Fue detenida arbitrariamente en octubre de 2020 y primero trasladada a un penal de máxima seguridad en Morelos; posteriormente, gracias a su defensa, la trasladaron a la cárcel Neza Sur, en el estado de México. Decenas de irregularidades hay en su caso. Ha sido, desde el inicio, discriminada por su origen. Nunca en su proceso legal, por ejemplo, tuvo traducción al amuzgo.
El tribunal de enjuiciamiento del distrito judicial de Almoloya de
Juárez, estado de México, la sentenció a 21 años y nueve meses por robo con violencia
de un celular. No les importó que se comprobara con geolocalizador que
ella ni siquiera se encontraba en el lugar. Otra sentencia la condena a
10 años y 10 meses por ataque a las vías de comunicación. Esto se está
negociando con Caminos y Puentes Federales.
Hace unas semanas, todas las televisoras y las redes difundieron la imagen de un niño de 12 años entregándole en mano una carta a la presidenta Claudia Sheinbaum en su recorrido por Tlapa, el corazón de la Montaña de Guerrero. El niño es hijo de Kenia, y pidió su intervención para liberar a su madre injustamente presa. La Presidenta le pidió su número telefónico.
Kenia nunca ha negado su activismo político en la defensa del territorio y, específicamente, de los derechos de las mujeres. Antes de su detención fungía como coordinadora del Colectivo Libertario Zapata Vive y formaba parte del Movimiento por la Libertad de los Presos Políticos del Estado de Guerrero (Molpeg). Acompañaba a sobrevivientes de violencia machista y a familiares de víctimas de feminicidio, a personas injustamente privadas de su libertad y a los afectados por las actividades de empresas extractivas multinacionales en el territorio mexicano.
La defensa legal está solicitando un acuerdo reparatorio integral que abarque las 10 causas penales que existen contra Kenia. El fondo, como en cientos de casos más, es el derecho a la protesta de los pueblos versus la criminalización con la que el Estado responde.
tienen mucho qué hacer
salvadores del mundo, que meten las manos donde nadie los llama y que, en fin, andan muy bravos
solucionandoproblemas de terceros, la presidenta Sheinbaum les envía un atento mensaje: si quieren resolver las
dificultadeshabidas y por haber en la comunidad de naciones, entonces
empiecen por su país, porque
ellos tienen mucho qué hacer en Estados Unidos. Así de sencillo: la humanidad, siempre solidaria, puede esperar a que ello suceda, porque hasta ahora la permanente injerencia del imperio, siempre en nombre de la
pazy la
democracia, sólo ha causado enormes estragos hasta en el último rincón del planeta. Entonces, primero ellos, con el creciente consumo de drogas en primer lugar, pues éste no sólo implica decenas de miles de muertes cada año, sino que se ha convertido en el pretexto favorito de la Casa Blanca para agredir a quien se le pegue la gana.
En la mañanera de ayer, la mandataria mexicana lo dijo así: “¿cómo es que llega el fentanilo o cualquier otra droga –que no está bien que pase ilegalmente y nosotros hacemos nuestro trabajo en nuestro país–, pero cómo es que llega? ¿Qué pasa después de la frontera? ¿Quién opera la distribución de la droga? ¿Quién la vende en las ciudades estadunidenses, que han provocado tanta tragedia? ¿Dónde va el dinero de la venta en Estados Unidos?”
Algo más: ¿cómo es que hay armas en México de uso exclusivo del
Ejército de Estados Unidos? ¿Quién las vendió? ¿Cómo llegaron a nuestro
país? Entonces, hay una parte importante que ellos tienen que hacer en
su propio país, muy importante. ¿Cuál es la distribución final en las
calles de las ciudades? ¿O qué, no hay cárteles allá o delincuencia
organizada allá? Entonces, colaboramos, coordinamos, nos reunimos,
trabajamos juntos, pero siempre vamos a defender la soberanía
.
Así es: transcurrido más de medio siglo desde que el entonces presidente Richard Nixon anunció una ofensiva total
en contra de la droga y su consumo, el único resultado concreto ha sido
el incremento sostenido –en proporciones geométricas– de ambos
factores, calificados por aquel como enemigo público número uno
de Estados Unidos. Algo similar, con los mismos fines, decretó Ronald
Reagan a mediados de la década de los 80, con iguales consecuencias. Y
de ahí, en adelante. Eso sí, el combate a las drogas
ha servido
de pretexto, y de jugosos negocios, económicos y políticos (por ejemplo,
el Irán-Contras, en el que también participó Pablo Escobar) para meter
las narices y las armas en todas partes, mientras en su casa la bola de
nieve no deja de crecer.
El Informe Mundial sobre las Drogas 2024, elaborado por la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, ofrece un aperitivo
de los buenos resultados de la citada guerra
de los gobiernos estadunidenses. De él se toman los siguientes pasajes:
De más de 100 mil muertes por sobredosis de drogas registradas en 2022 en Estados Unidos, 81 mil 806 se atribuyeron a los opioides. Ello significa que los decesos por sobredosis de opioides prácticamente se han cuadruplicado desde 2010.
Más de 70 por ciento de las muertes por sobredosis de opioides ocurridas en Estados Unidos se produjeron en hombres; entre 2010 y 2022, ellas (principalmente por fentanilo) se multiplicaron por más de 24. En el mismo periodo, las muertes por sobredosis atribuidas a los psicoestimulantes (principalmente metanfetamina) también se multiplicaron por 18. De 2013 a 2020, en Estados Unidos las tasas de sobredosis de opioides sintéticos aumentaron 2 mil 209 por ciento en hombres y 991 en mujeres.
Además, el renacimiento de los psicodélicos
se sustenta en la
voluntad de comercializar, especialmente mediante inversiones
financieras, los avances en ese ámbito con el fin de promover su consumo
de forma supervisada o no
, anticipándose a los resultados de las
investigaciones científicas. En marzo de 2020 había más de 50 empresas
que cotizaban en bolsa relacionadas con este desarrollo en Estados
Unidos. Se prevé que en 2027 esta industria estadunidense habrá
quintuplicado el valor que tenían los consorcios en 2020, que ahora
aceptan inversiones externas. Por si fuera poco, la creciente demanda de
metanfetamina ha propiciado el desarrollo de fabricación casera.
Pero, dicen en Estados Unidos, el problema está en otros países
.
Las rebanadas del pastel
Y para los morenistas
porfirianos, la presidenta Sheinbaum también envió mensaje: si se aprueba la ley de cobranza delegada, la vetaré; el salario es intocable
.
X: @cafevega
Lo cierto es que si algunos no han resultado más dañinos se debe a que existen en el vecino país ciertos contrapesos que no dejan de matizar la estulticia. Sin embargo, nos encontramos ahora ante un caso extremo que justifica el surgimiento de serias dudas de que éste logre salirse por completo de madre y sus daños resulten de plano irreversibles.
No se trata aquí de echarle más leña a la hoguera hablando de lo que ya se ha dicho tanto del tal Trump, pero no está de más felicitarnos a nosotros mismos por la cohesión general que se ha conseguido en nuestro país, en aras de una cohesión en torno a nuestro gobierno legítimo y sustentado en una cauda de sufragios que nunca se había visto.
Es el caso de que, incluso, fuertes sectores de la oposición han dado unas muestras claras y contundentes de solidaridad y de recia mexicanidad.
Creo que no somos pocos quienes hemos sentido vibrar en nuestro
interior aquello que hemos cantado todos miles de veces, habitualmente
sin ponerle mucha atención: ¡Mexicanos al grito de guerra...!
Sin embargo, lamentablemente, no faltan los prietitos en el arroz
inspirados en sus fracasos y ansias frustradas, a la manera de aquellos
próceres que fueron a Miramar a ofrecer el trono de México a
Maximiliano de Habsburgo, a diferencia de lo que se dice de aquel
general Miguel Negrete, activo en el bando conservador, quien, en
vísperas de la batalla del 5 de mayo, se puso a las órdenes de Ignacio
Zaragoza, argumentando que tenía patria antes que partido
.
No son pocos los mexicanos, es cierto, que ahora actúan a la sombra del mismo aserto y rumiando aquello de patria tus hijos te juran exhalar en tus aras su aliento, si el clarín con su bélico acento, los convoca a lidiar con valor
, que también hemos cantado tanto, con frecuencia sin reparar bien a bien.
Hijos de un priísta distinguido, de los buenos, ahora abocados a los sectores más conservadores de la sociedad, llevan y traen la idea de que la culpa de los desfiguros de Trump se debe a López Obrador.
El señor presidente de Estados Unidos es un orate. Ellos lo eligieron: su tan cacareado y cacarizo sistema democrático da lugar a una aberración de esta índole.
Allá ellos con sus cosas, pero que mexicanos, hipotéticamente de pura
cepa, se pongan de su lado o pretendan sacar provecho de semejante
orate nos permite suponer que se trata de unos verdaderos jijos de la trumpada
.
Lo bueno es que del otro lado
ya emergieron por doquier las protestas contra el presidente-delincuente
,
el cual, según vaticinan los expertos acabará muy mal: en el tanque o
como víctima de un magnicidio, pero de que va a hacerle daño a la
humanidad, no cabe duda alguna.
no gubernamentalesen todo el mundo (nueve de cada 10 medios en Ucrania) y el intercambio entre el presidente de Panamá y el nuevo jefe del Departamento de Estado de Estados Unidos por las tarifas de los barcos que pasen por vía de su canal. El primer suceso es, por supuesto, el de la construcción de escándalos mediáticos en contra de los personajes del mundo que le son opuestos a los intereses corporativos de EU con dos focos que en América Latina y, especialmente, en México fueron muy obvios: la idea de que la corrupción requiere vigilancia de organizaciones
civiles, con lo que se infiere que los sobornos y los conflictos de interés son sólo de los funcionarios públicos (y no de las empresas, entre ellas, los propios medios que recibían el pago de la Usaid), y el otro, el tema de la violencia del crimen organizado que, en algún momento, se trató de ligar con el Ejército Mexicano, pero que jamás tocó siquiera la venta de armas de Colt Defense, Glock, US Ordenance, Inc., y Trijicon, Inc., a los grupos criminales, mientras se las vendía, también, a los gobiernos prianistas del Plan Mérida. El tema de la corrupción gubernamental tuvo una serie de
reportajespagados por la Usaid a
Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad, que no llegaron más que al desmentido: que si el cacao había sido domesticado por los olmecas sólo para que los hijos del presidente López Obrador pusieran una microtienda de chocolate; que si la nuera del mismo presidente le había rentado una casa a un directivo de una petrolera texana que tenía contratos con Pemex hace unos 20 años antes de que, incluso, naciera la misma nuera; y el de que los médicos cubanos que llegaron a ayudar en el problema de salud pública en zonas marginadas eran realmente esclavos.
En el caso de la violencia, se hicieron acrobacias mediáticas para
designar como acciones terroristas desde el ataque a la comunidad de
mormones radicales en Chihuahua, Le Barón (noviembre 2019), hasta las
quemas de automóviles en Jalisco, Chihuahua y Guanajuato (agosto 2022).
Eso motivó poner en la agenda de la oposición de derechas que EU
interviniera como si los criminales que operan en México fueran
terroristas que buscaban debilitar la seguridad interior de esa nación a
golpes de pastillas de fentanilo de millones de adictos que deberían
atenderse por el sistema público de salud. A últimas fechas, además, esa
misma oposición ha fantaseado con la idea de que aviones y barcos
militares estadunidenses patrullan los mares mexicanos y de que se
cumpla su quimera de que Andrés Manuel sea encarcelado por saludar a la
mamá del Chapo Guzmán. Festejaron con igual jolgorio que el Departamento de Justicia de Donald Trump se proponga ahora la eliminación total de cárteles trasnacionales
.
En el otro suceso, el del Canal de Panamá, embona con la actividad
frenética de los medios financiados por la Usaid. Como sabrán, tras una
reunión del presidente de ese país, José Raúl Mulino, con Marco Rubio,
nuevo jefe del Departamento de Estado, ésta secretaría emitió un
comunicado donde aseguraba que los buques de guerra estadunidenses
podrían transitar sin pagar tarifas. Ante ello, Mulino lo desmintió y se
refirió al boletín como una falsedad intolerable
porque se mentía en un comunicado oficial de EU. Rubio todavía respondió: No
estoy confundido sobre Panamá, tuvimos conversaciones, pensé que había
pasos firmes, expectativas que dejamos claras en esas conversaciones
.
En esa frase se encierrra cómo se ensamblan ambos sucesos: ya no se
requiere que la Usaid haga propaganda sucia usando medios que no lleven
su firma, sino que ahora es el propio Departamento de Estado el que hará
esa función. Ya no gastarán en que otros mientan por ellos, sino que lo
harán ellos directamente. Rubio lo dejó claro: su departamento dice que
llegaron a un acuerdo con Panamá sobre los buques de guerra
estadunidenses porque él lo planteó en la conversación. Exponer una
propuesta no es llegar a un arreglo. Una decisión no es lo mismo que un
deseo. Uno puede querer el acceso gratis al canal, los minerales de
Groenlandia o que los cárteles desaparezcan, pero eso no constituye que
existan en el mundo real. De igual manera, en el caso mexicano, un
comunicado oficial de la Casa Blanca dijo: Los cárteles mexicanos son
los principales traficantes de fentanilo, metanfetamina y otras drogas
en el mundo. Estos cárteles tienen una alianza con el gobierno de México
.
Aunque después aclaró que se refería a Genaro García Luna en el sexenio
de Felipe Calderón (2006-2012), la idea de sembrar memes que sustituyan
a los hechos está en la espina dorsal del neo-Usaid, es decir, del
nuevo Departamento de Estado de Marco Rubio.
Sustituir el hecho por un meme, aunque sea oficial, entraña lo que se conoce como una metamentira
, el clásico: Yo pensé que era verdad
.
Se usan en una combinación entre verdades y falsedades notables: el
fentanilo mata como a 100 mil estadunidenses al año (verdad); los
cárteles mexicanos pasan el fentanilo por la frontera (semi-verdad
porque 80 por ciento de los detenidos son ciudadanos estadunidenses) y
bombardear Sinaloa y Jalisco terminaría con el problema (falso). El meme
se instala sobre los prejuicios de antemano asimilados como sesgos y
provocan seducción de unos y miedo de otros: los cárteles mexicanos
están matando estadunidenses, no el veneno al que se hicieron adictos
porque las farmacéuticas como Purdue promovieron el uso de opioides
sobre la falsedad de que no creaban farmacodependencia; son terroristas
aunque no usen bombas, sino pastillas, y aunque las armas que empleen
sean 80 por ciento estadunidenses, eso no importa porque los muertos son
mexicanos, es decir, los que están matando estadunidenses.
No hay referente en la realidad, sólo un juego de equivalencias entre percepciones, falsedades, deseos, en los que se improvisa todo el tiempo el sentido. La política trumpista se enfoca en la ausencia de lo real donde ya no existe la ambigüedad, sino que la postura sólo puede ser artificial, ya sin referencia a una necesidad e, incluso, a una justificación o a un hecho real. Con Trump no la pasamos en el desciframiento cuando, en verdad, no hay nada que descifrar. El hacer a América grande otra vez está ahí para ocultar que ya desapareció.
Una parte del electorado republicano que hizo repetir a Trump en la Presidencia de ese país cree en las conspiraciones en las que, si presentas pruebas, aunque sean falsas, demuestras el hecho y, si no las presentas, es porque han sido eliminadas, lo que comprueba la conspiración. El meme oficial es circular en ese sentido, pero lo es también en otro: creer que Trump esparce el caos porque, en el fondo, está viendo qué pesca o tiene un plan tan elaborado de carambolas complicadísimo que ya nadie sabe qué pretende. A juzgar por su desempeño en el primer periodo presidencial, no creo que ése sea el caso. Más bien su práctica política es simular que una falsedad es verdad para satisfacer a su audiencia previamente sesgada. La desaparición de la Usaid es momentánea, mientras todo el gobierno de Trump se afinca en un presente alterno y se ahorra el andarle pagando a otros para que lo instauren.
Suma y sigue. Ninguna de sus medidas adelantadas durante la campaña tiene visos de no ser puesta en marcha: desde la persecución a los inmigrantes ilegales hasta declarar zona de emergencia la frontera con México, colonizar Groenlandia y reconquistar el canal de Panamá.
Es mejor tomarlo en serio; la manera de enfrentarse a su mandato no pasa por reír de sus excesos, manifestar sorpresa o incredulidad. Pareciera ser que el mundo, escandalizado, no atina a dar una respuesta. Su decisión de subir los aranceles, enviar aviones con deportados a Colombia y señalar que la soberanía de México le importa un carajo no es problema menor.
Trump advierte y va de frente. No recuerdo a John F. Kennedy dar conferencias de prensa anunciando la invasión a Bahía Cochinos. Tampoco a Lyndon B. Johnson dando el día y la hora del desembarco de marines en República Dominicana. En octubre de 1983, Ronald Reagan invadió la isla de Granada sin publicarlo en la prensa. George H. W. Bush dio luz verde a la operación Causa Justa para invadir Panamá en 1989. Sus marines ingresaron en territorio panameño provocando la muerte de miles de civiles; todas acciones encubiertas y secretas.
Sin embargo, Donald Trump ha decidido, junto con sus asesores, darles visibilidad y convertirlas en un plus. Amenazas en directo para obtener rendición sin condiciones y aceptar sus demandas. No le importa. Se siente poderoso. Naciones Unidas no cuenta, la Organización del Tratado del Atlántico Norte es su juguete y el resto de instituciones hacen de comparsas. La Unión Europea no atina, y a decir de la presidenta del Banco Santander, Ana Botín, en Davos, va camino de transformarse en un museo de antigüedades.
Su propuesta de convertir Canadá en un estado de la unión debería ser suficiente para alertar del peligro. Sus planes para América Latina parecerán una locura, faltos de toda lógica, pero no cejará en su empeño por llevarlos a cabo. Con México toma una postura de fuerza, desplegando sus fuerzas armadas para luchar contra la migración ilegal en la frontera con Tijuana ( sic). Da su apoyo a Javier Milei, al presidente de El Salvador, Nayib Bukele; invita al ex presidente Jair Bolsonaro a su toma de posesión. En su mente, retornar a la política de la zanahoria y el garrote. No son bravuconadas, son decisiones políticas. Marco Rubio, responsable de la política exterior, no es Henry Kissinger, un criminal con clase y premio Nobel de la Paz. Nunca antes la política exterior de Estados Unidos hacia América Latina ha estado marcada por tanto desprecio.
La pelota está en nuestro tejado. Insistir en los riesgos de una conflagración mundial supone desconocer el mapa de los conflictos regionales azuzados por Estados Unidos y socios europeos. El tiempo de la paz es mera retórica. La intervención política, el financiamiento y apoyo a la extrema derecha planetaria por Donald Trump es palpable, apoyando a Benjamin Netanyahu en Israel y las autocracias petroleras de jeques en Arabia Saudita o Qatar. La idea de expulsar a los palestinos de Gaza, permitir más asentamientos de colonos sionistas en los territorios ocupados, profundiza el genocidio del pueblo palestino.
No perdamos el norte. La democracia no forma parte del actual orden mundial. En su lugar tenemos un trampantojo, un individualismo enraizado en una sociedad de mercado, puesta en pie a fines de los años 70 del siglo pasado. Conservadores, socialdemócratas, eurocomunistas, nueva izquierda, democristianos y liberales fueron los padres del neoliberalismo; si defendían a Keynes terminaron en Hayek. Desregular, privatizar, flexibilizar y descentralizar fue su mantra.
Margaret Thatcher, Ronald Reagan, Felipe González, Giulio Andreotti, Silvio Berlusconi, Salinas de Gortari, Vicente Fox, Ricardo Lagos, Michelle Bachelet, José María Aznar, Helmut Kohl, Jacques Chirac, François Mitterrand, Carlos Menem, Fernando Henrique Cardoso, Carlos Andrés Pérez, Alan García, César Gaviria o Álvaro Uribe fueron sus impulsores. Trump es su hijo pródigo, aunque les pese.
Los gobernantes actuales, salvo excepciones, se plegarán a sus deseos por miedo, cobardía o afinidad política. No ha pasado un mes en la Casa Blanca y ya se atisba, al menos en América Latina, la formación de un frente, asentado en las mejores tradiciones de la lucha antimperialista. Los ejemplos de José Martí, Lázaro Cárdenas, Jacobo Árbenz, Fidel Castro, João Goulart, Juan Bosch y Salvador Allende, entre otros, hablan de la defensa de la soberanía y las luchas por la dignidad de nuestra América. No es tiempo para cobardes.
Siempre hay halcones al acecho cuando de carreras armamentísticas se trata y el runrún hace tiempo que se escucha, pero la guerra en Ucrania está a punto de cumplir tres años, el auge de China no es a estas alturas ninguna novedad y Jean-Marie Le Pen ya llevó a la extrema derecha a una segunda vuelta de las elecciones francesas hace 23 años con un discurso xenófobo y contra la migración. Es decir, el elemento disruptivo no es otro que Trump.
En primer lugar, amenazando a Groenlandia ha puesto el ojo sobre un territorio bajo soberanía danesa. Es francamente difícil imaginar tanques estadunidenses ocupando una isla que forma parte de un miembro de la Unión Europea y de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), pero la amenaza ya está hecha, el foco está fijado y ahora parece que hay que darle algo a Trump para que calme sus ambiciones. Ese es su esquema negociador.
En segundo lugar, ha vuelto con fuerza la cantinela del reducido
gasto militar europeo. En la visión de Trump, en términos de defensa,
los países del viejo continente son parásitos que viven gracias al
denodado esfuerzo bélico estadunidense, que derrocha generosidad por
medio de la OTAN. Ya en su primera legislatura, exigió que los países de
la Alianza Atlántica gasten 2 por ciento del PIB en sus ejércitos –ocho
siguen sin hacerlo–. Por supuesto, Trump pasa por alto la subordinación
de la OTAN a los intereses estratégicos de Washington o el superávit
comercial del que disfruta en esta materia. De nuevo, todo ello da
igual, porque el foco ya está situado y, otra vez, parece obligado a
sacrificar algo en el altar de este caudillo al que no le baila el
peluquín al afirmar que Europa ha tratado muy, muy mal a Estados Unidos
.
Son tiempos extraños que nos muestran a Dinamarca, un freno histórico a los esfuerzos por mayor integración política europea, pidiendo mayor unidad a sus socios continentales. Igual que no deja de ser irónico ver al antiguo ministro holandés de finanzas, Mark Rutte, adalid de la austeridad presupuestaria y azote de los países del sur de Europa durante la crisis financiera, pedir ahora (como secretario general de la OTAN) mayor gasto público para impulsar el esfuerzo bélico.
El caso es que dos declaraciones incendiarias de Trump han sido suficientes para elevar el ardor guerrero de los líderes europeos y presentar el aumento del gasto militar como algo imprescindible, para lo cual se van a flexibilizar las estrictas normas de déficit con las que los europeos atan de pies y manos sus presupuestos, algo de lo que Estados Unidos no sufre gracias a un superpoder llamado dólar, el cual Trump también olvida en su retahíla de agravios.
Pero los líderes europeos tienen un problema. En general, las sociedades del continente no son nada militaristas. El ejército es algo ajeno al europeo común. No es sólo una sensación, prácticamente todos los ejércitos del continente tienen problemas para reclutar soldados. En una situación ordinaria, los gobiernos tendrían muy difícil justificar un aumento del gasto militar en un contexto en el que numerosas economías coquetean con la recesión. Necesitan alimentar un clima de guerra y amenaza que presente como inevitable un gasto militar que en una situación normal sería inaceptable. Doctrina del shock. De ahí la retórica bélica que impregna los discursos del establishment europeo de forma cada vez más intensa.
Nos asomamos a una peligrosa pendiente resbaladiza: si estamos en una situación prebélica, necesitamos prepararnos con armas y ejércitos; si tenemos armas y soldados a punto, ¿por qué no solventar con ellos disputas que bien podrían resolverse con diplomacia? Los dos principales focos bélicos que ocupan a Bruselas ahora mismo son Ucrania y Medio Oriente, y ambos eran reconducibles con una política exterior más inteligente y respeto a la legalidad internacional. Que nadie diga que estas guerras son inevitables.
Este rearme se da, además, en un contexto de auge de la extrema derecha en todo el continente. Esta película ya la hemos visto en Europa y no acaba bien.
Ya sabemos que hay guerras justas, que los ucranios tienen derecho a repeler con las armas la invasión rusa, igual que a los palestinos les sobran las razones para alzarse contra Israel. Sabemos que la guerra puede ser la paz del futuro, como dice la canción. Pero si lo terrible se aprende enseguida y lo hermoso nos cuesta la vida, pareciera que lo obvio directamente se olvida: a más armas, más guerras.
En los municipios de Metlatónoc y Cochoapa el Grande, hay niños y niñas que no cuentan con actas de nacimiento, cartillas de vacunación ni certificados de educación básica. Son los indocumentados de la Montaña que crecen con el estigma de su indianidad y engrosan las filas de la población analfabeta. Se preparan para el peonaje sin tener oportunidad de desarrollar sus capacidades cognitivas, tecnológicas y artísticas. Las faenas en el cerro forjan su acero para enrolarse desde los 12 años en campos agrícolas. Sus vidas van de surco en surco: limpiando terrenos, sembrando semillas y recolectando vegetales y frutas. Siempre lejos de sus comunidades.
Muy temprano preparan su itacate para aguantar la pesada carga de las arpillas de 30 kilos. Soportan los rayos del sol y el peso sobre sus hombros mientras esperan su turno para descargar chiles en los camiones del patrón. Obtener un pago de 400 pesos implica una jornada extenuante. Sacrifican su descanso y comen a prisa para alcanzar la meta. Padres e hijos se guarecen en casas derruidas porque los techos sin agua ni luz también son caros.
Los niños y niñas que tuvieron el privilegio de terminar la secundaria en las cabeceras mu-nicipales se dispersan por las ciudades en bus-ca de trabajo. Varios se han aventurado a cruzar la frontera, pocos libran los peligros y amenazasde la delincuencia. Quienes resisten la travesíapor el desierto son los afortunados de la Montaña. Beato Ortiz, indígena na savi de Metlató-noc, perdió a su hermano en el trayecto a Phoe-nix, Arizona. Ya no le dio tiempo llegar al coche que los esperaba para apretujarse en la cajuela. Arribó a Estados Unidos sin saber qué hacer ni a dónde ir ante la pérdida de su hermano.
Por su corta edad no pudo conseguir trabajo. Aprovechó su estancia para aprender inglés y estudiar la secundaria en Richmond, Virginia. Logró ingresar al noveno grado. El estudio le abrió otros horizontes, constató lo difícil que es ser aceptado como ciudadano de otro país. Pronto encontró trabajo en una fábrica de carritos para supermercado. Probó suerte en una empacadora de cigarros, deambuló por varios restaurantes y hoteles, hasta que tuvo la idea de vender artesanías mexicanas y playeras en el mercado de la pulga. Con sus ahorros viajó a Puebla para comprar una tortillería. Extrañaba, como muchos paisanos, el sabor de las tortillas recién salidas del comal.
A la vuelta de 10 años, Beato cuenta con cuatro tortillerías y un restaurante de comida mexicana. Más de 35 personas latinas trabajan en sus negocios. Ha crecido en él su amor por su tierra, su gusto por hablar el tu un savi y su compromiso por defender a sus paisanos. Sin pretenderlo ha liderado la lucha de los pueblos indígenas en Richmond, Virginia. Con la llegada de Trump se ha encargado de difundir en su lengua materna los derechos que tienen como personas migrantes. A sus paisanos les ha dado pautas para tomar medidas preventivas y les sugiere que no se aíslen. Como parte del pueblo ñuu savi aprendió a respetar la cultura de cada individuo, a reconocer que somos diversos y que las identidades de cada ciudadano nos hermanan en la lucha por nuestros derechos.
Para Beato la investidura del presidente Trump no le da la autoridad para denigrar a los migrantes cual criminales, menos para tratarlos como seres sin dignidad y sin derechos. Los policías tampoco encarnan la ley, sus armas no son para agredir a las personas ni para introducirse a los domicilios. Es reprobable y ofensivo que encadenen a los migrantes. El presidente sabe que todos lo somos: sus padres y su esposa fueron migrantes. No debe olvidar que migrantes somos y en el camino andamos.
Para la comunidad ñuu savi de El Platanar la postura antimigrante de Trump es para infundir miedo. Con su lenguaje beligerante trata de intimidarnos. Quiere más guerra. Trata de enemigos a quienes no somos blancos. Desprecia a los jóvenes pobres que llegan de otros países. Por ser señor rico se comporta como patrón déspota. No sabe que en este mundo todos nos necesitamos, por eso debemos respetarnos.
Las autoridades de El Platanar cada año cumplen con la costumbre de elegir a los nuevos mayordomos de la Virgen de Guadalupe y de San Francisco. Con la persecución a los migrantes, varios padres de familia se negaron a desempeñar estos cargos. Los jóvenes que están en Nueva York comentan que no trabajan por temor a que la migra los detenga. La incertidumbre que impera preocupa a los pobladores porque las fiestas se cancelarían. Ante la amenaza de Trump, la comunidad se prepara.
La costumbre es que cada cinco años salga un grupo de jóvenes a Nueva York con la encomienda de apoyar a sus familias y juntar dinero para las mayordomías. Son cargos imprescindibles que los padres tienen obligación de hacer en representación de sus hijos. El prestigio de la comunidad y de los mayordomos depende del éxito que tengan las fiestas. Para los habitantes de El Platanar la comunidad puede sucumbir si las fiestas se cancelan, por eso, la encomienda de los jóvenes es juntar dinero para la comunidad. En el último trimestre de 2024 los migrantes enviaron a la Montaña 145 millones 991 mil dólares, la cifra más alta del estado. Este esfuerzo extraordinario se puede resquebrajar con las decisiones impredecibles de Donald Trump.
Algunas famosos ya no son materia de recuerdos porque pasaron de moda; otras han sido víctimas de una represión de la memoria porque se les ha querido borrar de la historia y ése es el caso de la vieja guardia bolchevique que rodeaba a Lenin y cuyos nombres fueron excluidos en toda clase de medios impresos y cinematográficos que campeaban en la fenecida Unión Soviética. Se ha expulsado con frecuencia de la historia universal a mujeres notables, grandes inventoras y descubridoras científicas de aspectos ignotos de la realidad, como en el caso de Hedy Lamarr, quien sólo fue conocida por su excepcional belleza como actriz y no por la contribución de sus inventos tecnológicos para combatir a las hordas nazis. Puedo citar el caso de muchas féminas cuyos descubrimientos fueron expropiados por hombres allegados a ellas, siendo reconocidos como los verdaderos autores de esos beneficios.
Antes del movimiento estudiantil de 1968, los revolucionarios magonistas casi no eran mencionados en los textos de historia o se les vituperaba de traidores. A principios de los años 70, el escritor Mauricio Magdaleno pretendía que el nombre de Ricardo Flores Magón se inscribiera con letras de oro en la máxima legislatura del país, alegando que los magonistas habían sido fieles partidarios de Madero. Le expuse a don Mauricio que los magonistas no fueron partidarios de Madero, sino todo lo contrario. Por fortuna, después del movimiento se ha conocido la gran aportación que esos revolucionarios a las luchas de emancipación de los trabajadores en México y en Estados Unidos.
En todos los campos de la actividad humana han existido héroes anónimos y desconocidos, lo cual contrasta con el hecho de que no pocos sujetos mediocres o ineptos han sido ampliamente conocidos.
En una contribución sin par, Luis Her-nández Navarro, en sus artículos en La Jornada, ha difundido las identidades y obras de importantes luchadores sociales.
Jesús Antonio Machuca Ramírez fue un sociólogo investigador del Instituto Nacional de Antropología e Historia. Me llama la atención que en el mundo intelectual de nuestro país no sea ampliamente reconocido y que, en cambio, se celebre a supuestos magos del intelecto que no hacen gala de tenerlo en demasía. Realizó una extraordinaria tesis en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM: Internacionalización de la fuerza de trabajo y acumulación de capital: México-Estados Unidos (1970-1980), donde analizaba a fondo el fenómeno migratorio a escala planetaria, predecía y pronosticaba lo que ocurre en nuestros días; asimismo, como miembro del Seminario Permanente de Estudios Chicanos y de Fronteras llevó a cabo relevantes estudios y trabajos de campo en los asuntos prioritarios que se examinaban en esa entidad.
Posteriormente, Machuca se convirtió en el principal estudioso del patrimonio cultural mexicano, que es base de la existencia del INAH. Habría que preguntarse por qué su obra todavía es desconocida incluso en las ciencias sociales.
En primer lugar, su obra es de carácter crítico y no apologético respecto a la relación del Estado mexicano con el patrimonio cultural; en la época del priato y del neoliberalismo, las aportaciones gubernamentales al sector cultural decayeron; en la época de su dominación, tanto la educación como la cultura fueron consideradas asuntos marginales en el desarrollo del país.
En la época de Alfonso Caso y sus seguidores, el INAH se fue apartando de la trayectoria progresista de sus orígenes y se transformó en una institución donde la investigación científica devino en baluarte del indigenismo asimilacionista de las clases dominantes en el país, que discriminaban a las clases sociales subordinadas, lo cual se expresaba en que la cultura se analizaba desprendiéndola de sus raíces económicas y sociales. En este marco, la obra de Machuca no era reconocida ni se entendía su relevancia. Lo que fracasó fue el entorno, una institución saboteada por el propio Estado que la creó, pero que mantiene su tradición gracias a los notables esfuerzos de sus trabajadores como el propio Antonio Machuca.
Lamentablemente falleció el 27 de diciembre de 2024. Hoy es necesario revisar y validar su excelente obra; por ello, se invita a asistir al homenaje a Antonio Machuca el 15 de marzo en el Museo Nacional de Antropología de 11 a 19 horas.
No es un desarrollo empujado por la demanda
. Tiene poderosos
actores que lo impulsan agresivamente: la oligarquía tecnológica que
ahora gobierna desde Estados Unidos sin tener ni un voto (https://tinyurl.com/2z3faabt). Es una estrategia deliberada para aumentar la dependencia de los usuarios y el control sobre datos y conductas de éstos.
Tecnologías con inteligencia artificial general existen desde hace décadas y pueden o no ser útiles para automatizar algunas actividades, dependiendo del contexto, necesidades, alternativas, costos e impactos que conllevan. El desarrollo reciente de la llamada inteligencia artificial generativa (IAG) se diferencia en que no sólo recopila y sistematiza datos, también produce nuevo contenido que puede ser textos, imágenes, sonido, incluso nuevas formas biológicas. Ese tipo de inteligencia artificial sustenta aplicaciones como ChatGPT y similares. Requiere procesos amplios de entrenamiento con grandes modelos de lenguaje y conjuntos de datos cada vez más voluminosos, todo lo cual conlleva un aumento exponencial del uso de computadoras, servidores, infraestructura y, por tanto, de energía, agua, recursos y generación de contaminación y basura (https://tinyurl.com/39vzy8mv).
La digitalización en todas las ramas industriales y su uso individual en plataformas y redes sociales genera inmensos volúmenes de datos que para funcionar requiere muchas computadoras interconectadas, o sea centros de datos que puedan almacenar, procesar, extrapolar, reinterpretar. Estos centros son la base física de las nubes de computación. Actualmente, tres de las mayores empresas de la oligarquía tecnológica –Amazon, Microsoft y Google– controlan 66 por ciento de las nubes de computación a nivel global y, junto a Meta (dueña de Facebook), 70 por ciento de los cables submarinos.
Cecilia Rikap, de la University College de Londres, entrevistada en la serie Data Vampires del analista canadiense Paris Marx, explica que las grandes tecnológicas establecieron una estrategia deliberada de centralización de la información digital en sus meganubes. Se presenta ante empresas, instituciones y gobiernos como una solución eficiente para no crear su propia infraestructura digital, con contratos que supuestamente pueden interrumpir. En realidad, debido a las permanentes actualizaciones de programas y aplicaciones de interconexión, se hace muy difícil a los que contratan esos servicios poder retirarse e incluso controlar el uso de su información. Las dueñas de las nubes ganan vendiendo el servicio, mientras aumentan su acceso a más datos y ganan con el negocio de vender o usar la interpretación de éstos para influenciar elecciones de consumo, políticas o cualquier otra (https://tinyurl.com/y5ammzkw).
En 2018 había 430 grandes centros de datos a nivel global. A finales de 2023 eran 992, actualmente superan el millar. Con el uso de inteligencia artificial generativa, se estima que la cantidad de grandes centros de datos se duplicará cada 4 años, la mayoría a hiperescala, categoría para los que tienen más de 5 mil servidores y 10 mil pies cuadrados de superficie. Por ejemplo, Amazon Web Services (AWS) está instalando un centro con más de 50 mil servidores en Minnesota (https://tinyurl.com/yxmy3a7x).
Con el éxito de ventas de ChatGPT, todas las grandes tecnológicas han invertido en desarrollar aplicaciones con IAG. China acaba de anunciar DeepSeek, una aplicación mucho más barata que las de EU (https://tinyurl.com/mup99p2t). También han incorporado sistemas de IAG a los buscadores, teléfonos móviles y diversos dispositivos, a menudo sin dar opción a no usarlos, lo cual multiplica exponencialmente la demanda de agua y energía sin que podamos decidir sobre ello.
Según Sasha Luccioni, científica informática entrevistada en Data Vampires, la diferencia entre hacer un cálculo matemático en una calculadora manual con batería solar o usar ChatGPT, puede multiplicar hasta 50 mil veces el uso energía. Una pregunta y respuesta en ChatGPT o un buscador con inteligencia artificial consume entre 0.5 y un litro de agua (https://tinyurl.com/yxmy3a7x). Además, sujeto a frecuentes errores y sin dar fuentes.
El requerimiento de agua y energía es brutal y ha llevado a conflictos con varias poblaciones donde se instalan los centros de datos (https://tinyurl.com/5n8rtfnd). Singapur, Irlanda y Países Bajos han establecido moratorias a la instalación de dichos centros por el alto uso de recursos.
En América Latina, los principales sitios de instalación de megacentros de datos son Sao Paulo, Brasil, y Querétaro, México. En tercer lugar está Quilicura, en Santiago de Chile, donde ya hay protestas de la población contra estas instalaciones (https://tinyurl.com/5n8rtfnd).
Los impactos locales y globales ambientales, de salud, sociales, políticos de la IAG son graves y sobre todas y todos. Las ganancias son para un pequeño grupo de ultrarricos.
* Investigadora del grupo ETC
Dicen los aplaudidores que el gran mérito de Emilia Pérez es su desarrollo narrativo en clave de musical. Quizá soy un anticuado extemporáneo, pero el hecho es que cuando presencio una película musical espero, deseo, que la música posea los valores mínimos necesarios del género. Sin embargo, la parte musical de Emilia Pérez ostenta textos atroces sin ton ni son, sin ritmo, ni metro, ni poética alguna, envueltos en una música sosa y olvidable (firmada por Clément Ducol y Camille Dalmais), todo ello cantado sin afinación, sin un flujo musical perceptible, por voces anodinas y, sobre todo, sin la menor convicción; las coreografías complementarias son igualmente torpes. El asunto de los horrendos textos de las canciones permea a la película entera, que parte de un guión que parece haber sido escrito por Alexa y en el que se comete un asesinato interminable de la lengua castellana, asesinato que por cierto ya se ha estado cometiendo impunemente en otras instancias, oficiales o no. Y esos diálogos insulsos están dichos macarrónicamente por una colección de acentos latinos de chile, de dulce y de manteca, lo que hace al asunto doblemente inverosímil. La razón, o excusa, o pretexto, o justificación, dicen los responsables de Emilia Pérez, es que no encontraron en México intérpretes de calidad para asumir los roles de la película. ¡Qué estupidez! ¿De verdad no hay en esta nación una actriz competente capaz de abordar con prestancia, eficacia y profesionalismo las labores actorales y musicales de la muy mediocre Selena Gómez? ¡A otro perro con ese hueso!
Si bien me parece que esta película anti-musical tiene mucho de criticable, también creo que se equivocan los patrioteros chovinistas al rasgarse indignados las vestiduras porque, según ellos, el director Audiard pinta un retrato falso y denigrante de este país. Ni siquiera eso; Audiard no pinta nada, simplemente se ha dedicado a acumular, sin coherencia alguna, una serie de burdos brochazos de lo que él considera que son los Temas Tremendos del México Moderno, y no alcanza siquiera a rascar la superficie de ninguno de ellos. Frente a ese retrato fallido y tendencioso que ha intentado el director, el retrato real del país puede ser deducido a partir de nuestras propias percepciones como ciudadanos, de lo que dicen y callan los medios, y de lo que dicen y callan las fuentes oficiales.
Justo es decirlo, en medio del horror musical de los cantos y danzas de Emilia Pérez hay un par de momentos estimables de música extradiegética (de fondo, pues) y una, una sola secuencia de buen cine, que podría describirse como la Coreografía de los Fusiles. Más allá de eso, nada que no sea posible ver y oír en cualquier capítulo de cualquier narcotelenovela porque, encima de todo y considerando los asuntos sociales, criminales, políticos y de género que intenta explorar, Audiard ha perpetrado una película pudibunda y timorata.
Todo ello no ha impedido a los opinadores empoderados ir por el mundo alabando este fallido filme, vociferando sin cesar ¡Esto es arte, esto es arte, esto es arte!
,
sintiéndose muy disruptivos, muy posmodernos y muy progres; no hay aquí
más que un simple alarde de oportunismo coyuntural. Encima de todo, ya
está puesta la mesa y diseñada la estrategia infalible para quienes se
han dedicado sin pudor a inflar esta mala película, por las razones que
sean: si cuando llegue la fétida y tediosa ceremonia de los premios
Óscar Emilia Pérez arrasa con los premios, se ufanarán de
haberla apoyado y promovido; en caso contrario, señalarán con dedo
flamígero a los decrépitos académicos por racismo, exclusión y
discriminación de género y transgénero. No hay pierde: el victimismo de Emilia Pérez ya
está preparado y garantizado. Eso sí, los disruptivos vociferantes
estarán felices si en la ceremonia se canta y se baila ese genial e
imperecedero número musical que es la Conga de la vaginoplastia.
En esencia, se trata de una variante de la premisa seguida por Alexander Payne en Entre copas (2004), o sea una road movie cómica entre dos personajes masculinos disímbolos, uno de los cuales es insoportable.
Sobre un guion del propio Eisenberg, se narra el viaje a Polonia realizado por David (Eisenberg) y Benji (Kieran Culkin), dos cuarentones judíos, primos paternos que se han criado casi como hermanos. La abuela, muy querida de ambos, ha fallecido recientemente y eso los ha motivado a hacer un tour al país de sus antepasados.
El par se une a un tour guiado por el británico James (Will Sharpe), que reúne a personas disímbolas, todas judías. Desde luego, la visita incluirá temas muy sensibles en relación con el Holocausto, con todo y una vuelta por un campo de exterminio nazi.
El chiste central es que Benji resulta ser un adolescente trasnochado, un personaje que no tiene filtros para pronunciar sus sentimientos del momento, aderezados siempre con el término fuck, aunque le cause serios bochornos a David.
Así, hará posar para la foto a todos los miembros del tour frente a un monumento de la insurrección de Varsovia, lo cual al segundo le parece una falta de respeto. Y peor aún, cuando todos viajan en un tren en primera clase, a Benji le parece un privilegio indigno, ya que, según argumenta, sus antepasados fueron transportados por los nazis en vagones de ganado. En resumidas cuentas, es un mamón insufrible.
Toda la dinámica de Un dolor real se basa en el contraste entre los dos primos. El título, de hecho, es un juego de palabras entre el dolor de huevos que significa Benji, y el dolor auténtico que sienten los personajes al confrontarse con la realidad histórica, el sufrimiento de sus antepasados. La abuela fallecida era una sobreviviente del Holocausto.
Por supuesto, la película no trivializa el tema del Holocausto ni se atreve a hacer chistes sobre su trascendencia. La visita al campo de exterminio es solemne, cual debe ser, y es rematada sólo con la imagen de Benji sollozando en silencio.
Igualmente, la visita a un cementerio judío es una oportunidad para que él mismo regañe al guía por sólo dar datos y no tratar de humanizar la experiencia.
Dicha sensibilidad es una de las virtudes del trabajo de Eisenberg. Un dolor real nunca sermonea sobre sus temas, aunque la boconería de Benji se prestaba para ello. Los diálogos son reveladores sobre la personalidad contrastante de los dos primos, y esa es la fuente del humor de la película. La delicadeza de Eisenberg se ejemplifica bien por el uso exclusivo en la banda sonora de piezas para piano de Chopin, el compositor polaco de mayor renombre.
Cabe esperar de Jesse Eisenberg una carrera interesante como director. Eso sí, no esperen que cambie su forma de actuar.
D y G: Jesse Eisenberg/ F. en C: Michal Dymek/ M: Temas de Chopin/ Ed: Robert Nassau/ Con: Kieran Culkin, Jesse Eisenberg, Will Sharpe, Jennifer Grey, Daniel Oreskes/ P: Topic Studios, Extreme Emotions, Fruit Tree. Estados Unidos-Polonia, 2024.
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