4/07/2015

Quitar estereotipos a tareas de cuidado para generar derechos


Políticas públicas perpetúan sobrecarga laboral en mujeres

Para que las tareas de cuidado no recaigan sólo en las mujeres ni perpetúen la precariedad de quienes las realizan, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) llamó a los gobiernos de la región a desarrollar normas que regulen estos servicios.

 
En el informe “Las políticas y el cuidado en América Latina. Una mirada en las experiencias regionales” –realizado por la académica uruguaya Karina Batthyány Dighiero–, la Cepal consideró que faltan acciones de política pública en tres áreas específicas (tiempo, dinero y servicios) que no refuercen los estereotipos de género, perpetúen la precariedad, o vulneren la estabilidad laboral de las mujeres.
 
Las políticas de “tiempo para cuidar” –se explica en el informe– se refieren a prestaciones laborales que liberen tiempo del empleo para que sea dedicado a los cuidados no remunerados.
 
Algunos ejemplos de estas políticas son los permisos por maternidad y paternidad, los permisos de lactancia, tiempos para cuidados familiares, y reducciones de jornadas, entre otras.
 
Estas políticas pueden ser remuneradas o no; sin embargo, cuando no hay un pago de por medio se refuerza el rol de cuidadoras gratuitas de las mujeres y se acentúa su vulnerabilidad laboral y vital, según el análisis de Cepal.
 
El organismo criticó que la mayoría de estas medidas están dirigidas a las mujeres, a excepción del permiso por paternidad que es reconocido en algunos países y su duración es “desproporcionada” al de la maternidad.
 
Además, la mayoría de estas medidas se articulan en torno al trabajo remunerado y formal, lo que deja fuera la posibilidad de que las trabajadoras del sector informal cuenten con estos derechos.
 
Por otro lado, las políticas para generar recursos económicos para los cuidados se refieren a prestaciones que reconocen que hay personas, generalmente mujeres, que no están en el mercado laboral por estar dedicadas al cuidado de los demás (hijas e hijos, personas adultas mayores o con alguna discapacidad, o personas enfermas).
 
No obstante, Cepal advirtió que estas políticas perpetúan la desigualdad y, en la medida en que las prestaciones son bajas, también mantienen la división sexual del trabajo.
 
Desde otro punto de vista, estas medidas son una forma de valorar el trabajo que ya de hecho realizan las mujeres en los hogares, lo que permite darles cierta independencia económica.
 
El desafío –observó la Cepal– es valorar el trabajo de cuidado otorgando derechos económicos y sociales a quienes lo realizan, pero sin mantener la situación de precariedad y desigualdad en la que lo llevan a cabo millones de mujeres en el mundo.
 
Finalmente, otra política pública debería estar encaminada a lograr que los servicios de cuidado –que se brindan en el hogar, las instituciones y en los centros de trabajo– sean universales, y contar con una amplia participación entre el sector público y privado.
 
La Cepal reconoció que estas tres acciones de política pública están ligadas al mismo tiempo con otras políticas más generales, como la protección social, las educativas, las sanitarias, de vivienda, urbanismo y transporte, de infraestructuras, y de regulación del mercado laboral, entre otras.
 
Alcanzar la integralidad en todas ellas significaría construir una responsabilidad colectiva que permita redistribuir los cuidados, para garantizar que éstos sean dignos y universales.
 
A su vez, urge revalorizar y reformular los cuidados a través de reconocerlos como trabajo y una dimensión esencial del bienestar, y disociarlos del género femenino y la familia.
  


Por: la Redacción
Cimacnoticias | México, DF.- 

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