En el marco del foro Feminismos, seguridad y justicia: Retos y resistencias ante el contexto internacional actual, organizado por el CEIICH-UNAM, se llevó a cabo la mesa “La agenda feminista frente a grupos contrarios a la igualdad de género”. En este espacio, Diana Medina, subdirectora de Fondo Semilla, destacó que las organizaciones y fundaciones feministas atraviesan una crisis de financiamiento desde la llegada de grupos conservadores al poder.
Medina señaló que, durante la pandemia de COVID-19, fundaciones y organizaciones feministas lograron un aumento en su presupuesto, lo que trajo consigo múltiples beneficios para su crecimiento y el fortalecimiento de sus funciones. Sin embargo, este impulso económico no ha perdurado. Por el contrario, en los últimos años, se han registrado recortes significativos en los recursos disponibles.
Un ejemplo claro de este impacto es la decisión del gobierno de Donald Trump de despedir a casi todo el personal de la USAID (Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional) en las últimas semanas. La USAID, encargada de administrar la ayuda humanitaria y el desarrollo económico en el extranjero, ha frenado gran parte de los fondos destinados a la cooperación internacional, lo que está desestabilizando regiones vulnerables y ralentizando los avances en derechos humanos.
El retiro de los fondos de USAID no solo representan la reducción de la cooperación internacional, sino un impacto en diversos sectores sobre todo aquellos relacionados con derechos humanos, seguridad, asistencia humanitaria y estabilidad política en varios países. También tiene una incidencia directa en organizaciones de la sociedad civil, gobiernos locales, programas de salud, apoyo a refugiados y mecanismos de fortalecimiento de la democracia.
Históricamente, México ha sido uno de los países más apoyados por el USAID. La suspensión de 90 días de la agencia ya generó las primeras crisis. El medio La Jornada señaló la congelación de 100 millones de dólares en programas, la mayoría de ellos basados en acuerdos y negociaciones con el gobierno mexicano durante los últimos seis años. Dañando así proyectos enfocados en derechos humanos, apoyo a la libertad de expresión y protección a periodistas, fortalecimiento del sistema de justicia penal y ayuda a migrantes y refugiados.
Asimismo, organizaciones de la sociedad civil dependen en gran parte de los fondos de USAID. Debido a los recortes han tenido que despedir hasta el 80% de su personal o cerrar por completo. Entre las organizaciones afectadas se encuentran defensores de derechos humanos, colectivas feministas, redes de apoyo a periodistas, organizaciones que trabajan en la búsqueda de personas desaparecidas y agrupaciones de atención a víctimas de trata de personas.
Por otro lado, la suspensión tendrá un impacto en cuanto a la seguridad, lucha contra el crimen organizado y atención a personas migrantes. Por ejemplo, no se podrá capacitar a policías en el nuevo sistema de justicia penal, afectará el combate al tráfico de derivas y armas y dañará a los refugios para migrantes en tránsito por México.
Sin embargo, uno de los sectores más golpeados es el de salud sexual y reproductiva. Datos del Instituto Good Sherpherd explicaron que, en tan solo dos semanas de suspensión de fondos alrededor de 2 millones de mujeres y niñas quedaron sin acceso a los anticonceptivos y por cada semana que pase se añadirá un millón más.
Además, los empleados no estadounidenses que trabajan en las delegaciones de la USAID representan más del 40% de la plantilla de la agencia, que la administración de Trump busca desmantelar y transferir en gran parte al Departamento de Estado. Se prevé que, para septiembre de 2025, casi todos los empleados de la USAID sean despedidos.
De acuerdo con la ONU, el gobierno de Estados Unidos financió cerca del 47% de los recursos humanitarios a nivel global el año pasado. Por ello, la actual escasez económica afectará directamente a organizaciones defensoras de derechos humanos, colectivas feministas, redes de apoyo a periodistas, grupos de búsqueda de personas desaparecidas y asociaciones que apoyan a víctimas de trata de personas.
Frente a este panorama, Diana Medina afirmó que la crisis de financiamiento no se limita únicamente a Estados Unidos, sino que se ha extendido a nivel global. “Este año, nosotras solo tenemos asegurado el 50% del presupuesto para el ciclo 2026-2028”, aseguró.
No obstante, la subdirectora de Fondo Semilla destacó que los movimientos sociales en América Latina han sabido adaptarse y continuar con su labor, a pesar de las limitantes económicas. Sin embargo, para poder resistir ante esta crisis, aseguró que es necesario ser flexibles y crear alianzas con los donantes, con el fin de asegurar los recursos necesarios.
El avance del conservadurismo ha puesto en riesgo el objetivo de las organizaciones de llevar a cabo un activismo digno que permita remunerar adecuadamente a sus integrantes. Bajo este nuevo contexto, esa meta se ve cada vez más distante.
Organizaciones feministas
Pese a que en la última década se mostró un supuesto interés en financiar la igualdad entre hombres y mujeres y las acciones feministas colectivas, con el ascenso del conservadurismo, ha emergido una reacción adversa contra la justicia de género en muchos países, acompañada de una grave falta de recursos para los movimientos feministas.
De acuerdo con un informe de AWID titulado “¿Dónde está el dinero para las organizaciones feministas?”, una de las formas más efectivas de garantizar un cambio sostenible y promover la igualdad de género es apoyar y dotar de recursos a los movimientos feministas.
El informe señala que la movilización de las organizaciones feministas es un factor decisivo para el cambio en las políticas contra la violencia hacia las mujeres, siendo incluso más eficiente que la presencia de mujeres en cargos gubernamentales. Sin embargo, pese a los compromisos de los donantes para financiar la igualdad de género, más del 99% de la asistencia oficial para el desarrollo (AOD) y las donaciones de fundaciones no llega de forma directa a los movimientos feministas que luchan por la justicia de género y los derechos de las mujeres.
El informe también incluye una serie de recomendaciones para los donantes con el fin de mejorar el sistema de financiamiento hacia las organizaciones feministas, tales como:
- Aprovechar sus compromisos políticos para iniciar nuevos programas de financiamiento o revisar los existentes.
- Ajustar
los criterios de selección y los mecanismos de financiamiento para
otorgar fondos a organizaciones capaces de generar el mayor impacto
posible en el ámbito de los derechos de las mujeres.
- Comprometerse a desarrollar mecanismos de rendición de cuentas a los movimientos feministas.
- Adoptar e incluir modelos de gobernanza participativa que incluyan a actores feministas de base y sean liderados por sus integrantes.
El impacto en América Latina
De acuerdo con la ONU, el 47% de la ayuda humanitaria proviene de los fondos gestionados por USAID, el cual destina 2 mil 300 millones de dólares a esta área del mundo. Por lo que, su suspensión incide en millones de personas de America Latin y otras regiones en desarrollo.
Se presentan afectaciones en el Programa Mundial de Alimentos (PMA) que distribuye comida en campamentos refugiados y zonas de pobreza extrema; al Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FAO) que apoya a pequeños agricultores en países en crisis; y a ACNUR, la agencia de la ONU para refugiados que ha tenido que reducir su asistencia en casos de migrantes en México.
Aunque hay implicaciones en diversos ámbitos, quienes se verán mayormente afectados son los financiamientos a 43 países que cuentan con 400 mil personas refugiadas que han quedado en asistencia debido a los recortes de USAID. En América Latina, esto afectará a migrantes venezolanos en Colombia, Perú y Ecuador; solicitantes de asilo en México y Centroamérica; y a las niñas y mujeres en situación de violencia y trata de personas.
Imposición del conservadurismo, el motivo de los recortes de USAID
Para la periodista Lucia Huerta Lagunes, los recortes de USAID no solo responden a una política de austeridad y ahorro de recursos, sino a un enfoque ideológico y político del gobierno de Trump. Recordemos que, desde su campaña política en 2024, ha intentado imponer ideologíasalineadas al Make America Great Again (MAGA), así como eliminar las agendas de género en el mundo.
Desde su primer mandato de 2016 a 2021, Trump ha criticado la financiación de programas que considera “globalizo progresista” o “ideológica de género”, donde los derechos sexuales y reproductivos (anticoncepción, educación sexual, aborto seguro); apoyo a la comunidad LGTBIQ+; programas de fortalecimiento a la democracia y derechos humanos han sido blanco de sus políticas de recortes.
De igual manera, promovió un discurso en donde califica a estos temas como parte de una “agenda woke” buscando así limitar el financiamiento a organizaciones que trabajan en estas áreas. Por lo que, las analistas Martha Tagle, Angélica de la Peña y Alma Margarita Oceguera Rodríguez coincidieron en que esta política es una revancha a los avances de los derechos humanos y la democracia en el mundo.
Paralelamente, el objetivo principal es que el USAID “se reduja a su mínima expresión”. Elon Musk, uno de los aliados de Trump, declaró recientemente que “Ha llegado la hora de que USAID muera” reflejando así que la agencia tenga un papel marginal y eliminar su influencia global.
El pronóstico del USAID
El debilitamiento de USAID plantea un desafío para las organizaciones de la sociedad civil, los gobiernos locales y las comunidades vulnerables que dependen de este apoyo. Ante este escenario, es crucial buscar alternativas de financiamiento y fortalecer redes de cooperación internacional con otras agencias y países.
Los gobiernos receptores deben fortalecer sus políticas internas de apoyo social y derechos humanos para evitar crisis como la de USAID, que se traduce a un retroceso significativo en temas de democracia, igualdad y justicia social.
¿Qué es el USAID y para qué fue creado?
La Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) es la principal institución de cooperación internacional del gobierno de los Estados Unidos. Fue fundada en 1961 por el presidente John F. Kennedy y su propósito es apoyar el desarrollo global a través de asistencia humanitaria, fortalecimiento de democracia, promoción de derechos humanos y mejorar la condición de vida de los países en desarrollo.
Se trata de un puente entre Estados Unidos y las naciones receptoras que ofrece apoyo no militar y promueven estabilidad global mediante programas estratégicos. Su labor se enfoca en causas profundas como la pobreza, desigualdad e inestabilidad política con un enfoque transversal de derechos humanos, equidad de género y sostenibilidad.
Antes de su suspensión, la USAID tenía líneas de acción en asistencia humanitaria, crisis migratorias; salud pública en la prevención y tratamiento de enfermedades infecciosas, salud materna e infantil, anticonceptivos y educación sexual; desarrollo económico, impulso de la economía local, empleos, infraestructura y calidad de vida; democracia y derechos humanos; educación y cultura; seguridad y lucha contra el crimen. No obstante, ahora el panorama es incierto.
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