11/27/2011

Tropicalizar Canadá


Porfirio Muñoz Ledo

Intensa, cordial y fructífera fue la XVIII reunión interparlamentaria entre México y Canadá que celebramos en Ottawa. La emergencia de las izquierdas y de las minorías étnicas en el Congreso de ese país, con cerca de 40% de los escaños, contribuyó a un diálogo más exigente, a la ampliación de las coincidencias y el replanteamiento de los esquemas conceptuales.
Recordamos el espíritu promisorio que campeó en el inicio de estos encuentros en 1975. Recién había ocurrido la visita de un jefe de Estado mexicano a esa capital para plantear una alianza estratégica entre las dos naciones.

Previamente se habían realizado reuniones de análisis entre académicos y diplomáticos bajo el impulso de Víctor Urquidi, a la sazón presidente de El Colegio de México.
Surgió entonces, entre broma y veras, la “teoría del sándwich”: dos piezas de pan con un pedazo de carne en medio. El sueño de vincular dos culturas, dos economías y dos sociedades próximas en la geografía y determinadas por una mutua e insalvable vecindad. Esta ruta de acercamiento nos llevó a invitar a Pierre Elliott Trudeau, primer ministro canadiense, para que copresidiera la cumbre Norte-Sur celebrada en Cancún en octubre de 1981.

Nuestro debate fue memorioso y abarcó las dimensiones bilateral, regional y global. La cuestión central es la manera en que el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) ha influido en las relaciones entre ambos y en las que tenemos con el resto del mundo. La primera respuesta vino de allá: ahora los dos países estamos más lejos de Dios y más cerca de Estados Unidos. Al punto que la balanza comercial de Canadá con México es sólo del 1.6%, ínfima respecto del 76% que acumula la potencia vecina y del 89% que nosotros tenemos con ella. La indecible Alianza para la Seguridad y la Prosperidad de América del Norte (ASPAN) ha incrementado la gravitación y erosionado severamente nuestros ámbitos de independencia. Como afirmó un senador canadiense: un tratado de comercio se ha transmutado en candado político y en doctrina estratégica. El convidado de piedra se ha vuelto rector implacable de nuestros destinos. En la relación bilateral se ha instalado la asimetría. Los requerimientos para otorgar visas a mexicanos son ofensivos, cualquiera que sea el pretexto, máxime que a nacionales de 67 países no se las exigen.

El acuerdo migratorio signado en el año de 1974 a propuesta de México —cuando yo fungía como secretario del Trabajo— se ha achicado y suplantado por arreglos ventajistas. Se olvida que una clave de nuestro proyecto histórico era demográfica: un país inmenso, de alrededor de 35 millones de habitantes, podría acoger innumerables compatriotas, de todas las procedencias y profesiones.
Las posibilidades de inversión canadiense en nuestro país son también dilatadas, sobre todo en alta tecnología y nuevas fuentes de energía.

En cambio, ahora se concentran en actividades extractivas: más del 70% del oro de nuestro subsuelo es explotado por corporaciones de ese país que pagan impuestos irrisorios, celebran “contratos de regalías” con terceros y sostienen litigios con movimientos ecologistas y comunidades indígenas locales.
La alianza global que nos habíamos prometido durante los años en que impulsamos su ingreso a la OEA se ha esfumado. Propuse un reflexión profunda sobre el papel de ambos como potencias emergentes: nuestro ingreso simultáneo al grupo de los BRIC y la suscripción de una agenda rigurosa en asuntos continentales y mundiales: inclusive su adhesión a la Comunidad de Naciones Latinoamericanas y Caribeñas.

Quebec es la provincia latina más septentrional y las anglosajonas sostienen relaciones fraternales con las islas cercanas del Commonwealth.
En ese sentido lancé la consigna de “tropicalizar” Canadá. La tarea es de largo aliento y exige la revisión puntual de todos nuestros vínculos y proyectos. El grupo de amistad con México del Parlamento canadiense vendrá en enero para abordar las cuestiones más ingentes. El cambio de fondo llegará como resultado de los procesos políticos que se apuntan ya en el horizonte de las dos naciones.

Diputado federal por el PT

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