada a la congeladora legislativa. Excelente punto.

E) Por su parte, el PRI y el PRD incluyen en sus propuestas figuras de democracia directa, pero con distintas modalidades. El PRI promueve la consulta popular, que puede ser solicitada por el Ejecutivo o el Legislativo (siempre con el visto bueno de su contraparte, lo que convenientemente evita que ese mecanismo sea utilizado para avasallar al poder rival). Y también permite que los ciudadanos puedan convocar a esa consulta sobre diversos ordenamientos legales, exigiendo 2% del padrón (cerca de un millón y medio de firmas).

El PRD propone que los ciudadanos puedan promover el referéndum constitucional o la derogación de normas tras haber recabado 2% de firmas de la lista nominal en los 60 días posteriores a la aprobación del ordenamiento respectivo. Y para un plebiscito, el requisito es 1% de firmas en 30 días. Poco tiempo para el número de firmas exigido, en ambos casos. Convendría, en todo caso, ampliar el lapso para reunir ese número de firmas.

La combinación adecuada de estos tres proyectos podría dar como resultado una buena reforma política. Pero existe el riesgo de que los partidos terminen por neutralizarse unos a otros y nos entreguen otro parto de los montes.

La revocación de mandato es propuesta sólo por el PRD y sólo para el Poder Ejecutivo. Algo que, al menos en el caso del Presidente, implica riesgos de inestabilidad.

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