porque debilitaría la economía, lo relevante es que fue hecha por un ex economista-jefe del Banco Mundial (BM), empapado de las secuelas del recetario del BM-FMI y BID. Contra viento y marea, presidentes y hacendistas, es decir, los country managers de esas instituciones, (Salinas, Calderón, Carstens, etcétera) impulsaron el neoliberalismo con sus privatizaciones, extranjerizaciones, recortes al gasto social y los subsidios al campo, aumentos al IVA, a otros impuestos (menos a la cúpula empresarial exenta de esos cargos), a la gasolina y el diesel, con gran impacto en la población.Lo más notable ha sido la continuidad
PRI-PAN del modelo implantado hace 28 años. Quien revise el plan México 2030 Proyecto de gran Visión
, pieza central del diseño sexenal de Calderón, cuyos documentos y análisis nos ofrece Nancy Flores, pronto descubre que es parte y parcela del blueprint vigente desde 1982, cuando se instaló el régimen fundado en la condicionalidad macroeconómica y por rama, atada a todas las líneas de crédito del FMI, BM y BID. El recetario oligárquico/imperial que esas instituciones, bajo la égida de la Casa Blanca, nos dosifican de aquí al 2030 por medio del PRI-AN, es una suerte de economía caseta de cobro
(ECC), donde empresas extranjeras y nacionales estarían al mando y cobrarían por todo: desde el movimiento de las personas y mercancías, la investigación y desarrollo, el acceso a la información, la salud, educación, telecomunicaciones, carreteras, el servicio de agua, energía, medio ambiente, patrimonio cultural, etcétera.
No es asunto para el diván sicoanalítico sino para que una Corte Penal Internacional y un Congreso se pronuncien sobre crímenes de lesa humanidad y de lesa patria: en estos tres años de gobiern
o no sólo se desató una guerra
al crimen organizado con una hipertrofia militar inadmisible en este tipo de campañas, que ensangrienta la nación con cerca de 25 mil bajas y masivas violaciones a los derechos humanos, desgasta las fuerzas armadas en funciones que no le corresponden y deja a la nación desarticulada, prácticamente sin defensa nacional
, sino que, como apunta Flores, consolida a “…los monopolios privados, destruye las paraestatales y los servicios públicos, garantiza multimillonarios subsidios y exenciones fiscales al empresariado y robustece el aparato punitivo contra la protesta social” (Contralínea,7-III-10 p.23).
La ECC se articula por medio de asociaciones público-privadas, proyectos de prestación de servicios y obras públicas financiadas cubriendo áreas vitales: energía, hidrocarburos, transporte, telecomunicaciones, servicios urbanos, infraestructura ambiental, hidráulica, educación, salud, seguridad pública, campo, vivienda y desarrollo urbano. En cada rubro las secuelas del outsourcing son ruinosas. En educación superior la investigación la realizaría el sector privado y no universidades públicas como la UNAM, mientras en infraestructura y servicios se afectan funciones esenciales. Antonio Aguirre Rojas es puntual al respecto: quien controla el agua, controla la vida y la reproducción de la gente; quien controla las carreteras, controla las posibilidades de movimiento; quien controla las telecomunicaciones, controla el mundo de las ideas y las posibilidades del acceso a la información. Todas son áreas estratégicas y, sin embargo, están siendo privatizadas
(p. 25).
Detrás del blueprint en EU y México, están bancos y corredurías: según la American Society of Civil Engineers, en EU es un mercado multibillonario
de 1.1 billón (trillion) de dólares.
A la ECC la impulsan el BM-BID; el Grupo Carlyle (Luis Téllez); Citigroup (Banamex); Blackstone Group, Deutsche Bank; Goldman Sachs; etcétera. En tiempo de crisis hay delirio con el flujo de caja asegurado por la Economía Caseta de Cobro.
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