nacionalismo cristianode Donald Trump
En Occidente, primordialmente en la anglósfera encabezada por EU y la Unión Europea, se escenifica una verdadera batalla cosmogónica y teológica entre el declive de la soroscracia globalista del Gran Reseteo (http://bit.ly/47g8SZY) del Foro Económico Mundial de Davos, cuyo presidente interino es Larry Fink, mandamás de BlackRock (http://bit.ly/4ngk7I3), con su polémica Agenda 2030/ woke/verde, y el retorno del “nacionalismo cristiano” de corte soberanista/ reaganiano con su Project Heritage 2025 (http://bit.ly/3WJ0lK7).
El megamillonario alemán-estadunidense Peter Thiel (PT) impartió en San Francisco cuatro conferencias “privadas” de corte apocalíptico/escatológico –cuyo contenido fue filtrado por The Washington Post (WP; http://bit.ly/4nbjCi8)–, en las que fustiga a los críticos de la inteligencia artificial (IA) de Silicon Valley, a quienes califica de “legionarios del Anticristo”.
Thiel, de 58 años –cofundador de Palantir Technologies, PayPal, Founders Fund e inversionista externo de Facebook, con una fortuna de 26 mil millones de dólares–, es el gran aliado del vicepresidente JD Vance (http://bit.ly/3IVsWJc): millennial “nacionalista cristiano” y mentor del asesinado Charlie Kirk.
PT fustiga como turiferarios del Anticristo del siglo 21 a Greta Thunberg, notoria adicta a la soroscracia globalista, y a Eliezer Yudkowsky, critico de la desregulación de la IA de Silicon Valley. A Gerrit de Vynck(GV) del Washington Post no se le escapa que las conferencias de PT “se dan en sincronía al creciente nacionalismo cristiano de EU (http://bit.ly/3WOXAHa)”. GV comenta que “los cristianos tienen diferentes interpretaciones del Anticristo bíblico, pero su imagen es frecuentemente entendida como oponente de Dios, quien aparece al final de los tiempos”.
Ya Reuters, portavoz de la anglósfera, había expuesto parte de las conferencias de PT en San Francisco, agregando que el hoy partidario de Trump había sugerido a su añejo socio Elon Musk no caer en la trampa ingenua de donar su riqueza a “las organizaciones no lucrativas de izquierda (¡mega- sic!) que serían seleccionadas por Bill Gates, quien a su juicio es uno de los dirigentes del gobierno mundial (http://bit.ly/4nR9igs)” y lo más cercano al “Anticristo”.
Según GV, PT, “uno de los más influyentes líderes de la industria de IA, resiste la vigilancia del desarrollo tecnológico como una batalla religiosa (¡mega- sic!) que puede intensificar la cruzada de la industria”, lo cual llama la atención como “demostración contundente de religiosidad en una industria que históricamente ha sido secular. El cristianismo se ha convertido recientemente en una presencia significativa en algunos círculos tecnológicos influyentes, en parte gracias a ACTS 17 Collective, organización no lucrativa dedicada a difundir los principios cristianos dentro de la industria tecnológica que organizó las conferencias de Thiel”.
A propósito, ACTS 17 Collective toma su nombre de ACTS 17 (Hechos 17), donde se relatan las prédicas del apóstol Pablo a las élites de Atenas (http://bit.ly/4ok50hA). ACTS 17 son las siglas de Acknowledging Christ in Technology and Society: Conocimiento de Cristo en la Tecnología y la Sociedad.
Ya desde marzo pasado, Lauren Goode, del portal científico Wired, describió a los “cristianos de Silicon Valley que desean construir el cielo en la tierra (http://bit.ly/47x2A9B)”. GV expone que PT “formó parte de una red de las élites tecnológicas que ayudaron a instalar (¡mega- sic!) a Vance, su pupilo, como vicepresidente”. A mi juicio,el “Anticristo” de PT es una metáfora maniquea muy poderosa para la cosmogonía bíblica en EU, con sus profundas extensiones electorales.
http://alfredojalife.com,Facebook: AlfredoJalife
Proviene de la raza bovina japonesa wagyu Tajima, cuya crianza se limita a la prefectura de Hyogo, en el centro de la isla principal de Honshu, con estándares que considerados rituales. Detrás de cada corte, una estricta tradición ganadera sustenta la exclusividad. Todo comienza con la crianza bajo rigurosas reglas y un sistema de certificación que garantiza su autenticidad.
Lugareños afirman que a este bovino incluso se le toca música clásica, se le trata con cariño y regularmente le proporcionan sesiones de masajes. Este cuidado minucioso incluye control genético y, por supuesto, una alimentación balanceada; su desarrollo se da en un ambiente en el que los animales pastan al aire libre evitando cualquier situación que les genere estrés.
El resultado es una carne reconocida por sus finísimas vetas de grasa intramuscular, una especie de marmoleado que al fundirse al calor da una textura suave y jugosa con un sabor que el comensal difícilmente olvidará; para los vegetarianos, tan sólo el olor al entrar en contacto con el asador se convierte en una provocación de romper la regla por la excepción que la confirma.
En Japón el consumo de carne Kobe es una experiencia casi ceremonial. Restaurantes especializados la ofrecen en cortes pequeños, preparados en teppanyaki, shabu-shabu o en delicados filetes. No se trata de satisfacer el apetito con una buena cantidad, sino de apreciar cada bocado para ofrecer a los sentidos una experiencia de lujo. Sin embargo, su popularidad ha llevado a algunos productores a instalarse en algunos puestos para satisfacer la demanda turística y prescindir del lujo y el trato de un restaurante.
la fama de la carne Kobe ha rebasado fronteras. No obstante, se sabe que no son más de 3 mil los restaurantes certificados. Actualmente se sirve en los de alta cocina de Nueva York, Dubái, París o la Ciudad de México; un filete Kobe supera los 400 dólares por kilo, mientras un corte servido en uno de alto nivel alcanza fácilmente 600 o 700 dólares por persona. La demanda internacional ha hecho que se asocie no sólo con la gastronomía, sino también a un estilo de vida: degustar Kobe es mostrar poder adquisitivo.
La exportación está estrictamente regulada, las piezas llevan incluso un número de certificación y un sello de crisantemo dorado que garantiza su procedencia. No es raro que en el mercado internacional se confundan carnes wagyu con Kobe, lo que ha generado debates en torno a la autenticidad. La primera es de todo aquel ganado cuya crianza procede de Japón. El prefijo o sufijo japonés wa alude a estados de paz o armonía. Hay cuatro diferentes tipos de ganado wagyu: el blanco, el negro, con cuernos cortos y sin cuernos; incluso puede ser ganado importado de otros países que ha sido criado por un tiempo considerable y bajo las reglas niponas.
Consumir carne Kobe es una tradición local que puede transformarse en un símbolo global de estatus y placer gastronómico. Para los japoneses, su ingesta es una expresión de orgullo regional; para el resto del mundo, un lujo culinario que, más allá de la moda, recuerda que en la mesa el tiempo, la paciencia y el respeto por la materia prima marcan la diferencia.
Alia Lira Hartmann
Por ello, el empresario-productor artístico Simón Casas, creativo como dice ser, prefirió aprovechar esa complacida costumbre y anunciar en Las Ventas la Corrida de la Hispanidad 2025, con toros de Garcigrande para el sevillano Morante de la Puebla, que tras recibir benévolas orejas de su segundo decidió quitarse la coleta en olor de plenitud y de apoteosis; el madrileño Fernando Robleño, quien con 25 años de alternativa dijo adiós con la oreja de su último toro y, en otro flaco favor del taurineo, el joven de Ávila Sergio Rodríguez, que confirmó su alternativa tras haber ganado la Copa Chenel. Y la plaza a reventar, que no todos los días se celebra que un italiano, patrocinado por sus majestades, tropezara con un continente inventado primero y expoliado después y con unos pobladores autóctonos a los que llamaron indios al suponer que habían llegado a las Indias Occidentales. Así la historia y sus caprichos.
Un fuera de época puede decirse del excepcional diestro Morante de la Puebla, precisamente porque su tauromaquia, su hacer y decir y su amplio repertorio, así como su imagen –patillas, puros, monteras, ternos, camisas, sombreros–, su anatomía y su seductora lidia dentro y fuera de los ruedos lo sitúan en el otro extremo de los aturdidos tiempos mecanizados y predecibles que corren. Si bien al llegar a México Morante acusó un toreo acarmenado, es decir, de un andalucismo teatral o zarzuelero, con el tiempo y ya sin la influencia de De Paula, sus procedimientos adquirieron una naturalidad perturbadora y un tempo inusual.
Si a los genios les bastan unos cuantos años para adueñarse del escenario, a Morante 28 años de matador y 46 de edad le permitieron consolidarse como el torero más diferente de su tiempo, el más atemporal y el de la tauromaquia más atractiva, no por nueva sino por olvidada y adormecida. Admirados y gratamente sorprendidos, miles de aficionados jóvenes comprobaron y paladearon que el toreo es más, bastante más que capotazos y muletazos a dóciles embestidas.
De ahí el luto colectivo por la inesperada despedida Morante, no sólo mermado de facultades físicas, sino aquejado además por sus dolencias mentales de trastorno de despersonalización, lo que volvía obligado arrancarse el añadido luego de cortar dos orejas y salir en olor de multitud por la puerta grande de la plaza más importante del mundo (chin). En su inconsciente la gente sabe que no sólo se han quedado sin Morante, sino también con un ejército de toreros clonados, casi idénticos unos a otros y sin posibilidad de enloquecer en la cara del toro. Celo les sobra a varios, sello y carisma les faltan a casi todos.
Descubrir más Morantes a la brevedad es uno de los dos desafíos prioritarios para la sobrevivencia de la fiesta de los toros. ¿Y el otro? Recuperar la bravura sin adjetivos si no se quiere que la ignorancia siga desatada, unos con su pobre oferta y otros con sus prohibiciones obedientes.
Para comprender la magnitud y la naturaleza de las protestas contra el trumpismo, es preciso apuntar que la desviación de Washington con respecto al ideal democrático no nació con la llegada original del magnate a la Casa Blanca en 2017 ni con su regreso en enero pasado, pero sí se ha profundizado y mutado en dichos periodos. Por principio de cuentas, la democracia estadunidense estuvo siempre atravesada por la contradicción en tanto la igualdad formal ante la ley coexistía con la esclavitud de millones de africanos y afrodescendientes, así como con la negación de derechos e identidad de todos los pobladores originales del territorio que llegaría a ser Estados Unidos. Tal paradoja no pertenece a un pasado lejano: fue apenas en 1965 cuando los afrodescendientes adquirieron derechos civiles y jamás llegó a desmontarse por completo el aparato legal de la segregación racial que ahora vuelve a normalizarse.
Tampoco el uso de la seguridad nacional como pretexto para la vigilancia intrusiva, la censura y la limitación masiva de libertades es un invento del trumpismo, pues ya se usó en el siglo pasado con la excusa del “peligro comunista”, y en todo lo que va de éste bajo la bandera de la “guerra contra el terrorismo”.
Lo que ha cambiado en meses recientes es el abandono de las formas institucionales, la transparencia con que Trump y sus funcionarios atropellan las leyes y, en un sentido decisivo, el giro del grupo gobernante desde la tradicional oligarquía estadunidense basada en la lealtad de clase hacia un culto a la personalidad cargado de simbología claramente fascista.
Sin duda resulta esperanzador que millones de personas repudien el inquietante camino tomado por la Casa Blanca. Sin embargo, cabe preguntarse por las posibilidades de la ciudadanía para recuperar, al menos, el nivel de institucionalidad pretrumpiana y avanzar en la construcción de una democracia merecedora de tal nombre: hasta ahora, el liderazgo del Partido Demócrata ha mostrado una exasperante pusilanimidad frente a la demolición del estado de derecho, y el sistema electoral está diseñado de tal modo que es inviable crear nuevas organizaciones partidistas. Es decir, el pueblo tiene cerrado el acceso al gobierno, y hay un enorme riesgo de que toda la efervescencia popular quede impotente para frenar las tendencias totalitarias de los poderosos.
Por el bien de Estados Unidos y del planeta, es deseable que la ciudadanía encuentre una vía pacífica hacia la soberanía y el restablecimiento de la República que está en el corazón de la promesa política con que se fundó su país.

Este gran político y militar michoacano siempre veló por los intereses del pueblo de México. Durante su sexenio presidencial, se dio la creación del Instituto Politécnico Nacional en 1936, poniendo así la técnica al servicio de la patria. También nacionalizó el petróleo en 1938, poniendo fin a los abusos que ejercían empresas extranjeras sobre nuestros compatriotas. Por otra parte, según el Inherm, Cárdenas repartió casi 18 millones de hectáreas a los campesinos, logrando con ello abatir el latifundismo y, de paso, minar el poder político y económico de los terratenientes. Además, por su civismo y solidaridad, dio refugio en nuestro país a los exiliados de la guerra civil española.
¡Con el pueblow todo, sin el pueblo nada!
Javier Rivera R.
Queremos agregar una idea que omitimos en nuestro artículo anterior en La Jornada titulado “La ciencia, la luz en el camino”. Decíamos que la invasión de los europeos a nuestro continente marcó profundamente el destino de cientos de naciones que sobrevivían, se desarrollaban y crecían de acuerdo con sus tiempos y sus necesidades, pero, además, que la mayoría adoptó la cultura del respeto y la armonía con la naturaleza, algo que no asimilaron los invasores. De esa forma, los diversos pueblos se convirtieron en expertos en aprovechar lo que la tierra y el agua les ofrecía. La geografía, el paisaje y la abundancia, incluso las limitaciones, de los recursos naturales desarrollaron una filosofía propia conductora natural de sus culturas.
El intercambio de conocimiento, de información y mercadería, así como el ofrecimiento de oficios entre los grupos que interactuaban, de alguna forma se convirtieron en esa ayuda o solidaridad permanente tan necesaria para vivir.
Estamos de acuerdo en que la solidaridad no es precisamente una ideología, sin embargo, en determinadas sociedades, ésta es un principio y un valor social humanitario imprescindible, como en el caso, sólo por mencionar dos ejemplos, de la nación tojolabal de México y el del grupo religioso amish, descendiente de los menonitas de Alemania. Dos culturas, cada una en su espacio, con sus antecedentes y buscando su futuro. La ayuda interna de cada uno de estos grupos fue y es una forma de vida que los preservó hasta el presente.
Preguntamos desde hace años, en este y en otros espacios de comunicación, ¿en qué época no han existido crisis y la necesidad de ayuda? En época de huracanes, con las tragedias subsecuentes, por lo general, la gente se conmueve con la desgracia que provocan estos fenómenos naturales. En situaciones de guerra, o de movimientos sociales que causan desastres humanos, surge la organización social para auxiliar a quien lo necesita. Y, sin los sellos partidistas, ni de las múltiples creencias religiosas, la ayuda se manifiesta y sirve, aunque sea un poco, para disminuir los estragos y alentar a las personas afectadas a enfrentar la situación y seguir adelante.
Sin embargo, es en esos momentos cuando un sector de la población sufre, mientras que otros se arman de las peores conductas antisociales y manifiestan su posición antisolidaria. Sus críticas homofóbicas las disfrazan de crítica política y de libertad de expresión al señalar los errores y desorganización de los dirigentes gubernamentales, aún peor si éstos son de izquierda. Llueven las acusaciones, pero esta oposición no se suma a la ayuda requerida.
Busquemos respuestas positivas en la práctica de la solidaridad natural fomentada desde la niñez. Ésta se refiere a la necesidad de ayudar en forma espontánea, por voluntad propia. Se afirma, según estudios de antropología, sociología, sicología y otras disciplinas, que los seres humanos somos empáticos por naturaleza. Tal vez sea cierto, pero tenemos ejemplos que nos enfrentan a la cruda realidad. Y, como muestra, tenemos el genocidio en diversos puntos del planeta, y tal vez el de Gaza sea uno de los más aterradores cometidos actualmente, porque se perpetran asesinatos aun después de aceptar el alto al fuego y de optar por la paz.
No creemos que los militares del ejército invasor y asesino de Benjamin Netanyahu sean un ejemplo de seres humanos ni, mucho menos, de bondad o de empatía con la población civil, que no tiene nada que ver con las ambiciones enfermizas de este gobierno neonazi. A estos individuos no les importa más que sus objetivos irracionales de eliminar a personas, ocupar sus tierras y desmontar el terreno usurpado, como si se tratara de limpiar de hierba mala y proceder a la siembra en la nueva propiedad arrancada impunemente a sus verdaderos dueños.
Esta clase de seres no tienen ni idea de lo que es la solidaridad natural, no obstante el sufrimiento de sus antecesores en los campos de concentración una vez despojados de sus casas y de sus tierras, que no fue asimilado por quienes se dicen ahora dueños de un país que no les corresponde. El ejército hitleriano no logró sembrar en terreno ajeno, no logró el reconocimiento ni siquiera de sus seguidores, no logró el respeto de la comunidad internacional ni tampoco logró pasar a la historia como la raza única, inteligente y potente, como pretendieron mostrarse ante el mundo. ¿Por qué parte de sus descendientes olvidaron la solidaridad mundial a su favor? Tal vez porque no se fomentó la solidaridad natural que reforzara el aprendizaje que les dejó la hecatombe sufrida a manos de aquellos a los que ahora imitan.
En nuestra opinión, la solidaridad es un principio humano que debemos adoptar como ley fundamental de supervivencia y autoprotección por todos los pueblos del mundo. Siempre necesitamos ayuda mutua.
Queremos enviar un abrazo cálido a nuestros hermanos y hermanas de la ciudad petrolera de Poza Rica, Veracruz, y de los estados afectados por el desastre causado por las lluvias torrenciales. Nuestros deseos de pronta solución a las necesidades y recuperación de la vida cotidiana.
(Colaboró Ruxi Mendieta)
Para Ximena Guzmán Cuevas y José Muñoz Vega, la justicia llegará.
En el caso de México, esto no funciona, porque el índice de crecimiento económico se dio en los cincuentas y sesentas, cuando en esas fechas había una verdadera explosión demográfica al registrase un índice de siete hijos por mujer. Para darse una idea, en Estados Unidos, el baby boom, después de la Segunda Guerra Mundial, fue de tres hijos por mujer.
Ciertamente, las décadas del milagro mexicano generaron una creciente migración rural urbana, pero al mismo tiempo, la reforma agraria fijó a la población ejidataria en el campo, donde se requerían más hijos para apoyar en el trabajo agrícola de aquellos tiempos. Y para remate, entre 1942 y 1964 se dio el Programa Bracero, que generó una corriente de migrantes legales y otra semejante de indocumentados.
La prístina, coherente y lógica propuesta de Hein de Hass, en la que propone el cruce de estas dos tendencias y la reducción progresiva de la migración, no funciona a nivel macro para el caso de México. Hace tiempo que ya no hay “bono demográfico”, el crecimiento económico está estancado y sigue la migración internacional.
No obstante, si consideramos la propuesta de Hein de Hass a nivel micro y analizamos determinados nichos donde coinciden estas dos tendencias, la propuesta es muy convincente.
En efecto, cuando hay desarrollo local y un número limitado de hijos por familia, la migración internacional tiende a descender de manera muy significativa. Es el caso de muchos municipios de los Altos de Jalisco que pudimos estudiar a profundidad hace unos años.
Una de las señoras que entrevistamos me informó que, de sus 18 hijos nacidos vivos, sobreviven 10 de ellos en Estados Unidos, sólo tres en la región y otros dos en Guadalajara. Las familias numerosas de los Altos se caracterizaron por enviar a sus hijos al norte, tanto así que Paul Taylor vino a Arandas a estudiar la migración, en 1930.
Esta región se caracterizó por ser católica, ranchera y migrante. Por ser católica y cristera, se distinguió por tener muchos hijos; me tocó entrevistar a señoras que tuvieron 18 hijos una y 15 otra. Pero eso ya es cosa del pasado: en la actualidad, la tasa es de dos hijos por mujer. Por ser una sociedad ranchera, se distingue por tener ranchos, grandes o pequeños, pero que son indispensables para tener animales, y desde hace un siglo han invertido sus ahorros en comprar tierra. Finalmente son migrantes, por los factores mencionados anteriormente, por tener muchos hijos y por su afán de ser pequeños o medianos propietarios e irse al norte para conseguir recursos.
Las familias del siglo XXI suelen tener dos o tres hijos y el interés de ir al norte sigue presente por la gran tradición que existe, pero no se concreta. Los padres ya no tienen interés en mandar a sus hijos al norte, como antes se hacía. Prefieren que se queden, que los ayuden, que trabajen o que estudien.
Y hay oportunidades para todo; la Universidad de Guadalajara tiene dos campus con múltiples carreras, uno en Tepatitlán y otro en Lagos de Moreno, con cientos de estudiantes que llegan de la región aledaña. Uno de esos estudiantes dijo en una entrevista que tenía que estudiar, porque si no, su papá le quitaba la camioneta. Otra, en cambio, trabajó en la maquila de costura para luego poder ir a la universidad.
En cuanto a las oportunidades laborales, hay una decena de ciudades medias en la región que requieren de profesionales y servicios. Además, hay empresas de todo tipo: grandes grupos lecheros, que se abastecen de los ranchos; numerosos criaderos de puercos y varias megaempresas dedicadas a la producción de huevo, con alta tecnología. Por otra parte, en la región hay varias tequileras importantes y muy reconocidas, como Siete Leguas, Centinela, Tapatío y Cazadores, con varias marcas; hay también fábricas de azúcar de agave. Todas estas actividades requieren de su articulación con el campo y la producción agrícola, que necesita de numerosos trabajadores. Para añadir, hay fábricas textiles, de metalmecánica, dulces, rodamientos, calzado, maquila de ropa, etcétera.
Pero quizá el indicador más relevante de que la emigración ha dejado de ser una alternativa se refleja en los índices de inmigración. Desde hace varias décadas, se percibe la llegada de migrantes a los Altos de Jalisco para trabajar en las cosechas y en los campos agaveros, que provienen de los estados de Oaxaca y Chiapas.
Por varias décadas, los migrantólogos nos hemos dedicado a estudiar y explicar la emigración internacional, pero ya es tiempo de pensar en que este proceso puede cambiar e incluso terminar, especialmente la migración irregular. Obviamente, se dará de manera procesual y a partir de casos, regiones y circunstancias específicas.
A mediados de la década de 1940, Jardón participó en el Instituto Revolucionario de Estudios Sociales, una conjunción de militantes políticos y técnicos –abogados, médicos, agrónomos, maestros– influenciados por una versión nacional-revolucionaria del marxismo. Su militancia se ubicaba en el Bloque Comunista Sergio Kirov, desde donde contribuyó a fundar la Acción Socialista Unificada. La ASU tuvo como cabezas principales a Hernán Laborde y Valentín Campa, que habían sido expulsados del PCM en 1940 y que, en convergencia con los excluidos de 1948, dio nacimiento al Partido Obrero Campesino (POCM). En diversos momentos, Jardón escribió en la prensa de esta organización y llegó a ser el director de su órgano Noviembre, cuyo emblemático lema fue: “Por la revolución mexicana al socialismo”. En esa época, también participó en prensa no militante como lo fue Atisbos y ABC.
Entre sus trabajos más relevantes se encuentran los de 1958, cuando Jardón escribió una serie de artículos sobre el retroceso de la democracia en el movimiento sindical en las páginas de Rototemas, una publicación crítica del gobierno mexicano de efímera vida. Fue preso en 1959 mientras cubría la huelga ferrocarrilera que, como diría Vallejo, conmovió a la nación. En este periodo, diversos militantes abandonaron el POCM y se reintegraron al PCM; Jardón también lo hizo, integrándose a la célula “El Machete”, junto a los también periodistas rojos Mario Gill, Gerardo Unzueta, Hugo Ponce de León y Eliezer Morales. Para 1960, se fundó el quincenal Política con Marcué Pardiñas como su artífice, significativa publicación del crisol de la lucha política nacional e internacional de las izquierdas. Jardón llegó a ser director de Política hacia el final de su ciclo de aparición. Por esos años también escribió en El Día, el diario fundado por Enrique Ramírez y Ramírez.
La participación de Jardón en la prensa comunista, es decir, en La Voz de México, se incrementó en el segundo lustro de la década de 1960, siendo especialmente importante en 1968. Aunque es muy conocida su obra De la Ciudadela a Tlatelolco; México, el islote intocado, referente al movimiento estudiantil, Jardón fue muy activo durante todo ese año, escribiendo de los más importantes temas político-sociales. Especialmente destacó su participación como enviado en París, desde donde cubrió las elecciones a la Asamblea Nacional. También dio seguimiento a los acontecimientos que involucraban a la universidad francesa, desde donde produjo textos como “El agudo problema de la enseñanza superior”.
En ese mismo 1968 se certificó la distancia del PCM con la URSS tras la invasión a Praga, lo que llevó a que en los siguientes años, Jardón se aliara con un grupo de militantes que formaron una disidencia conocida como la “Unidad de la Izquierda Comunista”, a mediados de la década de 1970, donde se encontró junto a Dionisio Encina y Manuel Terrazas, cuadros comunistas de ferrea lealtad prosoviética. Paralelamente, colaboró con el periódico Siqueiros de la célula “Brecht” del PCM.
Se separó del PCM en 1974 y se unió al Movimiento de Acción y Unidad Socialista, que sostuvo la tesis de la vigencia de la Revolución mexicana como sendero obligado para el socialismo. A partir de ese momento, Jardón se encontró con viejos militantes como Carlos Sánchez Cárdenas, Alexandro Martínez Camberos, Miguel El Ratón Velasco, Miguel Aroche Parra, Alberto Lumbreras y la salvadoreña-mexicana Graciela de Anaya García. En el órgano Liberación de esta agrupación, Jardón escribió prolíficamente, siguiendo la coyuntura mexicana rumbo al proceso de liberalización política.
Ya en el MAUS y ante la opción electoral abierta en 1979, Jardón fue nominado candidato a diputado por Toluca, y en 1981, candidato a la gubernatura de su estado natal, ambos bajo la alianza y paraguas del registro electoral comunista. En ese año, enfrentó a la maquinaria priísta que llevó a Alfredo del Mazo como su candidato. Jardón, bajo el lema “Contra la imposición y la corrupción, por un gobierno democrático y honesto”, realizó una campaña que fue calificada en su momento como de “otro estilo”, pues miró a sectores damnificados por la política oficial.
Sin duda, su periplo es expresión de la diversidad de las izquierdas mexicanas, de sus preocupaciones y sus debates. En el derrotero del siglo XX, con sus múltiples recovecos organizativos, la pluma roja de Jardón aguarda un mayor reconocimiento por parte de quienes hoy asumen la herencia de la lucha por la democracia.
* Investigador UAM. Autor, junto a Juan de la Fuente, de La raíz plebeya de la democracia mexicana (2025)
Los ojos negros son siempre en la literatura el abismo de la perdición. Unos ojos que anuncian la desgracia no pueden sino ser negros como noche sin estrellas; ya su mismo color anuncia que traerán luto al enamorado que pena bajo su oscura lumbre. Ojos para perderse en ellos, con ellos, y por ellos, aunque en su negrura avisen del peligro mortal de sólo mirarlos.
La tonada rusa, “Ojos negros”, en una de sus arrebatadas estrofas dice: “veo en ellos el duelo de mi alma/veo en ellos una llama de victoria/y consumido en ella, un pobre corazón…”; que bien nos lleva hasta la cueca que popularizó la voz de Lucho Gatica: “yo vendo unos ojos negros/ quien me los quiere comprar/ los vendo por hechiceros/ porque me han pagado mal…”
“Por unos ojazos negros, igual que penas de amores/ hace tiempo tuve anhelos/ alegrías y sin sabores…”, se duele el bolero clásico de Olimpo Cárdenas “Un viejo amor”; y la letra del tango “Por unos ojos negros” llora con el bandoneón: “¿por qué tus ojos me embrujaron? ¿Por qué? /Si tú tenías que alejarte después/sólo me queda el recuerdo glacial/de tus ojos de sombra y cristal…”
Para ser justos, el tormento poético no viene sólo de los ojos negros; también los ojos claros tienen su parte, como en el madrigal que dejó instalado en la esquiva posteridad a Gutierre de Cetina: “ojos claros, serenos/si de un dulce mirar sois alabados/¿por qué, si me miráis, miráis airados...?”
Los ojos azules tampoco van a la zaga, y el cielo y el mar son su más común y fácil comparación: “y sin embargo tus ojos azules/azul que tiene el cielo y el mar…”, dice el tango de José María Contursi “Sombras nada más”, que se convirtió en bolero en la voz de Javier Solís. Inmensidad y misterio. “Tu pupila es azul y, cuando ríes, /su claridad suave me recuerda/el trémulo fulgor de la mañana/que en el mar se refleja”, insiste la lira de Bécquer.
¿Y los ojos verde esmeralda, ojos verde mar, los preferidos de Agustín Lara?: “aquellos ojos verdes / de mirada serena / dejaron en mi alma / eterna sed de amar…” A unos ojos de esmeralda, en las canciones, corresponden siempre brazos de marfil, dientes de perla, labios de rubí, para que la pedrería modernista no se agote. Y no hay novela de la muy prolífica Corín Tellado que no empiece con una heroína de refulgentes y apasionados ojos verdes.
Bucólico en sus comparaciones, El cantar de los cantares no da color a los ojos de la amada, sino que dice que son de paloma, sus cabellos como manada de cabras, sus dientes como ovejas trasquiladas. Y “tus dos tetas como dos cabritos mellizos, que están paciendo entre azucenas”, traduce Fray Luis de León.
Pero volvamos a los ojos negros, tan traicioneros. El color de los ojos lo define el iris, y así, hay ojos de color castaño, que es lo mismo que marrón, o café; de color avellana, intermedio entre el café y el verde; de color de miel, o ámbar; y verdes, azules, y grises. Pero no hay ojos negros, estrictamente hablando. A pesar de todas las alabanzas, los ojos negros son una invención romántica.
Tener los ojos verdaderamente negros es una rara excepción, consecuencia de una enfermedad congénita llamada aniridia, y entonces el iris negro se confunde con la pupila, lo que lejos de ser fascinante, perturba por su anomalía, porque es como si la persona, desde la negrura total, no pudiera mirarnos. Quien padece de este mal sufre de fotofobia, y se es propenso a las cataratas y el glaucoma, entre otras muchas amenazas de ceguera. Nada hay en ojos tales que se acerque al embeleso. Flaubert lo sabía: los ojos de la heroína de su novela “parecían negros” …pero no lo eran.
El asunto se vuelve patológico. Los ojos negros vienen a ser una maldición, no para quien los ve bajo la atracción pasional, sino para quien, por uno de esos azares del destino, los tiene.
Pero, en fin, dejemos a los ojos negros como verdad alternativa, para que sigan siendo abismos de la perdición.
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Después de la conquista, Cortés se quedó con el enorme recinto, en el que estableció su residencia y también se apropió del palacio de Moctezuma. A su muerte, su hijo Martín lo vendió a la Corona española, que lo convirtió en la sede del gobierno virreinal y hasta la fecha tiene el mismo fin, ahora convertido en Palacio Nacional.
Al paso de los siglos, las casas de Cortés, que se dice que eran como una pequeña ciudad, fueron objeto de litigios; se fueron fraccionando, y finalmente en 1836 el Monte de Piedad las adquirió y compró dos para completar las siete que conforman el predio.
La institución la fundó en el siglo XVIII don Pedro Romero de Terreros, opulento y magnánimo personaje, a quien se le otorgó el título de Conde de Regla, en reconocimiento a los jugosos donativos que concedió a la Corona.
A partir de que alojó al Monte de Piedad, el lugar se fue adecuando a las necesidades de la institución. El descendiente del fundador Pedro Romero de Terreros, patrón secretario del patronato, platica que la última gran intervención fue en 1935, cuando se cambió su estructura general, pues las autoridades de ese entonces decidieron agregarle al inmueble el pasaje central y el cuarto piso, además de una serie de intervenciones.
A partir de 2015 se inició un ambicioso proyecto de remodelación que abarcó 12 mil de los 15 mil metros cuadrados que forman el edificio. El resultado es impresionante, conserva su esencia histórica, enriquecida por importantes hallazgos de las casas de Axayácatl y de Cortés, y se han habilitado amplios espacios con mucha luz y ventilación, que dan como resultado un armónico maridaje del pasado y el mundo actual.
A esto colaboran dos excepcionales obras de arte: el vitral de Vicente Rojo Versión Celeste, que ocupa el plafond del patio principal del histórico edificio y el monumental mural Mutua presencia de tiempos eternos, de Arnaldo Coen. Este último se encuentra en el patio Tezontle de Casa Abierta Monte.
La institución comisionó al artista dentro de la conmemoración de su 250 aniversario, cuyo concepto es “Mexicanos ayudando a mexicanos”. La idea rectora es celebrar su legado y tradición, donde el arte es el medio para narrar su historia.
El patio del mural es un gran espacio con bellos muros de tezontle con un diseño contemporáneo. Al fondo deslumbra la impactante obra de 16 metros por 10, pintado al acrílico. Coen empleó una paleta policromática, cuyo efecto es un juego de claros y oscuros combinado con matices cálidos y fríos, lo que genera una dinámica de movimiento, que a su vez permite el juego con los planos. Hipnotizan los diversos puntos de fuga que, explica el artista, “van hacia el infinito y también regresan”, y es cierto.
Por su importancia histórica y valor artístico, la Unesco designó al Monte de Piedad Patrimonio de la Humanidad, y a partir de 2013, gracias a las obras de remodelación para obtener un edificio más amigable con el medio ambiente, obtuvo la certificación Leed Nivel Oro.
La institución tiene 312 sucursales en el país, en las que se realizan entre 30 y 50 mil movimientos todos los días. Anualmente otorga cerca de 10 millones de préstamos prendarios a cerca de 4 millones de clientes. En la Casa Matriz, que es el histórico edificio que hoy visitamos, se llevan a cabo alrededor de mil 500 operaciones diariamente.
Para festejar el notable trabajo que hizo Coen en la monumental obra mural, sus compañeros del Seminario de Cultura Mexicana lo invitamos al restaurante El Cardenal de la calle de Palma.
Ahí, nuestra anfitriona fue la encantadora Marcela Briz –también miembro del seminario–, quien organizó un suculento festín en que el rey fue el incomparable chile en nogada, que en este lugar es único. El postre fueron las frescas nieves de la casa elaboradas con frutas de la temporada.
Martínez Corbalá llegaba a un país en ebullición, donde el poder popular adquiría magnitudes desconocidas. Un ejercicio de dignidad que se plantaba frente a los intereses de Estados Unidos y del empresariado local. La nacionalización del cobre, la expropiación de empresas a los dueños del país, y los potentes movimientos sindicales, campesinos y estudiantiles, hacían de la Unidad Popular, el admirable paradigma de un proceso revolucionario llevado a cabo sin romper el orden institucional. En ese contexto de efervescencia, Martínez Corbalá se hacía íntimo amigo de Salvador Allende y de Pablo Neruda.
2. En 1971, Neruda recibía el Nobel de Literatura e invertía todo lo que tenía en los terrenos de Cantalao, una tierra mágica frente al mar donde daría vida a una aldea de creadores y alojaría a todos los artistas, científicos y escritores del mundo que quisiesen producir humanidad y colaborar con la revolución socialista.
Las costas del Pacífico chileno son roqueríos donde estalla y se manifiesta el agua congelada en el punto más austral del mundo. Chile no es tierra de poetas por azar, lo es por la dureza de habitar su territorio. El mar es para contemplarlo. País insular en tierra firme, siente a cada instante la soledad del fin del mundo. Encerrado entre el Pacífico y la cordillera de los Andes. Al sur, el polo. Al norte, el desierto. Tierra de estrellas y observatorios, de nieve y de fuego, de la que Neruda decía: “no es un país, es una geografía”.
3. En 1973, el gobierno mexicano enviaba a Chile la colección del Museo de Arte Carrillo Gil, conformada por 169 cuadros de Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros y José Clemente Orozco, para exponer en el Museo de Bellas Artes. Las palabras de inauguración serían de Salvador Allende y tendrían como objetivo conmemorar el 16 de septiembre la Independencia de México. Las obras de la exposición Orozco, Rivera, Siqueiros: Pintura mexicana evocaban la posibilidad real de la revolución.
4. Sin embargo ni Nixon, ni Kissinger, ni el empresariado chileno estaban de acuerdo con estas demostraciones culturales. Los empresarios guardaban los productos en sus bodegas y los camioneros no sacaban sus camiones, generando desabastecimiento. Los pobres no conseguían leche ni pan y los ricos derramaban lágrimas de cocodrilo por la falta del whisky que tenían escondido. La derecha boicoteaba las refinerías que procesaban el petróleo que abastecía el consumo nacional y México enviaba dos barcos, Plan de Ayala y Venustiano Carranza, con el combustible a Valparaíso.
5. La fría mañana del martes 11 de septiembre, el Palacio de Gobierno amanecía bombardeado por aviones del Ejército. Allende, en su interior, tomaba la pistola que le regalara Fidel Castro y decidía resistir. Moría esa misma mañana y se desataba una cruenta persecución.
Mientras la mayoría de las embajadas del mundo cerraban sus puertas, Martínez Corbalá abría las de su sede diplomática, aplicando el Tratado de Asilo de Caracas de 1954 y la convertía en el epicentro del asilo. Cientos de militantes entraban como podían a la embajada que, al día siguiente, tenía a los militares en la puerta impidiendo el ingreso. En las madrugadas, cuando reinaba el toque de queda y los militares bajaban la guardia por el sueño, aparecían jóvenes corriendo con sus hijos y saltaban las rejas. Una semana después del golpe, la embajada tenía más de 200 personas durmiendo en el suelo. Era un campamento de futuros exiliados. Martínez Corbalá se desvivía en las calles buscando gente y en el Ministerio de Defensa solicitando al gobierno de facto los salvoconductos para sacar a los asilados del país.
El 12 de septiembre el Excélsior publicaba: “Peligra en Chile la colección de arte Dr. Álvaro Carrillo Gil”. Fernando Gamboa, curador de la exposición, escribía desde Santiago: “Estoy angustiado por el peligro y por la absoluta falta de seguridad que cada minuto amenaza la colección”.
6. El día 15, tras cuatro días de cacería, el embajador volaba a México y se reunía con Echeverría, quien le daba el visto bueno para continuar con el asilo y lo mandaba de vuelta a Chile en el avión de Aeroméxico que traería a los asilados. También pedía a Martínez Corbalá que hablara con Neruda y lo trajera a México como invitado de honor.
Esa misma mañana los camiones del Ejército rodeaban Bellas Artes y lo apuntaban con metralletas. En la esquina oriente, un tanque dirigía su cañón al museo y disparaba. Era sábado y en el interior se encontraba únicamente el cuidador del museo que atinó a tirarse al suelo. En el primer piso estaban las obras de Diego, David y José Clemente; en el segundo, una colección de pintura chilena, de la cual un solo cuadro fue perforado: Retrato de mi hermana, de Mandiola, con una bala en el pecho de la protagonista. Las paredes quedaron completamente perforadas, como atestiguan las fotos de Sergio Berthoud, fotógrafo que se presentó esa misma tarde a inmortalizar el ataque.
A primera hora del 16, llegaban a Bellas Artes Martínez Corbalá y Gamboa quienes, con la ayuda de algunos pocos colaboradores, descolgaban los cuadros y se los llevaban de ahí. Afuera seguían los tiroteos y los tanques patrullando la ciudad. Con los 169 cuadros armaron 27 cajas que no cabían por la puerta del avión. Pidieron a México uno más grande para que entraran las cajas y, por su puesto, Pablo Neruda.
7. A mediodía del 17, Martínez Corbalá viajaba a la costa a buscar al poeta en su casa de Isla Negra. Neruda no estaba. Había sido internado en la clínica Santa María de Santiago. Neftalí Reyes, como se llamaba Pablo antes de ser Neruda, mantenía controlado un cáncer desde hace tiempo, pero el dolor por el golpe militar, y las noticias de sus amigos detenidos lo hacía recaer, enfermo de tristeza. Martínez Corbalá partía a la clínica y le transmitía la invitación del gobierno mexicano, misma que Neruda aceptaba con gusto. Antes de irse, recibía de manos de Matilde, su pareja, la maleta de Pablo, su abrigo, la gorra que tanto acostumbraba y los manuscritos originales en tinta verde de su libro, todavía inédito, Confieso que he vivido, en un sobre cerrado que decía, escrito con su puño y letra: “Entregar a Pablo Neruda en México”.
El avión saldría el sábado 22 con el poeta, su mujer, la enfermera, el suero, los 169 cuadros y un centenar de asilados que ya tenían su salvoconducto y esperaban en la embajada el momento en que dejarían sus vidas para inventarse otras.
8. La mañana del 22, el embajador fue a buscar a Neruda para llevarlo al aeropuerto. Lo vio bien, había mejorado su semblante y se veía dueño de sí mismo. Sin embargo, se llevó la sorpresa de que no quería irse ese día. Por razones que nadie entiende, quería pasar el domingo en Santiago, y le pidió si por favor podían irse el lunes.
24. Martínez Corbalá no quería decir que sí, pero no podía decir que no.
El avión saldría el lunes 24 de septiembre de 1973.
“La noche del 23 de septiembre –cuenta Martínez Corbalá– me llaman por teléfono desde México y me comunican que habían recibido rumores de la muerte del poeta. Me vestí y me fui de inmediato a la clínica, asumiendo los riesgos que implicaba el toque de queda.”
Los rumores eran ciertos. Pablo Neruda había muerto.
La mañana del martes 25 un ataúd gris salía en secreto de la clínica. Llevado por no más de cinco personas, se dirigían sigilosos camino al cementerio. A las pocas cuadras, al cortejo se había sumado un centenar más, y avanzaba silencioso, rodeado de militares. Demasiado querido para irse solo. Al entrar al cementerio, el cortejo era caravana, y el silencio daba lugar a un rumor que dejaba intuir la Internacional. De a poco el miedo se convirtió en coraje y el rumor en canto. “El pueblo, unido, jamás será vencido”.
9. El miércoles 26 salía el vuelo con las 27 cajas, el centenar de asilados, la boina y el manuscrito del poeta donde confesaba que había vivido. En ese mismo vuelo, Gonzalo Martínez Corbalá abandonaba el sur y México rompía relaciones con Chile por los próximos 17 años.
10. Cantalao se convertía en metáfora de todo lo que Chile no ha logrado ser.
11. Cuarenta años después se exhumaban los restos del poeta y se iniciaba una investigación, cuya conclusión indicaba que Neruda había sido asesinado con una inyección letal en la clínica Santa María.
12. Cuarenta y cinco años después, en el Museo de Arte Carrillo Gil de México se inauguraba La exposición pendiente, con 60 de las 169 obras de la muestra original. El montaje se basó en unos papelitos donde Gamboa había dibujado a mano los planos de la obra en Santiago. Así, no sólo reponían la exposición que no había podido ser, sino que reconstruían la historia.
13. México fue y será el país refugio del exilio latinoamericano. El lugar que permitió que siguiera vivo en el norte todo lo que iba a morir en el sur. Gonzalo Martínez Corbalá fue y será el hombre que puso el cuerpo y dio la vida para que otros no murieran.
* Cineasta, escritor y sociólogo
–Lázaro Cárdenas fue el gran mentor de mi papá, Heberto Castillo. Lo conoce gracias a que le da clases a Cuauhtémoc Cárdenas en la Escuela de Ingeniería, y eso lo hace participar en el Movimiento de Liberación Nacional (MLN). Mi mamá acompañaba a mi papá con nosotros cuatro en los recorridos del ingeniero. Siempre platico algo que a mi papá le daba mucha risa: estábamos en una enramada, en un recorrido que hacía mi padre en un Volkswagen color pistache, como para niños. Me acuerdo perfecto; estábamos dormitando, mientras mi papá estaba en una asamblea que había durado muchas horas. Mi mamá contaba nuestras cabecitas, y de repente contó tres, yo faltaba; entonces avisaba a mi hermano: “Corre a ver dónde está Laurita”. “Está hasta adentro en el mitin al lado de mi papá; es que a ella sí le gusta la política”.
“Yo me sentaba en las piernas de mi papá, eran varios oradores y no me movía con tal de estar con él. Cuando regresé con mi mamá, me reclamó: “¿Y tú qué estabas haciendo ahí? ¿Tú qué sabes de eso? A ver, ¿qué entiendes?” Le respondí: “¿Cómo no voy a entender? Mi papá estaba hablando de los calzones”, porque mi papá aseveró: “Hay que fajarse muy bien los calzones para formar comités”, porque la audiencia era de campesinos de calzón de manta, guaraches y sombrero. Mi papá era matemático, inventor y tenía un lenguaje que conectaba con la gente.”
–Por eso tú luchas desde los cuatro años, Laura.
–Es cierto, todos tenemos que estar muy bien fajados para seguir trabajando. Heberto Castillo era muy polémico, un gran orador, discutía mejor que nadie. Lo admiré mucho y considero que dio su vida para que México cambiara. Me parece que es importante rescatar a los personajes de la izquierda en este país que lucharon durante tanto tiempo para los demás, no para sí mismos. Ahora que ha pasado el tiempo, los hijos de Heberto Castillo tenemos el privilegio de ver lo que ha sido este cambio.
–Recuerdo que Manuel Marcué Pardiñas, director de la revista Proceso, estuvo en la cárcel con tu papá. Heberto siempre lo cuidó porque a él le daban ataques de epilepsia. Recuerdo que también tenía una amistad muy bonita con Armando y Adelita Castillejos.
–Sí, eran las amistades que cultivaban mis papás. En 1967 estaban haciendo un recorrido del MLN, eran cuatro en el automóvil y chocaron, y por el impacto, todos se salieron del auto; tres murieron y mi papá fue el único que se salvó. Cuando estuvo en el hospital, para recuperarse, también trataron de asesinarlo inyectándole cosas, pero mi papá no se dejó. “Ninguna inyección”, no me toquen”.
“Mi papá no se dejaba ni que le pusieran anestesia para coser sus heridas. Mi mamá y Armando Castillejos lograron denunciar que lo querían asesinar. ”
–El heroísmo de tus papás debe ser para ti una herencia formidable.
–La verdad es que cuando uno está en la política también hay que tener conciencia de que toda la familia corre gran peligro. Cuando eres de la oposición, hay un golpeteo continuo contra ti, sobre todo contra tu familia, y eso es duro de aguantar; sales a la calle pensando que a lo mejor no vas a regresar. Vivir en la persecución te hace más fuerte.
–Es algo a lo que te expones al llegar a ser un líder de la talla de Heberto Castillo, ¿no? Laura, tú fuiste testigo de muchos horrores.
–Al participar en cuestiones de carácter político, la familia puede padecer represiones de todo tipo. Cuando éramos niños y mi papá estaba en la cárcel, o escondido, a nosotros nos perseguían; un coche se estacionaba día y noche en nuestra calle.
“Cuando vivíamos en Romero de Terreros, en Cerro del Agua, yo tenía unas amiguitas en la calle de Cerro del Vigilante, en Cerro de la Miel, andábamos en bicicleta y siempre veíamos coches de guaruras que nos seguían; había vigilancia a todas horas. Siempre lo denunciamos y nunca paró la persecución; estábamos acostumbradísimos a los teléfonos intervenidos. Incluso, cuando nos fuimos a Cuernavaca, nos persiguieron, pero mi mamá era una gran escapista.”
“Durante el 68, mi mamá se disfrazaba de estudiante para ir a ver a mi papá a Ciudad Universitaria. Pienso que sí debemos rendir un homenaje a todas aquellas mujeres olvidadas que hicieron mucho por el cambio en México y por la libertad de expresión; tengo la certeza de que si ahora tenemos una gran libertad de expresión, de denuncia, tanto en la prensa como en las asambleas y reuniones, es porque la lucha previa cimentó nuestro coraje y nos hizo más valientes. Son muchos los mexicanos que ahora tienen el valor de expresar y escribir sus ideas, y acusar al gobierno.”
–Todavía faltan muchas denuncias.
–Mi papá siempre dijo que la lucha debería ser pacífica, no armada, para llegar al poder; la vía debería ser la de todos nosotros los ciudadanos. Para mi papá, la única manera de abrirse los caminos era la participación democrática.
–Tu papá nunca creyó en las armas…
–Decía que si había un resquicio, había que ir por ahí. Él buscó que todo se hiciera con apego a la Constitución, porque la Carta Magna nos da garantías individuales de libertad de expresión, de libertad de organización. Pienso que el tiempo le dio la razón, porque a través de un movimiento pacífico fue que la izquierda triunfó; después de una lucha muy larga en la que se fusionaron las izquierdas y el nacionalismo revolucionario del pueblo.
–¿Sientes que su encarcelamiento en Lecumberri tuvo alguna razón de ser? ¿Se podía lograr sin tantas privaciones?
–Las injusticias han sido muchas y originan los movimientos que han marcado la historia nacional: el movimiento ferrocarrilero con Demetrio Vallejo, el asesinato de Jaramillo y de toda su familia. Vallejo y Jaramillo han sido personajes fundamentales en la lucha por la transformación y por los derechos de los obreros, de los campesinos, de los estudiantes.
–Laura, ¿sentiste que tenías que seguir el camino de tu padre?
–Desde niña me interesó la política, la oposición. Me involucré más a partir del gobierno de Andrés Manuel López Obrador; tuve una gestión en la Ciudad de México primero y después con Claudia Sheinbaum.
“Fui miembro del consejo de administración de Pemex; éramos cinco consejeros independientes durante el gobierno de López Obrador. Ahora soy presidenta del Senado de la República, es un gran compromiso. Nunca imaginé estar en este espacio, mi trabajo ha sido estar en favor de las causas sociales y de la transformación de México. Ha sido para mí un gusto ver que sí es posible, Elenita.
“Las mujeres me han ayudado. Trabajamos en la fundación Heberto Castillo Martínez que encabezaba mi mamá. Formamos un grupo muy bonito con talleres que me nutrían mucho. La política es pasión. ¿Por qué estoy aquí? Porque me gusta, porque me motiva, siento que es mi vida.
“Vengo de la Escuela de Arquitectura Autogobierno, con las organizaciones del movimiento popular hacíamos proyectos para apoyar a los menos favorecido, sobre todo en cuestión de vivienda, porque es un derecho fundamental. Si no hay vivienda, no se pueden desarrollar los otros derechos; tener una vivienda dignifica al ser humano.
“Los movimientos importantes están encabezados por mujeres en la defensa de su territorio. Trabajé en la Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda. Una de las satisfacciones más grandes era la entrega de la vivienda en los procesos de reconstrucción, de mejoramiento o de la vivienda nueva. Te dabas cuenta de todo lo que significaba para la gente.
“Cuando fui delegada en Coyoacán me gustaba mucho ir a las colonias, estar en las reuniones con la gente, ayudar en el ejercicio de sus derechos y resolver las problemáticas que existían en esa zona. Por medio de la cultura conoces a los pueblos, a las naciones. Ese trabajo ha sido mi escuela.”
–Laura Itzel, me conmueve ver a tantas mujeres ocupando puestos de toma de decisión.
–Sí, Elenita, desde hace muchos años coincidimos Claudia Sheinbaum y yo, por eso es un honor trabajar con ella, hoy, codo a codo.
Además de un merecido homenaje a María Félix y la proyección de rarezas noir de Hollywood, como La ciudad que nunca duerme (John H. Auer, 1953), Morelia abrió con una indiscutible joya: El agente secreto (2025), de Kleber Mendonca Filho, fascinante retrato sobre la memoria que, desde un vibrante thriller político que bebe tanto de Costa Gavras como de Brian De Palma, plantea una profunda reflexión acerca del ayer y la inconciencia social del presente, al tiempo que se trastoca en una alegoría respecto del propio espectáculo cinematográfico y su arrastre popular. El realizador de Bacurau y Retratos fantasmas disloca el pasado y el presente entre un Brasil sensual y sensitivo y la resistencia política y cinéfila para radiografiar a las dictaduras de los años 70. Asimismo, El agente secreto explora los lazos filiales a partir de un hombre perseguido por un pasado político con una brillante interpretación de Wagner Moura, una exuberante banda sonora y secuencias de un poder hipnótico como aquella del asesino solitario decidido a eliminar al protagonista una suerte de antihéroe noir tropical.
En 1959, Sin aliento, del francés Jean-Luc Godard, inauguró una nueva temática nihilista sobre la desesperanza, la imposibilidad de las relaciones personales y el triunfo del desasosiego emocional sobre la historia de amor condenada al fracaso. Richard Linklater construye un relato emocional sobre el placer de filmar teniendo todo en contra en Nueva ola francesa (2025), en la que recrea el rodaje de Sin aliento y la trascendental y original presencia de Jean Luc Godard y de otros creadores de la nouvelle vague (Truffaut, Chabrol, Varda y más). Más allá del homenaje o el “detrás de cámaras” de aquel instante irrepetible, destaca la fascinación de un realizador que entiende las consecuencias del tiempo y su impacto en el presente, como ocurre en su extraordinaria Boyhood (2014). Un filme carente de toda pretensión intelectual que respira una cinefilia desbordada.
En un camino solitario un perro es atropellado, ese azaroso incidente provocará una serie de inesperados acontecimientos que unirán a un grupo de personajes acosados y humillados por el régimen político iraní y a su posible torturador en la inquietante cinta ganadora de la Palma de Oro en Cannes: Un simple accidente (2025), de Jafar Panahi, fábula moral devastadora que pasa de la comedia negra al drama social y al thriller político de una manera tan natural como sorprendente para realizar una crítica sutil a medio camino entre la propia e irónica obra de Panahi ( Esto no es una película, Taxi Teherán), el humanismo de Majid Majidi ( Baran, Los hijos del sol) y las caídas morales y asfixiantes de Asghar Farhadi ( El viajante, El héroe).
Una agradable sorpresa: el triunfo en Morelia del largo de ficción nacional La reserva, de Pablo Pérez Lombardini, que se impuso sobre las grandes favoritas ( En el camino, El diablo fuma, Adiós amor, Olmo). Su relato en blanco y negro abre con imágenes bellísimas de esa naturaleza en peligro permanente en este notable thriller ecológico y ambientalista acerca de una mujer guardabosques (espléndida Carolina Guzmán) que protege una reserva de la deforestación. Filme emotivo, sensible y crítico (cuestiona el abuso contra los cosechadores de café) con una soberbia banda sonora y actores no profesionales que mezcla a la perfección ficción y documental (las reuniones comunales, los cantos y más).
Por último, a destacar dos títulos menores en apariencia que rebasan la simpleza de su factura fílmica para trascender sobre aquello que hoy nos agobia y no puede dejarnos indiferentes: tanto el visceral documental ucranio Dos mil metros a Andriivka, de Mstyslav Chernov como la docuficción de Palestina: La voz de Hind Rajab de Kaouther Ben Hania –que utiliza audios verídicos y narra el llamado de auxilio de una niña de 6 años en el interior del auto familiar atacado por tanques israelíes en Gaza–, llegan a las mismas conclusiones de horror: el odio racial y el poder económico son inseparables.
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