Antonio Gershenson
¿No les parece raro que
el Presidente diga que quiere que se discuta el mayor uso de la
mariguana, pero que no está de acuerdo con que esa medida se lleve a
cabo? No deberíamos extrañarnos si tomamos en cuenta que vivimos en el
país de las mentiras. Es obvio que se plantea una discusión estéril, que
no se traducirá en los hechos que los partidarios de la mariguana
pudieran esperar, porque el Presidente está en contra de su ejecución.
Se trata de desviar la atención de los problemas mayores, de los
problemas reales del país como tal. Entre ellos, la economía, que por
más esfuerzos que se hacen por mejorar su imagen, su realidad va hacia
abajo y se proyecta peor para el año próximo. Veamos el presupuesto, que
siempre resulta demasiado optimista, aunque muestre la continuación de
la caída en varios sentidos.
Bajan las inversiones. Bajan los ingresos de la gran mayoría, y
todavía se les cobran más impuestos, según se presume con un aumento
importante en la recaudación fiscal a costa de ellos, a pesar de que en
la economía no hay ese aumento.
Se trata de, por variar, remediar esto con discursos y palabras y
discusiones. Leyes económicas que afectan a la mayoría se mantienen en
secreto lo más posible y el mayor tiempo posible. Cualquier rollo es
bueno para eludir la auténtica verdad.
Creo que debemos insistir en el cambio que el país requiere, incluso con prioridad en lo económico y en lo político.
En lo político, uno de los aspectos en discusión es si se debe buscar
un frente único de la izquierda para la actividad en general y para las
elecciones presidenciales, o no. Hay en este terreno una nueva
declaración, publicada el viernes 6 en La Jornada, en la que tres
senadores del PRD insisten en que las alianzas de ese partido con el
PAN, en especial la ya firmada en Veracruz, donde se prefigura como
candidato de esa alianza un panista que además estuvo en el PRI,
se perfila como un suicidio político, y que en general esas alianzas del PRD se deben suprimir.
En lo económico, debemos seguir informando que la política económica y
sus nuevas expresiones se traducen en daños diversos contra obreros,
campesinos y pueblo en general. Estos problemas políticos y económicos
no ocurren sólo en México, en Argentina la antes derrocada derecha ahora
estará otra vez en el poder y la ofensiva del imperio y la derecha
contra los gobiernos de Brasil y Venezuela es muy agresiva.
Estos elementos vienen acompañados por regímenes de
crecimiento económico bajos, mínimos, nulos y hasta negativos, como
vimos más en detalle en el artículo
De asociaciones internacionalesdel 22 de noviembre.
Por eso es importante señalar que esto que vivimos no es mundial, y
que en Asia la mayor parte del continente está asociada en el Banco de
Infraestructura e Inversión en Asia (AIIB) y que, a diferencia de los
bajos o nulos regímenes de crecimiento, en seis países los ritmos de
crecimiento, según el Banco Mundial, fueron de 5 a 7.8 por ciento anual
en 2014. La población sumada de estos seis países es de más de 3 mil
millones de habitantes, más que la población completa de cualquier otro
continente. Las mayores poblaciones son las de China, con mil 330
millones de habitantes, e India, con mil 250 millones.
No es raro que aquí haya un rechazo no sólo a hablar de eso, sino
incluso a oírlo. Los exhibe en su retraso, en su crisis, en su falta de
futuro. Su último recurso ha sido el ciclo PRI-PAN-PRI-PAN, por eso es
tan importante el rechazo a ambos.
México ya tuvo décadas de crecimiento de, en promedio, 6 por ciento
anual. Eso se cortó en 1982, con el cambio de gobierno y de política,
principalmente económica, a tono con una internacional, que cambió
también los ritmos de crecimiento hacia abajo.
No queremos regresar al pasado, eso además no es posible. Estamos
mostrando que es posible el crecimiento real en México, como lo es en
los países mencionados de Asia. El crecimiento sostenido de la economía
es una meta posible y legítima a incluir en nuestro programa de acción.
Creo que la actual destrucción progresiva de Petróleos Mexicanos
(Pemex) y Comisión Federal de Electricidad (CFE) es lo contrario, y que
debemos revertir esa tendencia, por ejemplo. Y, claro, eliminar la
corrupción y la ignorancia de los jefes, y a ellos mismos.
Este mismo planteamiento es válido en otras ramas.
La participación de los trabajadores, campesinos y similares es
también muy importante. En general, se puede ir construyendo un programa
de transformación del país, e impulsarlo.
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