Pedro Echeverría V.
1. José Ángel Córdova Villalobos, el ayer nombrado secretario de Educación Pública, quien cubrirá los ocho meses que le quedan al gobierno de Felipe Calderón, sólo tendrá tiempo para tramitar su jubilación; ni siquiera podrá deshacerse de funcionarios para colocar otros nuevos o dar alguna instrucción para complementar o sustituir la que había. Estamos ya con la visita del Papa, con las campañas políticas; llegaremos a las elecciones, a las protestas posteriores y luego al traspaso de secretarías. El pobre Córdova –a pesar de haber sido secretario de Salud durante la influenza- no tuvo la fuerza ni la presencia para obtener la gubernatura de Guanajuato y ni siquiera para agenciarse una Senaduría porque El Yunque se las arrebató. Como en los últimos 12 años de “vacío” administrativo y mental, la SEP seguirá dependiendo de la corrupta líder Esther Gordillo y del gigantesco aparato del SNTE que encabeza.
2. Aquí cabe aquel dicho: “no tiene la culpa el funcionario sino el superior que lo nombra”. La realidad es que la casi totalidad de los funcionarios en México son nombrados por amistad y no por capacidad. Durante el sexenio de Fox (2000-06) se nombró a un secretario de Educación (Reyes Tamez) que jamás abrió la boca para hablar del problema educativo y más parecía un acompañante de la familia presidencial a la hora de ir de compras. Calderón colocó a Vázquez Mota (2006-09) y a Lujambio (2009- III 2012), pero ambos prefirieron dejar en manos de la líder Gordillo y del SNTE el manejo de la SEP mientras ambos se dedicaban a su precampaña presidencial. La realidad es que Calderón los nombró para la SEP porque no tenía a donde enviarlos. Dado que la secretaría de Educación consume presupuesto sin producirlo, envían a cualquier persona allí mientras sale otra cosa “de mayor provecho”.
3. ¿Cómo podrá estar bien la educación en México si cada presidente de la República –ignorante de los problemas educativos- nombra además a sus amigos que igual que él nada saben? Los dos últimos empujones positivos a la educación en México fueron el Plan de Once Años (1959-70) que instrumentó Torres Bodet y los grandes cambios de los setenta cuando se creó el CCH, la UAM, el Colegio de Bachilleres y el sistema abierto. Luego vendrían los planteamientos críticos de Reyes Heroles (1982-85) sobre la “revolución educativa” que fueron parados en 1984 por los líderes charros del SNTE. El sistema capitalista, en particular la incapacidad de los gobiernos, han llevado a la crisis profunda a la educación en México. Hoy nuestra nación de 115 millones de habitantes, en vez de competir con los países de más alto nivel, nuestra nación compite con los que aún están más atrasados o menos desarrollados.
4. La SEP es un monstruo de mil cabezas. Dependen de ella alrededor de un millón 700 salarios de profesores y empleados, además de miles de salarios de altos funcionarios y asesores; cuenta además con grandes edificios de funcionarios estatales y municipales, así como con cientos de miles de escuelas de todos los grados. Es además una enorme burocracia con gigantescos papelerío y archivos. Pienso que cabría ponerse a meditar y analizar cómo puede acabarse en México con todos los informes, las mil copias y fotocopias que sustituyen el verdadero trabajo, el pensamiento y las relaciones humanas. ¿Cómo pueden pensar los profesores, cómo acumular ideas para luego externarlas, si deben presentar informes, planes, programas personales que sirven para un carajo y llenan de más basura el ambiente? Recuerdo que en los setenta trabajábamos en el CGH-UNAM sin firmar entradas y salidas, porque los estudiantes nos controlaban y tenían el derecho de expulsar al profesor que incumplía.
5. Me imagino a secretarios de Educación de alto nivel como Vasconcelos, Bassols, Torres Bodet, Muñoz Ledo o Reyes Heroles, pensando en medio de esa gigantesca burocracia de la SEP y sin producir ninguna idea que ayude a que la educación avance en México. No me extraña que los otros personajes que por pura casualidad hayan llegado a la SEP no piensen más que en hacer política y cobrar sus salarios. Todas las ideas de transformación y de cambio, todo el trabajo directo y honesto, quedan enterrados en medio de esos millones de toneladas papel que a diario entran y salen de la SEP. Por ello los ocho meses de Córdova Villalobos en la SEP no servirán más que para concluir con alguna ocupación el sexenio. El sexenio de Calderón fue un completo fracaso para la educación pública, gratuita y laica; pero un enorme triunfo para la educación privada y confesional que creció hasta llegar al 35 por ciento de la matrícula.
6. Además de los últimos lugares que México ocupa en el mundo en matemáticas, lectura y ciencias naturales, también está por los suelos en el presupuesto que se dedica a la investigación y a la educación en general. Por cada investigador que hay en las universidades de México, hay 50 en los países desarrollados; pero también mientras México dedica el 0.50 en investigación otros países destinan el 3 o 4 por ciento del presupuesto. La educación en México no sólo se ha desplomado en lo particular sino que también en lo general porque a nuestros gobiernos les importa un bledo la educación. ¿Para qué sirve la educación, la filosofía, la historia, la pintura, la música -preguntan los gobernantes- sino no se ve que con ello se produzcan las riquezas que el país necesita con urgencia? ¿No resulta acaso peligroso que la educación haga pensar en problemas que el país no está en condiciones de resolver en este momento?
7. Los maestros de la CNTE, con sus grandes movilizaciones del 15 y 16 en la ciudad de México demostraron que el problema educativo en el país es grave y que es urgente resolverlos. No se resuelven con nuevos nombramientos en la SEP sino con solucionar las demandas que presentan los maestros que enfrentan los problemas. Espero que el pobre de Córdova pueda abrir una mesa de análisis y discusión que permita superar los problemas que se han presentado. ¿Qué hará la líder corrupta del SNTE, Esther Gordillo, ante la apertura a la disidencia de la secretaría de Gobernación? Entre la clase política habrán entendimientos, pero de lo que no hay que dudar es del gran golpe que asestó la CNTE al gobierno de Calderón al obligarlo a negociar. Espero que los electricistas del SME –con enorme experiencia- hayan aprendido que los golpes hay que darlos duro y en la cabeza y que la negociación la tiene que pedir el gobierno sin condiciones.
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