3/06/2018

Los periodistas pal café. . .

Julio Hernández López: Astillero
Santiago Creel Miranda, entonces secretario de Gobernación (corría la administración de Vicente Fox), declaró el viernes 6 de agosto de 2004: Que enfrente las cosas con valor, con verdad. Si él cree que es inocente, que lo pruebe y lo demuestre y, si no, que asuma su responsabilidad como humano y como hombre. Con evidente molestia (según reportó Andrea Becerril en La Jornada, https://goo.gl/gwG79d ) agregó: Lo demás es hacerle al cuento, tratar de crear nubes de humo por todas partes y, otra vez, a lavarse las manos, otra vez a echar la culpa a los demás. ¡Que enfrente su situación como hombrecito y se acabó!
En la misma entrevista con reporteros se le planteó: Usted dice que si Andrés Manuel López Obrador cree que es inocente, lo demuestre, ¿no es al revés, y son las autoridades las que deben demostrar su supuesta culpabilidad? A lo que el segundo hombre en el mando foxista contestó: El que está haciendo la afirmación es él, no yo. Por eso digo, que si cree ser inocente, que aporte las pruebas, porque se lo pidió la sección instructora, no yo.
A 13 y siete meses de aquel proceso de desafuero instaurado contra AMLO, entonces jefe del Gobierno capitalino y virtual candidato presidencial por el Partido de la Revolución Democrática, José Antonio Meade Kuribreña, cinco veces secretario de Estado y ahora candidato presidencial (sin credencial) del Partido Revolucionario Institucional, ha asumido una posición declarativa parecida a la de Creel, quien a su vez trata de desmarcarse de sus bravuconadas de 2004 y se queja de maniobras desde el poder para ejercer un virtual desafuero contra el panista Ricardo Anaya Cortés.
Meade, quien ocupó cargos importantes en las administraciones panistas de Vicente Fox y Felipe Calderón, señaló ayer: No nos hagamos bolas. Donde vemos un político que vive por arriba de sus ingresos, hay que actuar. O como dice el clásico: así no se hace política (...) Las alternativas son claras. Entre alguien que ha vivido como magnate, uno como fantasma fiscal y quien ha vivido en la transparencia. Ahí están los datos, la forma de vida de cada quien a la vista de todo. Y la frase central, referida en específico a Ricardo Anaya: Como se dice de manera ordinaria, que no sea rajón.
Pero, más allá de las semejanzas en el habla desde el poder, se está en presencia de dos procesos diferentes, el del desafuero de López Obrador y el del desagüero de Anaya Cortés. Un elemento fundamental es que el primero no tuvo intención ni perspectiva alguna de beneficio económico personal, familiar o grupal al tardarse en cumplir la orden judicial de suspender los trabajos de construcción de una calle en un predio que había sido expropiado años atrás. La intención del entonces jefe de Gobierno era habilitar una vía de acceso a un hospital privado a través del predio El Encino, que había sido expropiado en 2000 por Rosario Robles, sustituta en el mando capitalino a la salida de Cuauhtémoc Cárdenas.
En cambio, Anaya Cortés ha sido acusado de triangulaciones financieras y maniobras empresariales que le habrían suministrado una alta ganancia económica, en términos personales y familiares. A pesar de que el comportamiento del gobierno federal sea repudiable en cuanto pretenda descarrilar a un competidor presidencial, lo cierto es que el expediente relacionado con Anaya, el empresario Manuel Barreiro y el carrusel internacional de dinero, muestra una enorme ganancia para el panista, a quien con frecuencia se ha señalado como un personaje de prosperidad económica derivada de su prosperidad política.
Tampoco es menor el precisar la fuente de las discordias. En 2004, López Obrador se perfilaba como un firme opositor a las políticas pripanistas sostenidas por el luego virtual priísta, Vicente Fox Quesada, con quien no hubo ningún tipo de arreglo o entendimiento que luego diera pie a la percepción de traiciones entre antiguos socios. En cambio, Anaya Cortés, y una buena parte de sus actuales aliados (el chuchismo perredista y el panismo descalderonizado, concurrentes ambas facciones en la gustosa firma del Pacto por México, entre otras alianzas), han sido copartícipes y aplaudidores de políticas y maniobras de un peñismo del que ahora se han desmarcado en razón de desencuentros por posiciones de poder, no por principios doctrinarios o compromisos populares.
A raíz de esas dos circunstancias condicionantes (el beneficio económico o no, y el apego o desapego a las políticas del poder en turno), el desagüero de Anaya Cortés solamente ha conseguido un apoyo político en ciertas partes de la élite intelectual y en ciertos segmentos del panismo de a pie. La efervescencia por el golpeteo contra Anaya ha sido de poca monta social, estratificada y sin visos de autenticidad esencial, a diferencia de las movilizaciones masivas contra el desafuero de López Obrador (consumado en abril de 2005 en términos jurídicos; luego desactivado políticamente mediante diversas tretas, una de ellas consumada por la ahora morenista Gabriela Cuevas).
La riña en las alturas (Peña-Meade contra Salinas-Diego-Anaya) no puede ser asumida como genuina ni siquiera entre las bases del Frente tripartidista, porque corresponde a dinámicas, expectativas e intereses de las élites en pugna. Sin embargo, las consecuencias de ese crujir en las cúpulas puede resultar de graves consecuencias para el proceso electoral en curso, pues Los Pinos está pisando de manera exploratoria, una vez más (como lo hizo en la reciente elección del Estado de México), el terreno de los excesos desde el poder institucional, con el priísmo más cavernario decidido a hacer ganar a su actual abanderado ciudadano al costo que sea. El atropellamiento del ex socio político Anaya puede ser el preámbulo de consecuentes acciones arriesgadas contra el puntero López Obrador, al que en algunas encuestas de opinión ya están colocando a menor distancia de un insólitamente progresivo Meade. ¡Hasta mañana, con Peña Nieto también al habla: No respondo a nadie ni me voy a meter en este proceso electoral!
Twitter: @julioastillero Facebook: Julio Astillero Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx

Foto
El PAN y el PRI han ido juntos en los actos de enorme importancia contra los intereses de México, entre ellos, el Fobaproa y la privatización del petróleo. Se han transmitido la Presidencia de la República sin problemas: Vicente Fox no investigó a Ernesto Zedillo, tampoco Enrique Peña Nieto revisó el lado oscuro de Felipe Calderón. Han hecho de los acuerdos en lo oscurito un prodigio: lo mismo sirven para repartir el presupuesto que para perdonar los faltantes. Recientemente vimos cómo el gobernador de Chihuahua, Javier Corral, quien amenazó con una gran campaña contra la corrupción del gobierno peñanietista, se apaciguó en cuanto le palmaron 900 millones de pesos. ¿Le va a exigir Hacienda comprobantes de cómo los gasta? No. Sólo los formalismos de rigor. Aparentemente el sanguíneo candidato de PAN, PRD y MC, Ricardo Anaya, acaba de romper lanzas con Peña Nieto. Hasta le lanzó una velada amenaza por presuntos actos de corrupción. Sería meter reversa a los acuerdos que hicieron en torno a la reforma energética, tan celebrada por el ahora candidato. La docena de gobernadores del PAN no están con Anaya. No asisten a sus actos. Hay miles de millones de pesos en juego, con el aval pripánico. Tal vez por eso Peña Nieto dijo ayer muy tranquilo: no se enganchen, es decir, no se vayan con la finta. Hay PRIAN para rato.
Recorte de personal
Hilasal, el fabricante de toallas con muchos años de presencia en Jalisco, da a conocer que ha despedido a 197 empleados en las dos semanas recientes. Sus operaciones están detenidas por falta de financiamiento para capital de trabajo. Ya antes había prescindido de los servicios de 635 empleados, el 41 por ciento de la planta. Sin embargo, el ahorro en la nómina no ha sido suficiente para equilibrar las finanzas. Hilasal entró en concurso mercantil en junio de 2012 tras incumplir con sus obligaciones financieras y salió de él dos años después cuando pactó con la mayoría de sus acreedores.
La forma del agua
No se trata de la galardonada película de Guillermo del Toro, sino de algo atroz. Grupos armados y organizaciones afines a partidos políticos han secuestrado alrededor de 60 mil tomas de agua en Ciudad de México, lo cual tiene un impacto grave en su distribución. Por otro lado, las escasas lluvias de los meses recientes y la sobre explotación de los mantos acuíferos han agravado el problema. Otro factor, es la explosiva construcción de edificios para oficinas y viviendas, una de las fuentes de ingresos de los políticos perredistas y los demás partidos. Se vaticina una crisis de agua en al menos nueve delegaciones. Falta inversión en la infraestructura por parte de los gobiernos federal y de la capital para dar solución al problema. Una persona requiere alrededor de 320 litros de agua en promedio todos los días. Aproximadamente 267 colonias reciben agua por tandeo.

Es de suponer lo que él entiende por trato justo (todos arrodillados y sin chistar), pero lo cierto es que el esquizoide de la Casa Blanca goza cuando reiteradamente pone a parir a sus socios y amigos del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y, de pasadita, al mundo entero.
Donald Trump deja escuchar sus tambores de guerra (comercial) y anuncia la imposición de aranceles a las importaciones de acero y aluminio (25 y 10 por ciento, respectivamente) para –según él– proteger a los productores de su país (aunque el costo se lo cargaría a los consumidores estadunidenses), salvo –exige– que se firme un nuevo y justo TLCAN.
Desbocado, el susodicho presume que las guerras comerciales son buenas y fáciles de ganar, y advierte que si los socios del TLCAN quieren pan, pues que les cueste: México debe hacer mucho más para evitar que las drogas ingresen a Estados Unidos; no ha hecho lo que se necesita hacer, porque millones de personas son adictas y mueren (como si en nuestro país el inventario de cadáveres no fuera terrorífico y aquí se controlaran las adicciones de los gringos). Y a Canadá le exige que trate mucho mejor a nuestros granjeros (los cuales, dicho sea de paso, son subsidiados por el gobierno gringo).
Con el citado anuncio de los aranceles al acero y el aluminio, la respectiva cámara empresarial exigió al gobierno de Peña Nieto que aplicara medidas recíprocas e inmediatas, pero es tal el miedo al inquilino de la Casa Blanca y la dependencia mexicana de la economía gringa, que todo indica que en Los Pinos están dispuestos a doblar las manitas y a mover la cola.
Muestra de ello es lo dicho ayer por el secretario de Economía, Ildefonso Guajardo: “El gobierno mexicano esperará a que Estados Unidos decrete la imposición de aranceles al acero y al aluminio antes de responder a esa medida. No se sabe lo que decidan, lo más responsable es esperar… Seguiremos en las mesas de conversaciones el tiempo que sea necesario y hasta el final de la administración del presidente Enrique Peña Nieto”. Entonces, no molesten a Trump, que se puede enojar.
El propio Ildefonso Guajardo humildemente solicitó al gobierno gringo, vía Twitter, que por favorcito no incluya a México en el asunto de los aranceles, porque es la manera equivocada de incentivar la creación de un TLCAN moderno. Ajá, pero ¿quién le dijo al secretario de Economía que Trump quiere un tratado moderno?
En cambio, la ministra canadiense de Asuntos Exteriores, Chrystia Freeland, advirtió que el gobierno de su país tomará las medidas apropiadas frente a la imposición de aranceles al acero y el aluminio. La idea es lograr un buen acuerdo, no cualquiera. De saliva, si se quiere, pero cuando menos mostró un poco de dignidad, ante la permanente alteración estadunidense de la agenda a negociar.
Pero en el clásico boxístico del uno-dos, tras la amenaza arancelaria de Trump vino el golpe del representante comercial estadunidense, Robert Lighthizer, justo al término de la séptima ronda de modernización del TLCAN: Si es necesario, Estados Unidos podría negociar pactos comerciales bilaterales para remplazar al trilateral, y el tiempo para llegar a un acuerdo se está acabando; no hemos logrado el progreso esperado en las negociaciones con México y Canadá para renovar el tratado comercial; todas las partes necesitan moverse más rápido, por mucho que la gran piedra que impide avanzar sea el propio inquilino de la Casa Blanca.
Y ya entrados en gastos, el director general de la Organización Mundial del Comercio, Roberto Carvalho de Azevedo, exigió a los integrantes de esa organización –México entre ellos– evitar la caída de las primeras fichas de dominó en una guerra comercial, porque a la luz de los recientes anuncios sobre medidas de política comercial está claro que ahora vemos un riesgo mucho mayor y real de una escalada de las barreras comerciales en todo el mundo. Aún hay tiempo, porque una vez que comencemos a transitar este camino será muy difícil revertir la situación. La política de ojo por ojo nos dejará a todos ciegos y al mundo inmerso en una profunda recesión.
Pero el aterrorizado gobierno peñanietista, en voz de Ildefonso Guajardo y Luis Videgaray (el de la interminable curva de aprendizaje), dice que esperar es lo prudente, hasta quedarse como el perro de las dos tortas, lo cual sería lo de menos si entre las patas no se llevara al país.
En vía de mientras, la séptima ronda fue otro fracaso, porque nada se avanzó en los capítulos estratégicos. Siete al hilo y escasísimos resultados, porque en cada una de ellas el esquizoide de la Casa Blanca da un manotazo, a los negociadores mexicanos se les caen los calzones y los canadienses se indignan, pero no mucho.
De lo anterior da cuenta el comunicado oficial del encuentro, distribuido por la Secretaría de Economía: “Durante esta ronda los equipos negociadores de los tres países lograron concluir los capítulos de buenas prácticas regulatorias, administración y publicación (transparencia) y medidas sanitarias y fitosanitarias, así como los anexos sectoriales de químicos y fórmulas patentadas, los cuales se suman a los tres capítulos y dos anexos finalizados anteriormente (pequeñas y medianas empresas, competencia, anticorrupción y los anexos sectoriales de eficiencia energética y de tecnologías de la información y comunicación).
Los equipos negociadores también avanzaron sustancialmente en los capítulos de comercio digital, telecomunicaciones, obstáculos técnicos al comercio y energía, así como en el anexo sectorial de farmacéuticos, los cuales se perfilan hacia un cierre próximo. Los ministros instruyeron a los equipos negociadores a encontrar las condiciones que perfilen su cierre, en el periodo intersesional o en la siguiente ronda. Asimismo, el secretario de Economía hizo un llamado a sus contrapartes de Canadá y Estados Unidos a intensificar el diálogo ministerial en los temas restantes y hacer un seguimiento puntual de los mismos, a fin de lograr un avance sustantivo en las rondas subsecuentes. El mismo exhorto que en las seis rondas previas.
En un futuro no muy lejano el dinero en efectivo desaparecerá y se quedará como un produc- to de colección. Las transacciones electrónicas se multiplican cada día y el uso de billetes y monedas decrece en forma constante, sobre todo en ventas al mayoreo y en transacciones internacionales.
En México circulan 32.7 millones de tarjetas de crédito actualmente y 144 millones de cuentas asociadas a tarjetas de débito que en forma rápida sustituyen a billetes y monedas.
A escala global, de 7 mil 500 millones de habitantes, poco menos de la mitad tiene acceso a Internet o a sistemas electrónicos y cuenta con el potencial de prescindir de dinero en efectivo.
En Suecia un número creciente de establecimientos no aceptan pagos en efectivo y los asalariados ya no cobran en moneda contante y sonante; casi todos sus intercambios los realizan mediante transferencias electrónicas.
El fenómeno del pago con tarjetas de crédito, de débito, mediante el teléfono celular o con transferencias electrónicas no sólo crece en países desarrollados, sino en casi todo el mundo, incluyendo a China. Es más, se espera que en pocos años se realicen transacciones comerciales con un chip integrado al cuerpo.


El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dijo que reconsideraría la idea de imponer aranceles a las importaciones estadunidenses de acero (25 por ciento) y aluminio (10 por ciento) a condición de que se firme un nuevo Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) que sea justo, lo que significaría, según él, un acuerdo trilateral orientado a reducir los déficit comerciales que la superpotencia tiene con Canadá y con México; además, el magnate republicano desearía un convenio que devuelva a su país a las empresas que se han establecido en territorio de sus socios comerciales del norte y del sur; que Canadá trate mejor a los agricultores estadunidenses y México haga mucho más para impedir que las drogas inunden Estados Unidos, asunto que, por cierto, no tiene nada que hacer en las cláusulas de un acuerdo de libre comercio.

Exigen liberar a integrantes del Cecop, presos en Acapulco
En la cárcel de Acapulco, llamada Las Cruces, están injustamente presos Marco Antonio Suástegui, vocero del Consejo de Ejidos y Comunidades Opositoras a la presa La Parota (Cecop), su hermano Vicente y otros 23 pobladores de la comunidad de Cacahuatepec, integrada por 47 pueblos. Las condiciones en que se encuentran pueden tipificarse de tortura. Su delito: no dejarse y combatir la criminalidad paramilitar financiada por el Congreso y protegida por el gobierno de Héctor Astudillo, y con tal fin haberse afiliado a la muy digna policía comunitaria de la Montaña y la Costa de Guerrero.

Pues que la séptima ronda del TLCAN, no salió. El tratado parece tambalear y, hoy por hoy, tal como están las cosas, nadie debería alegrarse por ello. Aunque, de otra parte, ya sabemos que Donald Trump es un absoluto desvergonzado que tiene permanentemente voluntarias digresiones, no sólo en el discurso, sino también en las negociaciones de lo que sea, con un propósito calculado: marear a la perdiz, en este ca­so, principalmente, a los negociadores mexicanos y a sus jefes, los gobernantes que padece este país.
Mientras el PRI celebra sus 89 años de vida, las campanas comienzan a doblar. Junto al jolgorio de las matracas rugiendo se escucha un talán desconcertado, triste y lastimero, que anuncia lo inevitable.
En el contexto del 167 periodo de sesiones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), el pasado 2 de marzo se realizó en Bogotá, Colombia, la audiencia pública para evaluar las medidas cautelares 409/2014 emitidas por las recomendaciones del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) en el caso de la desaparición de los 43 estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa, Guerrero: Objetivos asignados al mecanismo especial de seguimiento del caso.
En el sur basta con estirar la mano, decíamos hace 15 días (http://www.jornada.unam.mx/2018/ 02/20/opi­nion/018a2pol ). ¿De verdad? Po­dríamos empezar con obviedades que desconocen quienes han sido intoxicados por ideología basura tipo es pobre el que quiere: explicar, por ejemplo, que el dueño del fruto de la tierra es el dueño de la tierra, no el peón o esclavo; que los frutos del trópico son estacionales; que la base de la alimentación humana (el cereal) no era rentable en el trópico; o que durante el primer capitalismo mexicano (el de la plata en el siglo XVIII) los trópicos mexicanos eran inhabitables por insalubres. Pero vayamos a la riqueza del capitalismo industrial, recordando que los países que no se industrializaron antes de 1850, no pudieron competir con las metrópolis del periodo 1850-1980.
El grupo en el poder no ve la suya. Lo que habría querido encarar como un frente unificado en contra de su adversario central, principal e histórico, que es Andrés Manuel López Obrador, se le ha convertido, por factores externos y por debilidades y mezquindades propias, en tres confrontaciones simultáneas: la orientada a impedir que el abanderado de Morena llegue a la Presidencia, la guerra intestina entre sus dos vertientes principales –la panista y la priísta– y, para colmo, la renovada y creciente hostilidad del gobierno de Washington.
La discusión sobre los organismos genéticamente modificados (OGM) ha cobrado en los años recientes gran intensidad en México y ha dado lugar a posturas antagónicas aparentemente irreconciliables. Esto se debe, en mi opinión, a que en este debate hay una diversidad de enfoques y desde cada uno de ellos se pretende establecer una verdad irrefutable. Afortunadamente se comienza a esbozar un cambio en el que el peso de las evidencias científicas sobre los posibles beneficios o daños de las plantas transgénicas es lo que se coloca en el centro.
El joven, carismático, comunicativo y estudioso director venezolano Gustavo Dudamel es suficientemente inteligente para entender que no es lo mismo un happening orquestal de tropicalismo bolivariano que una gira con la Orquesta Filarmónica de Viena. De ahí, la mesurada elección y presentación del repertorio que preparó para sus tres conciertos en México, una balanceada dieta a base de Chaikovski, Mozart, Brahms, Mahler, Berlioz y, como platillo exótico, la Segunda sinfonía de Charles Ives, cuya inclusión en la gira, en vez de algún caballito de batalla, se agradece particularmente.

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