12/09/2013

Mujeres que reciben remesas padecen “control social”



   Son jefas de hogar y líderes comunitarias, pero sufren estigmas

Por: Flavia Morales, corresponsal
Cimacnoticias/AVC | Xalapa.- 

La investigadora de la Universidad Veracruzana y experta en temas de género, Estela Casados, señaló que el envío de remesas desde Estados Unidos no significa una mejoría en las finanzas de las familias veracruzanas, pues apenas ayudan al sostén de la economía básica.

Tal situación se ha agravado en 2013, ya que el Banco de México reportó una baja de 15 por ciento en el envío de remesas a la entidad, producto de una crisis en la economía estadounidense.

De acuerdo con datos del “Anuario de migración y remesas”, elaborado por BBVA-Bancomer, Veracruz es el séptimo receptor de remesas en el país, y el 46 por ciento de los hogares que reciben estos recursos están encabezados por una mujer.

Según el Centro de Estudios Sociales y de Opinión de la Cámara de Diputados, en su informe “El impacto de las remesas familiares en México, y su uso productivo”, cuatro de cada 10 hogares receptores reciben remesas por entre mil 600 y 4 mil pesos.

El mismo informe señala que quienes reciben remesas gastan 78 por ciento en sus necesidades básicas; para el ahorro un 8 por ciento; en educación 7 por ciento; el uno por ciento lo emplean en la vivienda; otro uno por ciento lo destinan a pequeñas inversiones, y el restante 4 por ciento lo utilizan en gastos como compra de electrodomésticos, aparatos electrónicos, fiestas o incluso viajes.

En 2012 las remesas alcanzaron en Veracruz mil 176 millones de dólares, cifra que ha disminuido en el último semestre del año por la crisis económica y falta de empleo en EU.

La investigadora comentó que en la mayoría de los hogares con migrantes, las mujeres se quedan a cargo de la economía familiar, pero con el envío de remesas apenas pueden cubrir gastos básicos de alimentación y educación.

Dijo que contrario a lo que se piensa, el dinero que se envía del extranjero no sirve para poner un negocio que cambie la dinámica familiar o permita acceder a un mejor nivel de vida.

Estela Casados señaló que la migración es parte de una de las estrategias que utilizan las familias en comunidades marginadas para salir de la pobreza, al igual que lo hacen al sumarse a programas de combate a la pobreza como Oportunidades.

“Ya no se puede hablar de grandes cantidades de dinero, con lo cual las familias podrían hacerse de negocios, casas y así cambiar definitivamente el nivel de vida de la familia; ahora con la situación de crisis de empleo apena alcanza para lo básico”, advirtió.

Igualmente, para las jefas de familia representa una “angustia” la responsabilidad de administrar el dinero de las remesas, además de que se ven forzadas a tener un doble rol en la comunidad, pero con la presión y el estigma de ser mujeres.

En la mayoría de los casos las mujeres son “depositadas” en casa de los suegros, quienes en algunos casos son quienes controlan los recursos o en caso contrario son vigiladas y criticadas por el uso de estos dineros.

“Las mujeres tienen un doble rol, además de quedarse a cargo de la familia tienen la responsabilidad de que el dinero, poco o mucho, se utilice de forma ideal, a lo que se suma que tienen que tomar el rol de representantes en juntas ejidales y como educadoras de las y los hijos”.

La investigadora apuntó que si bien hay ventajas en la administración del recurso, como que ellas puedan construir sus casas a su modo y en algunos casos hay empoderamiento, la mayoría sufre depresión.

Señaló que la migración y el envío de remesas es sólo una estrategia más de supervivencia ante la pobreza, y el mito de los grandes recursos se acabó después de 2001 con el atentado a las Torres Gemelas, que cambió el panorama económico y la dinámica de la migración.

En sus estudios sobre la migración en la región de Los Tuxtlas, al sur de Veracruz, Casados detectó que en la mayoría de los casos las jefas de hogar afrontan una “vigilancia comunitaria muy fuerte; difícilmente una mujer va a destinar un centavo para la tos, siempre es para los hijos, y hay testimonios de que ellas tienen que vender frutas porque las remesas que les llegaban eran para la casa, los proyectos familiares, el terreno o los animales”.

13/FM/RMB

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