11/07/2011

¿Castidad o sexo?


Daños colaterales
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Compromiso: “Creyendo en que voy a guardarme para el matrimonio, hago este compromiso para mí, mi familia, mis amigos, mi futuro cónyuge y mis futuros hijos. Me comprometo a practicar la abstinencia sexual desde este día y hasta aquel en que entre en un compromiso matrimonial dedicado, monógamo y para toda la vida”.

Este es el documento que han firmado alrededor de 15 mil menores de edad en el municipio de García, Nuevo León dentro de un programa de valores denominado “Yo me Espero”, dirigido a estudiantes de primaria, secundaria y preparatoria.

En el acto, los chicos iban pasando uno por uno, para firmar el documento bajo la presencia de un testigo, después de haber tomado un curso en el Teatro de la Ciudad que promueve la abstinencia sexual como un método de eliminación del riesgo de embarazo y enfermedades, al considerar que no existe un método anticonceptivo seguro.

“Lo mejor es la abstinencia”, dice el programa de los fanáticos de la Familia Cristiana Príncipe de Paz, que ahora el alcalde Jaime Rodríguez ha elevado a rango de política municipal para combatir los 3 mil embarazos en niñas de menos de 15 años que se han registrado en los últimos tres años en García, Nuevo León.

Sinceramente creía que este tipo de políticas formaban parte del pasado y que se habían quedado en el medievo junto a los exitosos cinturones de castidad del Siglo XIX. ¿Cómo es posible que a estas alturas haya alguien que aún sostenga que no existe método anticonceptivo seguro para prevenir los embarazos no deseados?

Recuerdo que el uso del condón y su promoción causaba conmoción en Monterrey hace dos décadas. Las campañas de prevención del SIDA en las escuelas eran recibidas por fanáticos que Cristo en mano combatían a los herejes que se atrevían a repartir preservativos, pero nunca creí que ese tipo de actitudes retrogradas se sostuvieran por encima del avance científico, social y económico.

El nivel de involución social que vivimos a consecuencia de otras crisis endémicas que padecemos, como la falta de seguridad a los ciudadanos, está haciendo retroceder a nuestra sociedad a niveles insospechados, a lugares que muchos creíamos superados.

El hecho de que una orden o asociación religiosa promueva la abstinencia sexual, la moderación y la adecuada regulación de placeres o actos sexuales, resulta normal en movimientos religiosos ultraconservadores. Además de la Familia Cristiana Príncipe de la Paz, también la promueve el Opus Dei, los mormones o los Legionarios de Cristo. Pero elevar a política pública este tipo de ardor intolerante resulta ciertamente preocupante, porque en otros municipios del área metropolitana de Monterrey planean aplicar el mismo programa, ejemplo de vanguardia en la practica de la sexualidad humana.

Uno de los grandes promotores de la castidad y la abstinencia sexual fue Juan Pablo II, quien se atrevió a proponer a los africanos dicha práctica para combatir el SIDA, un consejo altamente suicida.

Cuando le preguntaron al alcalde la razón por la cual había decidido promover la abstinencia, en lugar que los efectivos métodos anticonceptivos, dijo: “Si yo no me meto a trabajar sobre esto, vamos a tener por ahí una bomba nuclear, porque vamos a tener chamacas embarazadas”.

No sabemos si a los chicos que firmaron su compromiso de abstinencia sexual, se les explicó que entre los enemigos de la castidad se encuentra la masturbación, es decir, que los adolescentes no podrán proporcionarse placer, práctica común y habitual a ciertas edades.

Desconozco también si a las chicas se les ofrecerá la posibilidad de adquirir los cinturones de castidad, gran símbolo de los celos del macho. Seguramente algún empresario interesado al respecto, podría hacerse rico de la noche a la mañana promoviendo el instrumento necesario para controlar la lujuria, otra de las enemigas de la castidad.

Más allá del análisis humano y social que generan este tipo de medidas reaccionarias, subyace el análisis jurídico y de eso se encargó la ministra Olga Sánchez Cordero que al enterarse por los periodistas del programa de abstinencia advirtió que dicho compromiso firmado por los menores podría constituir una violación a sus garantías individuales, ya que no pueden firmar nada sin la representación de sus padres: “Seguramente nos llegará a la Suprema Corte porque debemos revisar su constitucionalidad y la posible violación. Esto ha sido una sorpresa para mí, pero va a llegar, seguramente llegará y si no, llegará después de unas instancias judiciales si lo deciden los padres de los menores”.

Las estadísticas afirman que más del 50 por ciento de los menores de 14 a 18 años tienen una vida sexual activa. También demuestran la poca o nula efectividad de la abstinencia sexual.

Es necesario que todos nos comprometamos a ayudar a nuestros adolescentes en la iniciación de su sexualidad, sin escandalizarnos y asumiendo que actualmente la hipersexualidad en los menores es producto de nuestra propia sociedad, por tanto, corresponde a los adultos asegurarnos de que encontraran en nosotros una guía efectiva para el disfrute y el placer de su sexualidad, sin tabúes, ni represiones que los coloquen al borde de conductas riesgosas como las drogas, el alcoholismo, la violencia o el sexo comercial.

Los embarazos no deseados se combaten con educación y prevención. Quien piense que con abstinencia sexual disminuirán las enfermedades mortales; debería revisar sus parámetros morales y dejar de boicotear la practica de la sexualidad responsable y sana.

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