1/19/2010

Los periodistas pal café.....

Julio Hernández López: Astillero
El precandidato panista a gobernar Guanajuato, el médico electoral José Ángel Córdova Villalobos, se curó ayer en salud al adelantarse a la investigación oficial externa a que ha sido obligada la Organización Mundial de Salud por un órgano europeo que considera que en el caso de la vacuna contra el virus A/H1N1 hubo exageraciones intencionales en busca de favorecer el interés comercial de las grandes firmas farmacéuticas mundiales. Juez de sí mismo, el funcionario calderónico se expidió una alegre constancia de inocencia e incluso acusó a algunos de los claridosos críticos de la OMS de haber participado en la elaboración de un reglamento relacionado con la operación de vacunas. Calderón y Córdova tratan de engañar con verdades a medias o circunstanciales. En especial, alegan que el riesgo es cierto y que el virus ha provocado decesos, e incluso alientan la reacción sentimental de familiares de muertos o afectados por ese virus, para demostrar que sí hubo un peligro para México. Pero la discusión no transita por esa vía, sino por los indicios de que hubo maniobras concertadas entre cabilderos de la industria farmacéutica y las autoridades dictaminadoras de asuntos sanitarios mundiales (la OMS) para que establecieran nuevos parámetros y declararan a la humanidad en riesgo grave, lo que provocó compras masivas de medicamentos que ahora son rechazados por muchos ciudadanos ante las evidencias de que pueden causar efectos secundarios dañinos.
CaCo (Calderón y Córdova) han sido perseguidos constantemente por la sospecha generalizada de que tomaron medidas desproporcionadas y actuaron en función de otro tipo de intereses a la hora de imponer tapabocas a los mexicanos, frenar la economía ya tambaleante, ordenar una reclusión social sin precedente ni utilidad demostrada y hacer malabares con el presupuesto federal para comprar dotaciones de vacunas cuyo destino final es incierto. El precandidato Córdova ayer se defendió con los contundentes argumentos de que las acusaciones europeas carecen de sustento, que no entiende por qué ahora algunos de los países de esa región se dicen engañados por la OMS y que las decisiones del felipismo, en esa materia, fueron tomadas de manera transparente, sin nada que significara beneficio particular. ¡Ah, bueno, siendo así no hay problema: si lo dice el médico Córdova para exculparse a sí mismo y a su jefe pinolero, debe ser verdad redonda! El mismo día de las exculpaciones con cargo a influencias, el lic. FCH1N1 hizo pronunciamientos susceptibles de ser interpretados en varios sentidos. La lectura oficialista hablaría de una consumada vocación democrática y liber- taria, pues el ocupante de Los Pinos señaló que México ya no es, por fortuna, un país donde impere como verdad única la verdad oficial ni donde las decisiones sean las del presidente únicamente. Pero, situándolas en el contexto de la debacle calderónica y de su incapacidad para gobernar, parecieran también una confesión doblegada, una aceptación de que, aun queriendo, la administración federal no puede hacer valer sus verdades. Las reflexiones felipinas sobre el tema tuvieron como contexto el anuncio de que habrá una serie de programas llamados Discutamos México, en los que participarán unos 500 expertos seleccionados por el mismo gobierno que durante más de tres años ha cerrado canales de comunicación, impuesto en los medios electrónicos sus listas de opinantes bien vistos e impedido una plural discusión real de los problemas nacionales.
En una especie de pasmo en el que conviven y se repelen las condiciones de precandidato en campaña y presidente legítimo, Andrés Manuel López Obrador ha sido alcanzado por la fuerza de los hechos ante los que no ha querido fijar postura: a pesar de que con anterioridad había hecho insistentes y tajantes advertencias para que el ámbito partidista bajo su influjo (el PT, principalmente y, de manera taimada y parcial, Convergencia, más algunos segmentos del PRD) no sucumbiera a las tentaciones pragmáticas de las alianzas con adversarios como el PAN, en varias entidades se han promovido esos pactos, según eso bajo el imperativo de cerrar el paso al PRI que de ganar la mayor parte de los comicios estatales de este año surgiría más fortalecido rumbo al presidencial 2012. Por todo el país han saltado precandidaturas y propuestas de alianzas estatales y municipales que contravienen la línea política definida por el tabasqueño, pero éste ha dejado que las aguas corran, en una especie de aprobación tácita.
Sin embargo, en el PAN le pusieron ayer una condición a esos arrejuntamientos partidistas: que los candidatos comunes no sean lopezobradoristas, que expresamente reconozcan la legitimidad de Felipe Calderón en su actual cargo y que estén en contra del aborto, de los matrimonios gays y sus respectivas adopciones. Así, mientras Jesús Ortega posa indignado porque en algunas entidades los gobernadores están cerrando la puerta a las posibilidades de alianzas PRD-PAN (cuyo propósito sacro es terminar con gobiernos autoritarios, como los de Ulises Ruiz y Mario Marín), el PAN pone tantos condicionamientos que pareciera tambalearse el sueño de coincidencias con el panismo que expresamente defiende el Chucho mayor y calladamente el propio AMLO (sobre todo en Oaxaca, donde el ahora panista Diódoro Carrasco está detrás del precandidato de unidad, Gabino Cué).
Astillas
Y, mientras el calderonismo comienza a cobrar 360 pesos anuales a todo automóvil que use carreteras federales (es un anteproyecto de la Secretaría de Comuncaciones y Transportes), según eso para evaluar visual y mecánicamente el funcionamiento de los vehículos en rubros como frenos, luces y alineación y suspensión de ruedas, ¡hasta mañana, con Estados Unidos tomando militarmente Haití a cuenta de la desgracia humana que allí se vive, y fortaleciendo la percepción de que el obamismo solamente es una versión menos descarada y torpe que el bushismo (una demostración de las nuevas formas para los mismos fines fue el golpe de Estado en Honduras)!
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Carlos Fernández-Vega: México SA
En cuestión de segundos, eternos para quienes estaban allí, alrededor de 80 por ciento del producto interno bruto haitiano se evaporó. De ese tamaño es el brutal impacto económico del terremoto de 7 grados en la escala de Richter que sacudió la parte oeste de La Española el pasado 12 de enero, en la nación más pobre de América, y una de las más paupérrimas del planeta. Más allá del impresionante costo en vidas humanas, la reconstrucción costaría cerca de 10 mil millones de dólares, de los que no se ha reunido uno solo, pues las aportaciones que hasta ahora se han concretado se destinan a financiar la emergencia.
Haití recibe ayuda económica, médica, alimentaria y militar de países, instituciones y solidarios ciudadanos, pero ni de lejos resulta suficiente para medianamente atemperar la situación, de por sí crítica antes del terremoto. A pesar de la rápida respuesta internacional tras el terremoto de 7 grados, las aportaciones económicas hasta ahora ofrecidas por la comunidad de naciones, más lo prometido por organismos internacionales –especialmente los regionales–, resultan prácticamente insignificantes ante la magnitud del drama haitiano.
Por ejemplo, el Banco Mundial ha ofrecido donaciones adicionales por 100 millones de dólares, que se destinarían al apoyo, recuperación y reconstrucción de la nación caribeña; el Programa Mundial de Alimentos (la mayor organización de asistencia alimentaria, perteneciente a la ONU, que maneja anualmente 3 mil millones de toneladas de ayuda en alimentos, según su propia información) ha pedido donativos por 279 millones de dólares para Haití, con el fin de alimentar a 2 millones de personas y prestar ayuda logística para el próximo medio año; el Banco Interamericano de Desarrollo espera aprobar este año hasta 128 millones de dólares en nuevas donaciones para el país afectado; la Cruz Roja de Estados Unidos recaudó más de 20 millones y la Organización de Estados Americanos apenas 100 mil dólares.
Por el lado de los gobiernos, más allá de las aportaciones en alimentos, medicinas y equipo de rescate, la Unión Europea ofrece algo así como 600 millones de dólares, el de Estados Unidos no pasa de 100 millones; Brasil, 15 millones; México, 8 millones; China, 5 millones (4.4 millones de dólares en medicinas, tiendas de campaña, equipos purificadores de agua, víveres y ropa) y así por el estilo, lo que sumado a las aportaciones y compromisos de los organismos internacionales y regionales sólo sirve, en el mejor de los casos, para atender lo inmediatamente necesario. El problema, como suele acontecer en este tipo de dramas, es que superada la emergencia la atención internacional retoma la rutina y deja a un lado todo lo demás. De hecho, ésa es la historia del fallido Haití, hundido en la miseria entre dictaduras, golpes de Estado, invasiones, corrupción, asalto a las arcas públicas, crisis políticas e inmisericordes golpes de la madre natura (cualquier parecido con otros países no es coincidencia).
En este contexto destaca el exhorto del presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, quien llamó hoy a la comunidad internacional “a transformar la sensibilidad en dinero para ayudar a la reconstrucción… El mundo está sensibilizado, pero ahora es necesario transformar esa sensibilidad en ayuda concreta, en dinero, para poder reconstruir Haití”. Y el presidente haitiano, René Préval, pidió en Santo Domingo que la ayuda dirigida a su nación trascienda el hecho de curar las heridas provocadas por el terremoto, aunque es un hecho que antes del movimiento telúrico las condiciones de vida de sus gobernados no eran las mejores.
En un primer cálculo realizado ayer en República Dominicana por el presidente de esa nación y otros participantes de alto nivel, la reconstrucción material de Haití costaría alrededor de 10 mil millones de dólares, en un país cuyo producto interno bruto apenas roza los 12 mil millones de billetes verdes, con 70 por ciento de su población hundida en la pobreza. De acuerdo con los planes de organización que se conocen, esa cantidad, de reunirse, se aplicaría en un lustro, a razón de 2 mil millones por año, de tal suerte que en media década (sólo en el mejor de los casos, y siempre que se reúna la cantidad y se mantenga la atención internacional) los haitianos retornarían a la condición de vida que tenían hasta el terremoto, es decir, a la miseria institucionalizada.
Estados Unidos, la economía más poderosa del planeta, ha prometido 100 millones de dólares, y 600 millones el conglomerado de naciones que da cuerpo a la Unión Europea para reconstruir Haití. ¿Es mucho o poco? ¿Qué les representa esas cantidades? Absolutamente nada. De acuerdo con información estadística del Fondo Monetario Internacional, el producto interno bruto del país gobernado por Barack Obama se aproximó a 14 billones de dólares (millones de millones) en 2008, y alrededor de 18.5 billones, en igual año, el de el conjunto de países agrupados en la UE. Sin embargo, entre ambos ofrecen 700 millones para Haití, es decir, lo que el más reciente premio Nobel de la Paz gasta en menos de un segundo para aceitar su guerra en Medio Oriente.
Reconstruir Haití y ponerlo nuevamente de pie es una tarea que compromete a la comunidad de naciones y a los organismos internacionales, pero sería un gravísimo error y una acción de lesa humanidad calificar de éxito contundente el simple hecho de regresar al país caribeño a las mismas condiciones prevalecientes antes del terremoto. Muchas muertes registra Haití a lo largo de su historia, independientemente de las causadas por la espeluznante sacudida del pasado 12 de enero.
Entonces, como propone Lula, es necesario transformar sensibilidad en ayuda concreta, en dinero, para poder reconstruir Haití, garantizarle un futuro decoroso y de allí para delante.
Las rebanadas del pastel
En los tribunales se cocina un golpe adicional a los mineros de Cananea, pues, de acuerdo con el sindicato del ramo, “el segundo tribunal colegiado de distrito en materia de trabajo del Distrito Federal estaría por declarar extinta la relación de trabajo entre el Grupo México, de Germán Larrea Mota Velasco y su efectivo maiceo, y los mineros de Cananea, que llevan dos años y medio en huelga y sin que sus peticiones sean atendidas. Y ello sucedería el próximo miércoles o jueves. Después podría resultar lo mismo para los trabajadores en Sombrerete, Zacatecas, y Taxco, Guerrero”.
cfvmexico_sa@hotmail.com - mexicosa@infinitum.com.mx

Cristina Barros y Marco Buenrostro: Itacate
Es un placer leer y ver la gráfica del libro Cusco. El Imperio de la cocina que tenemos por la generosidad de Rosario Olivas Weston, su autora.
No es su primer libro sobre la cocina peruana; en 1990 publicó Tratado de dulces y licores de Moquegua. Siguió Cultura, identidad y cocina en el Perú, luego La cocina del virreinato de Perú, y tres libros más hasta llegar al que hoy comentamos.
Rosario Olivas forma parte del grupo de investigadores que ha apoyado la Escuela Profesional de Turismo y Hotelería de la Universidad de San Martín de Porres, cuyo decano es el dominico Johan Leuridan Huys.
Para esta obra, las recetas han sido actualizadas y probadas por los profesores de la universidad. Se inicia con un panorama sobre la región de Cusco; continúa con un breve recorrido histórico, para luego detenerse en las costumbres y comida de las principales fiestas: carnavales, Semana Santa, fiesta de la Santísima Cruz, el Señor de Qoyllur Rit’i, Corpus Christi, Inti Raymi, Virgen del Carmen, Todos Santos y Navidad.

Opinión

Haití: ayuda y caos
La catástrofe provocada en Haití por el sismo que tuvo lugar hace una semana ha dado lugar a una movilización acaso sin precedente de ayuda humanitaria, tanto gubernamental como civil, en numerosos países, que se ha traducido en el envío de equipos de rescate, brigadas médicas, grupos de bomberos, tropas y cuerpos policiales, así como también en el despacho de alimentos, medicinas, equipo médico y enseres básicos, y en una recolección de fondos prácticamente planetaria. A pesar de tales esfuerzos, la situación en Puerto Príncipe y localidades aledañas se mantiene en el caos y avanza hacia una violencia al parecer indetenible. La ayuda llega, pero no fluye hacia la población; su distribución da lugar a disturbios y enfrentamientos; para muchos, el pillaje de comercios en ruinas se vuelve la única forma de conseguir alimentos, y la desesperanza de la población, colocada en extremo desamparo, se topa con el pasmo de lo que queda de las autoridades locales y con la patente descoordinación de las fuerzas estadunidenses, la misión de la ONU –asimismo golpeada y parcialmente desarticulada por la muerte de varios de sus integrantes– y los otros equipos internacionales que han llegado en los últimos días a la infortunada nación caribeña.
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El Correo Ilustrado
Infames y malintencionadas, las aseveraciones y encuestas contra matrimonios gays
Los argumentos de la Arquidiócesis de México en contra de la adopción por parte de parejas homosexuales alegando que deseen adoptar niños con el perverso propósito de usarlos para pornografía infantil, abuso sexual, prostitución, etc. (La Jornada 18/1/10), así como la encuesta que lleva a cabo el PAN sobre los matrimonios gays, le ponen los pelos de punta a cualquier ente pensante. Personas con una orientación sexual diferente a la heterosexual cumplen con sus deberes en todos los niveles de la vida y es una infamia declararlos perversos sexuales. ¿Qué le contestarían a la Iglesia mexicana la presidenta de Islandia, el ministro de Relaciones Exteriores de Alemania, los alcaldes de Berlín y París –todos declarados abiertamente homosexuales–, entre otros?
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Marco Rascón: Haití: la montaña tras la montaña
Una especie de maldición haitiana dice que cuando llegas a la cima de la montaña está otra montaña, metáfora que habla del interminable camino que ha seguido Haití en busca de su lugar en la mitad del Caribe y entre las potencias que lo han cursado, saqueado y ambicionado a lo largo de 518 años.
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Teresa del Conde: Pedro Friedeberg. Erudito y fantasioso
La obsesión cultivada por los elementos arquitectónicos, al igual que el gusto por el ornamento, sitúan a este artista, de larga trayectoria, en el terreno de los proyectistas fantásticos. La exposición actual en el Palacio de Bellas Artes, comisariada por James Oles, se encuentra vigente hasta finales de este mes y entrega un abanico suficientemente amplio de su trayectoria, caracterizada por huir de lo pictórico en favor de lo lineal. Fue antecedida, en 2008, mediante la muestra individual Alucinaciones elitistas presentada en el Museo Cuevas, pese a que desde antes de que se verificara, existía el propósito de presentarla en el Palacio de Bellas Artes.
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Ricardo Rocha
Detrás de la Noticia
Haití, Dios, Caín y Saramago
El gran José imagina un regateo entre Abraham y El Señor sobre la destrucción de la pecaminosa Sodoma: “Que mi señor no se enfade si yo le pregunto una vez más, Habla, dijo el Señor. Supongamos que existen sólo diez personas inocentes(...) y el señor respondió: Tampoco la destruiré en atención a esos diez”.
Y luego entre Abraham y un iracundo Caín: “El señor empeñó su palabra, A mí no me lo ha parecido, y tan cierto como que me llamo Caín… que, existan o no inocentes, Sodoma será destruida”.
Esos son sólo dos fragmentos estrujantes de la más reciente novela de José Saramago que está siendo quemado en leña verde por las buenas conciencias, sobre todo cuando se atreve a preguntar: “Qué diablo de dios es este que, para enaltecer a Abel, desprecia a Caín”.
La verdad, yo no creo que sea una obra sacrílega. Es en todo caso un largo e irreverente cuestionamiento sobre lo que aprendimos en el catecismo: ¿Qué no es Dios el supremo creador y nunca el destructor? ¿Qué no es el más amoroso con sus hijos? ¿Qué no todo el orden de los seres y las cosas proceden de Dios que todo lo sabe? ¿Qué Dios no es en esencia justo?
Yo no se cuántos hombres y mujeres inocentes había y hay en Haití. Pero supongo que lo eran la mayor parte de los 70 mil ó 100 mil ó 200 mil muertos. Y la inmensa mayoría de los 3 o 4 millones de sobrevivientes sin casa ni destino. Y más aun que, los que además de haber perdido a padres, hijos y hermanos, ahora se pierden a sí mismos en el horror de la degradación humana por el saqueo o la disputa feroz de pan y agua con el de junto.
Más allá de la devastación, el llanto y el caos me encuentro con un reporte científico de la BBC de Londres que me estremece tanto o más que las imágenes de las horas recientes: “Haití, la peor geografía para un terremoto”. En él se explica que Haití está situado en un vasto y complejo entramado de placas tectónicas y fallas geológicas entre las que destaca la falla de Enriquillo. Una especie de cuerda de arco a 15 kilómetros de la costa haitiana; desde cuyo epicentro se disparó con precisión mortífera el terremoto, justo desde mero enfrente de Puerto Príncipe, con sus tres millones de amontonados habitantes; para colmo, el hipocentro (el punto debajo de la superficie terrestre, donde comenzó la ruptura) fue a sólo 8 kilómetros del endeble basamento de la ciudad.
Si el epicentro hubiera sido unos pocos kilómetros a la derecha o a la izquierda y el hipocentro un tantito más abajo, los efectos serían de la mitad, la tercera o la cuarta parte de devastadores. Pero la naturaleza o alguien más decidió que fuera tal como ocurrió.
Por cierto, yo nunca he dudado de su existencia. Pero creo que nos debe una explicación… y un milagro.

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