Pedro Echeverría V.
1. El día de hoy, último día del año, los medios de información del mundo han dedicado muchas horas del día a lisonjear a Inacio Lula da Silva que entregará mañana el gobierno a Dilma Rousseff. Los funestos medios han dicho que “quienes no aparecen en sus noticias no existen”, es decir, los medios desaparecen a sus enemigos y críticos e inflan por el culo a sus amigos. Lula no es muy amigo de ellos, pero buscan –de manera maniquea- siempre usar a quienes dócilmente se dejan. Pero no me atrevería a decir que Lula fue un simple cordero porque pienso que el mundo va, que no sabemos hacia donde, pero que en esos cambios un día los de abajo cambiarán con sus luchas el mapamundi y se colocarán en una posición que les permitirá reivindicarse como seres humanos. Lula, a pesar de haber sido obrero, en el sistema capitalista sólo fue un gobernante más con inquietudes, pero que tuvo que adaptarse a una estructura capitalista muy poderosa.
2. Pero las experiencias políticas y de gobierno de Lula, Allende, Chávez y Morales nos señalan que, según los expertos, hay que aprender a caminar en el filo de la navaja, para no caer de un lado u otro. Cuidarse en no vender dignidad y principios al mejor postor, por un lado, o simplemente negarse a realizar acuerdo alguno por miedo a salpicarse o mancharse, por otro. Parece que la inteligencia política se demuestra cuando los luchadores sociales o dirigentes políticos pueden luchar entre o frente a la mugre sin mancharse. Porque hay manchas indelebles que por más, no pueden esconderse; pero también hay otras que van desapareciendo porque muchas otras acciones llegan a tener mayor peso. Personajes de la burguesía no tienen simples manchas porque así nacieron, son por naturaleza; pero hay sin duda políticos honestos que saben acordar con el enemigo con el fin de lograr los avances que las luchas populares necesitan.
3. Mis amigos Isela y Alfonso apostaron dos botellas de vino cuando Lula da Silva tomó posesión del gobierno de Brasil en enero de 2003. La compañera apostaba que Lula no llevaría a Brasil al socialismo; Alfonso pensaba que el brasileño se dirigiría por ese camino. Antes de los cuatro años éste, viendo que Lula reprimía a los campesinos de Los Sin Tierra y caminaba por la reconstrucción capitalista, decidió entregar los vinos de la apuesta a Isela. Lo que me parece difícil es dilucidar si Lula sólo reconstruyó o renovó el capitalismo explotador, si al dejar a Rousseff (“marxista”, ex guerrillera y ex presa) no ayude a llevar a Brasil a superar algunas trabas capitalistas y si el socialismo puede construirse en pocos años. Puede que Alfonso deba pedir que le devuelvan las dos botellas o por lo menos nos las tomemos entre los tres. La realidad es que aunque yo diga que Lula “reconstruyó el capitalismo”, en el análisis social no hay verdades fijas o definitivas.
4. Luis Arturo me decía: “Lula está haciendo más política antiimperialista que Chávez, aunque la mayoría de los izquierdistas digan lo contrario” y otro camarada me explicaba en los años sesenta, que “siguiendo a Marx, EEUU –como país más desarrollado del mundo- estaba más cerca del socialismo que la misma URSS (aún con mucho atraso económico) que se decía socialista”. Parece que este tipo de problemas o planteamientos deben llevarnos a analizar muy bien acerca de los objetivos por los que luchamos. Porque decir que primero hay que asumir el gobierno para luego determinar desde la altura lo que hay que hacer es definitivamente peligroso porque así han engañado a los pueblos del mundo durante siglos. Aún peor: todos los gobiernos en campaña se comprometen por escrito y con notarios que harán esto y lo otro para luego traicionarlo todo. No sirve de nada prometer, jurar o firmar; lo importante es luchar con conciencia.
5. Hasta el más honesto y honrado del mundo -o quien se crea así-, cuando llega al gobierno en medio de una maraña de intereses, por obligación se pone a servir al más poderoso, a quién más le garantice continuidad. No hacerlo es una bobada porque es ponerse en el camino de la renuncia al gobierno que tanto ha costado. Si en México una persona honrada llega al gobierno (ponle el nombre que quieras) busca y no encuentra a indígenas, campesinos, obreros, ciudadanos organizados y dispuestos a luchar; y, por el contrario, encuentras a políticos oportunistas, al consejo empresarial y a hombres de negocio, a Televisa, TV Azteca, aplaudiendo y exigiéndole, ¿con quien ir? Si no hay ninguna fuerza de trabajadores apoyando o amenazando con huelgas y paros y sí los grandes empresarios y los medios de información están pidiendo reuniones urgentes para presentar sus proyectos de gobierno, ¿qué se puede hacer si no hay de otra?
6. Lula pudo hacer –y las hizo- cosas interesantes desde arriba, desde el gobierno; pudo reducir el porcentaje de pobreza y dejar en su lugar a un personaje parecido a él (Dilma) para dar continuidad a su programa; pero él mismo sabe que cualquier avance significa muy poco ante la gran romería capitalista de grandes bancos, comercios y medios de información que dominan al mundo y en Brasil encuentran las mejores formas para adaptarse. La pregunta histórica es ¿Se entra al gobierno aceptando las reglas burguesas y pelear en desventaja contra el poder de los ricos, o se permanece afuera de las instituciones tratando de derribar con todo tipo de instrumentos la montaña? Cuando Lula llegó al gobierno había un fuerte movimiento de masas en Brasil de masas en el campo y en la ciudad; los brasileños estaban en movimiento, ¿por qué Lula no se comprometió con ellos para enfrentar a la gran burguesía brasileña? ¿Cómo logró debilitar el movimiento obrero, campesino que era muy fuerte entonces?
7. En los próximos días seguramente se publicarán artículos y ensayos que analicen lo que sucedió con los trabajadores y la oposición de izquierda del Brasil. Los medios de información mundial, controlados por agencias noticiosas esencialmente capitalistas, podrán decirnos lo que les venga en gana; pero no podrán silenciar a los pensadores independientes que buscarán construir un balance de lo acontecido en Brasil en los últimos ocho años para hacer un juicio que ayude a las luchas de América Latina, continente en el que Brasil es el país con mayor extensión territorial, más poblado y con mayor potencial económico. Al dejar Lula el gobierno, Brasil ocupa un lugar privilegiado en política mundial, forma parte del BRIC (Brasil, Rusia, India y China) que ha comenzado a confrontarse fuerte con los EEUU. Quizá su papel en el mundo sea más importante en este momento que la búsqueda del socialismo brasileño imposible de construir en un solo país.