John Saxe-Fernández
Ante los retos del presente
hilvanados al pasado del vital sector energético encabezado por Pemex y
Comisión Federal de Electricidad (CFE), recuérdese el gran peso de los
combustibles fósiles (CF), carbón, petróleo, gas natural, en el
portentoso crecimiento del capitalismo desde fines del Siglo XVIII hasta
estos días de la 4T en que todavía los CF son centrales en la ecuación
energética mundial y en la de México. También son la fuente dominante de
gases de efecto invernadero (GEI), como el dióxido de carbono, metano,
óxido nitroso, etcétera, que sin drástico y formal freno internacional
seguirán calentando al planeta pos-Covid-19 a niveles catastróficos,
según evidencias y urgentes llamados de la comunidad científica ante los
límites del cuerpo humano, al calor y humedad severos (Colin Raymond et al, Science Advances 8/5/20), situación esperada para ¡2050!
Ciencia y tecnología son esenciales a la 4T, tanto en el combate
efectivo al Covid-19 como lo constata la disponibilidad de espacio
hospitalario, y ante el colapso climático en curso. El endoso del
presidente Andrés Manuel López Obrador a las energías limpias es parte
del esfuerzo por recuperar el timón de la energía para la transición
energética del predominio de los CF a una etapa pos-fósil que incluye a
las energías eólica, solar y geotérmica, cuyas ventajas y límites de las
dos primeras, por su intermitencia y retos a la red de distribución de
CFE, han sido abordados por expertos en el tema.
Ante la amenaza existencial del calentamiento, lamento y rechazo la
persistente desregulación de los GEI por décadas fomentada por el Big oil y
su cabildo, el American Petroleum Institute (API) que van por el
mangoneo de nuestro sector. Peor, con Trump se multiplicaron las
concesiones territoriales y marítimas al Big oil, con apoyos
mil millonarios de la gran banca mundial y de Estados Unidos, un
atentado contra la biosfera, esencial a la civilización. Este no es
asunto para las salas de juntas corporativas o el piso de remates de
Wall Street con sus grupos de inver-sión. Lo que está en juego es un
asunto mundial y público como pocos: la 4T se guía por la ciencia y la
evidencia para fortalecer el derecho de la vida a la vida. De la
biosfera depende el disfrute de un medio ambiente habitable y predecible
para los reinos vegetal y animal, esencial al derecho y herencia
climática de las generaciones de México, de hoy y mañana. La
recuperación del Sistema Eléctrico Nacional (SEN) se articula según
pautas y ritmos del interés público nacional, no de contratos leoninos.
El SEN sigue bajo ataque de los ex beneficiarios de dentro y fuera.
Lucraron con la debacle neoliberal que desarticuló y frenó el manejo
nacional dela transición energética como lo es la electromovilidad de
personas y carga, todavía a base del motor de combustión interna.
Dejaron los ferrocarriles (FNM) en pedazos.
En México, la generación eléctrica tiene alto contenido de CF. La
autosuficiencia energética es vital. La dependencia en gasolinas y
diésel debe acotarse vía la electromovilidad. Las importaciones de esos
combustibles eran de 80 por ciento al inicio del sexenio. Eso va
modificándose según el interés público, pero no es fácil ni barato luego
de 36 años de
ajuste estructuralatado a toda línea de crédito del FMI y el Banco Mundial-BID. Se tomaron decisiones ajenas a la seguridad, creándose incertidumbre en la generación eléctrica y en el abasto diario de energéticos a los más de 44 millones de motores de combustión interna, entre automóviles, camiones livianos y pesados, autobuses, maquinaria pesada, flota aérea y marítima, etcétera.
En electricidad, la incompetencia y el descuido neoliberal han sido
notables y sistemáticos, orientados a privatizar y extranjerizar la toma
de decisiones en un sector vital a la seguridad nacional. En referencia
a las apresuradas críticas a los acuerdos emitidos por el Centro
Nacional de Control de Energía (Cenace) y la Secretaría de Energía
(Sener) para preservar y fortalecer la confiabilidad, la continuidad, la
calidad y la seguridad en el SEN, Víctor Rodríguez Padilla, de la
Facultad de Ingeniería de la UNAM, y Santiago Barcón, sólido analista y
alto funcionario del sector, abordan la temática recordando otra
herencia de anteriores gobiernos: la desinversión en la red de
distribución de la CFE.
Para Rodríguez Padilla
(las) decisiones en materia de energía eléctrica tomadas por el gobierno federal en los días recientes han sido correctas, desde el punto de vista técnico, y agregó:
La reducción de la demanda de electricidad derivada de las medidas tomadas para combatir la epidemia ha complicado la operación de la red eléctrica porque sobra generación y hay que parar un gran número de plantas generadoras, con el inconveniente de que la red pierde inercia eléctrica y crece el peligro de apagones por falla técnica. En esas condiciones es mejor parar temporalmente las pruebas preoperativas de las centrales intermitentes. ( Energía hoy, 1/6/20).
Continuará
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