9/07/2014

Amor de mis amores: otra de treinta y tantos


El Salón Rojo
Por Alejandro Alemán 

Amor de mis Amores (Dir. Manolo Caro)

Apenas hace un par de semanas dábamos cuenta en este espacio del estreno de Casi Treinta, la muy fallida ópera prima de Alejandro Sugich que claramente se insertaba en ese cuasi género creado a partir de Sexo, Pudor y Lágrimas (Serrano, 1999) donde la problemática yuppie (jóvenes profesionistas con éxito económico) y su “difícil” transición hacia la adultez era el centro de toda trama.

Sin ir más lejos, el muy prolífico Manolo Caro apenas estrenaba el año pasado No sé si cortarme las venas o dejármelas largas (2013), especie de remake -en clave hipster y con exacerbado tono telenovelero- de aquella de 1999 que dejaba en claro el peso del cine de Serrano en la psique cinematográfica actual.

Y por si aún queda duda de ello, no han pasado ni dos semanas del estreno de Casi Treinta cuando tenemos una cinta más, del mismo tono, básicamente con los mismos personajes y con el mismo desencanto naif (“¡tener éxito profesional no te asegura una buena figura, mamá!”) de quien está llegando a los treinta.

La buena noticia es que, a diferencia de Sugich, Manolo Caro sí sabe hacer encuadres, montar tomas, dirigir actores (mismos que hacen algo más que simplemente verse bien a cuadro), e incluso se da el lujo de probar nuevos trucos (ese ingenioso uso de la pantalla dividida) además de contar con el presupuesto suficiente para hacer un diseño de arte efectivo. Es indudable cierta evolución en las habilidades de Caro, pero también es innegable que aún arrastra ese talón de Aquiles que representan sus guiones, plagados siempre de diálogos que rozan la telenovela y con un fraseo propio de libro de autoayuda que intenta pasar como “profundidad” en sus personajes (“Si quieres hacer reír a dios, cuéntale tus planes”).

Así, esta historia coral se desarrolla (y se filma) en dos continentes: Carlos (Juan Pablo Medina) parte rumbo a España a escasos días de su boda para encontrarse con su amigo del alma Javier (Erick Elías) y convencerlo de que lo acompañe de vuelta. Mientras tanto en México (en la colonia Roma, claro) León (Sebastián Zurita) conoce por accidente a Lucía (Sandra Echeverría) -la prometida de Carlos- en un flechazo que de inmediato la hace dudar sobre su futuro compromiso a la vez que el mismo León, inadvertidamente, está también a días de contraer nupcias con Ana (Marimar Vega) quien se encuentra en España por cuestiones laborales.

El guión está repleto de oportunismos dramáticos que resultan clave para el avance de la trama no obstante sean completamente inverosímiles: secuencias como la de un muy oportuno robo al banco, la coincidencia en los aeropuertos o cierto encuentro fortuito dentro de un avión son mecanismos facilones para ir desahogando las historias cruzadas de estos amantes intercontinentales.

Pero si bien el guión es sumamente complaciente y los diálogos no son el fuerte de la película, sí lo son sus interpretaciones, destacando en particular el trabajo de Marimar Vega quien, asumiendo a su personaje como si fuese salido de una película de Almodóvar (influencia permanente en las cintas de Caro), sabe llevar el drama, la desesperación y ese paso al borde de la locura durante casi toda la cinta, sin desbordarse nunca y alcanzando un interesante momentum en una escena final con desesperado monólogo incluido.

Una cinta bien filmada y mejor actuada, pero que aún resulta hueca en su trasfondo: un conjunto de bellos cuerpos (esa enfermiza obsesión por mostrar los vientres planos de todos), herederos de familias millonarias o que inexplicablemente viven sin problemas de dinero, conduciendo autos Alfa Romeo y cuyas mayores preocupaciones son los kilos de más y el amor.

¿De qué México habla Caro en su cine? Supongo que habrá quien se identifique. Yo no.

Amor de mis Amores (Dir. Manolo Caro)
2.5 de 5 estrellas.


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