Eduardo Ibarra Aguirre
Mientras la autodenominada clase política demuestra muy poca clase, oficio y sensibilidad frente a la crisis que padece Guerrero y en buena medida el país, evidenciada por la matanza de Iguala y la desaparición de 43 militantes de la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México, desde hace un mes, los estrategas de la seguridad pública y de la lucha contra el crimen organizado deberían abocarse a revisar los supuestos básicos de los programas de Los Pinos en la materia.
Demasiados discursos (con abundante demagogia), pronunciamientos, informaciones y comentarios se vertieron durante un lapso en que las emociones, las condenas y sus respectivas y vigorosas movilizaciones –no exentas de provocaciones y actos vandálicos que las demeritan–, aquí y en la aldea como acaso nunca antes, deben abrir paso a la indispensable revisión de la estrategia puesta en juego el 1 de diciembre de 2012.
Iguala, pero también la ejecución de jóvenes en Tlatlaya, estado de México, por el Ejército que tanto festeja su comandante supremo pese a la recurrencia con que atropella las garantía individuales, evidenciaron los límites de una estrategia más allá del discurso y los documentos oficiales y que tiene como características respecto de la guerra del Felipe Calderón: 1) Bajo perfil mediático. 2) La coordinación de todas las dependencias públicas involucradas. 3) Un mayor y mejor trabajo de inteligencia. 4) La ventanilla única para que los cuerpos policiacos y dependencias estadunidenses que actúan en México se reporten a través de la Secretaría de Gobernación.
Los éxitos de tal política, magnificados por los voceros con frases como “sin disparar un solo tiro”, la que tanto usa Monte Alejandro Rubido García, no logran ocultar que Iguala hoy y San Fernando ayer, es una ruta conocida y sobre todo sufrida por los habitantes de esas localidades, que tienen como dato en común la acción gubernamental después del niño ahogado, como en Guerrero: “Desde 2013 el Presidente y su gabinete sabían que gran parte de la entidad estaba sometida por la narcopolítica” (Proceso, 19-X-14). El ejemplo de Matamoros, Tamaulipas, que conozco porque lo padecí, data cuando menos de 1955. Y todavía no toman cartas en el asunto.
La imprevisión puede explicarse más que por la falta de pericia, de experiencia de los gobernantes, por el entramado de intereses políticos y privados que están en juego en cada municipio y región, con su respectivo grupo criminal y el correspondiente respaldo de hombres y mujeres de las instituciones públicas. También por las prioridades que tiene una estrategia estadunidense que no empatan con las mexicanas. Y ahora como antes, la subordinación a los intereses geopolíticos de Washington permanece.
Está más que claro que 44 años ininterrumpidos de encarcelar capos y sicarios (y a muchísimos consumidores) no frenan los flujos de drogas ilícitas al mercado estadunidense, país ingobernable a mi juicio sin el amplio consumo de narcóticos ilícitos; como tampoco frena el incremento de los adictos locales, para no hablar de los hilarantes decomisos de mariguana por el Ejército y la Marina mexicanos, donde se consume ampliamente, cuando en Estados Unidos la legalización parcial o plena avanza por fortuna a paso sólido.
En tanto, los circuitos financieros del crimen organizado permanecen intocados por el gobierno, entre otras razones porque el mediocre crecimiento de la economía de los últimos 33 años no da para que un millar de empresas sean las amas y señoras de la economía y crezcan de manera tan exitosa.
Acuse de recibo
“María del Rosario Fuentes Rubio fue secuestrada por hombres armados la mañana del 15 de octubre cuando salía de la clínica Tierra Santa, en Reynosa, donde trabajaba como médico. Al día siguiente sus secuestradores publicaron una fotografía de su cuerpo en su cuenta de Twitter, junto con varios mensajes de amenaza como: ‘Cierren sus cuentas, no arriesguen a sus familias como lo hice yo, les pido perdón’. Desde hacía varios meses María del Rosario Fuentes Rubio colaboraba con el seudónimo de Felina, a través de la cuenta Twitter @Miut3, con el portal informativo Valor de Tamaulipas, que difunde información sobre la violencia y las actividades del crimen organizado en Tamaulipas”. La denuncia es de Reporteros sin Fronteras… Colosio y Ruiz Massieu veinte años después, el más reciente libro del abogado Humberto Hernández Haddad, será presentado el próximo miércoles, de las 17 a las 19 horas en el Aula de Seminarios Dr. Guillermo Floris Margadant, del Instituto de Investigaciones Jurídica de la UNAM. Circuito Mario de la Cueva, Ciudad de la Investigación en Humanidades, Ciudad Universitaria… Patas Arriba. La escuela del mundo al revés, de Eduardo Galeano (undécima reimpresión, 2013), de Siglo XXI Editores, es una extraordinaria fotografía de los valores y las prácticas de las elites dominantes en la aldea global a fines del anterior siglo y milenio.
Twitter: @IbarraAguirreEd
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