Jazz
Antonio Malacara
Cinco años después de haber
emigrado para instalarse en Chicago, y dejando tras de sí una de las más
bellas e impresionantes páginas en la historia de nuestro jazz, Javier
Reséndiz regresaba a México para presentar un nuevo disco y cubrir una
serie de seis conciertos. Pero, de último minuto, por las razones de
todos tan temidas (bueno, casi todos), la gira ha quedado cancelada.
Por diferentes motivos y sin vuelta de hoja, la visita de Javier
Reséndiz –ahora conocido como Javier Red– había levantado múltiples
emociones y expectativas entre la comunidad jazzística de estas tierras.
Con independencia de sus vaivenes pianísticos con Juan Alzate, Arturo
Cipriano y Dannah Garay, el joven maestro había dejado huellas
indelebles con las propuestas musicales del grupo Ethos y de The Piano
& Drums Project, tesis vanguardistas de impecable factura y voz
propia.
Ahora Javier nos visitaría con Jake Wark en el sax tenor, Ben
Dillinger al contrabajo y Gustavo Cortiñas (otro jazzista mexicano
radicado en Chicago) en la batería, con el grupo que ha empezado a ganar
fama y respeto en Estados Unidos. La producción que trae bajo el brazo,
Ephemeral Certanties, figura en el tercer lugar como álbum debut de la encuesta 2019 de los críticos de jazz de la NPR (National Public Radio).
“Este nuevo disco –nos comenta Javier– se concibe como el resultado
de... profundizaciones que hago en ciertos aspectos de la música. Y
estando aquí, en Chicago, tengo oportunidad de ir a que gente de
altísimo calibre me dé mis zapes musicales, como Steve Coleman,
saxofonista que viene cada año a dar una serie de conciertos y talleres;
y entre las cosas nuevas y consistentes en las que he podido
profundizar están estos últimos.
En resumen, esta filosofía de Steve Coleman es una nueva forma de
hacer música, de comprenderla, de escucharla. Recuerdo haber estado en
un punto en que dije:
Voy a decidir entre simular que todas estas cosas que he visto con Coleman no existen, para seguir con lo que yo sé de música, o mejor las acepto y me meto de clavado y cambio mi forma de concebir la música.Y me decidí por la segunda opción. Así que empecé a componer en forma diferente, empecé también a ver quiénes estaban interesados en hacerlo y tuve mucha suerte en encontrar a estas personas, con las que estuve tallereando más de un año y trabajando en estos nuevos conceptos. Estas personas: Gustavo Cortiñas, Ben Dillinger y Jake Wark… yo soy el menos preparado de todos; ellos tienen toda una historia en el jazz, pero con esta nueva vertiente de Steve Coleman nos llevó un año estar listos.
–¿Cuál es la diferencia, o las diferencias sustanciales entre el jazz
que hacías en México y el que estás haciendo ahora? –le pregunto
–Mi música dejó de estar basada en cómo se ve en la partitura, porque
el hecho de pensar en cómo escribirla te limita las opciones para
componer. Uno de los principios que cambiaron fue
olvídate de cómo se escribe. Tanto yo, individualmente, como colectivamente con el grupo, empezamos a trabajar, básicamente, aplaudiendo y haciendo ruidos con la boca que tuvieran esta naturalidad. Los ritmos que utilizamos son muy complicados, no son tan fáciles ni de escribir ni de hacer; entonces, nuestra forma de internalizarlos es mediante estos aplausos y cantos, que en realidad vienen de la forma más profunda y tradicional de hacer música en África, o en México o en las células más antiguas donde se hacía música.
–¿Consideras que con estas dinámicas se está creando una nueva forma, un nuevo tipo de jazz?
–Sí, sí lo creo. Yo no me daba cuenta del alcance de esto, pero ahora
sé que muchos músicos que han hecho innovaciones han pasado por Steve
Coleman. No estoy diciendo que todos, obviamente, el mundo es muy
amplio; pero muchos sí. Es una forma diferente de hacer música.
¿Y cómo se le llamaría a esta nueva forma de hacer jazz?
–Yo le llamaría simplemente música intuitiva. Porque en estos tiempos, hasta el mismo free jazz es ya una convención. Entonces, okay, ahora vamos a hacer esto, un jazz intuitivo no convencional.
El título del disco es también muy especial. Sí. Hoy piensas que
tienes una certeza, que puede ser la música o lo que sabes de música –o
lo que crees que sabes de música–, y de repente algo pasa y al día
siguiente te das cuenta que esa certeza que tenías era efímera.
Salud.
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