El filósofo Michael Sandel empezaba sus cursos en Harvard con una pregunta: “Imagínense”, les decía a sus alumnos, “que todavía no han nacido y Dios les pregunta en qué tipo de sociedad quieren nacer. Si en una donde se garantice el derecho de los más vulnerables o una de simple libre mercado. Recuerden que ustedes no han nacido y no saben si serán ricos o pobres, ni su género ni su etnicidad, ni si serán inteligentes o fuertes, o si la familia a la que van a entrar proviene del privilegio o de la desventaja sociales”. Esta pregunta, conocida como “velo de la ignorancia”, diseñada por John Rawls en su estudio sobre la justicia social, no falla: todos responderemos que preferimos nacer en una sociedad que proteja a los vulnerables porque, si resulta que vas a nacer en una familia pobre, sabes que tu destino será la pobreza. La respuesta unánime incluso de los riquillos alumnos de Harvard entraña una certeza: sólo los que han nacido en el privilegio social pueden defender el simple libre mercado. Es decir, una vez que ya son beneficiarios del sistema de clases, géneros, étnico, geográfico, y familiar, defenderán ese arreglo de cosas. La pregunta se ubica antes, en una especie de igualdad imaginaria antes de nacer porque es justo la imaginación la que nos hace querer cambiar el estado de las cosas en nuestras sociedades.
Empiezo esta columna recordando a Rawls y a Sandel, los dos teóricos estadunidenses de la justicia social, por un meme que vi esta semana. En él alguien anónimo sostenía los siguientes disparates: “Un chairo [se refiere a un izquierdista] es un ser complicado. No tiene auto pero defiende una refinería. Nunca ha salido de su pueblo pero defiende un aeropuerto y un tren. Nunca ha leído un libro pero te manda a hacerlo. Te dice vendido pero depende de las ayudas sociales. Si tienes contacto con alguno, trátalo con misericordia, ya que en su interior hay demasiada confusión”. Me soprendió el alto nivel de despolitización de quien redactó esto. Lo primero y más obvio es que esta persona no entiende que la política es justo construir un imaginario colectivo que no responde al interés personal. De ahí que no tenga una idea de por qué alguien apoyaría un aeropuerto si no viaja en avión. Esta desmesura fue tomada también por la oposición de derechas cuando decían que la consulta sobre cancelar el aeropuerto de Texcoco debería ser sólo entre la gente que tuviera, en vez de credecencial de elector, millas o pases de abordaje. Imagínense a este redactor de memes tan ensimismado, tan atento a su propio ombligo, que no apoyaría ninguna medida política que no le beneficiara a él en lo personal. Hay gente que, en efecto, no sale de su pueblo mental. El segundo punto es el de seguir asociando, como hace Vicente Fox o Xóchitl Gálvez, la desigualdad con la ignorancia. Los pobres no leen libros, según este amanuense que no considera que, probablemente, alguien que fue candidata del PRIAN, no sabía lo que eran los “poderes fácticos” cuando se lo preguntaron, no es por falta de lectura sino por una profunda ignorancia del discurso público. Hemos visto cómo, en entrevistas en la calle, los que apoyan a la 4T tienen una claridad política que sorprende. El que redactó el meme también cree que son los pobres los únicos que votan por la opción electoral de la izquierda mexicana. El hecho de que Claudia Sheinbaum haya sido votada transversalmente por todas las clases sociales, incluídos los ricos ---cinco de cada 10--- y la clase media ---seis de cada 10---, tumba en dos segundos este argumento. Y, finalmente, el energúmeno autor del meme cree que recibir un apoyo social se equipara a vender el voto. Esto ya lo hemos discutido tanto que sólo voy a repetir la bella imagen de un opositor como Gabriel Quadri cobrando su pensión independientemente de su postura política. Y, por último, es interesante cómo el memista le atribuye su propia confusión a los que no están de acuerdo con su maraña mental donde se enredan lo personal y lo político, los libros, los votos con la pobreza, y los programas sociales con su contrario: el mercado.
Pero una vez terminado con este meme, surgieron otros que me permiten continuar esta columna. Está, por ejemplo, el de que los ricos son los que crean la riqueza. Esta se lo hemos oído a los acólitos de Salinas Pliego y casi nadie tiene la paciencia de desmentirlo. Yo, que sí tengo, lo haré. Imagínense que alguien avienta dinero a una mesa o una máquina de hacer tornillos a una bodega y espera que, por sí mismo, genere algo más que polvo. Pues fracasará porque sólo se crea riqueza con el trabajo. Quienes crean riqueza no son los que ponen el capital, sean máquinas o dinero, sino los trabajadores. El rico existe porque gana de la diferencia entre las horas trabajadas y lo que paga como salario. Por eso tiene capital para invertir. Pero son trabajadores los que no tienen para vender más que su propia fuerza de trabajo, los que generan una transformación de las cosas que, a su vez, es la riqueza. Salinas Pliego no crea riqueza. Él dice que muchos miles de empleos dependen de sus empresas. Lo que está diciendo es que explota a muchos miles para comprarse sus yates pero, si no hubiera esos empleos, los trabajadores se buscarían otros, probablemente mejor pagados y sin tener que aguantar los cumpleaños del patrón. Un anuncio del Consejo de Comunicación de las Empresas dice que ocho de cada 10 empleos son generados por las empresas privadas. Lo que no dice es que no son las de Salinas Pliego, Carlos Slim, Germán Larrea, o Bailleres que se llenan la boca diciendo que, sin sus monopolios, no habría empleos. No, siete de cada diez trabajos están en las microempresas, es decir, las pequeñas fábricas, tienditas, tortillerías por todo el país. Esas son las que generan los empleos que presumen los magnates mexicanos como suyos, mintiendo descaradamente. Otro punto importante que se debe conocer es que las familias mexicanas tienen una combinación de ingresos: uno de sus miembros tiene un trabajo formal y otro tiene uno informal, normalmente las mujeres de la casa. Así, los que tienen un empleo formal, se beneficiaron del aumento al salario. Las que son informales, de alguno de los programas sociales para mujeres que se han desplegado en el anterior y este sexenio. A lo que voy es al papel del Estado en el bienestar de las familias. Sin la decisión de aumentar salarios y sin los programas sociales no habrían salido de la pobreza los 13 y medio millones de mexicanos que anunciaron instancias como el Inegi pero también como el Banco Mundial. No basta con tener muchos empleados, como presume el señor Salinas Pliego, sino que estén mejor remunerados, cosa que sólo el Estado puede regular: 135 por ciento de aumento en siete años. El Estado, al que los empresarios llaman parásito sólo tiene, maestros y doctores incluidos, seis millones de trabajadores. Esto es importante de aclararlo porque es ya un lugar común para la derecha criticar el tamaño del Estado sin siquiera ponerse a investigar las cifras. En el caso de los empleos, ni la rancia oligarquía ni el Estado, sino los pequeños empresarios y comerciantes son los que emplean al ochenta por ciento del país. Como otra parte muy significativa se ha buscado la vida en los Estados Unidos, la verdad es que son las grandes empresas las que le han fallado a los trabajadores mexicanos. La élite se ha concentrado en hacer mucho dinero en muy poco tiempo y sacarlo del país. Mientras, la banca española se dedica a cobrar comisiones, en vez de dar créditos a quienes generan los empleos reales.
Otro meme que me resultó interesante esta semana fue el de una foto de Carlos Salinas de Gortari al lado de Claudia Sheinbaum. Esta composición usó dos fotografías reales: la de Claudia es del 26 de mayo de 1988 en la explanada de Ciudad Universitaria, y otra de Salinas de Gortari el 16 de noviembre de 1994 en Bogor, Indonesia. Empecemos con Claudia en 1988. Para llegar a que la UNAM permitiera un mitin masivo en apoyo a un candidato opositor como Cárdenas, el movimiento estudiantil del CEU se abstuvo de convocarlo. Para hacer la invitación se tuvo que formar una organización, el movimiento al socialismo, en el que estaban, además de la hoy Presidenta, intelectuales como Adolfo Gilly. Asistimos 50 mil estudiantes para llenar la explanada de Ciudad Universitaria, a casi un mes de celebrarse esa elección. La foto de Salinas de Gortari que ---usted comprenderá--- no iba a asistir a un mitin de su oponente y al que acabó por aplicarle el enorme y descarado fraude electoral de 1988, sino que es de todo lo contrario: de su ambición personal de presidir la Organización Mundial de Comercio. A recabar apoyos fue Salinas de Gortari vestido con su camisa de Scarface a Indonesia el 16 de noviembre de 1994 en el marco del Foro Asia-Pacífico. En 1988, Claudia Sheinbaum espera en compañía de la entonces dirigente del sindicato de trabajadores de la UNAM, Rosario Robles, que empiece el mitin. Atrás se pueden leer los carteles que convocaban con una imagen en sepia del propio Salinas agarrándose la calva en señal de preocupación. En 1994, Salinas de Gortari ya ha visto desintegrarse su sexenio con los asesinatos políticos y la crisis de la deuda que ya se empina sobre el país por su ineptitud como administrador. Es curiosa la aparición de Rosario Robles en esta fotografía. Ella acabaría gobernando la CdMx y en la cena en casa de Salinas en la que el expresidente le puso de broma la banda presidencial fue una semana antes de que Robles renunciara a la presidencia del PRD, el 4 de agosto de 2003. Al año siguiente vendría el ataque contra López Obrador, con los videoescándalos y el desafuero como Jefe de Gobierno. Al verlas sentadas a Claudia y Robles en el mitin de Cuauhtémoc Cárdenas en la UNAM, uno no puede sino reflexionar en las convicciones. Finalmente Robles quería ganar como fuera y, en cambio, Claudia ganó la banda presidencial respaldada por un movimiento nacional y 36 millones de votos. Ya alejada de la izquierda, durante el Gobierno de Peña Nieto, Robles desvió miles de millones de pesos del presupuesto para los más pobres utilizando universidades como lavadoras de dinero y terminó en la cárcel, tres años por la Estafa Maestra. Robles sólo se puso la banda presidencial que Salinas había obtenido con un fraude y en medio de una broma perversa del defraudador. Claudia la porta constitucional y legítimamente. La foto real para mí quiere decir que no se vale ganar a toda costa, sino ser firme en las convicciones, aunque, a veces, haya derrotas. De ahí que, en aquellos días de 2003, Carlos Monsiváis reflexionara sobre Rosario Robles en una mesa del café Auseba, un domingo por la mañana: “No se puede ganar como sea. Hay algo de la persistencia que tiene que ver con el deber de hacer las cosas bien y esa fuerza es sólo de la izquierda. Ganar para aprovecharse de las ventajas del ganador es lo que mejor ha hace la derecha”.
Por último, no puede pasarme inadvertido el uso del lenguaje insultante en los memes y mensajes que la oposición coloca en plataformas digitales como X, donde la grosería y las descalificaciones puramente ofensivas dominan. La oposición ha querido tornar el debate público en algo colérico, exaltado, y directamente insultante, mientras trata de que haya violencia en sus manifestaciones para argumentar una intervención extranjera.
Uno de los términos que el PRIAN inventó de la mano de la campaña del narco-Estado fue llamarle a la Presidencia más votada en la historia del país, “presirvienta”. La palabra entraña una triple miseria moral de quienes la usan: es misógina, es contra las clases trabajadoras, y contra la democracia, que es el método con el que Claudia Sheinbaum logró una mayoría de 36 millones contra nueve del PAN o cinco del PRI. Se supone que la palabra apela a la misoginia profunda de aquella campaña de medios en los que se le exigía a la Presidenta electa diferenciarse de su propia plataforma electoral, sosteniendo que, si no lo hacía, estaba al servicio de López Obrador. Los mediócratas llenaron sus espacios con una exigencia a todas luces estúpida y, al no conseguir reacción de la persona de la Presidenta, entonces dijeron que todo era un maximato de López Obrador. También implica la aversión a las trabajadoras domésticas que ya se venía construyendo desde el sexenio anterior. Recuérdese sólo aquella pancarta del movimiento del Frena que decía: “Que no nos gobiernen las sirvientas”. Y, por último, entraña un sentimiento anti-democrático de parte de quien lo propulsa porque es no aceptar el resultado electoral ni del 2018 ni del 2024 argumentando que los que no votaron por la izquierda tienen derecho a no obedecer la legitimidad tan poderosa que surgió de esas dos elecciones presdienciales. De ahí se sigue que se pueda provocar un cambio de régimen tan sólo armado con un contingente de porros que incendien el Palacio Nacional. Esta quizás es el cambio de eje más grave de la oposición. Han exhibido su xenofobia al llamarle “judía” a la Presidenta como si eso la hiciera menos mexicana.
Han exhibido su falta de interés en la política y en la Patria al referir todo proyecto a su experiencia personal. Pero lo nuevo es que hasta la marcha de la Generación Z se mostraron en contra del sistema democrático, de la existencia de los partidos, y de la decisión de una mayoría. Eso es lo nuevo y es preocupante. Sólo que, al revisar en X la palabra “presirvienta” encontré que todos escriben “presirvierta”. Todos. Eso quiere decir que nadie de carne y hueso está ultilizando esa palabra sino los bots que pegaron mal la palabra en sus mensajes. El primero que lo escribió cometió el error de cambiar la “n” por “r” y es entonces que estos mensajes se descalifican no sólo por su incivilidad política, sino porque son máquinas que no saben ni siquiera que lo que están escribiendo tiene la intención de ser un insulto.
https://www.sinembargo.mx/4731230/los-insultos-contra-la-4t/

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