Desde su lanzamiento el año pasado en la nave tripartita llamada "Pacto por México", el gobierno había colocado la reforma energética (eufemismo de privatización del petróleo, gas y luz) en el espacio sideral, lejos del mundanal bullicio de los debates parlamentarios y de las consultas ciudadanas.
Fue necesario que el cineasta Alfonso Cuarón pusiera en órbita sólo 10 de las dudas razonables que millones de mexicanos tenemos sobre la reforma energética, para que la escafandra oficial, circulando cómodamente a miles de kilómetros de distancia de la gravedad terrenal, abriera una de sus discretas escotillas y mostrara parte del mundo idílico que inspira la travesía energética.
¿Cuándo bajarán la luz, el gas y las gasolinas? Hasta el 2018..., cuando este gobierno esté de salida.
¿Cómo se protegerá el medio ambiente de prácticas de explotación masiva? Con más burocracia, creando una Agencia Nacional de Seguridad Industrial y de Protección al Medio Ambiente del Sector Hidrocarburos, que en Estados Unidos ha sido incapaz de detener los daños ecológicos causados por el fracking o la fracturación hidráulica para extraer gas shale.
¿Qué planes existen para desarrollar energías alternativas? Planes, muchos. Discursos, más. El tema es que el destino de esta reforma energética depende de las inversiones masivas que hagan las trasnacionales que extraen petróleo con técnicas de explotación masiva, intrusiva y contaminante como el fracking, y no de las empresas que están desarrollando energías alternativas como el hidrógeno, la geotermia o la solar.
¿Cómo se evitarán fenómenos de corrupción petrolera a gran escala? Con los mismos siete mecanismos “estrictos” de transparencia, rendición de cuentas y monitoreo de ilícitos con los que se previnieron el Pemexgate en el año 2000 y el Oceanogate en 2013.
¿Qué medidas se tomarán para evitar financiamientos ilícitos petroleros en los procesos democráticos del país? De la misma forma como se evitó el dinero negro del Monexgate y del Sorianagate en la pasada campaña presidencial: blanqueándolo a través del prorrateo y de autoridades electorales que no ven, no oyen y no hablan sobre los elefantes negros que jalan las carretas de dinero en las campañas.
Así podríamos revisar el resto de las respuestas a Cuarón, confrontándolas con la experiencia histórica, la congruencia técnica y el sentido común.
De cualquier forma, valdría la pena colocar en sendas cápsulas del tiempo cada una de las 10 respuestas , lanzarlas al espacio y solicitar a la NASA que las aterrice en 2018.
Será interesante ver bajo qué modalidad regresan, si como naves ingrávidas portadoras de una nueva civilización mexica o como peligrosa basura espacial, la misma que destruyó al Explorer y a la Estación Espacial Internacional (ISS). Sería Gravedad II... No da para un Oscar, pero sí para un Cuarón I o premio al mérito ciudadano.
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