8/17/2015

Divididos por el oro


Dos de los pueblos más pobres del estado de Puebla -pero de los más ricos en minerales para explotar- viven una encrucijada similar. Uno, que se niega a la llegada de las empresas mineras y otro, que espera con ansias el arribo del progreso

“No es cierto que haya desarrollo con la instalación de una minera” .-Mary Carmen Larrasilla
Activista integrante de la Asociación Civil Tetela Hacia el Futuro

La Gorrión y Almaden Minerals ha decidido no otorgar regalías a los vecinos de Santa María Sotoltepec, por la explotación de su subsuelo

"Yo pienso que lo que venga la minera a entregar a los vecinos de este municipio sin duda será bueno"
Nicasio .-Conductor de un microbús


La pobreza de Ixtacamaxtitlán y Tetela de Ocampo es contrastante con la riqueza que yace en el subsuelo de estas comunidades ubicadas en la sierra norte de Puebla. 
Ahí existen sin explotar dos de los yacimientos de oro y plata más grandes de México.
Hoy los pobladores de estos municipios enfrentan el dilema de aceptar la llegada a sus pueblos de los grandes consorcios mineros con sus posibles consecuencias ambientales… o seguir sobreviviendo en medio de la pobreza y la falta de oportunidades.
Los habitantes de Tetela de Ocampo han decidido rechazar la mina que la empresa Frisco, propiedad del magnate Carlos Slim, pretende poner dentro de su municipio por la concesión federal que logró la compañía.
Los pobladores de esta comunidad indígena no creen que la operación de la mina se refleje en desarrollo y beneficios para las familias que viven aquí.
La historia es diferente en Ixtacamaxtitlán. Su gente espera con esperanza la llegada de las empresas Gorrión S. A. de C. V. y la transnacional Almaden Minerals Ltd., para que exploten la mina a cielo abierto más grande de México.
Aquí las empresas han logrado convencer a los habitantes de la comunidad de Santa María Sotoltepec – donde está el yacimiento- sobre los beneficios que traerá el proyecto con la implementación de programas de ayuda y apoyo para las familias que viven marginadas.
“De todas formas en esta región no hay nada”, acepta Nicasio, habitante de esta comunidad.
“Yo pienso que lo que venga la minera a entregar a los vecinos de este municipio sin duda será bueno”.
Un pequeño pueblo contra Carlos Slim
La zona norte del estado de Puebla, una de las más pobres de todo México, también tiene el peor de sus infortunios: está asentada sobre un banco casi solido de oro y plata. 
Por eso funcionarios federales de la Secretaría de Energía no ha reparado en entregar sendas concesiones para la explotación minera de oro y plata en 100 mil hectáreas de suelo en Ixtacamaxtitlán, 10 mil hectáreas en Tetela de Ocampo y poco más de 12 mil hectáreas en Zautla.
Tetela de Ocampo es el pueblo que se alzó contra el hombre más rico de México. En esa pequeña localidad de la sierra norte del estado de Puebla, la empresa minera Frisco, propiedad de Carlos Slim, enfrenta una de sus más grandes batallas al encarar el rechazo de toda la población, la que se niega a la posibilidad de que se abra una mina de oro.
El plazo se vence para que la empresa minera Frisco, a través de la subsidiaria Espejeras, pueda hacer válida la concesión federal para la explotación del yacimiento de plata y oro que se encuentra bajo el suelo de Tetela de Ocampo. Si antes de octubre próximo la minera Frisco no hace una consulta a la población, sobre su presencia en la zona, perderá el privilegio de explotar la mina de oro más grande de México.
Eso alienta a los pobladores de Tetela, los que no han bajado la guardia. Esperan que Frisco pierda la concesión. No quieren que en su municipio se instale este Proyecto de Muerte. Consideran que una mina a cielo abierto para la extracción de oro y plata significaría el fin de esa comunidad. Por eso la protesta permanente contra la presencia de Frisco en esa comunidad indígena.
“No es cierto que haya desarrollo con la instalación de una minera”, dice la activista Mary Carmen Larrasilla, integrante de la Asociación Civil Tetela Hacia el Futuro, la que promueve la lucha constante contra la minera Frisco. 
“Esa industria no resuelve, solo compromete los recursos naturales de la comunidad. No resuelve la vida, solo resuelve las finanzas de ellos”.
Ese es el convencimiento general de todos los habitantes de Tetela de Ocampo. Por eso no han dejado de salir a las calles para manifestar su desacuerdo por los permisos otorgados desde el gobierno federal para la explotación de ese subsuelo. Ni uno solo de los habitantes de esta localidad avala la apertura de la mina, la que Frisco ofrece como “un gran proyecto único de desarrollo”.
Con el rechazo social generalizado, en aras del desarrollo que nadie cree, la empresa Frisco ya hizo sus proyectos de medición. Técnicos resguardados por policías Llegaron sin mediar palabras con los habitantes de la zona y comenzaron a hacer exploraciones del subsuelo. Los resultados les indican que están listos para abrir la mina a cielo abierto, no han tomado en cuenta la obligatoriedad de la consulta a la comunidad, la que intentan pasar por alto, denunciaron activistas sociales.
De acuerdo a la denuncia, la acción de Frisco en la zona de Tetela, en busca de asentarse para abrir su propia mina, ha sido a veces al margen de las concesiones de explotación minera que le ha otorgado el gobierno federal. Ha actuado conforme a su propio criterio, sin respetar disposiciones legales ni sociales, lo que en México es común.
De acuerdo al catedrático de la Universidad Iberoamericana de Puebla, Eduardo Morales Sierra, quien citó a la investigadora Magdalena Gómez.
“En México existe un proceso de desviación del poder. Es el que tiene que ver con todos los aparatos institucionales, que están acomodados de tal forma para que los proyectos de muerte puedan operar”.
Esa desviación del poder, agrega Morales Sierra, es la que hace posible que 8 de cada 10 minas que operan en el país, lo hagan de manera irregular, de acuerdo a lo conclusión a la que llegan miembros de la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad (UCCS).
El rechazo no es gratuito
Las campañas en contra de las mineras en el norte de Puebla no son nuevas. Los detractores advierten de riesgos ecológicos desde hace años

La campaña que se ha generalizado en toda la zona del norte de Puebla, para exigir que no se concreten los proyectos de extracción minera, los que se han venido alistando desde el periodo de Vicente Fox, y que se han materializado con la entrada en vigor de la Reforma Energética, no es porque sí.
El reclamo de cese al plan extractivista en la zona norte de Puebla parte de la convicción sobre el riesgo ecológico en que habrán de entrar las comunidades indígenas en donde se pretenden minas a cielo abierto, donde científicos han pronosticados colapsos socio ambientales, tales como los que ya se registran en diversos puntos del país.
De acuerdo al investigador de la Universidad Iberoamericana, Eduardo Morales Sierra, un gran número de acciones para infraestructura en proyectos de rápida generación de capital, como el de las mineras, son la causa de afectaciones ecológicas que dañan a poblaciones naturales de las zonas en donde se asientan.
En Tetela, la minera Frisco comenzó a dañar el medio ambiente con la barrenación de por lo menos 80 sitios, en donde hizo excavaciones para medir la densidad de oro y plata en el subsuelo, generando impacto ecológico que se estima de manera irreversible, el que se agudiza con la generación de agua residual con altos contenidos de cianuro y aluminio.
El daño ecológico generado en Tetela, con la sola barrenación para la exploración de la veta de oro y plata que cruza por la zona, se puede ya sumar a los 480 conflictos socioambientales que han registrado los científicos investigadores del tema, los que han contabilizado 414 sitios contaminados por acción de mega proyectos de muerte.
El país en emergencia ambiental
Los pobladores de Tetela de Ocampo, en Puebla, no quieren que se asiente la minera Frisco porque el temor de un desastre ecológico es fundado. El miedo lo sostienen los pobladores en la experiencia de otros sitios con mineras, como el caso de la Minera México que derramó sustancias tóxica en el Rio Sonora, en donde no se han aplicado medidas de reparación ambiental, y las autoridades federales no han hecho nada.
En la mayoría de los casos de afectación ecológica por actividad minera, La Semarnat y la Profepa se observan rebasadas. Eso lo dictan los 414 sitios contaminados que se registran en el país a la fecha, en donde no hay recomendación oficial para resarcir el daño ambiental.
De acuerdo al investigador Eduardo Morales Sierra, en México se presentan dos contingencias ambientales cada día. Gran parte de esas emergencias son propiciadas por empresas mineras, como las que se pretenden asentar en los municipios pobres de la zona norte del estado de Puebla.
Ayúdame... que te ayudaré
La minera mexicana Gorrión S. A. de C. V. y la trasnacional Almaden Minerals Ltd. ha logrado convencer a los habitantes de Ixtacamaxtitlán, Puebla, que acepten la la pronta instalación de la mina a cielo abierto más grande del país.  
La estrategia de la minera ha dado en el blanco. Los sectores más inconformes están siendo atendidos en sus demandas más elementales, mediante acciones de salud, alimentación, esparcimiento y ocupación.
Los ejecutivos de las dos empresas que tienen el permiso del gobierno federal para lograr la explotación de más de 14 mil hectáreas de terreno -bajo el que pasa la veta más importante de oro y plata del país- iniciaron una ambiciosa ofensiva para mantener a la población de Ixtacamaxtitlán en calma: entrega de recursos, apoyos, despensas, préstamos y promesas de mejoría económica al por mayor.
A la acciones de ayuda social de las dos mineras se ha sumado el plan del gobierno federal, el que en los últimos dos años ha intensificado de manera especial la presencia de sus programas para abatir la pobreza y la marginación. 
El municipio  de Ixtacamaxtitlán, pero particularmente la comunidad de Santa María Sotoltepec, son los destinos privilegiados de las acciones de gobierno para atender las necesidades sociales.
Pero la suerte le cambió a toda la población apenas en el 2012 la minera inició el proceso de exploración formal para iniciar la explotación del oro y la plata en ese subsuelo.
Desde hace dos años las mineras no bajan la guardia. Han intensificado su programa de información a la sociedad sobre “los beneficios que tendrá el municipio con la operatividad de la mina”. 
La gente comienza a dudar que la instalación de una mina a cielo abierto, la que se comenzó a proponer desde hace 14 años, pueda tener efectos negativos en el entorno ecológico o a nivel social. La gente se ha comenzado a esperanzar en el oro que se va a extraer en esa zona.
Muchos pobladores de Santa María Sotoltepec, y de la cabecera municipal de Ixtacamaxtitlán, sueñan. Tienen la esperanza de poder hacerse con un poco del oro y la plata que las mineras esperan extraer en los próximos meses, una vez que concluya el periodo de exploración y se haya superado el proceso de consulta a la población, el que se observa como un mero trámite a realizar, ante la complacencia de los vecinos.
“Yo creo que la mina será buena para el municipio”, dice José Manuel, taxista de 20 años de edad. 
La minera va por todo
Como parte de su programa para el convencimiento social, las mineras Gorrión y Almaden Minerals han lanzado una estrategia infalible: se ha convocado a los niños de todo el municipio de Ixtacamaxtitlán para otorgares cursos de verano. Es la tercera ocasión consecutiva en que durante las vacaciones escolares la minera asume el cuidado de los niños de esa localidad.
A la par se ha instalado también un centro de información que busca disipar las dudas de todos los que quieren conocer cómo operará el proyecto de una mina al aire libre. 


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