La oposición violenta
La derecha de México debería serenarse y, sin el frenesí que la ha guiado hasta ahora, analizar si la violencia es benéfica hasta para sus propios fines. Los jefes de la derecha y la ultraderecha, que ya es una sola, los visibles y los ocultos, desde Claudio X. González y Ricardo Salinas Pliego hasta Vicente Fox y Enrique Krauze, convocaron a una marcha contra Claudia Sheinbaum, el sábado 15, inspirados en las revueltas juveniles en Nepal y Bangladesh que, tras incendiar edificios públicos y chocar con policías y soldados, derrocaron a los gobiernos. En esos países hubo decenas de muertos, jóvenes incluidos. Por fortuna aquí no, pero ninguno de estos personajes y el PRIAN pueden eludir su responsabilidad en la violencia. ¿O no sabían a lo que llamaban?
Debe también dimensionarse lo ocurrido el sábado: La violencia que estalló en el Zócalo durante más de cuatro horas, que coronó una marcha pacífica que partió del Ángel de la Independencia, marca un antes y un después en las movilizaciones de la derecha en México, de tanta o mayor relevancia que la unión formal del PRI, del PAN y del PRD que hizo posible Claudio X. González Guajardo en su mansión de las Lomas de Chapultepec en 2020, un sometimiento de entidades de interés público a un representante del poder económico, y que ha sido tan desastrosa para estos partidos que hasta el que se decía de izquierda desapareció el año pasado. No hay más: La derecha ya cruzó el umbral y ahora repudia o valida la violencia.
Y algo que tampoco debe pasar desapercibido: La incorporación del magnate Salinas Pliego a la acción política al lado del PRIAN y sus ideólogos, utilizando las concesiones de tres cadenas de televisión, representa una radicalización adicional que afectará a la propia oposición, porque él sólo le apuesta al caos para tomar venganza de la multimillonaria deuda que, ya de manera definitiva, debe pagar. Cuando ya no le sirvió la “amistad” con Andrés Manuel López Obrador, por lo que es aborrecido por otros oligarcas, se volvió activista.
No hay que olvidar tampoco que Salinas Pliego representa también, por convicción y hasta por herencia familiar, el fascismo: He demostrado desde hace un cuarto de siglo que Hugo Salinas Price, su padre, financió a líderes e iniciativas nazis, entre ellas a la organización secreta que creó el Movimiento Universitario de Renovadora Orientación (MURO) y otros grupos paramilitares para, desde los sesenta, agredir a sus enemigos y que, además, recibía órdenes de la CIA de Estados Unidos y estaba también al servicio de la Dirección Federal de Seguridad (DFS), la asesina policía política del régimen priista.
Salinas Pliego, quien inventa hasta desapariciones forzadas de jóvenes, ha reclutado ahora a personajes de la extrema derecha nacional y extranjera —uno de ellos es el pasquín Derecha diario—, pero también a los intelectuales para potenciar su personal agenda de oposición: Justo en la víspera de la violencia en el Zócalo, el Centro Ricardo B. Salinas Pliego y la revista Letras Libres, que dirige Krauze, se unieron en la organizaron de un coloquio con sedes en el Colegio Nacional y en la Universidad de la Libertad.
Se trata de una convergencia ideológica y política que explica por qué Salinas Pliego y Krauze se unieron también para convocar a la marcha del sábado que derivó en violencia, exactamente como las manifestaciones de Nepal y Bangladesh convocadas por la generación Z con la bandera de la calavera con sombrero de paja. Una vez más, ¿no sabían a lo que convocaban? No: Hay intelectuales que están ya, de plano, al servicio del fascismo.
Por eso, lo ocurrido en el Zócalo impone al gobierno, el de la Ciudad de México que encabeza Clara Brugada y el de la República de Sheinbaum, la obligación de desenmascarar, de una vez por todas, a los provocadores que generan violencia en toda movilización. Si no lo hacen, validarán la acusación de la derecha que esos grupos de choque están al servicio de la izquierda para reventar movilizaciones inconvenientes.
Estos gobiernos cuentan con todos los recursos tecnológicos, financieros, humanos y hasta políticos para identificar si los que generaron la violencia en el Zócalo el sábado —y antes, como en la marcha del 2 de octubre— son el “bloque negro”, grupos criminales, oportunistas o jóvenes de la convocante generación Z que, por ingenuidad, ignorancia o verdadero propósito, asistieron para derrocar al gobierno que, dicen, los ignora y maltrata.
El gobierno debe también identificar quiénes están detrás de la cuenta de redes sociales “generaciónZMX”, que ha vuelto a convocar a una nueva marcha el 20 de noviembre, cuando se conmemora el inicio de la Revolución Mexicana, porque nadie que no da la cara encabeza una causa legítima. Desde el anonimato de esa cuenta se convocó a una revuelta que no podía ser otra más que derrocar al gobierno y que, como en los países en que se inspiró, tendría que ser violenta. ¿A poco no sabían Fox, Krauze, Salinas Pliego, Claudio X. González y los lidercillos del PRIAN que habría violencia? Ando buscando al tonto que les crea.
Y otra cosa más: Antes del asesinato del alcalde Carlos Manzo, el 1 de noviembre, la convocatoria de la generación Z era para impulsar la revocación de mandato de Sheinbaum, que está prevista en la Constitución y hasta Morena quiere que sea en 2027 y no en 2028. Qué raro: La exigencia de poner en la decisión ciudadana la continuidad de un gobernante es apoyada por Krauze, cuando él afirmaban que era para que López Obrador se reeligiera y perpetuarse en el poder.
Dice la presidenta Sheinbaum que los manifestantes no querían entrar al Palacio Nacional. Se equivoca. Claro que querían entrar, no solamente insultarla, y así lo manifestaron algunos de los jóvenes que no cubrían el rostro, porque eso ocurrió en Nepal y Bangladesh y a eso se convocó. Querían prenderle fuego y verlo arder, como símbolo de repudio a un gobierno. Esa ha sido y es la estrategia de la derecha: Un país en llamas. Que no se quiera ver es otra cosa.
Concluyo: La derecha todo lo pudre, todo lo corrompe, todo lo ensucia. Los hechos del sábado en el Zócalo ratifican la condición violenta de la reacción en México, que ha sido apoyada históricamente por el gobierno de Estados Unidos, cuyo embajador, Ronald Johnson —no se olvide—, tiene larga carrera en el Ejército y la CIA, que incluye la intervención e invasión de países...
https://www.sinembargo.mx/4727809/la-oposicion-violenta/

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