10/07/2013

Los periodistas pal café . . . .


López Obrador planteó una resistencia civil a la medida de las posibilidades. Propuestas recicladas y énfasis en el pacifismo frente a la aplanadora multifactorial que a partir de ayer bien podría dar por fatigosamente allanado el camino rumbo a la aprobación de la reforma energética (fatiga para los poderes por cuanto habrá batallas, pero nada que parezca suficiente para frenar lo sustancial del reformismo peñista ya aritmética, mediática y políticamente viable).
Pocas novedades a pesar de la apariencia de movimiento. Peña Nieto hizo saber a última hora lo que era obligado que respondiera: Lino Erwin, su secretario particular, precisó que no corresponde al ocupante de Los Pinos inducir o presionar a las cámaras legislativas para que actúen en determinado sentido (reconocer lo contrario habría sido un suicidio político impensable). El Zócalo siguió siendo inalcanzable (por el momento, pero ya se plantea la retoma, para el tácticamente tan lejano 27 del presente), así que la marcha lopezobradorista se detuvo en una esquina de Paseo de la Reforma. El discurso central reiteró las grandes líneas clásicas (aunque fue notable la puntualización de que el movimiento Morena-AMLO sigue siendo una vía para el cambio verdadero) y las propuestas de acción más notables fueron tomadas del arcón de luchas anteriores. Una variación fue a la hora de votar lo que técnicamente sería discutible si es desobediencia civil (violación voluntaria y específica de un mandato legal) o resistencia civil pacífica: la propuesta general fue dividida en dos opciones (no excluyentes ni antagónicas, sino complementarias) y se agregó una tercera alternativa que significaría conjuntar las dos primeras. Tampoco hubo mano alzada, sino votación en urnas cuyo resultado se daría a conocer anoche mismo u hoy.
El posicionamiento de Morena-AMLO abre el camino a una reactivación motivada de sus bases en un contexto de dispersión real de los factores cupulares presuntamente opositores al reformismo peñista: Cuauhtémoc Cárdenas y el PRD controlado por Nueva Izquierda van por otro camino (con la posibilidad de que el michoacano acepte ser de nuevo el dirigente del partido que fundó) y Marcelo Ebrard se mueve entre aguas condicionadas también por su propósito de ser dirigente del sol azteca.
Y sea porque no existen o porque no se les ha promovido adecuadamente, lo cierto es que no se perciben condiciones sociales precisas para desarrollar una estrategia de endurecimiento opositor. A pesar de las evidencias de lo dañino que resultarían a la hora de su aplicación las medidas por las que pugnan el peñismo y sus aliados, y de la firme posibilidad de que a partir de ese rediseño global se consolide un régimen autoritario y rapaz, muchos ciudadanos parecerían más deseosos de preservar su personal interés inmediato que de participar a fondo y comprometidamente en acciones cívicas de autodefensa.
Los ánimos confrontacionales están, además, repartidos. El Partido Acción Nacional ha creído conveniente tomar cierta distancia del peñismo con el que compartió tantas aventuras pactadas a lo largo de la presente administración federal. La mira ha sido puesta no en lo energético, tema en el que están dispuestos a votar con el PRI y sacarlo numéricamente adelante, sino en los impuestos a la clase media, específicamente en el rubro de las colegiaturas (punto virtualmente ya desinflado) y en el de las operaciones inmobiliarias.
Gustavo Madero se acomodó escenográficamente a los nuevos tiempos y salió junto con otros personajes de la élite panista a volantear y a dialogar con ciudadanos (en un parque de la propicia delegación Benito Juárez del DF). En las cámaras, según han adelantado, votarán (unidos como una roca, es decir, en acuerdo pleno con la fracción calderonista que representa Ernesto Cordero) en contra de la miscelánea fiscal propuesta por Virreygaray y Peña Nieto, e incluso demandan que ésta sea retirada y se construya una nueva propuesta. Un primer reproche a la nueva postura blanquiazul surgió no del flanco de tres colores, sino de un riguroso defensor del peñismo, el ex presidente Vicente Fox.
Conflicto interno también se vivía entre los grupos regionales e ideológicos de la sección 22 del SNTE, la vertiente política y cuantitativamente sustancial del movimiento de la CNTE y de su expresión sostenida durante largas semanas en el Distrito Federal. Una consulta por escrito establecía claramente el mandato de retirar la presencia masiva en la capital del país y dejar una representación negociadora (ya un anterior ejercicio similar había dejado como triunfadora, por un pequeño margen, a la corriente que defendía la continuidad en el DF, de tal manera que no fue sorpresiva la subsecuente decisión, casi cantada, del regreso mayoritario).
Sin embargo, una asamblea debería conocer los términos de esa encuesta interna y, sobre todo, precisar los términos en que actuaría la comisión representativa. La corriente que hubiera preferido mantener la presencia masiva en la capital ha sostenido una apenas disimulada lucha contra el dirigente formal de la sección 22 y su grupo cercano, acusándolos de negociar con el gobierno federal en términos desventajosos para el movimiento. Pero el desgaste físico de los profesores, la presión en Oaxaca para la vuelta a clases, el agotamiento contraproducente de las tácticas de presión (los bloqueos y los enfrentamientos físicos) y una agenda de compromisos lograda en Gobernación, hicieron necesario el repliegue a casa y la designación de representantes en la capital.
Y, mientras el diario jalisciense El Informador ha publicado (semanas atrás) el artículo Algunas diferencias entre pobres y ricos (http://bit.ly/16s4Fzg), en el que un promovido pensador católico, comentarista en varios medios, entre ellos la clerical Visión María, y doctor por la Pontificia Universidad Gregoriana, comenta (entre otras cosas) que los ricos tienden a ser gente bonita, linda, bien parecida y atractiva. Y en cambio los pobres parecen recibir pocas bondades. Llegando a rayar en la fealdad, ¡hasta mañana!
Twitter: @julioastillero
Facebook: Julio Hernández

Con frecuencia aparecen en esta sección airadas quejas de los usuarios contra el desaseo, la saturación y la inseguridad del Metro. La respuesta del Gobierno del Distrito Federal es genial: ¡hay que aumentar la tarifa! Ah, pero esta vez será en forma ‘‘selectiva’’. Unos pagarán más y otros menos. Esta selectividad abre las puertas a la corrupción: ‘‘los cuates serán los que paguen poco’’. Un argumento para justificar el alza es que el Metro capitalino es más barato que el de París, Londres o Nueva York. Pues sí, sólo que aquí no nos pagan en euros ni en libras esterlinas ni en dólares. El boleto de la capital de Francia cuesta el equivalente a 37 pesos, pero el salario mínimo de un ciudadano francés es de 25 mil 300 al mes (1,430 euros). Según el gobierno capitalino, el costo real de un viaje es de 10 pesos con 50 centavos. Actualmente los ciudadanos pagamos 3 pesos. El presupuesto que este año tiene asignado el más importante medio de transporte capitalino es de 12 mil 700 millones de pesos, 2 mil 500 millones más que en 2012. ¿Por qué antes de autorizar un aumento no se comienza por hacer un revisión a los fondos que maneja el director, Joel Ortega? Por ahí se habla de que hay manera de hacer importantes ahorros. El último aumento al salario mínimo (64.76 diarios) fue equivalente a 2.43 pesos, con lo que ni siquiera alcanza para un boleto. Desde su inauguración en 1969, su costo ha subido 10 veces. El primer precio fue de 20 centavos en 1969, cuando el salario mínimo era de 24 pesos.
Diez gasolinazos con marca Peña
Según ellos, es muy astuto anunciar que con la reforma energética bajará el precio de la electricidad y el gas, sin decir nada de la gasolina. ¿Qué no sería lo primero que tendría que abaratar con todas las ventajas que supuestamente representa? La verdad es que la gasolina es enormemente cara en los países donde las grandes trasnacionales tienen metidas las manos. El sábado hubo gasolinazo, ¡el número 10! desde que tomó posesión el presidente Peña. Para tu registro personal, aquí están los nuevos precios: Magna, $11.91; Premium $12.47 y diesel $12.27. El alza fue de 11 centavos para todas.
La liviandad de un ‘‘no’’
¿Les trae algún recuerdo esta combativa frase? ‘‘NO al Fobaproa; NO a la corrupción e impunidad; NO a convertir en deuda pública la deuda privada de los banqueros’’. Son los famosos tres ‘‘No’’ de Felipe Calderón cuando se oponía, siendo presidente del PAN, al Fobaproa. Incluso hizo una alianza que resultó efímera con AMLO, entonces dirigente del Partido de la Revolución Democrática. Entraron en acción los negociadores Vicente Fox, gobernador en aquellos días, y Diego Fernández de Cevallos. Se arreglaron con Zedillo y los ‘‘No’’ se convirtieron en ‘‘Sí’’. Es decir, Sí al Fobaproa, Sí a la corrupción e impunidad y Sí a convertir en deuda privada las pérdidas de la banca privada. Traigo esto a la memoria porque Gustavo Madero asegura que el PAN dice ‘‘No’’ al aumento de impuestos. ¿Cuánto costaría que dijera ‘‘Sí’’? Eso es lo que probablemente están calculando en Los Pinos y en Hacienda.

Primero fue una simple nota la que llamó mi atención. Luego otra sobre el mismo asunto y otra más. Entonces, entusiasmado, comencé ya con todo propósito a buscar noticias sobre el tema. De entrada simplemente paso a dar la información, ya luego abriremos la discusión al respecto. La relación no guarda un orden cronológico ni tampoco temático, y lo único a que se atreve es al planteamiento de unas cuantas interrogantes.
Si de verdad los mexicanos somos abúlicos, irresponsables, holgazanes, indisciplinados, incapaces del pensamiento abstracto o de la aplicación concreta del conocimiento, si nunca llegamos a tiempo ni damos término a lo que iniciamos, si lo dejamos todo para después y lo hacemos al ahí se va, si no vemos más que para nuestro santo, le echamos siempre la culpa de nuestras fallas al otro, si somos pendencieros por collones, si nuestros sentimientos patrios y afanes nacionalistas son expresiones claras de nuestro conservadurismo, ignorancia, complejos, incapacidad y terror al presente y no se diga al futuro, si… si… si... ¿De dónde carajos salieron entonces estos mexicanos, muy jóvenes casi todos, cuyos nombres y hazañas de a de veras, comienzo a publicitar en la presente columneta con emoción y un legítimo orgullo que me rebasa a borbotones? Ellas y ellos han logrado que, por múltiples rumbos del planeta, se pronuncie el nombre de nuestra patria con respeto y admiración, mientras que el nombre de cada uno de ellos a nosotros nos resulta totalmente desconocido. No me importa dedicar buena parte de mis comentarios a identificar, aunque sea tan sólo eso, a esos mexicanos de excepción. Ojalá la nómina fuera inagotable.
La mayoría de las informaciones que siguen tienen como fuente los periódicos Reforma y La Jornada. Por torpe y desconocedor de los protocolos de la APA, que la doctora Ana María Menéndez no me enseña, al final anotaré el nombre de los reporteros a los que se deben las notas en las que esta columneta se sustenta.
1. Estudiantes de cuatro países: Brasil, China, Estados Unidos y México conformaron un equipo que por medio de videoconferencias, chats y redes sociales diseñaron y llevaron a cabo el proyecto de un vehículo eléctrico portable. A larga distancia se designaron acciones y responsabilidades, y sólo al final del concurso los participantes se conocieron de manera personal. El equipo se hizo acreedor a los dos primeros lugares en el certamen en que participaron 52 universidades. Los mexicanos son alumnos del Instituto Politécnico Nacional (IPN) y son: Julio Adrián Martínez, Jorge Eduardo Vaca, Enrique Jiménez, Hugo Shantee e Iván López Neri.

El gobierno estadunidense cerró sus puertas, y con ello buena parte de las actividades que realiza en forma cotidiana. Con excepción de quienes trabajan en las fuerzas armadas y en las agencias de seguridad, 800 mil empleados federales se marcharon a sus casas hace una semana y no saben a ciencia cierta cuándo regresarán a trabajar y a cobrar sus salarios; además, un millón 300 mil más laboran sin poder cobrar de momento.
De no reanudarse las labores en el gobierno, los efectos de esta parálisis se dejarán de sentir paulatinamente, sobre todo por los millones de dólares que el gobierno deja de gastar en programas, como la construcción. A ello habrá que agregar los sectores que dependen de las compras y los servicios que cotidianamente realizan los empleados federales. El panorama es crítico, pero más aún porque nadie sabe cómo ni cuándo se resolverá el problema que generó todo este embrollo: la negativa de un grupo de no más de 60 legisladores a aprobar el presupuesto para el año fiscal, que empezó el primero de octubre, mientras no se supriman los fondos para el plan de salud que, entre otros beneficios, garantizarán servicios médicos a millones de personas que ahora carecen de ellos.
La paradoja del asunto es que el plan de salud fue aprobado por el partido al que pertenece ese grupo de legisladores que ahora se opone a él y también fue ratificado por la Suprema Corte en sus alcances constitucionales. La ironía es que el plan está dotado de un fondo independiente para su funcionamiento y por tanto no se ha suspendido. A diario millones de personas solicitan adherirse a él.
El horizonte se percibe aún más gris si los legisladores no llegan a un acuerdo para aprobar el aumento del techo de la deuda de Estados Unidos. De llegarse a ese extremo, el gobierno no podrá pagar sus cuentas, y las consecuencias económicas para el país y el mundo entero serán de pronóstico reservado, según auguran quienes saben de esto en el mundo financiero.
Vale preguntarse si la democracia sustentada en un sistema bipartidista, como el estadunidense, no estará haciendo agua cuando es evidente que el sector más radical de uno de los partidos –en este caso el republicano– impide, cada vez con más frecuencia, acuerdos que son necesarios para gobernar. Los cambios en el seno de la sociedad han puesto de manifiesto cuán disfuncional y limitado resulta el bipartidismo para la salud democrática y el bienestar de la mayoría de sus ciudadanos.

No es exclusividad de las hijas de la hoja de maple (los consorcios mexicanos y de otras nacionalidades también gozan del pastel), pero la información publicada ayer por La Jornada (Roberto Garduño) da puntual cuenta de por qué México se ha convertido en un paraíso fiscal para las mineras canadienses, a las que tanto gustan las pataletas. El balance es brutal y, obviamente, contrario al interés nacional: si bien va, aquí pagan impuestos por el equivalente a 0.07 por ciento de sus ganancias, cuando en su país de origen la proporción se aproxima a 25.3 por ciento, es decir, una diferencia de casi 362 tantos.
Lo anterior explica, en parte, la creciente presencia del capital canadiense en la actividad minera mexicana (especialmente en la extracción de oro); la otra se entiende por la enorme riqueza mineral de nuestro país que va de la mano con la manga ancha con la que la presunta autoridad nacional le sirve a los barones autóctonos del sector y a los consorcios foráneos, con los canadienses a la cabeza.
Como bien anota la referida información (elaborada con base en un estudio de la Comisión para el Diálogo con los Pueblos Indígenas, de la Secretaría de Gobernación), “la pretensión de las empresas mineras canadienses asentadas en México es mantener intactos los enormes beneficios que obtienen con la extracción de metales preciosos… Esas mineras han resultado las más beneficiadas por el trato legal y hacendario que se les ha prodigado en el país durante casi tres decenios (desde Carlos Salinas y Ernesto Zedillo –que abrió indiscriminadamente el territorio a esas empresas–, pasando por Vicente Fox y Felipe Calderón). Su reclamo tiene de fondo los beneficios que han acumulado en México y las restricciones legales y hacendarias que son obligadas a cumplir en su país”.
Con lo anterior se aclara, por si hubiera duda, por qué los consorcios mineros canadienses hacen rabieta (ver México SA del pasado 3 de octubre) ante la propuesta (de saliva, no cabe duda) del gobierno mexicano de aplicar un impuesto especial de 7.5 por ciento a las utilidades por explotación, mismo que debería aprobar el Legislativo, cuyos integrantes (Comisión de Hacienda de San Lázaro), calladitos y sumisos, escucharon la amenaza de la presidenta de la Comisión de Minería de la Cámara de Comercio de Canadá, Rosalind Wilson (“no se equivoquen señores… nos vamos”).
Pero tales consorcios (los mexicanos incluidos) no sólo se pasan por el arco del triunfo al erario y hacen con el gobierno lo que les viene en gana. Un informe del Consejo Económico y Social de la ONU (Estudio sobre las industrias extractivas en México y la situación de los pueblos indígenas en los territorios en que están ubicadas estas industrias; 14 de febrero de 2013. Se recomienda su lectura. El documento íntegro. Advierte sobre la peligrosa y socialmente explosiva actitud del selecto grupo de empresas que se dedican a agujerear una tercera parte de la República. De dicho informe se toman los siguientes pasajes:
En México la propiedad social de la tierra (ejidos y comunidades, asiento territorial de poblaciones indígenas) legalmente asignada ocupa el 51.6 por ciento de la superficie continental; la pequeña propiedad (propiedad privada, donde también hay indígenas) el 37.1 por ciento, y la propiedad pública (también con indígenas) el 11.3 por ciento. Dado que 70 por ciento del territorio nacional tiene potencial minero y la mitad de todo él es propiedad social, se amplían los frentes de contacto entre la minería y los pueblos indígenas, y crece el potencial de conflictos en un mismo espacio.
Entre 2000 y 2011 (Fox y Calderón en Los Pinos) se expidieron en México casi 27 mil títulos de concesiones mineras, equivalentes a 35 por ciento del territorio nacional. En 2010 ejecutaron proyectos mineros 301 empresas, cuyo origen y orden de importancia por número de proyectos es el siguiente: Canadá (202 o 67 por ciento del total), Estados Unidos (51), México (14), Australia (7), China (7), Japón (6), Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte (4), Perú (2), República de Corea (2), Chile (2), Italia (2), Bélgica (1) e India (1). La gran minería concurrió al mercado con el 94.49 por ciento del oro y 95.07 por ciento de la plata en 2009.
Uno de los temas de conflicto entre las empresas mineras canadienses, por un lado, y las sociedades locales y grupos ambientalistas, por el otro, es el de los pasivos ambientales. Estos son residuos sólidos o líquidos, generalmente peligrosos para el ambiente o la salud humana que quedan como remanentes de la actividad minera. El riesgo que conllevan y su potencial impacto son proporcionales a la escala del proyecto, pero, por otra parte, su control se relaciona tanto con la cantidad y calidad de información transferida a la comunidad local para su toma de decisiones, como por los resguardos financieros y técnicos que las empresas tomen y se comprometan a aplicar según la normativa y con la vigilancia efectiva del Estado.
El uso del agua por las empresas mineras, tanto por su cantidad como a su calidad residual, es uno de los temas recurrentes y los argumentos son del siguiente tenor: para extraer una tonelada de cobre se necesitan 80 mil litros de agua, o mil litros por segundo para obtener un gramo de oro (y se remueve al menos una tonelada de roca); producir una onza de oro (31 gramos) genera un promedio de 79 toneladas de desechos tóxicos; el proceso de lixiviación provoca la contaminación río abajo con cianuro.
Las instituciones federales han sido omisas en elevar recomendaciones para que los legisladores compatibilizaran las leyes vigentes con la obligación de mantener consultas vinculantes, libres, previas e informadas con los pueblos indígenas sobre los proyectos mineros en sus territorios.
Ante el arribo de un nuevo gobierno, las mineras canadienses indican que no debían introducirse variaciones con nuevas legislaciones sobre el ramo que supusieran un nuevo régimen de otorgamiento de concesiones y de los pagos correspondientes, ni dar preferencia a las demandas socioambientales. Adam Graf, portavoz del banco de inversiones Dahlman Rose, advierte a México que no debe innovar en minería, mientras Roben McEwen, de la empresa canadiense McEwen Mining, pide que el nuevo gobierno siga el mismo sendero que las administraciones pasadas.
Las rebanadas del pastel
Eso sí, el gobierno jura que la inversión extranjera llega a México por la confianza en las instituciones y en el desarrollo democrático del país. ¡Qué tal!
Twitter: @cafevega

Respecto a los impuestos al consumo IVA e IEPS, el proyecto de reforma propone múltiples cambios y ajustes, de los cuales seleccionamos para opinión los siguientes:
EN RELACIÓN AL IVA
Establecido en los años setenta, hacia 1980 la base gravable del Impuesto al Valor Agregado era del 72% (proporción gravada del consumo), base que en los años subsecuentes fue erosionada hasta el 54% actual con la adopción de múltiples regímenes especiales y por la aplicación de una tasa reducida para la zona fronteriza norte. Al efecto la iniciativa propone:
1) Eliminar la tasa preferencial fronteriza y empatar su tasa actual del 11% con el 16% general del país. Tal igualación la consideramos procedente por las siguientes razones:
a) El IVA es un impuesto lineal y acumulativo. Aplicar una tasa regional (horizontal) diferenciada lo desvirtúa, introduce una gran complejidad administrativa, eleva los costos de fiscalización, y permite una alta evasión.
b) El principal elemento justificativo que en su origen tuvo el trato preferencial: un aislamiento relativo del resto del país, ya no existe, y
c) El principio de igualdad y/o equidad tributaria para toda la población no da margen en la actualidad para un trato diferenciado en la zona fronteriza.
Otra posibilidad sería, desde luego, bajar el IVA general al 11%, y quedar así todos contentos y competitivos.
2) Gravar las importaciones temporales.- Dado que las maquiladoras ya inundaron al país, consideramos correcto eliminar la exención del IVA a la introducción temporal de mercancías.

Dicen que la mujer que provocó alarma el pasado jueves al lado de la Casa Blanca y que fue perseguida de ahí hasta llegar cerca del Congreso, donde minutos después fue abatida a balazos por policías, tenía problemas sicológicos. Dicen que padecía depresión y otros trastornos, y entre las versiones que han surgido dicen que sospechaba que el presidente Barack Obama la espiaba. Una loca, dicen.
El viernes, un hombre en el gran parque en el centro de Washington, entre el Capitolio y el monumento a Washington, se roció gasolina y se prendió fuego. Varios intentaron rescatarlo de las llamas. Al día siguiente, murió. Otro loco.
Un par de semanas antes, un hombre armado ingresó a la base naval en Washington y empezó a disparar al azar provocando pánico, al grado de que el comandante de las fuerzas navales fue desalojado de la base (quién sabe qué pasó con esa regla de que el capitán es el último en abandonar el barco cuando se está hundiendo) y provocó que buena parte de la ciudad fuera puesta en alerta. Doce murieron y otros sufrieron heridas. Aparentemente, el ex reservista naval y después contratista se sentía atacado por una especie de ondas de radio. Otro loco.


De acuerdo con un informe del Instituto Federal de Acceso a la Información y Protección de Datos (Ifai), un total de 44 mil 351 elementos de la Procuraduría General de la República, el Centro Nacional de Seguridad y de las procuradurías estatales y corporaciones policiales municipales reprobaron los exámenes de control de confianza que les fueron aplicados. Ello significa que cerca de 15 por ciento de los elementos de esas dependencias, críticas en la preservación del estado de derecho, la aplicación de las leyes y la procuración de justicia en el país, no son funcionales para tales objetivos.

México tendrá otro significado
Descontento social. Reclamos justos, oídos sordos. Violencia encapuchada. Violencia mediática. Movimientos que crecen y se articulan. Sinrazones jurídicas que intentan justificar los atropellos laborales. Ni nos ven ni nos oyen. México atrapado por unos cuantos. ¿Será porque los que gobiernan piensan en un país muy distinto al que padece la clase trabajadora, los jóvenes sin futuro, los viejos abandonados, los devastados por la naturaleza y la corrupción gubernamental, los indios sin tierra, los emigrados forzosos, los niños que abandonan la escuela por hambre...?

Un gobierno que teme a su pueblo busca engañarlo, inventa patrañas y monta comedias para ocultar la verdad. Cuando un gobierno busca el bien colectivo –yo participé en uno de esa clase–, no requiere sino decir la verdad, administrar con honradez y gobernar con prudencia. Un buen gobierno no debiera necesitar de aparatos de publicidad, de voceros ni de equipos de relaciones públicas, nos ahorraríamos muchísimo dinero que podría emplearse en obra pública, en salud, en seguridad y, especialmente, en educación.

En varias ocasiones hemos comentado aquí la enorme peligrosidad que representa el asbesto para la salud humana y el medio ambiente. La Jornada Ecológica del pasado enero estuvo precisamente dedicada a exponer los problemas que ocasiona en México y cómo las autoridades no hacen lo urgente para evitarlos. Por el contrario, fomentan su uso. El asbesto es una fibra con propiedades aislantes y muy resistente al calor, utilizada ampliamente lo mismo en la industria automotriz que en la de la construcción o de electrodomésticos. La Jornada ha publicado las denuncias de la ciudadanía y de los especialistas por el funcionamiento de empresas que en México elaboran diversos productos con base en dicho mineral, ocasionando severos daños a la salud de los trabajadores y a quienes viven cerca de las factorías.

Los novísimos anarquistas ocupan ya las primeras planas de los periódicos y de los editoriales. Pero, ¿quiénes son y de dónde surgieron? Esto parece ser un misterio sin aproximaciones. No son desde luego los maestros de la CNTE, porque ellos han realizado un sinfín de marchas sin que se hayan presentado los brutales enfrentamientos y ataques a las policías (y a la ciudadanía) que ahora hemos tenido la oportunidad de apreciar en películas y fotografías. No son tampoco los estudiantes que convocaron a la conmemoración del sangriento 2 de octubre de 1968. No son tampoco jóvenes radicales  que salen de los planteles universitarios, desde luego salvo excepciones y contaminaciones tal vez inevitables.

“Protesto cumplir y hacer cumplir la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y las leyes que de ella emanan …y si no lo hiciere así, que la Nación me lo demande.” Con esas palabras se inicia la gestión de los presidentes de la República Mexicana, aunque su elección se haya dado haiga sido como haiga sido.

El presupuesto de egresos es una declaración política del gobierno. Lo es en una forma esencial pues está soportada por la consecución de los recursos necesarios y, sobre todo, por su asignación para conseguir los fines consignados en las políticas públicas. En este caso, la meta general de la política hacendaria para 2014 se postula como una gran reforma social que acelerará el crecimiento y la estabilidad económica, y garantizará a todos los mexicanos una red de protección social. Un nuevo sistema hacendario: justo, simple, transparente y federalista.

El cada día más inverosímil gobernador de Sonora, panista y de los peores, refrendó su anacrónico espíritu de yaquero porfirista al impulsar el genocidio final de un pueblo indígena mediante la ¿inevitable? desaparición de Mesa Colorada, la comunidad histórica de los guarijíos. Además, ¡le va a salir bien barato! Presumiendo su capacidad de timador, declaró que pagándoles 50 centavos el metro cuadrado de tierra a inundar a los pobladores, ahorró recursos a los sonorenses. Qué vivo el señor Guillermo Padrés Elías. Se supera. Con las tribus yaqui no le ha salido tan barato. Lleva meses enfrentando su resistencia, y la de muchos agricultores de Cajeme, por la imposición (hasta donde se sabe, ilegal) de un acueducto que drenará severamente al río Yaqui. Pero argumenta que el líquido es tan necesario para los (otros) sonorenses –eufemismo de proyectos inmobiliarios y empresas trasnacionales– que todo se vale. Gracias a esa agua barata en la región de Hermosillo (para sus socios, regalada), algún día se estudiarán estos episodios en el desierto de Sonora como pioneros de las anunciadas guerras del agua que, dicen, serán comunes en el siglo XXI.

La arquitectura que creó el universo de los mayas es una obra de hombres y mujeres de genio cuya gloria se grabó para siempre en la piedra. Representa el mundo sagrado. En sus ciudades la selva debió ser domeñada para poder tejer la vida según los designios de los dioses. Basamentos, edificios, ámbitos ceremoniales, plazas, todos los elementos ocupaban un lugar según el orden espiritual del alma maya. La calidad de sus espacios y la sutileza de sus detalles deslumbra a todo aquel que camine por sus senderos.


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