.-Ciudad
de México.- En la frontera norte, Tamaulipas se erige como una de las
entidades donde la violencia y las desapariciones son un recordatorio
incisivo del narcotráfico y el avance de los grupos delictivos, mismos
que se han metido hasta la médula de una de sus ciudades más
importantes: Reynosa. Territorio de constante disputa, de reclutamiento
forzado, desapariciones disparadas y la lucha de las mujeres y familias
buscadoras que ejercen trabajos de localización para hallar a sus
familiares desaparecidos; realidad que Carlos Peña, actual alcalde,
parece ignorar.«La familia Ortiz tiene 3 periodo en el poder, pero lamentablemente, yo puedo decir que no ha existido ningún tipo de apoyo, empatía, interés, ni humanismo, menos voluntad para ayudar a los colectivos de Reynosa (…) no existe ninguna diferencia entre el gobierno de su madre y el de él [Carlos Peña], son gobiernos herméticos con relación a los desaparecidos, es un desinterés total de apoyarnos»
Como resultado de esta inconsistencia, las organizaciones de buscadoras y defensoras de derechos humanos han reunido firmas para exigir la revocación de mandato de Carlos Peña. El hastío del gobierno aparece, entre muchas otras cosas, a causa de la falta de atenciones a las buscadoras, pero también, por presunta opacidad en su administración y falta de acción ante crisis, como las inundaciones que el pasado 27 de marzo azotaron la ciudad sin ninguna respuesta municipal. Como resultado, se instalaron mesas para reunir firmas y paralelamente, se mantiene la búsqueda constante del gobernador morenista, Américo Villarreal, mismo, que incurre en las mismas acciones de omisión y negligencia con sus buscadoras.
En 2022, Morena llegó a Tamaulipas con su abanderado, Américo Villareal; un médico cirujano que entró a la política como senador de la República y que se convirtió en una de las promesas de cambio con el arribo del régimen morenista. Mientras Amor por los Desaparecidos realizaba su hallazgo, afuera, Villareal presentaba su informe de gobierno, por lo que los actos políticos de celebración se han mantenido presentes en el panorama político tamaulipeco.
Desde su arribo al poder, ha señalado que se trabaja por encontrar a las personas desaparecidas y ha reiterado sus compromisos cada 30 de agosto –Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas– por crear políticas y acciones que promuevan la verdad y la reparación, sin embargo, desde hace 3 años Amor Por los Desaparecidos le ha buscado la cara a Villarreal para evidenciar sus hallazgos, sin embargo, nunca han recibido respuesta.
«Cuando vino aquí [Américo Villarreal] a Reynosa le entregamos un oficio solicitándole una reunión y sí, nos recibió el oficio, pero fuimos ignoradas, jamás recibimos una respuesta. Le hemos pedido muchas reuniones con su secretario y nada.Podemos decir que estamos peor porque ni siquiera nos permite un acercamiento con él y no hay ningún cambio, estoy decepcionada de haber pensado que realmente nos iban a escuchar, que nos iba a tomar en cuenta», dice Edith.
Sin posibilidad de obtener seguridad, protección y apoyo, ni de su municipalidad, y tampoco a manos del gobierno estatal, Edith González y sus compañeras de Amor por los Desaparecidos han intentado abrir las puertas del Palacio Nacional y estrechar alguna relación con la presidenta Claudia Sheinbaum. Sin embargo, a pesar de los intentos de llegar durante la mañanera y permanecer a los pies del recinto, la colectiva no ha logrado colocar en el visor la crisis cruenta que atraviesa, no sólo a Reynosa, sino a todo Tamaulipas.
El 21 de marzo, Edith González entregó un oficio al Palacio Nacional donde solicitaba el apoyo de presidencia para atender lo que acontece en la entidad. Según reza el documento de respuesta expedido por la Dirección General de Atención Ciudadana, se podrá dar puntual seguimiento a la solicitud y se extiende el compromiso de que la presidenta dará atención a cada una de sus peticiones. Paralelamente, el colectivo Amor por los Desaparecidos sostuvo una reunión en la capital mexicana con la Comisión Nacional de Búsqueda para escuchar sus denunciar. Sin embargo, desde entonces, no ha existido ninguna otra intervención y la vida en Reynosa, se mantiene al margen, sobreviviendo entre el crimen organizado y la búsqueda sin recursos.
«Buscamos al gobernador para solicitar apoyo y recursos, queremos servicios primarios, protección civil, maquinaria como excavadoras para limpiezas, espacio donde se conmemora la verdad y la justicia para nuestros desaparecidos, sin embargo, no existe nada de humanismo en lo más mínimo para apoyo a los colectivos. El gobernador no nos ha dado ninguna respuesta, la última vez que vino a Reynosa quedó muy formal de comunicarse conmigo; no pasó. Tanto él, como su esposa, así como la propia presidenta quedaron muy formales de entablar comunicación con el colectivo y a la fecha, no ha sucedido», dice Edith.
Según recoge la Red Lupa, los casos de desaparición en Tamaulipas comenzaron a aumentar en el 2009, siendo el 2011 el año con la mayor concentración de casos, con 1303 personas que continúan desaparecidas. El total de personas desaparecidas permaneció alto hasta el 2020, año en el que disminuyó en un 50% el número de casos registrados de personas desaparecidas y se ha mantenido bajo desde entonces, en comparación con el registro de personas desaparecidas de la década pasada.
- Reynosa: 2 mil 655
- Matamoros: 2 mil 503
- Nuevo Laredo: 2 mil 609
- Victoria: 986
- Tampico: 777
De ello que Red Lupa, nombre a este municipio con el nivel de urgencia más alto: Nivel extraordinario de gravedad.
«El contexto actual, todo Tamaulipas es un cementerio clandestino en donde quiera hay existencia de fosas clandestina, restos humanos sobre la superficie, cocinas clandestinas; Reynosa es un panteón. Las desapariciones van en aumento, los grupos criminales tienen el control de esta zona y realmente las autoridades se han quedado atrás con los trabajos que venimos haciendo como colectivo. Rebasamos su capacidad y la fiscalía pues ya no tiene la capacidad de responder ante esta crisis y el contexto actual es un municipio donde no existe un gobierno, es un lugar donde los grupos criminales, en las narices de las autoridades, cometen actos delictivos», denuncia Edith.
Desconocimiento de la realidad: Autoridades niegan campos de exterminio
En una entrevista con Luis Cárdenas para MVS, Jorge Cuéllar se defendió –y defendió al gobierno morenista de Américo Villareal-, señalando que «las personas desaparecidas son del pasado» y que los campos de exterminio no existen en la entidad, a pesar, de que Tamaulipas registró en 2021 uno de los episodios más cruentos con el hallazgo de La Bartolina; un campo de exterminio con un aproximado 500 kilogramos de restos humanos, se sospecha, buena parte pertenecía a personas migrantes y víctimas de la guerra contra el narcotráfico.
Esta versión que pretendía lavar la cara a la violencia tamaulipeca se articuló con un comunicado oficial de la Fiscalía General de Justicia del Estado, que entre tropiezos e información tergiversada pretendió desmeritar los hallazgos realizados por el colectivo Amor por los Desaparecidos. Señalando lo siguiente:
No existen elementos que permitan establecer la existencia de supuestos centros crematorios o de exterminio, ni mucho menos clandestinos como se ha difundido en los medios de comunicación
Edith y sus compañeras encontraron la Brecha del Murillo que se encuentra a la salida de Reynosa, rumbo al municipio de Camargo (también conocido como Díaz Ordaz), el campo de exterminio extensivo más grande hallado por la colectiva, había una altísima cantidad de restos óseos y un total de 5 concentraciones; cocinas clandestinas donde quemaban los cuerpos. Tardaron un año en levantar cada uno de los restos.
Posteriormente, localizaron en la Brecha del Becerro una pileta marcada con el número 666 (un número que usa esa gente dice Edith), en su interior, había una cocina clandestina con múltiples restos humanos; tardaron 6 meses en recuperarlos todos.
El último de sus hallazgos, ellas lo nombrar «La casa del terror» que han terminado de levantarla recientemente en diciembre del 2024 luego de un trabajo exhaustivo de 8 meses. Era un vasto campo de exterminio que fue sumamente doloroso hallar, pues se encontraron «muchísimos, pero muchísimos cuerpos totalmente calcinados, otros semi calcinados y otros que no terminaron de ser calcinados, fue sanguinario y muy tremendo de ver», narra Edith.
Edith, en conjunto con sus compañeras, salen a campo totalmente solas en busca de nuevos hallazgos y recuerda que, las primeras veces, sentía un miedo profundo estar ahí. Reconoce que están expuestas y en riesgo en todo momento de que un grupo criminal pretenda amenazarlas, sin embargo, la buscadora explica que, muchas veces, cuando dan «positivo» a una fosa, pueden terminar hasta la 1:00 de la madrugada y se ha vuelto común que los grupos delictivos las tengan en la mira: «Nos observan», dice la buscadora.
«Estamos expuestas y en riesgo, sabemos que puede pasar cualquier atentado o agresión por grupos criminales, pero afortunadamente, no hemos tenido ninguna amenaza hasta ahorita, gracias a dios hemos realizado nuestras búsquedas con éxito. Pero cuando estamos en las brechas, somos vigiladas por los grupos criminales; nos observan»
Desde hace 2 años, la colectiva ha pedido estar dentro del mecanismo de protección para personas defensoras, pues su trabajo de campo implica un alto riesgo, sin embargo, no han obtenido respuestas y el panorama parece cada vez más opaco, no sólo por la omisión de las autoridades, sino ahora, por la clara colusión de negar la verdad de que los campos de exterminio existen y operan en la entidad desde el sexenio calderonista. Las buscadoras en Tamaulipas resisten por ser protegidas, reconocidas, pero también, libran una batalla diaria en contra de sus municipios que además de ser omisos, recrudecen la vulnerabilidad en la que estas familias buscan; implica buscar entre narcotráfico, abandono, sin recursos, ni sustento del Estado que las proteja de cualquier violencia.
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