Junto al año instituido por el gobierno mexicano, está también el 5 de septiembre como el Día Internacional de la Mujer Indígena. La fecha es propicia para enaltecer a mujeres del pasado o indígenas permitidas, no para las rebeldes tsotsiles, mazatecas, binizá, mayas, purépechas y demás originarias que luchan incansablemente por la defensa de su territorio.
Para ellas no hay homenaje posible, sino persecución y muerte. Habiendo injusticia, de qué sirve el humito de copal con el que se bañan funcionarios y funcionarias con collares de flores.
Hay mujeres indígenas que pasarán a la historia más allá de una fecha conmemorativa. Entre ellas, sin duda, están las Mujeres Mazatecas por la Libertad, para quienes desde 2014 el viacrucis no termina, y por eso esta semana se plantaron frente al Poder Judicial de la Federación con sede en Boca del Río, Veracruz, para exigir resolución a los juicios de amparo para los defensores perseguidos de Eloxochitlán.
su temple logró que la visita del juez quinto de distrito, Mario de la Medina Soto, escuchara los testimonios sobre las personas criminalizadas. Éste tiene en sus manos los casos de 14 defensores mazatecos “que no han vuelto a casa desde hace más de 10 años”, a pesar de que está documentada su inocencia.
si algo está está claro es que las mazatecas no se van a rendir. Esperan reunirse con el Fiscal General del Estado de Oaxaca y con la presidenta del Tribunal Superior de Justicia de la entidad, pues en estos momentos hay más de 200 órdenes de aprehensión contra integrantes de la comunidad, mismas que se basan en delitos que ya fueron prescritos o que fueron fabricados. Y en el centro de todo: la explotación del río Xanga Ndá Ge y el castigo a quienes se han opuesto.
rescatey algo más // Otro filón para evadir al fisco // Bancos, rapaces y truculentos
Como se ha comentado en este espacio, desde hace 30 años los mexicanos (quiéranlo o no, porque jamás fueron ni han sido consultados) cargan sobre sus espaldas la ilegal deuda del “rescate” bancario zedillista y hasta ahora han pagado más de 2 billones de pesos sólo por concepto de intereses y el saldo de ese débito, al cierre de junio pasado, aún es de un billón 128 mil 488 millones de pesos. Pero no acaba ahí.
Semanas atrás, el secretario de Hacienda, Édgar Amador Zamora, actualizó el calendario de pagos y delimitó de qué proporción es la enorme piedra que desde 1995 cargan los mexicanos, y lo seguirán haciendo: “Los pagos del Fobaproa son ineludibles hasta 2057”, es decir, el “rescate” zedillista terminará de saldarse (si en realidad ello sucede, porque ese débito es como la historia de Sísifo) en los próximos 32 años, a los que deben sumarse las tres décadas ya transcurridas y pagadas.
El mismo funcionario aclaró que si bien ese débito “tienen origen en una historia tan truculenta de un rescate de deudas privadas que se transformaron en deudas públicas sin beneficio concreto, al final se trata de una obligación del Estado mexicano que deberá ser cumplida”, si bien va, por tres generaciones de mexicanos.
En sí, la privatización (1995) de esa deuda privada no solo fue ilegal y “legitimada” (1998) por la horda prianista, sino que ha representado un desvergonzado atraco a los mexicanos. Aun así, como los barones del dinero no tienen llenadera, la presidenta Sheinbaum ha denunciado otro filón fiscal para ellos.
Así lo expuso en la mañanera de ayer: “les puedo adelantar algo ahorita, no me voy a aguantar, algo que viene en el… Se los voy a adelantar; ¿recuerdan el Fobaproa? Cómo olvidar… Bueno, ¿cómo se llama ahora?, el IPAB, ¿no? Bueno, esa deuda que era privada, que se convirtió en deuda pública, hay una parte pequeña que aportan los bancos; pues no lo van a creer: se deduce de impuestos. ¿Sí me entendieron?
“La gran mayoría de la aportación al IPAB viene del pueblo de México; hay otra parte que en la época de Peña Nieto abrieron abonos abiertos, pero resulta que la pequeña parte que aportan los bancos la deducen de impuestos. Pues ya no la van a deducir, a partir del próximo año. Esa es parte del Paquete (Económico) que vamos a presentar. Ya les adelanté.
“Son como 10 mil millones de pesos de lo que se recupera; no puede ser que haya deducción de impuestos de una aportación que se hace para poder pagar la deuda del Fobaproa; o sea, ¿cómo vas a deducir los impuestos?, tienes que pagar impuestos de eso. Son algunos de los temas que vienen en la nueva… Si me escuchan los bancos, es algo que incluso con algunos de los dueños de los bancos lo platiqué, en su momento; pero creo que es justo que no haya esta deducción. Entonces ya viene planteado en la Ley de Ingresos. Creo que van a cooperar todos los bancos, van a estar de acuerdo”.
No resulta novedosa la rapacería de la banca, pero es obligación del gobierno (no de los gerentes neoliberales que despacharon en Los Pinos, que para eso fueron contratados por el gran capital) ponerle un freno, porque las víctimas de sus ambiciosos planes son los usuarios del sistema financiero y, desde luego, las arcas nacionales.
Ya lo dijo un ex secretario de Hacienda: “el punto capital de todo son los bancos, porque ninguna rama de actividad económica permite dominar la situación general de un país como México… (la) consecuencia (es) una especie de oligarquía de instituciones de crédito” (tomado de México en el siglo XIX/ 1821-1910/ historia económica y de la estructura social; Ciro Cardoso, coordinador; 1980; Editorial Nueva Imagen). Y esa advertencia no provino de un obstinado comunista, ni de un usuario defraudado, sino del mismísimo José Yves Limantour, quien en 1897 pronunció tales palabras.
Las rebanadas del pastel
Si de rapaces e insaciables se trata, ahí está la famiglia Monreal, dueña del virreinato de Zacatecas: Ricardo ya fue gobernador; (1998-2004); David está en funciones en el mismo cargo (2021-2027) y ahora Saulito se aferra a ser el siguiente en ese hueso y manda a paseo la reforma constitucional contra el nepotismo. No tiene llenadera, pero sí quien lo tolere. ¿Hasta cuándo?
Debe recordarse que este pasivo proviene del más grande fraude perpetrado contra la nación en el último medio siglo, la conversión de la deuda privada de banqueros y empresarios en deuda pública que se paga con recursos de todos los mexicanos. Esta operación, impulsada por el ex presidente Ernesto Zedillo (1994-2000) y aprobada con el apoyo del panismo en el Congreso en 1999, ha supuesto una carga para las finanzas públicas y una vía de transferencia de la riqueza nacional a la oligarquía creada por el salinismo y el zedillismo, beneficiaria de billones de pesos que le son entregados puntualmente y con total opacidad.
Aunque el monto original de la deuda del Fobaproa-IPAB ascendía a 687 mil 844 millones de pesos en diciembre de 1999 y Zedillo aseguró que se habría liquidado en menos de 20 años, el hecho es que han transcurrido casi tres décadas, el pasivo ha aumentado a un billón 159 mil 484.8 millones de pesos y sólo por concepto de intereses ya se han desembolsado más de 2 billones de pesos, equivalentes a 6 por ciento del producto interno bruto de 2024, o a una quinta parte del presupuesto federal de este año; 4.5 veces lo destinado al sector educativo y más de 30 veces lo asignado a salud.
Más allá de las cifras, indigna que la inmensa mayoría de este pasivo –alrededor de 96 por ciento– no proviene del rescate a los pequeños ahorradores que perdieron sus fondos en la crisis de 1994-1995, como repite falazmente la mitología neoliberal, sino del salvamento a empresarios y banqueros ineptos o corruptos (o ambas cosas), quienes llevaron a la quiebra las entidades financieras y las empresas privatizadas por Carlos Salinas de Gortari a precios de remate y, muchas veces, entregadas a amigos y patrocinadores del ex mandatario y su círculo cercano.
Por ello, aunque los 10 mil millones de pesos que dejará de perder Hacienda sean irrisorios al lado del colosal saqueo del Fobaproa-IPAB, la medida dada a conocer por la Presidenta introduce un mínimo de sensatez y justicia en esta historia de depredación. Al mismo tiempo, la persistencia de la deuda y la sangría que supone al país constituyen una de las mejores advertencias contra las políticas neoliberales y sus defensores.

Más allá de las posiciones políticas en torno al gobierno de Venezuela, la postura internacional debe ser de enérgico rechazo al asedio militar y con más firmeza a la posibilidad de una invasión al territorio sudamericano.
La historia nos ha enseñado que, en más de una ocasión bajo la premisa de proteger al mundo de amenazas terroristas, nucleares y ahora de los cárteles de la droga, en el fondo se busca acrecentar influencias geopolíticas y la apropiación de los recursos naturales de los países intervenidos. Por ello, es importante dejar en claro en este momento que defender a Venezuela es defender a nuestra patria.
Eric Hernández Mercado
Reflexión por el Día Internacional de la Mujer Indígena
Ahora que en nuestro país se conmemoró el Día Internacional de la Mujer Indígena, celebrado ayer, tendríamos que empezar a pensar y a reconocer que debido al mestizaje que impregnó a todos los mexicanos desde nuestros ancestros indígenas y afrodescendientes, la inmensa mayoría traemos en nuestro cuerpos sangre de ellos, sin importar lo blanco de nuestra apariencia.
Antonio Rochin
Piden erradicar de raíz el neoliberalismo
Profesor Jacob Nájera Hernández a 51 años de su aprehensión de parte de los militares:
El cachorro al amanecer mira abstraído, ensimismado, despojado, con una singularidad; despierta y mira para todos lados, desprotegido, se alebresta para enfrentar a todas las situaciones adversas que se pudieran devenir. En el mundo animal, sino matas a las generaciones de la parte contraria, ellas te mataran a ti.
En este mundo supuestamente consciente y pensante se acentúan estas concepciones por las facciones conservadoras. Después de 51 años, ya casi las secuelas de esos momentos son efímeras. Jacob, posiblemente nunca sepamos que fue de ti, qué te hicieron, cuáles fueron tus últimas palabras; los funcionarios sicarios de la derecha fascista se quedaron con tu último aliento.
Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, si usted no está dispuesta a desentrañar lo más oscuro de esa época y de su institución represora principal: los militares, entonces me conformaré con que se haga justicia a nuestra nación, de cambiar este sistema capitalista neoliberal depredador, para arrancarlo de raíz como en la selva, en la sabana o en el trópico donde todos los animales nacen iguales y tienen las mismas posibilidades (solamente con su quehacer diario), sin que la propiedad privada los divida.
Sus familiares: Celia Piedra Hernández, Jacob, Daniel, Horacio e Itandubi Nájera (Eureka)
¡Relájate!
Carlos Noriega Félix
La justicia se hará presente para el pueblo de Gaza
Altos mandos del ejército israelí junto con Benjamin Netanyahu, criminales de guerra en el genocidio de miles de civiles masacrados y mutilados en Gaza, deberán responder no sólo con su libertad en su momento, sino con sus bienes y herencias por ese sufrimiento como responsables directos; asimismo, el presidente Donald Trump deberá responder, ya que de forma indirecta atacó a esa nación al proveer las armas. La justicia se hará presente.
José Lavanderos
La oposición se quedó con las ganas de que hubiera conflicto
Guadalupe Martínez Galindo
Invitaciones
Conversatorio La situación de Venezuela, respuesta a la amenaza militar del imperio
Brújula Metropolitana invita al conversatorio La situación de Venezuela, respuesta a la amenaza militar del imperio, con Walter Martínez Alves.
La cita es hoy a las 17 horas en Misantla número 11, colonia Roma Sur (sede de la Central Campesina Cardenista), a tres calles del Metro Centro Médico, salida sur-poniente por Tehuantepec. Entrada libre. Informes: 55-5275-6418 o brujulametropolitana@yahoo.com
Laura Nava y Fabián Zavala
Foro: Antecedentes del Movimiento Urbano Popular y los sismos de 1985
A 40 años de los Sismos de 1985 y a 40 años de la fundación de la CUD, se invita a la Jornada conmemorativa, que dará inicio con el “Foro: Antecedentes del movimiento urbano popular y los sismos de 1985.- Memoria y Acción” y con la exposición de "Grabados México 85"; obra artística de José Hernández Delgadillo. Se contará con la participación de activistas de las organizaciones sociales integrantes de la Coordinadora Única de Damnificados, testimonios, ponencias sobre el tema, micrófono abierto al público y cierre musical con la cantautora Amelia Escalante de CLETA-UNAM.
Hoy a las 10 horas, en el Museo de la Ciudad de México, ubicado en la calle José María Pino Suárez 30, Centro Histórico de la Ciudad de México, alcaldía Cuauhtémoc, Ciudad de México.
Comité 40 años sismos y CUD
Hipólito Romero Ávila
Sin embargo, es de llamar la atención la ausencia de libros y revistas. Reunir lo que se ha publicado sobre la dichosa bebida, su producción, sus características y, ¿por qué no?, sus problemas, es algo que no se les ha ocurrido a quienes están convirtiendo al tequila, más que nada, en un motivo de culto.
Ello es una razón para referir lo poquiteros que son nuestros empresarios. Recientemente salió en los periódicos locales el dato que no sorprendió a nadie: los negocios de jaliscienses resultan ser en su mayoría pequeños: de 10 o 15 empleados… Los que trascienden ese límite, con muy pocas excepciones, adolecen de presencia de forasteros y, cada vez más, de extranjeros.
Tal es el caso de la industria del tequila que ha crecido sobremanera en los últimos 30 años, en la medida que se ha extranjerizado también.
“Haiga sido como haiga sido”, tal como lo proclamó el primer gobernador panista que padeció Jalisco, la exportación ha crecido sobremanera y, especialmente el tequila que ha cruzado el Atlántico resulta ser en términos generales de buena calidad. No así el que pasa a granel a Estados Unidos, donde se embotella con nombres de allá y, por fortuna, casi no regresa a México.
Ayudaron a este despegue, entre otras cosas, las buenas manos en que estuvo durante muchos años el Consejo Regulador del Tequila; no es el caso de las actuales, que gozan en su currículum haber destruido en tiempo récord una de las empresas zapateras más importantes de América.
Para hablar con detalle de las trapacerías de muchos tequileros se requiere de un espacio mucho mayor que para hacerlo de los tequileros probos, que también los hay. Incluso, se ha dado el caso de que para conservar su producción según los cánones tradicionales, uno de los tequilas de mayor calidad se ha visto obligado a quitar la palabra “tequila” de sus etiquetas… Curiosamente ¡casi nadie se ha dado cuenta!
Un síntoma de la calidad de la mayor parte de tales industriales es que, en las actividades que se organizan para honrarse a ellos mismos, nunca se hace referencia a su bibliografía, aunque ésta resulte muy escasa. Pero es el caso de que hay una revista sobre el tema que aparece regularmente, y en fechas recientes han aparecido sendos libros sobre el tequila por cuenta de editoriales de mucho prestigio nacional e internacional: uno, más breve, es de Miguel A. Porrúa y el otro, de mayor tamaño, fue editado ni más ni menos que por El Colegio de México, una de las instituciones académicas de más prestigio en América y en todo el mundo de habla española.
Es curioso, pero los dirigentes actuales del Consejo Regulador del Tequila y de la Cámara Nacional de dicha industria no parecen ni siquiera darse por enterados y, claro, al celebrarse con tanto bombo y platillo el “Día del tequila”, el pasado 24 del mes de julio, ni las narices asomaron tales libros.
Debemos suponer que los actuales capos de la industria, de la cámara y del otrora eficiente Consejo Regulador, ni de casualidad se dejen ver en alguna de las muchas librerías que hay en la ciudad, cuantimenos por las mayores de que goza la Ciudad de México, donde tales libros están a la venta. Ya no digamos que se les haya ocurrido organizar una presentación de éstas para alimentar el conocimiento adecuado de la historia de dicha industria y evitar así que se digan tantas tonterías.
La ignorancia, incluso de muchos tequileros, de la historia del tequila da lugar a que ni siquiera se sepa que dicha palabra viene de te(tl): piedra, de quili(tl): hierbas, y lan: lugar.
Lo que dicen algunos de que significa “lugar donde se trabaja” es una verdadera idiotez. Los topónimos se refieren a las características naturales de los lugares… no a las cualidades o defectos de sus habitantes.
El nombre que han escogido, sumūd, tiene tan larga historia como concepto que ha llegado a simbolizar a toda Palestina. Quiere decir firmeza, tenacidad, perseverancia. Así la definió el abogado palestino Raja Shehadeh que popularizó el término: “Sumūd es observar cómo tu hogar se convierte en una prisión. Tú eliges quedarte en esa prisión porque es tu hogar y porque temes que, si te vas, tu carcelero no te permita regresar. Es transformar toda forma de vida ordinaria en un acto de resistencia a la ocupación israelí”. Así, la idea de sumūd es quedarse cuando permanecer con vida en la misma tierra es una victoria. Los palestinos se sienten triunfantes, no frente al enemigo, sino dentro de su propia permanencia.
Sus metáforas son el árbol de olivo y las mujeres de los campamentos de refugio. Por eso ambos han sido considerados objetivos militares por los sionistas. Tanto el olivo como las mujeres refugiadas siguen adelante en sus labores de vida cuando la presencia de la muerte es tan extensa: “sentarse en la oscuridad, tratando de no escuchar el ruido de las bombas y concentrarse sólo en los pequeños sonidos de la vida”, como escribe el dramaturgo palestino, Hossam Madhoun, en sus Mensajes desde Gaza, ahora. El tiempo es resistencia cuando vives una ocupación. Pero si algo ha sido la sumūd es la unión entre metáfora y arma: en Palestina no hay diferencia entre hacer murales en las paredes de un campamento y arrojar una bomba molotov.
Al poeta o al dramaturgo los encontramos igual escribiendo que ayudando a recolectar piedras o aventándolas, como hizo el teórico del orientalismo, Edward Said, en la frontera entre Líbano e Israel, en la Puerta Fátima, en 2000. La resistencia cultural y la política no tienen fronteras porque ambas están ocupadas, oprimidas por el invasor. Tampoco hay diferencias entre una Palestina exiliada y la Palestina ocupada: en ambos, ellos son los refugiados, sin importar que estén a un kilómetro del lugar donde nacieron y puedan ver con sus propios ojos cómo las casas son ahora habitadas por colonos sionistas o a muchas horas de vuelo en alguna universidad occidental que los acoge siempre y cuando no hablen de su país.
La sumūd es lo que le contesta Edward Said al poeta Mahmoud Darwish cuando le pregunta cuál es su identidad: “La autodefensa. Nos es otorgada al nacer, pero al final somos nosotros quienes forjamos nuestra identidad; no es hereditaria. Soy múltiple. En mi interior, mi ser exterior se renueva. Pero pertenezco al interrogatorio de la víctima”. El propio Darwish pone en boca de Said el final de esta elegía escrita a la muerte del pensador en 2003: “Grita para hacerte oír y hacerles saber que sigues vivo y que la vida en esta tierra aún es posible. Inventa esperanzas en lugar de palabras. Crea un punto cardinal o un espejismo que prolongue la esperanza y canta. Viviremos, aunque la vida nos abandone a nuestra suerte”.
Abandonados a su suerte, los palestinos divididos entre Cisjordania y Gaza convirtieron la sumūd como resistencia pasiva en no cooperar activamente con el invasor. Esto, tras la primera intifada en 1987. Así, los palestinos volvían a sembrar los olivos arrancados y los cuidan, los podan, reconstruían sus casas demolidas cada vez más bellas que la anterior, fortalecían la comunidad entre poblaciones divididas por los alambrados de los colonos ilegales sionistas cantando a las 3 de la mañana una sola canción, entre todos, para despertar a los ocupantes ilegales.
Una de las técnicas de resistencia de las mujeres: jamás bajar la mirada cuando estaban siendo humilladas en el puesto de control y sonreír durante todo el maltrato. Así lo retrata Mohamad el-Kurd en un poema donde imagina lo que una anciana piensa cuando la interroga un soldado israelí en el puesto de control: “El soldado, rubio y bronceado, le pide su permiso. Mi permiso: estas arrugas más viejas que la existencia de tu país. Mi sonrisa es un sol. El soldado, con acento no-hebreo, le pregunta qué hay en la bolsa. Higos, pendejo. ¿Qué más quieres saber? ¿Que los llené de tormentas, bombas y golpes?”
La sumūd ha sido llamada la tercera vía, siendo la primera la sumisión y la última, la violencia. Es una forma de vida normal dentro de la anormalidad de una ocupación militar absurda: es la celebración de la vida, la belleza y el amor en una circunstancia que no es propicia para ninguna de las tres. Ese es –sospecho– el significado hondo de lo que los sionistas dicen hoy de los gazatíes: que ninguno es “inocente”, ni los bebés porque en ellos la vida florece en el fondo de una cáscara de misil oxidada.
Dice, por último, Abdel Fatah Abu Srour, director de una biblioteca del campo de refugiados de Aida, a 2 kilómetros de Belén: “Sumūd es seguir viviendo en Palestina, reír, disfrutar de la vida, enamorarse, casarse, tener hijos. Sumūd también es continuar sus estudios fuera, obtener un diploma y regresar aquí. Defender valores es sumūd. Construir una casa, una hermosa, y pensar que estamos aquí para quedarnos, incluso cuando los israelíes la demuelen, y luego construir una nueva y aún más hermosa que la anterior, eso también es sumūd. Que yo esté aquí es sumūd. Reivindicar tu condición humana y defender tu humanidad es sumūd”.
Y así tendrían que navegar los barcos que han zarpado hacia Gaza. Si el héroe es el que se opone a un mal que no admite oposición, pero sin el menor deseo de convertirse en un mártir y menos de ceder, esos son los palestinos, los gazatíes de estas horas. No se vanaglorian de seguir con vida, mas tampoco aceptan que el resto del mundo les niegue su propia historia, su dignidad, y sus sonrisas como soles.
El mío, el vasco, es un pueblo que ama el ciclismo. Y mi generación, nacida en los 80, aprendió que las etapas llanas son para la siesta y que los Tours los gana Miguel Induráin. ¿Cómo no nos íbamos a enamorar de ese deporte que nos llevaba a las cumbres de los Alpes y los Pirineos sin levantarnos del sofá y en el que ganaba uno de los nuestros? Con el tiempo, hemos rebajado nuestras expectativas y, al día de hoy, nos conformamos con que Mikel Landa no se caiga mientras esperamos una victoria suya con la paciencia y la fe de un sebastianista portugués. Pero seguimos siendo legión, y así lo reconocen los ciclistas de todo el mundo. No hay muchas aficiones como la vasca.
Estos días ha pasado por nuestras carreteras la Vuelta a España, la menor de las tres grandes carreras de tres semanas –tras el Giro y el Tour–, y aunque la competición está resultando mejorable, las imágenes de las manifestaciones a favor de Palestina y contra el genocidio han dado la vuelta al mundo. Especialmente las del miércoles, cuando la organización suspendió el final de la etapa debido a las protestas en la línea de meta.
Por supuesto, no han faltado las quejas de quienes aseguran compartir la crítica a Israel, pero no las formas. También han acudido a la cita quienes preguntan qué culpa tienen los ciclistas de la masacre de Gaza. Y por supuesto, han alzado firmemente su voz todos aquellos que insisten en que hay que alejar la política del deporte. Cuánta pereza junta.
Resulta que en el pelotón de ciclistas de la Vuelta a España hay un equipo llamado Israel-Premier Tech, financiado por Sylvan Adams, multimillonario canadiense-israelí firmemente comprometido con la causa sionista y cercano al genocida Benjamin Netanyahu. Se llama sportwashing, se practica en todo el mundo y funciona porque el deporte, efectivamente, es política.
Así que sí, si Israel utiliza la Vuelta a España y el ciclismo para mejorar su imagen en el mundo, es legítimo y bastante acertado utilizar esa carrera y el ciclismo para denunciar el genocidio contra los palestinos y reclamar la expulsión del equipo.
El doble rasero clama al cielo: si damos por bueno que Rusia haya sido vetada en las competiciones internacionales por su agresión a Ucrania, ¿qué pasa con Israel?
El runrún contra el equipo viene creciendo conforme empeora la situación en Gaza. La estrella del equipo, el canadiense Derek Gee, anunció recientemente que abandona el equipo alegando “motivos legítimos”, mientras el noruego Jakob Fuglsang, una vez retirado, asegura que será “más cómodo pedalear sin el logo de Israel”. Ahora ha sido el propio director técnico de la Vuelta el que ha sugerido a Israel que se retire para garantizar la seguridad.
Frente a la frustración y la impotencia que pueden generar las imágenes que llegan de Gaza, lo ocurrido en la Vuelta muestra que es mucho lo que se puede hacer no sólo para solidarizarse con los palestinos, sino para hacer del mundo un lugar más hostil a toda iniciativa que pretenda blanquear el sionismo. También para presionar a los gobiernos, que, en general, pueden hacer muchísimo más para cortar lazos con Tel Aviv. Pero para eso hay que recordar a los queridos guardianes de la paz social que hay que molestar.
Hay que molestarlos, tienen que sentirse incómodos, tienen que entender que la gente no aprueba la matanza generalizada de menores, el asesinato selectivo de periodistas y la condena al hambre de un pueblo entero, porque la triste realidad es que las masivas manifestaciones y las miles de declaraciones institucionales firmadas hasta ahora no han servido para evitar una sola bomba en Gaza. Por contra, acciones como la del final de etapa ponen el debate encima de la mesa y mueven posiciones. Dos días después del final de etapa frustrado, las autoridades de Asturias anunciaron que rebajaban al mínimo su presencia institucional al paso de la Vuelta por su territorio, mientras el ministro de Exterior, José Manuel Albares, reclama ahora la expulsión del equipo israelí.
Si a alguien le molesta más quedarse sin el final de una etapa que un genocidio, el problema es suyo. El boicot activo, como en Sudáfrica, es la principal herramienta con que la gente llana de cualquier punto del planeta puede aportar su granito de arena para que esto pare.
Precisamente eso, un orgulloso granito de arena, es lo que los vascos han aportado esta semana. Uno no interrumpe una etapa de la Vuelta para denunciar un genocidio porque no le importe el ciclismo. Funciona al revés: lo hace porque lo ama y no quiere verlo utilizado para blanquear a genocidas.
Elogiando a Polonia como “la esperanza de Europa”, aplaudiendo su “notable ascenso” y vaticinando que “ésta pronto sobrepasará a Japón en los estándares de vida” − well, well, well, who would have thought: ya en 1980 nos lo prometió Lech Walesa y todos se burlaron de él (t.ly/OvN8a)−, advertía que si volvía a ganar PiS y perdía el mismo candidato europeísta de Plataforma Cívica (PO), el educado en Oxford, tecnócrata, neoliberal y “modernizador” Rafal Trzaskowski, “todos estos logros se iban a perder” y tanto Polonia como Europa “iban a sufrir” (t.ly/B_l80).
Y… surprise, surprise, el escenario más tenebroso vaticinado “en exclusiva” desde la city de Londres se cumplió. Si bien por un margen estrecho (t.ly/19IfE), pero PiS −después de haber ganado también las elecciones parlamentarias de 2023, aunque sin capacidad de formar el gobierno y teniendo que ceder la iniciativa a los liberales que, al menos según The Economist, en apenas un par de años y con una mano en el bolsillo mandaron a Polonia a la estratósfera− se quedó nuevamente con la presidencia, instalando allí a un candidato relativamente desconocido, un historiador nacionalista-revisionista, ex jefe del Instituto de la Conmemoración Nacional (IPN) a cargo de la “descomunización” del país, ex boxeador y ex hooligan futbolero −la ficha biográfica más centroeuropea y/o báltica ever…−, Karol Nawrocki.
Todo este caso no sólo demostraba los límites de este tipo de elogios −Polonia en un par de semanas pasó literalmente de “ejemplo” de vuelta a “villano” del continente−, con todo su wishfull thinking ideológico (los que se acuerdan de las alabanzas de The Economist a Enrique Peña Nieto y su “ímpetu modernizador” comprenden mi falta de entusiasmo), sino también “puntos ciegos” en el propio análisis liberal, que no logra explicar propiamente los “eternos” retornos de la extrema derecha al poder.
Primero, lo que faltó en medio de las alabanzas era notar que el gobierno liberal de Donald Tusk, el ex jefe del Consejo Europeo −en coalición con algunas agrupaciones residuales de la socialdemocracia (KO)− fracasó en cumplir casi todas sus promesas electorales de 2023. El contraste con la fanfarria de “traer un cambio radical a Polonia” y los magros resultados de su gestión (sí, el poder del veto presidencial del PiS tuvo algo que ver) ha sido enorme e hizo que a mitad de su mandato todo se sintiera como “más de lo mismo”.
Segundo, en los rubros en que los liberales sí lograron avanzar lo hicieron copiando y/o radicalizando la propia agenda de la extrema derecha: intensificando la histeria antinmigrante, cancelando el derecho al asilo a los refugiados de los países islámicos “con tal de seguir protegiendo a la civilización occidental”, continuando los proyectos o megaobras que ellos mismos antes criticaban o redoblando −para el beneplácito de The Economist, of course− la carrera armamentista frente a la “inminente amenaza rusa”. ¿No es que teniendo el chance de escoger, la gente siempre preferirá el original a la copia?
Finalmente, los “salvadores liberales” de Polonia, al ser aparentemente inmunes a las lecciones del pasado, de regreso al poder trajeron de vuelta a los mismos personajes que, por ejemplo, una vez tuvieron que dimitir en una atmósfera de escándalo −como el ministro de Relaciones Exteriores Radek Sikorski, grabado en una ocasión deleitándose de los pulpos bebés y puros habanos a cargo de los contribuyentes (sí, el mismo de “Thank you, USA”, t.ly/feuo-)−, protagonizaron más escándalos de corrupción, actos de partidismo y opacidad en gestión pública y fueron pillados redactando leyes con “asesoramiento” de los hombres más ricos de Polonia.
¿El resultado? En febrero de 2025, casi 60 por ciento de los polacos estaban insatisfechos con Tusk y sus socios. El falso “populismo económico” de Nawrocki con el lema trumpiano “Primero Polonia, polacos primero” (t.ly/491B5), vacío y desprovisto de cualquier enfoque real a favor de los desposeídos −y que capitalizaba sólo del resentimiento pequeño burgués, típico del autoritarismo−, en este panorama bastó para inclinar la balanza.
Y si bien los comentaristas con razón le recriminaron que una de sus primeras decisiones, la eliminación de las prestaciones sociales a los refugiados ucranios en Polonia explotaba a lo fácil la carta xenófoba (t.ly/QP-6n), pocos se acordaban de que lo mismo prometía −al querer rebasar a PiS por la derecha en lo migratorio−, el “candidato europeísta del bien” (Trzaskowski) o que el canciller polaco (Sikorski) propuso antes a los demás gobiernos europeos una medida análoga respecto a los refugiados en edad de reclutamiento para obligarlos a regresar a Ucrania y morir en las trincheras.
En este contexto, el análisis correcto −tanto para el caso de Polonia y su altamente atomizada y agotada ideológicamente sociedad como por ejemplo respecto a Estados Unidos (t.ly/pCMyJ)− no es localizar el problema sólo en la crisis y/o el agotamiento del liberalismo (del que se habla al menos desde los años 80), sino en el vacío dejado por la izquierda arrollada por el neoliberalismo y sus élites, el único actor capaz de ofrecer la alternativa real a la extrema derecha. Ante su ausencia, la falsa y “eterna” alternancia entre los liberales y la extrema derecha es el único escenario realmente existente.
Esta fue una de las líneas centrales de esta importante investigación, pues por sistema, las agencias de gobierno del país vecino no admitían la existencia de sus cárteles. En otras palabras, por más de medio siglo negaron que existieran organizaciones estadunidenses dedicadas al narcotráfico, señalando que al interior de su territorio, sólo operaban mexicanos en ese negocio. Esto cambió cuando Esquivel, después de muchos intentos, logró que oficialmente la DEA reconociera lo innegable. El libro, publicado en medio de una fuerte tensión binacional resulta una contribución central porque permite ver la forma en la que agencias y el gobierno vecino manejaron el masivo consumo de drogas en su propio país, y la división entre agentes de la DEA que decidieron hacer público el crecimiento de las organizaciones criminales estadunidenses y quienes decidieron, desde esa organización y otros cuerpos de seguridad, guar-dar silencio.
Hace 10 años, mientras la DEA y otras agencias estadunidenses se dedicaban a buscar traficantes de organizaciones criminales de México y otros países, Estados Unidos experimentó una demanda inusitada de opioides y de opiáceos elaborados con fentanilo, junto con medicinas controladas y restringidas. La facilidad artesanal de su producción, facilitó que muchos estadunidenses se convirtieran en “cocineros”, instalando pequeños laboratorios clandestinos en casi toda la geografía de su propia nación. En forma pura, como lo describe el autor, el fentanilo es una de las sustancias más letales de las conocidas por la ciencia de la medicina, pues puede matar a quien la maneje, incluso sin tocarla. En su periodo de mayor consumo, llevó a la muerte a miles de estadunidenses.
Por supuesto, los cárteles mexicanos también instalaron laboratorios clandestinos en México para participar del mercado emergente, sólo que Washington, fiel a su tradición, evadió toda responsabilidad en cuanto a la crisis del fentanilo y prefirió cargarla contra Canadá, China y México.
Así, Trump, como lo hicieron los anteriores presidentes, ha lanzado campañas de amedrentamiento, especialmente contra México, tratando de ocultar el propio fracaso de los gobiernos estadunidenses en el problema masivo de adicción aún con la estrategia de la guerra contra las drogas.
Esta es una de las conclusiones más importantes del autor, corresponsal de la revista Proceso en Washington, pero en realidad el libro es resultado de una larga investigación en Estados Unidos, que incluyó revisar una base de datos de miles de documentos sobre arrestos, procesos judiciales y sentencias a narcos gringos y personas cercanas al negocio de drogas. Esquivel entrevistó a funcionarios claves para que Washington aceptara oficialmente la negada existencia de cárteles estadunidenses; con una determinación de apache, el periodista buscó en las entrevistas que agentes de la DEA lo confirmaran.
Sobre el término cárteles, a finales de la década de los 70, escribe el autor, “la DEA divulgó a nivel mundial su decreto y modismo de llamar cártel a cualquier organización criminal dedicada al trasiego de drogas para colocarlas bajo la mira de la Interpol y del sistema judicial de otras naciones”. En la literatura sobre drogas, el concepto cártel da lugar a polémicas sobre su real existencia y la dimensión de poder que la propaganda estadunidense les confirió por medio siglo y su real papel de grupos criminales funcionales a los estados que implantan proyectos extractivistas trasnacionales. Sin espacio para entrar en esa polémica es importante resaltar que sin jugar con los modismos que el establishment impuso en esta área, investigaciones en tierra como la de Esquivel no serían posibles.
* Profesor de El Colegio de Sonora
Los laboratorios facturaban cada vez más, aunque vendieran menos unidades de medicamentos. El secreto de esa paradoja residía en la incesante aparición de productos con precios muy por encima del promedio. La apuesta no era perfeccionar los tratamientos, sino persuadir a los médicos de sustituir fármacos seguros, probados y accesibles por novedades que rara vez ofrecían un beneficio clínico real, pero sí disparaban los costos.
El resultado fue una espiral de gasto que terminó por asfixiar a las familias y desgastar a los sistemas públicos. La salud quedaba, en los hechos, convertida en rehén de la lógica del mercado.
Frente a ese escenario emergió una respuesta técnica y política a la vez, la selección adecuada de medicamentos. En lugar de permitir que la industria dictara la oferta, el Estado comenzó a establecer listas explícitas de medicamentos esenciales: aquellos con eficacia y seguridad probadas, capaces de resolver la gran mayoría de los motivos de consulta en la aten-ción primaria.
La experiencia demuestra que, de las miles de presentaciones comerciales autorizadas por Cofepris, bastan menos de un centenar de principios activos para cubrir prácticamente todos los motivos de consulta del primer nivel. No se trata de limitar, sino de garantizar que lo indispensable nunca falte.
En esa línea se inscriben los Protocolos Nacionales de Atención Médica (Pronam), impulsados por la Secretaría de Salud, que aseguran que los fármacos que llegan a cada centro de salud no sólo estén disponibles, sino que sean los más apropiados para tratar las enfermedades más frecuentes. Cuando en el mercado hay 17 antihipertensivos distintos, lo que aumenta no es la calidad del tratamiento, sino la dispersión, cada médico prescribe uno diferente, y se diluye la evidencia y el resultado en salud. En cambio, cuando las Rutas de la Salud ponen en manos de especialistas los medicamentos esenciales, se asegura un manejo uniforme y equitativo, se ordena la práctica y se devuelve certeza al paciente.
Hoy, las Rutas de la Salud distribuyen paquetes de medicamentos esenciales y material de curación en todo el país. Con ello se busca desmontar el viejo modelo fragmentado y desigual. En lugar de miles de claves dispersas, la distribución parte de una lista racional, suficiente para atender bien a la mayoría, sin margen para la discrecionalidad ni para el desabasto.
La clave no es multiplicar la oferta, sino organizarla. La clave no es sumar sin medida, sino ordenar con sentido. La fuerza no está en la cantidad, sino en el criterio. Y esa elección no sólo protege las finanzas públicas, también democra-tiza el acceso y mejora la calidad de la atención.
Porque, en definitiva, la gratuidad de los servicios y la disponibilidad de medicamentos esenciales son dos caras de una misma moneda: la construcción de un sistema de salud público, justo y sostenible.
De ahí la pertinencia del nombre Rutas de la Salud. No son sólo caminos logísticos, son senderos de equidad. Cada caja que se abre en un consultorio rural y cada frasco que se entrega en una farmacia comunitaria anuncian que la salud ya no está sometida a la inercia del mercado, sino que se guía por una brújula pública. Una que apunta siempre al mismo horizonte, donde la medicina adecuada llega a tiempo y al lugar correcto, sin excepción.
* Director general de IMSS-Bienestar
Es una buena noticia, una medida que se tomó por la necesidad de proteger la salud y el medio ambiente. No obstante, queda claro que es apenas una pequeña parte de la punta del iceberg tóxico que nos legó la llamada Revolución Verde con la introducción de agrotóxicos (plaguicidas y fertilizantes sintéticos) semillas híbridas y grandes maquinarias agrícolas. Un cambio tecnológico que habilitó que añejas empresas fabricantes de veneno se hicieran con el control de los primeros eslabones de la cadena agroalimentaria, de tal manera que en pocas décadas el mercado global de agrotóxicos pasó a estar en manos de un puñado de trasnacionales, hoy Bayer, Basf, Syngenta, Corteva, FMC, UPL. Esas seis controlan actualmente 75 por ciento del mercado global de agrotóxicos, un porcentaje que es aún mayor en México. Las cuatro primeras controlan a su vez 56 por ciento del mercado global de semillas comerciales (https://tinyurl.com/w9kbzrkr).
Justamente, debido a su control oligopólico de mercado y a la nociva influencia que ejercen esas trasnacionales de veneno a través de sus cabilderos en México –entre ellos la asociación Proccyt en el que todas las trasnacionales mencionadas se ostentan como “miembros categoría 1”– el decreto se quedó muy corto, ya que la mayoría son moléculas viejas o no incluyen la versión más peligrosa de éstas, que siguen en circulación.
Según Fernando Bejarano, director de la Red de Acción sobre Plaguicidas y Alternativas en México (Rapam): “El decreto presidencial no incluyó la prohibición de los plaguicidas más usados en México como clorpirifos etilo, glifosato o fipronil como resultado de la estrategia de negociación con las empresas de la industria de plaguicidas coordinada por la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader) y que no afecta sus intereses comerciales”. Agregó que el dinoseb ya se había prohibido desde 1991, la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) había cancelado 7 de los ahora prohibidos desde 2016 (como el DDT, endosulfán, lindano) y 13 de ellos no se podían importar desde inicios de 2020 por decreto presidencial emitido en el sexenio anterior, aunque el decreto actual confirmó la decisión y amplió la prohibición a la formulación y comercialización y uso en territorio nacional (https://tinyurl.com/33868nkc).
El decreto tampoco prohíbe los agrotóxicos que están directamente relacionados con la muerte masiva de abejas, un gravísimo problema para la apicultura campesina, que son la mayoría de los productores de miel y comprende miles de familias campesinas en México.
Luz María Saldaña, presidenta de la Organización Nacional de Apicultores (ONA), explicó que los apicultores han señalado repetidamente y desde hace varios años el grave problema de la muerte masiva de abejas por deriva de agrotóxicos, que tiene impactos serios en las colmenas, el ambiente, la economía de los apicultores y debido a la contaminación de frutas y hortalizas también en la salud humana. En ese sentido, recordó que la ONA demandó prohibir urgentemente el fipronil y los neonicotinoides (varios ya están prohibidos en la Unión Europea) además de otros agrotóxicos altamente peligrosos que mencionan en una carta abierta y vigente que enviaron a la presidenta Claudia Sheimbaum y al pueblo de México en enero de 2025 (https://tinyurl.com/3d8bvu68).
No han recibido respuesta de la presidenta. La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) contactó a los apicultores y se han realizado algunas reuniones desde junio 2025 de organizaciones de apicultores con diferentes autoridades ambientales para discutir cómo enfrentar el tema de las muertes masivas de abejas, pero no se ha avanzado en lo central: la prohibición de las sustancias altamente peligrosas y nocivas para la apicultura que denuncian en la carta, ni la elaboración y aprobación de una norma que elimine o al menos restrinja las fumigaciones aéreas.
Para Fernando Bejarano, el actual decreto es más simbólico que real en su impacto. Explica que aunque se prohíban 35 plaguicidas (muchos ya fuera de uso) permanecen 200 ingredientes activos de plaguicidas altamente peligrosos autorizados y con registros vigentes, que exponen a la población a efectos graves a la salud y ambiente. Sobre esto, la Rapam acaba de publicar en 2025 un informe actualizado sobre los plaguicidas altamente peligrosos autorizados en México y prohibidos en otros países, que se puede descargar aquí: https://shorturl.at/gvdJE.
El titular de la Sader informó que el decreto es una primera etapa de una Estrategia Nacional para Reducción y Uso adecuado de Plaguicidas que se está elaborando en coordinación con la Semarnat, la Cofepris y la Secretaría de Economía y que habrá nuevas prohibiciones en 2026 y 2027. Esto es positivo, concluyó Bejarano, siempre y cuando se amplíen los canales de participación y se privilegie el interés público, con mecanismos que garanticen la participación efectiva de organizaciones de apicultores y campesinas e indígenas que han demostrado exitosamente la sustitución del glifosato y métodos agroecológicos, así como expertos y académicos independientes de la industria.
Uno de los hilos conductores de su brillante carrera fue un compromiso indeclinable y auténtico (y no de dientes para afuera) con los compositores mexicanos y sus obras. Además del recuerdo de la gran cantidad de música mexicana que cantó en los escenarios, puede medirse ese compromiso con la enumeración (quizás incompleta) de los compositores nacionales cuya música grabó: Eduardo Angulo, Jesús Echevarría, Arturo González Martínez, Enrique González Medina, Rosa Guraieb, Rodolfo Halffter, Eduardo Hernández Moncada, Mario Lavista, Salvador Moreno, Gerhart Muench, Hilda Paredes, Manuel M. Ponce, Víctor Rasgado, Silvestre Revueltas, Marcela Rodríguez, Luis Antonio Rojas, José Rolón, Jorge Torres Sáenz, Eugenio Toussaint. Entre los extranjeros cuya música también registró, siempre de manera impecable, se encuentran Paul Barker, François Couperin, Antonin Dvořák, Manuel de Falla, Joseph-Hector Fiocco, Carl Heinrich Graun, Franz Liszt, Claudio Monteverdi, Friedrich Nietzsche, Luis Prado, Sergei Rajmaninov, Dmitri Shostakovich, Barbara Strozzi. Amplitud de miras y de criterio estético y, en la mejor acepción del término, un admirable eclecticismo. Este eclecticismo se reflejó en todo lo que cantó, porque cantaba todo: a lo largo de los años la escuché entonar desde música medieval hasta composiciones contemporáneas, algunas de las cuales incluso estrenó. Y en los escenarios de ópera, su rango no fue menor. La miré y escuché interpretar toda clase de personajes cabalmente humanos y telúricos, pero mi recuerdo más potente y presente es el de su magistral interpretación del fantasmal ente titular en el estreno de la espléndida ópera Aura, de Mario Lavista. Luminosa en lo vocal, etérea y elusiva en lo teatral, la Aura de Lourdes Ambriz ha quedado indeleblemente impresa en los sentidos y la mente de quienes pudimos ser testigos de ese momento singular de su vasta carrera.
Me faltaría tiempo y espacio para glosar sus numerosas colaboraciones con músicos de primera, en proyectos en los que la retroalimentación entre artistas generó un enriquecedor círculo virtuoso; me limito a mencionar aquí a Eduardo Mata y su ensamble Solistas de México, y al destacado pianista Alberto Cruzprieto, quien además fue su ángel guardián durante sus últimos meses de vida.
En retrospectiva, la carrera de Lourdes Ambriz, tanto en su vertiente presencial como en su rico legado discográfico, nos remitirá siempre a la excelencia, en claro contraste con la mezquina mediocridad que se ha generalizado en nuestro entorno, como una especie de imposición institucionalizada. Adiós, Lourdes. Gracias por cantar. Mar en calma y viaje próspero.
Ese fue mi temor antes de ver La vida de Chuck, de Mike Flanagan. Pero la película pronto desarmó mis prejuicios. Basada en un cuento que desconozco de Stephen King, incluido en la colección If It Bleeds, la película, dividida en tres capítulos, abre en plan apocalíptico: a través del personaje del maestro de prepa Marty Anderson (Chiwetel Ejiofor) nos vamos enterando de todos los desastres que aquejan al mundo: gran parte de California se ha derrumbado al mar, devastadores incendios ocurren en varias partes, algunas estrellas se han apagado y, lo que es peor, el Internet ha comenzado a fallar.
Al mismo tiempo, por todos lados aparece el mismo anuncio celebratorio de los 39 años “de gran experiencia” de un hombre llamado Charles Krantz (Tom Hiddleston). Nadie sabe quién es y por qué los ubicuos anuncios festejan su vida. A Marty sólo le queda buscar a su ex mujer Felicia (Karen Gillan), para pasar juntos el fin de los días.
En el segundo capítulo vemos a Chuck Krantz en un momento inspirado. Caminando por una calle, el hombre se topa con una baterista callejera cuyos variados ritmos lo inducen a bailar espontáneamente. De la misma manera, Chuck toma a una joven mujer (Annalise Brasso) de entre los curiosos espectadores, y ambos bailan como en los viejos musicales. Ese, de hecho, es el género de La vida de Chuck. Sólo hay cuatro números de baile, pero su significado y resonancia son suficientes.
El tercer capítulo está dedicado a mostrar la infancia de Chuck, sobre todo cuando cumple diez años (y es interpretado por el muy simpático y buen bailarín Benjamin Pajak). Criado por sus abuelos (Mia Sara, un irreconocible Mark Hamill), el niño está intrigado por la cúpula siempre cerrada de la casa, habitada por fantasmas, según su zeide (abuelo en yiddish). ¿Qué relación guardan esas instancias de la vida del personaje epónimo con el inicio apocalíptico? Un narrador omnisciente (Nick Offerman) nos da información que, de alguna manera, une los diferentes hilos de la narración.
No revelaré cuál es el sentido del original relato. Baste decir que la película es una emotiva meditación sobre la vida misma. Sus gozos, sus sinsabores y su conclusión, también. Con acierto, el también guionista Flanagan hace referencias a un poema de Walt Whitman (“contengo multitudes”) y al concepto del calendario cósmico de Carl Sagan para redondear su discurso. Quizá las escenas finales no sean las más contundentes, sin embargo, el cineasta nos ha cautivado con secuencias como el improvisado baile de Chuck adulto.
Demostrando el hasta ahora desconocido talento de Hiddleston para el baile, esa secuencia antológica, obviamente coreografiada minuciosamente, parece en efecto haberse improvisado al momento. Tal es su gracia y vitalidad. Su celebración de la vida. No exagero si digo que estamos ante una de las mejores instancias de baile en la historia del cine.
La vida de Chuck
( The Life of Chuck)
D: Mike Flanagan / G: Mike Flanagan, basado en un relato de Stephen King / F. en C: Eben Bolter / M: The Newton Brothers; canciones varias / Ed: Mike Flanagan / Con: Tom Hiddleston, Chiwetel Ejiofor, Karen Gillan, Benjamin Pajak, Mia Sara / P: Intrepid Pictures, Red Room Pictures, QWGmire, Film Nation Entertainment. Estados Unidos, 2024.
X: @walyder
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