11/22/2015

De asociaciones internacionales



Antonio Gershenson
Y padecimos por años la asociación económica de América del Norte. Ahora nos están imponiendo la del Pacífico, con la que los campesinos mexicanos van a empeorar todavía más con la competencia de más países libres de impuestos, entre otras cosas. Las dos tienen su centro en Estados Unidos.
Los países de América Latina que participan son minoritarios. La mayoría forman parte de asociaciones latinoamericanas sin Estados Unidos. Brasil interviene, además, en el grupo de cinco países, además de él China, India, Rusia y Sudáfrica, y en el Banco de Infraestructura e Inversión de Asia (también conocido como Banco Asiático o por sus iniciales en inglés, AIIB).
El AIIB casi no se menciona aquí, pero empezó su formación con 21 países asiáticos, aunque su formación oficial fue ya con casi toda Asia, Brasil y países de Europa como Inglaterra, Alemania y Francia. Los únicos países importantes que quedaron fuera fueron, obviamente, Estados Unidos y Japón, que tiene bases militares estadunidenses en su territorio, y sí está en la asociación del Pacífico, encabezada por Estados Unidos.
Así que con esta nueva cadena no nos acercan a América Latina ni al mundo. Somos casi una colonia.
Ya hemos mencionado, especialmente el domingo pasado, el carácter entreguista sin precedente de este gobierno. Este es un paso más.
Estados Unidos es un país de tamaño grande, aunque no de los más grandes; los demás asociados son más chicos. El crecimiento es o débil (2 por ciento y fracción) o de plano chico (uno por ciento o menos), igual que Europa occidental. Pero en Asia están los países con más población. Los cinco países con más población suman más de 3 mil millones de habitantes, más que cualquier otro continente entero.
También en Asia y en su banco están los países con más crecimiento económico del mundo. Los países con crecimiento de 5 por ciento o más son, con datos del Banco Mundial para 2014:

El banco asiático empieza a ejecutar programas grandes con el año próximo. Se habla de la Ruta de la seda, por el comercio que hubo desde el imperio chino y el imperio romano, del Pacífico a Europa, entonces hasta con camellos, pero ahora incluyendo el desarrollo de ferrocarriles, carreteras, oleoductos y gasoductos, y otra infraestructura como líneas de alta tensión de electricidad internacionales.
Es evidente hacia dónde va la economía mundial. De la misma fuente y del mismo año tomamos estos otros ritmos de crecimiento:

Ya hemos mencionado el resultado de los estudios al respecto. En mi artículo El mundo cambia, del 8 de enero de 2012, se veía que empezaban los cambios y que Brasil acababa de rebasar a Inglaterra en el valor de la producción. Y China acababa de rebasar a Japón en el segundo lugar. Un estudio en la propia Inglaterra preveía que, para 2020, India subiría a quinto lugar y los cuatro europeos pasarían del cuarto lugar en adelante en 2011, a estar del séptimo lugar en adelante en 2020.
Un estudio del Times of India, publicado el 7 de enero de 2012, hizo la previsión, sólo para los tres primeros lugares, para 2030. El primer lugar ya era China, el segundo, Estados Unidos, y el tercero, India.
Por último, el ya mencionado estudio alemán que publicamos aquí el 22 de febrero pasado es para 2050, y los primeros lugares son China, luego India, en tercer lugar Estados Unidos y luego Indonesia y Brasil. El único europeo en la lista de 10 fue Alemania en décimo lugar, después de Nigeria, que era el noveno. El mundo, evidentemente, cambia, y esto tiene relación con los ritmos de crecimiento de cada país.
De modo que lo que hace Estados Unidos al ignorar al 90 y tantos por ciento de Asia, es cerrar los ojos ante lo que viene en realidad. Sólo le importa hacer casi colonias a los países que todavía dependen de él. Y, claro, también los que desde aquí lo siguen ciegamente.
Deberíamos cambiar nuestra política para crecer, por lo menos como crecimos hasta 1982. En los hechos, no en los discursos. Ya vimos aquí que hay un buen crecimiento en otros países, lo tuvimos aquí durante muchos años, y lo perdimos por la política económica que nos han impuesto, y que mantiene también a otros países sin crecimiento, o casi sin él.

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