Políticas públicas perpetúan sobrecarga laboral en mujeres
Para
que las tareas de cuidado no recaigan sólo en las mujeres ni perpetúen
la precariedad de quienes las realizan, la Comisión Económica para
América Latina y el Caribe (Cepal) llamó a los gobiernos de la región a
desarrollar normas que regulen estos servicios.
En el informe “Las políticas y el cuidado en América Latina. Una mirada
en las experiencias regionales” –realizado por la académica uruguaya
Karina Batthyány Dighiero–, la Cepal consideró que faltan acciones de
política pública en tres áreas específicas (tiempo, dinero y servicios)
que no refuercen los estereotipos de género, perpetúen la precariedad,
o vulneren la estabilidad laboral de las mujeres.
Las políticas de “tiempo para cuidar” –se explica en el informe– se
refieren a prestaciones laborales que liberen tiempo del empleo para
que sea dedicado a los cuidados no remunerados.
Algunos ejemplos de estas políticas son los permisos por maternidad y
paternidad, los permisos de lactancia, tiempos para cuidados
familiares, y reducciones de jornadas, entre otras.
Estas políticas pueden ser remuneradas o no; sin embargo, cuando no hay
un pago de por medio se refuerza el rol de cuidadoras gratuitas de las
mujeres y se acentúa su vulnerabilidad laboral y vital, según el
análisis de Cepal.
El organismo criticó que la mayoría de estas medidas están dirigidas a
las mujeres, a excepción del permiso por paternidad que es reconocido
en algunos países y su duración es “desproporcionada” al de la
maternidad.
Además, la mayoría de estas medidas se articulan en torno al trabajo
remunerado y formal, lo que deja fuera la posibilidad de que las
trabajadoras del sector informal cuenten con estos derechos.
Por otro lado, las políticas para generar recursos económicos para los
cuidados se refieren a prestaciones que reconocen que hay personas,
generalmente mujeres, que no están en el mercado laboral por estar
dedicadas al cuidado de los demás (hijas e hijos, personas adultas
mayores o con alguna discapacidad, o personas enfermas).
No obstante, Cepal advirtió que estas políticas perpetúan la
desigualdad y, en la medida en que las prestaciones son bajas, también
mantienen la división sexual del trabajo.
Desde otro punto de vista, estas medidas son una forma de valorar el
trabajo que ya de hecho realizan las mujeres en los hogares, lo que
permite darles cierta independencia económica.
El desafío –observó la Cepal– es valorar el trabajo de cuidado
otorgando derechos económicos y sociales a quienes lo realizan, pero
sin mantener la situación de precariedad y desigualdad en la que lo
llevan a cabo millones de mujeres en el mundo.
Finalmente, otra política pública debería estar encaminada a lograr que
los servicios de cuidado –que se brindan en el hogar, las instituciones
y en los centros de trabajo– sean universales, y contar con una amplia
participación entre el sector público y privado.
La Cepal reconoció que estas tres acciones de política pública están
ligadas al mismo tiempo con otras políticas más generales, como la
protección social, las educativas, las sanitarias, de vivienda,
urbanismo y transporte, de infraestructuras, y de regulación del
mercado laboral, entre otras.
Alcanzar la integralidad en todas ellas significaría construir una
responsabilidad colectiva que permita redistribuir los cuidados, para
garantizar que éstos sean dignos y universales.
A su vez, urge revalorizar y reformular los cuidados a través de
reconocerlos como trabajo y una dimensión esencial del bienestar, y
disociarlos del género femenino y la familia.
Por: la Redacción
Cimacnoticias | México, DF.-
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