7/17/2016

Son inverosímiles los datos del Inegi sobre el ingreso: Boltvinik


Cambio de método ignora a familias más pobres para maquillar los resultados

Encuestadores dejan fuera a hogares cuyas percepciones declaradas resultan 
sospechosamente bajas

Imposible una mejoría de ese grado, sin que haya habido un cambio estructural en la economía

 
Periódico La Jornada

Los datos sobre el ingreso de los hogares mexicanos que presentó este viernes el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) son inverosimiles y deberían tirarse a la basura, pues es evidente que el cambio de metodología tuvo como objetivo descartar a las familias más pobres y dar la apariencia de que está siendo efectivo el combate a la pobreza, consideró el especialista Julio Boltvinik Kalinka.
En entrevista, señaló que luego de comparar los resultados del Módulo de Condiciones Socioeconómicas (MCS) 2015 con los de 2014, se observa que los ingresos de los hogares que pertenecen al decil uno (la décima parte más pobre de la población) subieron 29.5 por ciento en un momento en el que la economía está estancada y con desempleo creciente.
En su informe del viernes el Inegi dijo que los encuestados tienden a declarar menos de lo que realmente perciben, por lo que este año se había cambiado la metodología para aplicar criterios de captación y verificación de información de mayor rigor.
Sin embargo, el especialista aseguró que en los hechos lo anterior significó dejar fuera a hogares cuyos ingresos declarados en la encuesta resultaban sospechosamente bajos, lo cual es un acto arbitrario y evidentemente lo que hace es subir el promedio de ingresos en los hogares.
De acuerdo con el académico, es probable que de esta manera se haya eliminado de la medición a 5 por ciento de los hogares más pobres, cuyos integrantes tampoco tienen agua, habitan en viviendas hacinadas, con pisos de tierra, en las que no hay drenaje; carecen de seguridad social y tienen bajos niveles educativos, lo que a su vez también mejoraría los datos que reporta el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), pues éste utiliza los instrumentos del Inegi para hacer sus mediciones.
Boltvinik consideró que el rechazo del Coneval a los datos del Inegi obedece a que el consejo sabe que salir en su próxima medición a decir que la pobreza se redujo 30 por ciento (por poner un ejemplo) lo dejaría totalmente desacreditado, pues es imposible un avance así sin que haya habido un cambio estructural en la economía.
En un cuadro comparativo elaborado por el académico se observa que de 2014 a 2015, casi todos los rubros de ingresos del decil más pobre (a excepción de las remuneraciones por trabajo subordinado) tuvieron incrementos espectaculares, como es el caso de los ingresos por horas extras, que subieron 26 por ciento; por comisiones y propinas, 24 por ciento, y las remuneraciones en especie, 43 por ciento, mientras en los deciles más ricos las alzas son mucho menores (de 12 por ciento en el caso de los ingresos).
Cuando eso pasa la distribución del ingreso mejora muchísimo; entonces el índice de Gini (que mide la desigualdad) debe haber bajado sustancialmente.
Agregó que de acuerdo con las encuestas que hace el propio Inegi, como la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, no hay ningún repunte que hiciera pensar que en 2015 aumentaron espectacularmente los ingresos de los hogares. No hay tal.
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Si bien Boltvinik coincidió con el Inegi en que existe una brecha particularmente grande entre encuestas de ingresos de los hogares y el Sistema de Cuentas Nacionales, ello no obedece a que los pobres mientan en las encuestas, sino a que los ricos ni siquiera se dejan entrevistar.

Los indicadores económicos no muestran ningún repunte que hiciera pensar que en 2015 aumentaron espectacularmente los ingresos de los hogares. No hay tal, dice Julio Boltvinik. Imagen de la desigualdad en la Ciudad de MéxicoFoto Marco Peláez
Las encuestas de ingresos y gastos nunca captan a Slim, a Harp Helú, a Salinas Pliego, al uno por ciento más rico no lo captan, porque cuando van los encuestadores no los dejan entrar.
Ejemplificó que de acuerdo con los datos del Inegi una persona con un ingreso de alrededor de 100 mil pesos al mes pertenecere al decil mas rico de la población, cuando los ingresos de los multimillonarios son infinitamente superiores, por lo que las mediciones se deberían hacer no con base en encuestas, sino en declaraciones fiscales, como sucede en otros países.
El académico, especialista en temas de medición de la pobreza, dijo que desde principios de año, medios del norte del país documentaron cómo funcionarios estatales aleccionaban a beneficiarios de programas asistenciales para que respondieran las encuestas del Inegi diciendo que su situación había mejorado, bajo pena de quedar excluidos de dichos programas.
Aparentemente el Inegi le soltó a alguien, probablemente del PRI o del gobierno federal, la lista de los hogares ya seleccionados para la muestra y les fueron a decir cómo deberían contestar y qué cosas no deberían decir. Hubo una operación para preparar a los entrevistados para que declaren que no tienen hambre, que tienen agua potable aunque no la tengan, etcétera.
Pese a la manipulación de las cifras, Boltvinik señaló que éstas de todos modos muestran que México es uno de los países más desiguales del mundo.
Choque institucional
México fue el primer país del mundo en tener una medición oficial de la pobreza, la cual elabora el Coneval desde 2008.
Esa instancia ha destacado el mecanismo transparente con el que realiza dicho cálculo, pues a partir de 2009 dio a conocer su metodología. El viernes criticó que el Inegi actuara de manera contraria a esa práctica, pues sin anunciarlo de manera oportuna, modificó la forma en que recoge la información sobre cuánto dinero ingresa a los hogares, uno de los datos para saber sobre la carencia.
Cabe recordar que, según un comunicado del consejo dado a conocer el viernes, la modificación trajo como resultado el reporte de un incremento real de 11.9 por ciento en el ingreso corriente de los hogares a nivel nacional y de más de 30 en algunas entidades federativas entre 2014 y 2015, lo cual no es congruente con la tendencia que se ha venido manifestando en otros instrumentos del Inegi y con otras variables económicas.
Hasta antes de 2002, indica el Coneval, no obstante la relevancia del tema, instituciones gubernamentales y académicas tenían cada una sus sistemas, cuyos resultados no coincidían o no eran confiables para algunos sectores. Los cambios realizados del Inegi rompen la evolución histórica de las mediciones de pobreza que el Coneval había presentado.
(Con información de Blanca Juarez)

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