Sus parejas las agreden más ante gestaciones no planeadas
Por Guadalupe Cruz Jaimes
México, DF, 30 ago 12 (CIMAC).- En México hasta el 20 por ciento de las adolescentes embarazadas sufren violencia, y las agresiones –cometidas principalmente por sus parejas– aumentan de 4 a 5 veces cuando las gestaciones no fueron planeadas, reportó Gerardo García, médico supervisor en área normativa del Centro Nacional de Equidad de Género y Salud Reproductiva (CNEGSR).
Al participar en el Tercer Congreso Nacional de Medicina Perinatal “Embarazo en adolescentes, vidas en riesgo”, el funcionario de la Secretaría de Salud (Ss) refirió que la violencia contra las menores de 20 años embarazadas “es un grave problema” que afecta sobre todo a las mujeres de 13 a 17 años de edad, quienes “están en alto riesgo”.
García indicó que de 17 hasta el 20 por ciento de las adolescentes embarazadas padecen violencia, la cual puede presentarse desde antes de la gestación, durante el embarazo, e incluso en el puerperio (los 40 días posteriores al parto) aumentan las agresiones, apuntó.
La violencia, que puede ser psicológica, económica, física y sexual, aumenta de 4 a 5 veces más cuando el embarazo no fue planeado, ya que incrementa el estrés en los hombres, aunque ello no justifica las agresiones.
Gerardo García abundó que entre los factores que colocan a las adolescentes en vulnerabilidad ante la violencia están la falta de estabilidad económica, las adicciones, tener una historia familiar de abuso físico y los antecedentes de violencia sexual.
Las jóvenes en esas circunstancias tienen baja autoestima y carecen del empoderamiento necesario para salir de la situación de violencia, muchas de ellas naturalizan las agresiones porque “el padre las golpeaba porque decía que las quería, y ahora su pareja las agrede con el mismo argumento”.
Las adolescentes víctimas de este delito viven su embarazo en “aislamiento, inseguridad y depresión”, con frecuencia sin el apoyo familiar, ya que suelen ser rechazadas y juzgadas por su embarazo precoz”.
La violencia genera miedo y culpa porque creen que ellas provocaron las agresiones y el enojo de sus parejas al no “cuidarse” para evitar la gestación no planeada.
Por el sentimiento de culpa, las adolescentes ocultan la agresión y su silencio favorece la repetición de los abusos, los cuales llegan a convertirse en violencia extrema: “Las aprietan, las amarran, las cuelgan, las patean, les avientan objetos o las privan de la comida”.
En este panorama, es preciso que el personal de salud (médicos, de enfermería y de trabajo social) “tenga los elementos básicos para identificar los signos y síntomas de una mujer que sufre violencia, tales como depresión, ansiedad, problemas de salud constantes, dolores y lesiones al momento de explorarlas”.
Si las pacientes presentan estos síntomas las y los prestadores de servicios deben preguntarles si padecen violencia y referirlas a alguno de los más de 280 centros especializados para la prevención y atención de la violencia, distribuidos en unidades médicas de la Ss en el país, dijo el funcionario a Cimacnoticias.
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