Bajan remesas
El resultado ha sido la disminución de los envíos de dólares de nuestros paisanos a sus familias en México. En octubre sumaron 5 mil 634 millones de dólares, un descenso anual de 1.7 por ciento y su séptima baja consecutiva, revelan los fríos datos del Banco de México. De enero a octubre totalizaron 51 mil 344 millones de dólares, 5.04 por ciento menos respecto al mismo periodo de 2024. Faltan por contabilizar noviembre y diciembre; el total superará 60 mil millones de dólares, más de un billón de pesos. Aun perseguidos por la migra, nuestros paisanos son la principal fuente de divisas. Son el sostén de la economía nacional, no los Slim, Fernández y Larrea.
Apoyos entregados a 100%
La Secretaria de Bienestar, Ariadna Montiel, informó en la mañanera que ya terminaron de entregarse los apoyos de este año 2025 a 18 millones 494 mil beneficiarios. La presidenta Sheinbaum ha cumplido con todos. Son 579 mil 392 millones de pesos los que se invirtieron en este conjunto de programas:
– 13 millones 232 mil adultos mayores recibieron ya los seis pagos del año; la inversión total es de 484 mil 483 millones de pesos.
– Pensión Mujeres Bienestar de 60 a 64 años: este año la inversión es de 23 mil 662 millones de pesos.
– Personas con discapacidad: la reciben un millón 614 mil personas; es universal, con la concurrencia de recursos de 24 entidades federativas; por parte de la Federación se invierten 28 mil 961 millones de pesos.
– Programa de Madres Trabajadoras: 256 mil niñas y niños, hijos de madres trabajadoras con menos de 4 años reciben un apoyo de mil 650 pesos bimestrales.
– Sembrando Vida: reciben el apoyo 409 mil 647 sembradores. La inversión es de 39 mil 100 millones de pesos.
Fiscala habemus
El Senado terminó la preselección de aspirantes a la Fiscalía General de la República –se inscribieron más de 40 ilusos– y envió a la presidenta Sheinbaum a nueve de relleno y una efectiva. Los nueve que serán descartados: Luz María Zarza Delgado, Maribel Bojorges Beltrán, Sandra Luz González Mogollón, Miguel Nava Alvarado, Mirna Lucía Grande Hernández, Luis Manuel Pérez de Acha, Hamlet García Almaguer, David Borja Padilla y Félix Roel Herrera. La efectiva es Ernestina Godoy. ¿La llamaremos fiscal o fiscala?
Díselo a Claudia
Asunto: Premio FIFA de la Paz
Antes de tomar la decisión de asistir al sorteo del Mundial de Fútbol, la presidenta Sheinbaum debe tener en cuenta que con su asistencia podría estar apoyando la entrega del recién creado “premio” FIFA de la Paz, que será otorgado a Donald Trump, un propulsor del genocidio en Palestina, de asesinatos en el mar Caribe, detenciones ilegales, así como de múltiples acciones en contra de la paz y la convivencia pacífica de las personas en todo el planeta.
José Ángel Martínez Sifuentes / Tepatitlán, Jal.
Twiteratti
Dice Fátima Bosch que la asquerosa derecha se espere sentadita pa’ no cansarse a que renuncie a su corona de Miss Universo. No pudieron tumbar a una Miss Universo y quieren tumbar a la Presidenta más votada de la historia, ternuritas.
Shion @ChicShion
X: galvanochoa
La explícita doctrina extorsionadora de Trump ha quedado clara en Argentina, donde chantajeó al electorado con no apoyar económicamente (20 mil millones de dólares) a esa nación tan angustiosamente entrampada si no tenía continuidad el poder estrambótico de Javier Milei. Cosa parecida hizo en Honduras.
En Venezuela y Colombia, el ocupante de la Casa Blanca promueve acciones contra los presidentes en funciones. Ayer con el señalamiento de que vienen acciones en tierra contra el primer país, ya no sólo aéreas contra lanchas con tripulantes asesinados por parecerle a los militares gringos que eran narcotraficantes. “Sabemos dónde viven los malos y vamos a empezar con eso (los ataques terrestres) muy pronto”, dijo.
México está, hasta ahora, en zona de preparación. La presidenta Sheinbaum ha resistido los embates constantes del multimillonario naranja. Tiene altos índices de popularidad y el apoyo de un movimiento social no bien vertebrado (no un partido, pues Morena se ha quedado como instancia repetidora de posturas presidenciales, estancada en la visión burocrática).
Sin embargo, hay una prolongada campaña de desacreditación en redes sociales y medios convencionales y una magnificada irrupción de un ultraderechismo encabezado por un empresario fiscalmente deudor. Trump mantiene la mira en México y el proceso denominado Cuarta Transformación. Las insuficiencias de este proceso, los incumplimientos gubernamentales, sobre todo por carencias presupuestales, y la pretensión de mantener una “unidad” regida por complicidad de élites, más algún apretón desde Washington en materia económica, comercial y de crimen organizado, pueden darle al mandatario gringo más materia de chantaje.
Con el auspicio de la UNAM se ha publicado el libro Luchas sociales y participación política en el sexenio obradorista (2018-2024), coordinado por Massimo Modonesi, César Enrique Pineda y Sergio Tamayo, a partir de la hipótesis de que la llegada de un gobierno progresista iba a modificar, aunque fuera parcialmente, los patrones y las pautas de comportamiento social y que esta variación era parte sustancial de la llamada Cuarta Transformación.
Modonesi señala que “Morena y la 4T desplazaron y descolocaron el eje de la acción política al plano institucional y gubernamental y dejaron vacío ese lugar (...) dejaron de aparecer actores políticos con demandas de más alcance, que pugnaran o cuestionaran la profundidad de la transformación en curso”. Ya no existe un movimiento social transformador “porque fue fagocitado por la estructura político-electoral de Morena“.
En la actualidad, “las instancias de procesamiento de ese horizonte de transformación están concentradas en cúpulas partidarias y gubernamentales”, de tal manera que “la izquierda antisistémica ha sido eclipsada por otra de carácter nacionalista y progresista, pero limitada”. Habló del “transformismo“, caracterizado por el proceso en el que los grupos dirigentes de un movimiento social determinado “son cooptados y directamente participan del gobierno”. De ser “agentes de movilización y organización desde abajo, se vuelven agentes de redistribución de políticas públicas“ (entrevista: https://goo.su/NEt70DN; descarga gratuita del libro: https://goo.su/bqoE1YB).
Astillas
Camina entre visos de juego arreglado el proceso de designación de la nueva titularidad de la Fiscalía General de la República. La encargada del despacho, Ernestina Godoy, ha tomado decisiones y ha hecho cambios en puestos de alto nivel como si ya fuera la ganadora de lo que teóricamente estarían por resolver instancias legislativas y la Presidencia de la República… ¡Hasta mañana!
X: @julioastillero, Facebook: Julio Astillero, juliohdz@jornada.com.mx
Abhishek Mishra, de Times of India, abor-da el intríngulis del “choque de alto riesgo de Ja-pón con China sobre Taiwán ( bit.ly/3JY0BCB)”.
Según Mishra, “la declaración de la pugnaz primera ministra japonesa, Sanae Takaichi, sobre la “autodefensa colectiva con Taiwán ha incendiado una respuesta furiosa de Pekín, in-cluyendo sanciones económicas y protestas diplomáticas”. Tal postura temeraria fractura la ambigüedad estratégica de Japón, colocando a Tokio en el punto de mira de China.
Takaichi, quien al momento de su incendiaria declaración ante el Parlamento tenía apenas un mes en su cargo, es descrita por Mishra como “una figura nacionalista (sic) que enfrenta los elogios domésticos y la condena (¡megasic!) internacional por sus declaraciones sin pedir disculpas”.
A juicio de Mishra,“esta crisis podría hacer metástasis fácilmente” mediante despliegues de misiles: Japón avanza con planes para estacionar misiles tierra-aire en la isla de Yonaguni, a sólo 110 kilómetros de Taiwán, mientras el ministro de Defensa, Koizumi, dijo que esto “disminuye la posibilidad de un ataque” y Pekín lo llamó una “provocación”.
Maniobras militares: buques de guerra y drones chinos han sido vistos cerca de las islas Senkaku, reclamadas por ambos.
Diplomacia global: China llevó la disputa a la ONU, tratando de reunir al Sur Global para condenar a Japón, no sólo por Taiwán, sino como una advertencia a otros que pueden hablar: “Quieren que otros sepan el costo de tomar partido con Taiwán”.
Según el amarra navajas The Economist, ninguna de las partes “ve retroceder como opción” cuando Xi trabaja bajo su fecha límite de 2027 para la preparación militar sobre Taiwán. Según Mishra, “Takaichi es una nueva líder con fuerte apoyo público y ningún interés en parecer débil en sus primeros meses en el cargo”.
Para Mishra, “el enfrentamiento de Takaichi-Xi no es una mera polémica diplomática. Es un choque de visiones nacionalistas impulsado por la política interna, las cicatrices históricas y la ambición geopolítica”.
Me llamó la atención que el coronel Douglas MacGregor, en relación con la incandescente situación referente al choque de Tokio y Pekín, haya proferido que “China le teme más a Japón que a Estados Unidos”.
Su aserto no es de dudar, si se refiere al pe-riodo de la ocupación japonesa en Taiwán y en Shanghái, Nankin y Wuhan (la parte oriental deChina continental), antes de la capitulación de Japón al final de la Segunda Guerra Mundial.
No son lo mismo la geoestrategia y coyuntura previa a 1945 que hoy, cuando China posee 500 bombas nucleares y la “protección de Japón” provendría del masivo arsenal nuclear de Estados Unidos.
¿No será que la preocupación de Japón se centre más en su abastecimiento de chips de Taiwán, que alberga al mayor fabricante de semiconductores del mundo TSMC?
Hoy TSMC representa alrededor de 55 por ciento del mercado global de chips (bit.ly/3M3w5HZ) cuando ¡su valor de capitalizacion de mercado equivale a 99 por ciento (sic) del PIB de Taiwán (bit.ly/3XgVLDp)!
Alrededor de 60 por ciento de las importaciones de semiconductores de Japón proviene de Taiwán, con un significativo porcentaje de TSMC, cuando Tokio, ex líder global en producción de semiconductores en la década de los 80, hoy se encuentra rezagada por Taiwán, Sudcorea y Estados Unidos (bit.ly/4riNDQB).
Se pudiera aducir que el territorio de Taiwán (36 mil km2), no es la verdadera disputa; lo que está en juego es la enajenación catastral de TSMC, que bien pudiera ser negociada por Trump en su presunto “G-2” con China (bit.ly/4pU8g4b), cuando Estados Unidos busca su autarquía doméstica en semiconductores, que no es el caso de Japón.
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De entrada, medios especializados en el mundo deportivo revelan que Salinas Pliego ha puesto en venta sus dos equipos de futbol de la liga mexicana (Puebla y Mazatlán), lo que, de lograrlo y si en realidad ése es el monto correcto, significaría un ingreso bruto cercano a 3 mil millones de pesos (menos impuestos); además, tiene un yate ( Lady Moura) por él mismo valuado en alrededor de 2 mil 800 millones; es dueño de dos casinos, aunque en este caso (denuncia penal de por medio) sus cuentas permanecen congeladas por presunto lavado de dinero; en sus haberes está la lujosa hacienda Jalmolonga, en Malinalco; posee la adoctrinadora Universidad de la Libertad (quién sabe si alguien daría un peso por ella); también es propietario de un gachupín fascista, Javier Negre, pero ese no vale siquiera un centavo. Esas y muchas más menudencias tiene para vender (aviones, helicópteros, títeres mediáticos, etcétera), con tal de que el SAT no toque sus joyas más preciadas: Elektra, Tv Azteca y Banco Azteca (por cierto, el propietario oficial de la Arena Ciudad de México no es Ricardo, sino su hermano Guillermo).
Dicho sea de paso, algo huele mal en ese banco, porque circulan notificaciones de otras empresas en el sentido de que ciertas transferencias no se pueden concretar a favor del legítimo destinatario, porque esa institución financiera (al igual que otras de la misma calaña) las retiene y no entera, anomalía que debe revisar la Comisión Nacional Bancaria y de Valores.
Como se constata, si se suman los ingresos potenciales por la venta de esas propiedades, pues ni de lejos alcanza para que el barón pague lo que debe al SAT, de tal suerte que más temprano que tarde tendrá que meter mano a sus preciadas joyas. Oficialmente, Grupo Salinas es propietario de no menos de 20 empresas (por ahí debe de tener otras no registradas). Entonces, si enajena todas tendría con qué pagar al SAT, quedarse con algún remanente y hasta mantener el Lady Moura. Y esto no tendría por qué tener un final así, si el caprichoso cuan berrinchudo Tío Richie hubiera pagado a tiempo, como lo marca la ley.
En vía de mientras, ayer la presidenta Sheinbaum informó que, una vez que la SCJN informó al SAT de su fallo, se dará a conocer el procedimiento de cobro a Ricardo Salinas Pliego, porque “la gente quiere conocer cuáles son los procedimientos para el cobro de estos impuestos en los que la Corte ya definió un criterio y una resolución”.
Aun así, dijo, se trata de dos temas: “Uno, la justicia, es decir, una persona que debe impuestos, que pasaron 15 años en un procedimiento jurídico, de amparos, amparos y amparos, una resolución de la Corte y cómo debe pagar esos impuestos. Eso es justicia, y eso es estado de derecho. Ya la SCJN tomó una resolución y tiene que cumplirse”. Y el otro “es politizar ese tema; nosotros no lo politizamos, sino sencillamente decimos: ésta es la ley y se tiene que cumplir. O sea, politizar el tema del cobro de impuestos, eso no lo hacemos; eso se ha hecho fuera, por quien debe los impuestos”.
Algo más: otro asunto “tiene que ver qué se enarbola por parte de esta nueva visión del PAN, por parte de este empresario y de la derecha internacional, que es quien ha hecho todas estas campañas en contra nuestra. Y es relevante, porque, ¿qué se defiende desde lo que llaman ellos la ultraderecha? Regresar al porfiriato, sin democracia ni libertades”.
Las rebanadas del pastel:
Los consorcios mineros decidieron adelantar el Día de los Inocentes; solo faltó la firma de Germán Larrea: “La minería formal, responsable y regulada en México, NO vierte, ni pretende verter, desechos tóxicos en cauces o vasos y sus zonas federales o cuerpos de agua en ninguna circunstancia” ( La Jornada, Braulio Carbajal), según la cámara empresarial del ramo.
David Huerta resaltó que El Quijote comienza con un octosílabo seguido de un endecasílabo (dactílico por lo demás, no tan frecuente en nuestros versos). “En un lugar de La Mancha, / de cuyo nombre no quiero acordarme…” (Viene luego un sáfico, pero dejemos ese camino).
Es natural, volvamos al inicio, que el “verso de ocho” predomine en la poesía popular española y latinoamericana. En cuanto al “de once”, no obstante su complejidad, muestra una flexibilidad (171 variedades rítmicas) que lo hace sumamente atractivo; puede aventurarse que es el preferido entre los versos de arte mayor (de más de ocho sílabas).
La décima espinela (hay más, pero así Espinel haya hecho sólo diez, es la más socorrida) y el soneto son formas hondamente arraigadas en, respectivamente, la poesía popular y la culta, octosílaba una, endecasílabo el otro.
A manera de ejercicio recomiendo a los poetas que comienzan a atreverse con la métrica y abordar las formas susodichas. El filón, a pesar de lo muy explotado, parece inagotable.
El origen de estas palabras, acaso demasiado técnicas, es un artículo cubano relativo a Jesús Orta Ruiz, un poeta insular en principio reputado como improvisador de décimas (repentista le llamaríamos aquí) que “dio la alta sorpresa” (Virgilio López Lemus): el Indio Naborí, como asimismo se le conocía, “resultó también un maestro del endecasílabo, un valiente armador de sonetos que incluso podía improvisar”, algo, agregaré más bien ociosamente, bastante respetable.
¿Qué me enganchó en la lectura sobre Orta Ruiz? Que de entrada el articulista en modo coloquial afirma: “Cuba es un país sonetero”. Tras tal aserto eso no pude escaparme y (aunque “nuestro” poeta se hizo merecedor al Premio Nacional de Literatura en 1995, aunque goza, no sólo en su país, de una gran popularidad y aunque el 30 de este mes se cumplirán 20 años de su deceso) debí asumir contrito mi desconocimiento, que trataré de compensar un tanto, el espacio se acaba, la próxima semana.
25 aniversario de Morante en Gato Calavera
Antonio Chávez, guitarra; Alfredo García, batería; Leo Hernández, bajo; Raziel Iqui Balam, guitarra y Sofi Lara, en la voz, celebran los 25 años de Morante agrupación que ese lapso ha grabado seis discos de estudio, uno de un concierto en vivo, además de una novela gráfica con soundtrack incluido. El metal gótico de Morante sonará, con dedicatoria especial a su tecladista Óscar Maciel, el domingo 7 de diciembre a partir de las 16 horas en Gato Calavera, Xola 114, colonia Álamos.
PD: José Luis Pluma y Conecte. A mediados de los años 80 el rock no tenía cabida en los medios informativos tradicionales. La revista Conecte era una de las pocas dedicadas a ese ritmo y bajo la dirección de José Luis Pluma se hizo indispensable para el lector roquero de finales del siglo XX. El sábado pasado Pluma dio un rol por el Chopo saludando a la banda como en los viejos tiempos. Salú.
Es necesario repetirlo: la ofensiva del trumpismo contra Caracas no tiene absolutamente ninguna relación con el combate al narcotráfico. De acuerdo con la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, Venezuela es territorio de tránsito de un exiguo 5 por ciento de la cocaína producida en la vecina Colombia, y no cuenta con plantaciones significativas de hoja de coca, por lo que no posee siquiera el potencial para la producción del alcaloide. Para dimensionar las cantidades de coca necesarias en el negocio de la cocaína, debe saberse que se requiere más de una tonelada de hojas frescas para producir apenas un kilogramo de la droga. Asimismo, es absurdo hablar de ataques a las rutas terrestres del narcotráfico por la sencilla razón de que el país caribeño no tiene ninguna conexión por esa vía hacia el norte del continente. Por último, la excusa del fentanilo es todavía más absurda, pues jamás se ha presentado indicio alguno de la fabricación del opioide sintético o sus precursores en la región, y se encuentra fuera de cualquier ruta de tráfico global.
El robo de Citgo, filial de Petróleos de Venezuela (PDVSA) en Estados Unidos, decretado ayer por un tribunal de Delaware, indica de manera clara el verdadero móvil detrás del cerco aéreo y naval contra el país que posee las mayores reservas de crudo del planeta.
En su primera administración, Trump arrebató el control de la compañía a su legítimo dueño, el Estado venezolano, y lo entregó a la camarilla de Juan Guaidó, el diputado golpista habilitado por Washington como “presidente interino” para saquear los recursos de Venezuela. Desde 2019, esa facción de la derecha se ha apoderado de alrededor de 24 mil millones de dólares de las ganancias de Citgo, un verdadero homicidio contra los millones de venezolanos que se encuentran privados de lo más esencial por el bloqueo estadunidense impuesto en connivencia con políticos entreguistas, como el mencionado Guaidó y María Corina Machado.
El empecinamiento de Trump en favorecer los negocios de las petroleras occidentales y complacer los instintos sanguinarios de la ultraderecha nucleada en Miami no pueden sorprender a estas alturas de su gobierno, pero es imperativo denunciar el silencio e incluso el respaldo de la comunidad internacional ante las masacres cometidas por el Comando Sur de la superpotencia y los anuncios de intervención neocolonial.
Frente a quienes usan la antipatía hacia el chavismo como excusa para justificar las agresiones, debe remarcarse que en estos momentos Bogotá y Caracas son prácticamente los últimos rincones soberanos frente al desbocado imperialismo estadunidense, donde, a decir del presidente Nicolás Maduro, se rechaza la falsa paz de los esclavos. Por ello, cerrar filas contra las amenazas de invasión y de forzar un cambio de régimen es un asunto de sobrevivencia para todos los pueblos históricamente oprimidos por Washington y sus aliados locales.

El verdadero interés del poder político, económico y militar estadunidense radica en controlar los importantes recursos estratégicos venezolanos: su petróleo, gas y oro, que cuenta con las mayores reservas probadas del planeta.
¡No a la guerra! América Latina y el Caribe es una zona de paz. Todo nuestro respaldo al pueblo y al gobierno de la tierra de Simón Bolívar y Hugo Chávez. ¡Fuera manos de Venezuela!
Josefina Morales, Gilberto López y Rivas, Samuel Sosa, Nayar López, Darío Salinas, Georgette Ramírez, Alicia Castellanos, Adalberto Santana, Marcela Román, Marco Velázquez, Polo Castellanos, Tatiana Coll, Carlos Fazio, Argelia Guerrero, José Antonio Hernández, Alessandra Pradel y Ana Esther Ceceña
Conmemora natalicio de Francisco Zarco
Desde el sexenio de López Obrador, los obispos de México han mantenido una postura crítica hacia el gobierno, especialmente en temas de violencia e inseguridad, argumentando que la realidad que vive el país contradice el discurso oficial. En el documento de la asamblea de obispos hacen una demoledora crítica a la violencia imperante en el país. Denuncian la corrupción imperdonable e imperante en el gobierno; ponen dudas en la narrativa oficial de que la economía va bien; la desconfianza es absoluta, así lo exponen: “nos dicen que se respetan las libertades, pero quienes expresan opiniones críticas son descalificados y señalados desde las más altas tribunas del poder”.
Todo está mal y vamos a empeorar, no hay ningún reconocimiento a algún logro del actual gobierno. Sobre la educación, las críticas son abrumadoras, dicen que es un fallo en el ámbito antropológico, ético y, en última instancia, moral. Porque está en juego la visión misma del ser humano. El cáncer del crimen organizado, dicen los prelados, ha extendido sus tentáculos a muchos rincones del país. El Estado lo ha permitido y hace muy poco. Sin decirlo abiertamente, insinúa colusión. Ante la degradación social que se vive, con piedad sinodal, los obispos se solidarizan con el pueblo sufrido de la siguiente manera: “Queremos que sepan que nuestra cercanía está siempre con las víctimas, con los pobres, con los que sufren. Que nuestra amistad es sobre todo con el pueblo sencillo que lucha cada día por sobrevivir con dignidad”.
Con un lenguaje más matizado, me recuerdan las burdas narrativas de Lilly Téllez y de Alito Moreno sobre la circunstancia actual. La episteme es similar, basado en una ideología de la confrontación y antagonismo al segundo piso de la 4T. Lo más preocupante es el símil, ridículo, entre la tiranía de Calles en los años 20 y el actual gobierno. Por ello, invocan a la heroicidad cristera y retan a los cristianos actuales a alcanzar el atrevimiento de los cristeros que ofrendaron su vida y alcanzaron el martirio.
Surgen muchas preguntas: ¿qué eco alcanzarán las críticas episcopales y el diagnóstico trágico de nuestra realidad? ¿Qué tanta responsabilidad tienen los obispos en la supuesta descomposición social que diagnostican? ¿La jerarquía católica está en condiciones de elevar semejantes críticas sabiendo que antagoniza aún más al país?
Los obispos mexicanos con estas posturas polarizantes contribuyen a que sectores de la sociedad los miren con desconfianza. Durante los últimos 30 años, los datos de Latinobarómetro y las del Pew Research Center muestran una caída abrupta en la confianza en la Iglesia católica en México y en toda América Latina. Esta pérdida de confianza también se refleja en el decaimiento de la membresía. En 1995, el 80 por ciento de la población latinoamericana se identificaba como católica; para 2018, en cambio, esa identificación descendió a 59 por ciento. En contrapartida, el ascenso de iglesias evangélicas cuya irrupción no sólo transforma el campo de las creencias, sino que irrumpe en la vida política de muchos países. Hay un marcado incremento en los miembros de las iglesias evangélicas que están alcanzando en muy poco tiempo 26 por ciento en América Latina.
Las instituciones religiosas se han mundanizado y han evidenciado su desapego de los valores que las crearon. Parece que los obispos miran la realidad desde un dron celestial, lo que ellos llaman crisis antropológica y moral, es un fenómeno secular que también ha impactado a la institución católica. La Iglesia es al mismo tiempo corresponsable de la crisis de valores. En cerca de 15 mil Iglesias, templos y capillas en todo el país, ¿dónde están los valores inculcados en la población? ¿Su catequesis es vigente? Hay un fracaso evidente en la transmisión desde lo religioso de valores, ética y moral a la población en el tejido social.
Cuando se refieren a las imbricaciones del crimen organizado con el gobierno, los obispos parecen escupir hacia arriba. Cientos de testimonios de vínculos de la Iglesia católica con los grupos criminales. Las narcolimosnas, millones de donativos criminales que son bendecidos por el uso de la Iglesia según altos jerarcas. Ejemplos abundan. Lo último son las declaraciones de El Marro, líder del cártel Santa Rosa de Lima, que realizaba donaciones cuantiosas a iglesias y comunidades locales en Guanajuato.
Finalmente, la violencia. La Iglesia está en deuda con la sociedad por los miles de casos de abusos sexuales a menores en México. ¿En verdad hay cercanía con las víctimas y con los que sufren? Los actos de pederastia gozan de la protección de los obispos. BishopAccountability.org ha denunciado el encubrimiento de 18 obispos que protegen a criminales con sotana. ¿Cómo pueden condenar la violencia cuando la ejercen en miles de víctimas?
¿Por qué no destapan sus intenciones de secundar la ultraderecha del PAN y hacer suya la candidatura de Salinas Pliego que ya aparece con el estandarte de la Virgen?
Aunque al principio el detonador de la movilización de los agricultores fue el precio de garantía de los granos básicos, paulatinamente la reforma a las leyes hídricas cobró más relevancia. La iniciativa de ley del gobierno federal, muy necesaria para terminar con la depredación neoliberal y ordenar con justicia y sostenibilidad el vital líquido estuvo bien concebida, con cuestiones a mejorar, ciertamente, pero se comunicó mal a la población. De ahí se agarraron acaparadores, negociantes del agua y algunos gobiernos y políticos de la oposición para revolver el río y desinformar sobre el tema, provocando el pánico de muchos productores, quienes sintieron que peligraba su título de concesión y la posibilidad de transmitirlo con su tierra. Cuando eso sucede, señalan los teóricos, se genera una movilización, más emocional que racional, impulsada por el sentimiento de privación relativa: cuando la gente siente que está en peligro de ser privada de algo que ya tiene, así se parta de premisas falsas, como es el caso.
Es una protesta postneoliberal, porque en ella se yuxtaponen aspectos y demandas contra los efectos de las políticas neoliberales, con la defensa neoliberal contra la intervención del Estado en el ordenamiento y la gobernanza del agua.
Sea como fuere, con pretensiones legítimas, no tan legítimas o de plano aviesas, los productores lograron que el Ejecutivo y el Legislativo federales vayan más allá del diálogo y organicen mesas de trabajo para solucionar los pagos pendientes de maíz y de trigo, y para trabajar sobre precios de garantía; habría que ver si resultan. Además, el Legislativo realizó modificaciones y precisiones a la iniciativa de leyes hídricas para disolver los motivos de la incertidumbre.
Un acuerdo muy importante es iniciar el 8 de diciembre una mesa de trabajo para revisar el modelo y las políticas agroalimentarias. Esta debe ser la gran oportunidad, no para resolver de manera puntual la problemática actual, sino para emprender una gran reflexión y debate colectivos sobre el modelo de agricultura, mejor dicho, de agriculturas nacionales.
Las políticas de los seis sexenios neoliberales no se dirigieron al conjunto de agriculturas de nuestro país. Privilegiaron a los grandes productores, a algunos medianos y empresas agroexportadoras. Las subvenciones otorgadas en este largo periodo fueron “subsidios para la desigualdad”, como demuestran diversos autores.
Después vino el primer piso de las políticas de la Cuarta Transformación que, con intención redistributiva, privilegiaron los apoyos a los productores más pobres, con programas como Producción o Fertilizantes para el Bienestar. Sin embargo, muchos de los productores medios y grandes sienten que no son incluidos en estas políticas y en parte a eso se debe su malestar actual. También demandan ser incluidas las comunidades indígenas y las personas jornaleras del campo.
Además de las protestas actuales, hay fuerzas subterráneas que van transformando nuestro campo y exigen repensar y debatir nuestra agricultura: entre 2018 y 2023 dejaron el medio rural 1.2 millones de personas; la edad promedio de las personas productoras sigue aumentando, junto con la expansión del rentismo parcelario, los oligopolios trasnacionales cada vez dominan más los alimentos y los insumos agrícolas a nivel global; evolucionan los hábitos alimenticios; el cambio climático impacta gravemente al mundo rural.
Por eso es muy necesario repensar y debatir la forma de incluir a todas las agriculturas que coexisten en nuestro país. Que se ubique a cada una de ellas en su aporte, su horizonte, los recursos que requiere y su forma de relacionarse con las demás: la agricultura indígena, la campesina, las agriculturas familiares, la agricultura comercial, sea de temporal o de riego, la de exportación, la que practican las personas jornaleras.
Hay temas básicos, de solución inmediata, que deben ser centrales: la planeación de qué se va a producir, para qué y en dónde, con qué agua y efecto en los recursos naturales. El ordenamiento de los mercados, clave para mejorar los precios al productor y al consumidor y controlar los oligopolios y oligopsomios. El financiamiento y los seguros, restringidos ahora sólo a un grupo de productores comerciales, inaccesibles para una gran mayoría de productores. La ubicación en el mercado global. Algo que se ha venido postergando: la cobertura real y con dignidad de todos los derechos y prestaciones sociales a las personas jornaleras. La seguridad y la paz en el campo mexicano.
Si la política agrícola neoliberal casi por definición fue excluyente y tendiente al acaparamiento, la política postneoliberal, la de la Cuarta Transformación, debe buscar la inclusión no subordinada de todas las formas de agricultura, precisar el papel del Estado hacia cada una de ellas. Rediseñar de manera participativa lo que sería una especie de pluralismo agrícola, con justicia, sostenibilidad y productividad. Mayúscula, pero necesaria tarea.
De pronto varias circunstancias nublaron el ambiente. Circularon, con profusión, conceptos como crisis, error grave, ineficacia política o falta de sensibilidad y empatía. La oposición se dio vuelo en la difusión pidiendo actuar hasta con violencia. Una senadora irresponsable habló incluso de querer guerra. Se anunció la súbita aparición de un movimiento abarcando toda una generación (Z) de jóvenes. Siguiendo patrones externos de conducta rijosa se injertaron reclamos propios que atizaron lo público. Una megamarcha se programó con feroces voces, instrumentadas con medios para hacerla temida por Palacio. Pero algo falló en su logística y, sobre todo, en la representatividad de los liderazgos. Abundaron, eso sí, mensajes altisonantes, con pretenciosa belicosidad personalizada. No hubo la esperada concurrencia y la zacapela de un grupo de provocadores, por primera vez investigado, descubrió financieros y organizadores.
Lo que sí afectó el ambiente y el panorama completo del quehacer político fue el asesinato del munícipe de Uruapan, Michoacán. A pesar de la seguridad desplegada, un adolescente contratado pudo acercarse y disparar en sucesivos momentos. El alcalde murió, así como el mismo ejecutor a manos de los guardias. El momento se tornó grávido y explosivo. El Estado completo quedó a la deriva y la oposición aprovechó la ocasión para inflar el caso y apelar, incluso, a transformarlo en punto de inflexión. Lograr debilitar al gobierno se fijó como objetivo. No fue, ni de cerca, valedero. La Presidenta actuó con presteza y orden. Se presentó el llamado plan Michoacán, fondeado con masivos recursos y coordinada organización. Se puso, de nueva cuenta, atención a las causas de la violencia y el crimen y, con esta armazón, se canalizaron las ayudas necesarias. La calma y el orden público pudieron restablecerse con rapidez. Se encauzaron temores y miedos sin alarmas y nerviosismo colectivo. Pero, ciertamente, hubo momentos álgidos que fueron tratados con hábil serenidad. La neblina se levantó y los asuntos han seguido su curso.
Desde Palacio se vio, con claridad, lo conducente para viabilizar el plan local propuesto. Parte del cual dependería de una eficaz coordinación entre las instituciones de administración de seguridad y justicia. La pieza discordante para el ensamblaje correcto entre policías, Ejército, Guardia y demás cuadros de inteligencia eran, se supo sin duda, las fiscalías. En preciso, la parsimonia y lentitud, del fiscal mismo, se atravesaba en este camino. Se le removió con una operación que no pudo observar la transparencia indispensable. La urgencia fue un obstáculo que se pudo suavizar, aceptando alguno que otro rasguño al proceso y sus conductores. Poco, en atención a la importancia de preparar, no sólo a Michoacán, sino al país completo para reducir la violencia. La política de seguridad, conducida desde Palacio, venía mostrando, en tiempos recientes, con indispensables números de respaldo, lo correcto de su trayectoria. Había urgencia de asegurar que las piezas ejecutorias trabajaran al parejo. La remoción del fiscal se hizo de la mejor manera posible Y la transformación de esa vital dependencia inició su ruta a mejores tiempos.
Muy a pesar del lento crecimiento económico del año y sus débiles proyecciones del próximo futuro (Banco de México) no se ha descuidado la inversión social y el aumento salarial mínimo. Factores básicos para mejorar el bienestar y aliviar la pobreza. La atención del gobierno acentuará, se espera, en la inversión para robustecer el crecimiento. En efecto, se trata de llegar o, incluso, superar 25 por ciento del PIB en años venideros. El anuncio de llegar al billón del gasto social para 2026 tendrá recompensas variadas.
A raíz del ataque, se confirmó el asesinato de Marcos Aguilar Rojas, representante agrario de la comunidad. Por su parte, Gabriel Aguilar Rojas resultó con lesiones por arma de fuego. La noticia se dio a conocer mediante un comunicado emitido por el Congreso Nacional Indígena (CNI, https://bit.ly/4izzgDh).
La ofensiva retórica de las instancias gubernamentales pronto intentó presentar los hechos como un conflicto entre particulares por la disputa de unos terrenos. La realidad resulta ser muy diferente y se explica en alguna medida por la historia. De entrada, debemos reconocer que la comunidad autónoma wixárika y tepehuana de San Lorenzo de Azqueltán tiene una existencia histórica y milenaria como pueblos originarios. Las fuentes arqueológicas e históricas señalan su existencia antes de la invasión europea. Por ejemplo, para el siglo XVI, a la llegada de los españoles, los tepehuanos se encontraban distribuidos por un amplio territorio que quedó dentro de lo que posteriormente se llamó La Nueva Vizcaya. Las fuentes indican una ocupación tepehuana hasta el Cañón de Bolaños y la sierra del tepeque, lo que hoy en día es Durango, zonas de Chihuahua y Sonora, así como Zacatecas y el norte de Nayarit y Jalisco.
De hecho, las crónicas de los españoles reconocían desde entonces que en el Cañón de Bolaños habitaban tepehuanos. En el mismo cañón se encuentra un vestigio arqueológico, específicamente en el cerro de Colotlán (centro ceremonial de la comunidad de Azqueltán). Cabe señalar que el territorio se caracteriza por ser una zona de frontera, de ahí se explica que la comunidad esté conformada tanto por wixáricas como por tepehuanos.
En épocas coloniales, Azqueltán estuvo bajo el mando del Presidio de San Luis Colotlán, era un comando fronterizo que utilizaba a los originarios como milicia para mantener a salvo la zona, especialmente de los nayaritas que fueron “pacificados” hasta 1723. En 1777, Azqueltán recibe una Cédula Real que establece los límites del territorio, el cual es reconocido en 94 mil hectáreas. A partir del siglo XIX la zona sufre grandes cambios político-administrativos, el Reino de la Nueva Galicia, que a finales de la época colonial se convirtió en la Intendencia de Guadalajara, se convirtió en el estado de Jalisco, y la zona se dividió en dos partidos que después serían nombrados cantones: Bolaños y Colotlán, aunque con el paso del tiempo se dividirían en municipios; en torno a Azqueltán se formó el municipio de Totatiche y después se convertiría en el actual Villa Guerrero, que existe desde 1921.
Cabe señalar que las fronteras que el Estado nación mexicano impuso sobre los territorios de las naciones originarias –hace apenas 200 años– en conjunto con la visión eurocéntrica de la historia de México, hicieron suponer que, a partir de la independencia, los pueblos somos parte de un municipio, estado o federación. Llegando al exceso de decir que existen tepehuanos de Durango o Zacatecas, cuando en realidad los pueblos existimos antes de la llegada de sus delimitaciones, que sólo legitimaron el despojo y el saqueo de los territorios ancestrales.
Durante los últimos cinco años, los ataques e intentos de despojo territorial por parte de caciques, en colusión con el crimen organizado, se han intensificado. Una revisión de los comunicados emitidos por la comunidad, en ese lapso, nos muestra cómo la violencia se ha recrudecido. Manuel de Jesús Aguilar Herrera, conocido por estar ligado al violento cacique Fabio Flores Sánchez, La Polla, son personajes que han establecido un boyante cacicazgo en la zona, estructurado en economías ilegales y en colusión con las autoridades del estado. No es raro entender que sean ellos los responsables de las agresiones, invasiones y asesinatos que se registran en la comunidad autónoma de San Lorenzo de Azqueltán (https://bit.ly/3KwwTEJ).
Por último, debemos señalar que San Lorenzo de Azqueltán es un pueblo indígena, al descender “de poblaciones que habitaban en el territorio actual del país al iniciarse la colonización y que conservan sus propias instituciones sociales, económicas, culturales y políticas, o parte de ellas”, como lo establece el artículo 2º constitucional. En efecto, sus habitantes conservan un modo de vida propio, destacando –entre otros elementos culturales–, una memoria histórica de largo aliento; una relación particular con la tierra basada en el régimen de posesión y ocupación comunal, lo que genera y da sentido a los sistemas normativos de la comunidad; un sistema alternativo de salud basado en la medicina tradicional; un conjunto de fiestas religiosas, cuya celebración implica un sistema de asignación de cargos; la existencia de un gobierno comunal propio y la participación de sus habitantes en trabajos comunales. Esas especificidades culturales permiten a los habitantes identificarse entre sí y autoadscribirse como pueblo indígena. Al respecto, el artículo 2º del Convenio número 169 de la OIT sobre Pueblos Indígenas y Tribales, así como el artículo 2º constitucional, establecen que la “conciencia de su identidad indígena deberá ser criterio fundamental para determinar” a los pueblos indígenas.
* Doctor en antropología. Profesor Investigador en la Universidad de Guadalajara.
En aquella infancia itinerante germinó la semilla que más tarde guiaría su oficio como crítica y curadora de arte: la capacidad de ver el mundo como una sucesión de miradas superpuestas, voces que se rozan y horizontes que se desplazan. Una percepción que no se fija en un solo punto, sino que respira en lo diverso para encontrar allí, en el desarraigo y el hallazgo, una forma de pertenecer.
Cuando habla de aquellos años, entre Varsovia, Berlín Oriental y Copenhague, Sylvia Navarrete evoca un ritmo de vida que obligaba a adaptarse constantemente: “teníamos que aprenderlo todo de nuevo una y otra vez”. No hubo amigos de infancia, no hubo pertenencia. Pero en la cultura –los museos, la ópera, el teatro, los conciertos de rock– encontró un hogar portátil. Tal vez por eso, cuando decidió quedarse en París para estudiar letras en la Sorbona, ya llevaba dentro una brújula orientada hacia lo estético. Sin embargo, algo la empujó de vuelta a México, su otra lengua, su otra nacionalidad; como si esa falta de raíces reclamara por fin un suelo propio.
Llegó a la Ciudad de México en 1986, con el español aprendido a fuerza de diccionarios y novelas. Comenzó escribiendo en La Jornada Semanal. Recorrió la capital del país, de exposición en exposición, de taller en taller, como quien conoce una ciudad tocándola con los pies. Había en esa libertad, en ese andar sin ataduras institucionales, algo que la sedujo. Desde entonces, Navarrete ha vivido su trayectoria profesional como extensión de aquella infancia nómada: una ruta sinuosa pero propia, siempre en movimiento.
Se hizo crítica de arte, luego curadora; investigadora de campo antes que académica. Conoció a los protagonistas de la modernidad mexicana – Juan Soriano, Gunther Gerzso, José Luis Cuevas– cuando aún estaban vivos y dispuestos a contar su historia. Trabajó en el Centro Cultural de Arte Contemporáneo de Televisa; dirigió el MACO en Oaxaca con la complicidad de Francisco Toledo, de quien recuerda tanto la genialidad como la aspereza. Más tarde fue subdirectora del Cenidiap, donde descubrió que la burocracia rara vez coincide con el pulso del arte: una experiencia marcada por la ironía y cierto desencanto.
Lo de Sylvia es otra cosa: la libertad, no la plaza; el diálogo, no el protocolo. A Navarrete le interesa el arte como acto de comunicación profunda, no como un ejercicio de erudición. Desconfía de los curadores obsesionados con discursos sociológicos y filosóficos, de esa necesidad de demostrar en vez de transmitir. Cree en la emoción, en la sustancia humana que habita toda obra verdadera, sea pintura, gráfica o concepto. En los años 80, dice, la pintura mexicana no le debía nada a nadie. Hoy la globalización ha uniformado lenguajes, pero no ha borrado la fuerza del talento.
Al final, inteligente, lúcida, dueña de una alegría que no se desgasta, Sylvia vuelve siempre a la misma idea: la vida es demasiado agresiva, demasiado estridente. “Hay que descubrir la pasividad”, dice como quien revela un secreto. No es renuncia, sino una forma de preservar la alegría, de mirar el arte –y el mundo– con la calma necesaria para escuchar su verdadera voz.
Mientras la escucho, pienso que quizá toda su vida ha sido eso: un intento por encontrar un punto de quietud en medio del movimiento perpetuo. Un instante de claridad dentro del torbellino. Como si, después de tantas ciudades, tantos artistas, tantas historias –nacidas del viaje continuo con sus padres y sus tres hermanos, donde el hogar era el movimiento mismo–, lo que Navarrete buscara de verdad fuera esa luz que aparece al final del día, cuando la ciudad baja la voz y uno puede oír –por un instante– el pulso secreto del mundo. El mismo pulso que ella sigue desde niña. El mismo que, sin saberlo, la llevó al arte.
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