El terreno de este reconocimiento continúa siendo una muralla difícil de atravesar para las mujeres, por ello, el fallo de la Academia a favor de Han Kang es una doble victoria: Primero, sobre el androcentrismo del Nobel y posteriormente, contra el eurocentrismo, pues sólo 4 personas asiáticas han sido reconocidas con un Nobel; todos, hombres. Yasunari Kawabata (Japón), Kenzaburo Oe (Japón), Gao Xingjjan (China) y Mo Yan (China), este último, en 2012.
Kang ha sido reconocida por su «intensa prosa poética que expone la fragilidad humana» y posteriormente, la institución compartió una llamada con la escritora donde refirió sentirse profundamente conmovida y que la noticia la había sorprendido cocinando junto a su hijo. La celebración de Han Kang será una tarde de té en familia.
La historia de una madre ama de casa que, un día, despierta sin deseos de comer carne tras vivir sanguinarias pesadillas, para posteriormente, deja de comer en absoluto.
Movida por el deseo de sacudirse de la depresión y de comenzar a vivir como un árbol, la historia confrontará los traumas humanos e históricos que atraviesan a la pequeña isla de Corea del Sur; esta obra titulada La Vegetariana es, tal vez, uno de los puntos primarios para entender los terrenos literarios de Han Kang, la primera mujer asiática y surcoreana en ganar un Premio Nobel.
A los 9 años, la escritora se mudó a Seúl y en 1993, publicó sus primeros poemas y dos años después, publicó un recopilatorio de cuentos «Amor de Yeosu«. El éxito comenzaría a llegar a principios del milenio, cuando en 2002 publicaría su primera novela titulada «Tus manos frías».
Uno de los sellos características de Han Kang es la facultad de exponer la frialdad del sistema patriarcal y violento de Corea del Sur, pues usualmente, sus obras son narradas desde la perspectiva de los hombres y sus protagonistas, son mujeres; narra los pensamientos desdeñables sobre el cuerpo de la protagonista, la violencia emocional, sexual, la misoginia de los hombres disfrazada de empatía y finalmente, la libertad onírica para sus protagonistas mujeres. Como por ejemplo:
«Así pues, fue natural que eligiera casarme con ella, que tenía el aspecto de ser la mujer más corriente del mundo. De hecho, jamás he podido sentirme cómodo con las mujeres bonitas, inteligentes, sensuales o provenientes de familias adineradas. Si al menos hubiera usado sostén con relleno, no me habría hecho quedar tan mal cuando la presenté a mis amigos.» (Fragmento, «La Vegetariana» de Han Kang)
Tres obras de Han Kang
Human acts (Actos humanos), 2014
Decir adiós, es imposible (2024)
Inseon ha sufrido un accidente y permanecerá internada un buen tiempo, su preocupación fundamental, será alimentar a su pájaro. Por esto, busca a Gyeongha, su amiga quien acepta moverse a su domicilio y cuidar del ave; es invierno y debe apresurarse si quiere llegar bien a la casa de Inseon.
Esta obra ya ha sido traducida al español y se apunta a que llegará a las librerías hispanohablantes bajo la editorial Random House a lo largo de 2025.
Blanco (2020)
La protagonista de esta historia ha cargado desde siempre un dolor existencial; algo duele y no la deja vivir tranquila. Con esta inquietud es que comenzará a buscar dentro de la cotidianidad qué es lo que la aqueja y cómo esto, se liga directamente con la muerte de su hermana a quien no conoció.
El hilo de la historia será el color blanco, considerado en la cultura asiático el color del luto y del duelo, indagará en todas aquellas cosas blancas que continúan albergando el dolor; las bombillas, el escritorio de su hermana, los faros de los autos que corren a medianoche y la luz que irradian las pantallas. Cuestionará la idea de cómo sanar algo que nunca se conoció, la existencia, la introspección y cómo librarse de la tristeza.
«Ella está sentada ante el escritorio como alguien que no sufre ningún dolor. Como si no hubiera existido nunca el tiempo en que el único consuelo era que la eternidad no podía ser nuestra» (Fragmento «Blanco» de Han Kang)
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