Salgamos de una vez por todas de la duda. ¿Vivimos en un Estado fallido –como aseguran los expertos del Pentágono– y estamos en peligro de que nuestro sistema político se colapse de repente? A discutir la primera parte de esta pregunta invité la otra noche a un joven artista plástico y a dos intelectualas que lo acompañaban. Una de ellas dijo: el concepto de Estado fallido se deriva de la conocida afirmación de Max Weber en cuanto a que el Estado posee el monopolio de la violencia.
No hace mucho, anotó el artista plástico, Felipe Calderón dijo que él tenía el monopolio de la violencia. Pobre, ni siquiera distingue entre gobierno y Estado, se condolió la otra intelectuala. En la Libre de Derecho nadie le enseñó que el Estado posee tres componentes: territorio, población y gobierno. Sí, pero el Estado, insistió la intelectuala que llevaba la voz cantante, tiene el monopolio de la violencia y, en el caso de México, ese monopolio se convirtió en duopolio.
Permíteme, discrepó su colega, pero Weber habló del monopolio legítimo de la violencia. Le-gí-ti-mo. ¿Y cuál es ese monopolio legítimo?, abundó. Pues el que permite al Estado disponer de las fuerzas armadas. ¡Ahí está el detalle!, salté, evocando a Cantinflas. El Estado tiene el monopolio legítimo de la violencia, pero Calderón no es legítimo, medio México lo considera espurio. Y dos, el monopolio legítimo de la violencia, o sea, las fuerzas armadas, cívicas y militares, han perdido el control de franjas territoriales en la frontera norte y en otros estados donde el narcotráfico es el que manda. Por eso en Texas ya están las tropas del Tío Sam…
Parodiando a Weber, el Estado mexicano ha perdido asimismo el monopolio legítimo de la justicia, pues ahora el narco juzga a criminales, sospechosos e inocentes con el mismo rasero, y los castiga mediante la aplicación mecánica de la pena de muerte. Y por si lo anterior fuera poco, el Estado mexicano también ha perdido el monopolio legítimo de la recaudación fiscal, porque de manera creciente el narco está cobrando impuestos en casi todo el país, tanto a los hombres de negocios como a los pequeños vendedores de productos piratas.
De acuerdo con lo anterior, ¿vivimos en un Estado fallido o no? Manden sus puntos de vista al buzón de esta columna y el próximo sábado véanlos publicados en el blog de El Patín del Diablo. Ahora bien, ¿estamos en riesgo de que el sistema político se colapse en forma repentina?
Castidad de lujo
Nos quedan 80 mil millones de dólares en las reservas internacionales, casi mil millones menos que la semana pasada y, no obstante, el peso continúa hundiéndose. A este ritmo, dentro de 80 semanas, o menos, las arcas del Estado podrían estar vacías y el país en riesgo de quedarse, como la Argentina de Fernando de la Rúa (diciembre de 2001), sin circulante, es decir, en el corralito.
Cada 24 horas pierden su empleo 890 personas (según el Inegi, por tanto, la cifra debe ser mucho mayor). En lo que va del año, las exportaciones se redujeron en más de 30 por ciento, cayendo a su nivel histórico más bajo. Y la inflación sigue creciendo porque el diesel se mantiene a la alza, mientras las gasolinas, la luz y el gas conservan precios de escándalo. Pero el descontento popular no traza siquiera una arruga en la frente de Carstens.
Pese a la urgencia de cambiar inmediatamente de política económica, el presupuesto de egresos de 2009 contempla que más de la mitad del dinero que será ejercido servirá para pagar los sueldos de la burocracia, entre ellos las insultantes percepciones de los magistrados de la Tremenda Corte, sus bonos extras, sus vales de comida y combustible, sus viáticos en otras ciudades y países, sus gastos médicos, sus vacaciones y aguinaldos, que en suma les reditúan cerca de 10 millones de pesos por toga al año, o, en grupo, 110 millones, o 660 millones al sexenio (sin contar los salarios de magistrados y jueces de menor rango, secretarios, tinterillos y demás) que el pueblo dilapida, mediante sus impuestos o de la renta de Pemex, con la ilusa pretensión de garantizar que sus máximos jueces no se corrompan. ¿No sería más barato asignarles 11 cinturones de castidad de oro, con incrustaciones de diamantes y esmeraldas? O quizá, simplemente, dejar que se corrompan. Total, para las sentencias que dictan, en beneficio invariable de los ricos…
Carecemos de un Poder Judicial que actúe como factor de equilibrio, en un país marcado por la desigualdad extrema; el gobierno federal parece una fiesta infantil en la que todos los niños andan con los ojos vendados dándose palos unos a otros. Y el Poder Legislativo, que por su pluralidad podría abrir una salida de emergencia con el consenso de todos los partidos, está a punto de ser despojado de cualquier legitimidad por el IFE, cuyos consejeros, encabezados por Vazurita, ya echaron a perder cuatro veces la elección de julio (y eso que la gente todavía no vota): una, al castigar enérgicamente al PRD por su campaña contra el PAN, y sólo amonestar al PAN por su campaña contra el PRD; dos, al arrodillarse ante las televisoras y perdonarles las multas; tres, al arrodillarse de nuevo ante ellas, y ahora sí multarlas, debido a las burlas que provocaron con su actitud inicial y, cuatro, al subirse y de inmediato bajarse los sueldos, con una celeridad que anticipa lo que seguirán haciendo, tantas veces como sea necesario, con sus propios calzones.
Estado fallido, pérdida de control territorial, duopolio de la violencia, tropas estadunidenses en la frontera de Texas, evaporación paulatina de las reservas federales, desempleo galopante, inflación a tope, desplome histórico de exportaciones, parálisis mental en el gabinete económico, y pronto, muy pronto, crisis política después de las elecciones que se combinará, según todos los pronósticos, con una espectacular reducción del dinero circulante debido a la desaceleración prevista para el segundo semestre de 2009.
¿Colapso repentino del sistema político cualquier día de estos? Lorenzo Meyer lo dijo la otra noche en la televisión cultural con palabras más claras: no estamos en proceso de transición hacia una forma de gobierno más democrática, ni retrocediendo hacia los antiguos métodos de control priísta; no vamos a ninguna parte, nos estamos hundiendo.
El brasier de Emma
Por fortuna, por segunda semana consecutiva sigue en cartelera la nueva creación de Maryse Sistach y José Buil, El brasier de Emma, una comedia de alta calidad, ubicada en el México de 1962, cuando vino a visitarnos Marilyn Monroe con sus legendarios pechos desnudos bajo la ropa, lo que en esta cinta da pie a una reflexión feminista, sumamente humorística, sobre las glándulas mamarias, en torno de una niña (Sofía Espinosa) y su madre (Arcelia Ramírez), que sufren problemas pectorales de distinta índole, en un DF en que por las calles, con bandera de taxi, circulaban enormes cocodrilos.
jamastu@gmail.com Si de costumbre los diputados y senadores suelen ser prepotentes y arbitrarios, ¿se imaginan con una pistola al cinto? El 91 por ciento de las personas que entrevistamos esta semana opina que permitirles andar empistolados resulta imprudente y desacertado. Sólo 6 por ciento cree lo contrario.
Metodología
Enviamos cuestionarios a 2 mil 500 miembros de El Foro México tomados al azar de la lista de 3 mil 134 que lo componen al día de hoy. Contestó 77 por ciento. Enseguida reproducimos algunas opiniones. Todas, sin editar, pueden leerse en el foro.
Como cada año desde hace ya un cuarto de siglo, las mujeres insurgentes y de los pueblos del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) se preparan para celebrar el Día Internacional de las Mujeres que Luchan. Los festejos se realizarán los días 7 y 8 de marzo en el caracol de Oventik, la misma región en la que esta semana las autoridades autónomas zapatistas han denunciado patrullajes aéreos y terrestres del Ejército federal, con el pretexto de buscar plantíos de mariguana.
No es casualidad que a una inminente celebración zapatista el gobierno federal responda con el envío de aviones, helicópteros y camiones retacados de soldados, a pesar de que ni en los peores momentos de la hostilidad castrense han conseguido frenar un festejo pacífico del EZLN. Aún así, no se puede pasar por alto que en las semanas recientes se han incrementado los sobrevuelos en Los Altos de Chiapas y se han fortalecido las movilizaciones militares terrestres. El pretexto es viejo e ilegítimo, pues a estas alturas todo el mundo sabe que en los municipios autónomos y en todo el territorio zapatista está prohibida la siembra, el tráfico y el consumo de drogas y otras actividades ilícitas.
El 8 de marzo es una fecha emblemática en tierras zapatistas. Fue precisamente un Día Internacional de la Mujer, de hace 15 años, cuando las insurgentas del EZLN se presentaron por primera vez en un acto frente a un pequeño grupo de periodistas, en una noche estrellada en la comunidad tzeltal de Prado Payacal. Una fiesta íntima en la que las insurgentas Irma y Elena, entre muchas otras, reivindicaron el papel de la mujer indígena en la lucha por la liberación de su pueblo. Ataviadas con vestidos de listones multicolores, decenas de mujeres, con niños en brazos, escuchaban y asentían en silencio.
Tres lustros después de aquella humilde celebración nocturna, las niñas que colgaban de los rebozos viven otra realidad. En tan poco tiempo han sido protagonistas de quizás el logro más importante y más difícil de las zapatistas: la superación de las mujeres y la reivindicación de sus derechos, esfuerzo que han visto concretado en la participación de mujeres tzeltales, tzotziles, tojolabales, choles, mames y mestizas en las diferentes tareas de la autonomía, en los mandos del Comité Clandestino y en las filas del ejército zapatista. Es también el aspecto femenino de la lucha el que representa uno de los mayores retos, pero en el que sin duda falta menos que al principio.
Es por eso que, si las zapatistas no deciden otra cosa, este 7 y 8 de marzo habrá mucho que celebrar y mucho que reflexionar. Al acto político, cultural y artístico mamá Corral asistirán mujeres de la otra campaña y la Zezta Internazional.
losylasdeabajo@yahoo.com.mx.Para los aficionados del futbol, seguramente es un hecho conocido la existencia de la Copa Libertadores, patrocinada por el banco Santander, en la que participan diversos equipos de las naciones latinoamericanas. Me quiero imaginar que, a partir de la promoción que las empresas televisoras le han estado dando a ese campeonato y pensando en lo importante que es hoy en día para los bancos que operan en el continente, posicionarse debidamente, en unos cuantos años será posible entrar a Wikipedia, o a algún diccionario electrónico de la lengua, para encontrar una cita más o menos así: Libertadores, adjetivo que se les da a los futbolistas cuyos equipos han logrado adjudicarse el triunfo de un campeonato del banco Santander. Este es un bonito ejemplo de cómo se usan hoy en día algunas palabras que en algún tiempo significaron otra cosa.
Un caso similar al de la Libertadores es el de las palabras Independencia y Revolución, que por su significado alguna vez tuvieron algo que ver con el nacimiento de la nación mexicana y con su transformación en un país que aspiraba a ser gobernado en forma justa, a elevar la calidad de vida de sus habitantes y a garantizar el acceso a la salud, a la educación pública y al trabajo. Pero hoy son otra cosa, de la revolución o las revoluciones se habla poco, y de la nuestra se piensa que fue un fenómeno social que por ningún motivo quisiéramos volver a experimentar por razones entendibles, o bien, nos lleva a imaginarnos escenarios pintorescos de hombres a caballo echando tiros y de mujeres con cartucheras y guitarras cantando canciones con sus hombres, iluminados todos por fogatas, tal como lo muestra la televisión de tiempo en tiempo. Y de la Independencia, ¿eso qué es?
Seguramente corresponde a la Secretaría de Educación Pública hacer algo al respecto, pero ellos están ocupados en cosas más importantes, como en dar becas a diestra y siniestra para paliar lo que no se hace en materia de empleo y de economía y desde luego para hacerse más simpáticos.
En días pasados, altos funcionarios de esa secretaría, a través de los medios, nos dieron una noticia extraordinaria, casi sublime: acaban de contratar o están en proceso de contratación (no me queda muy claro) los servicios de una importante universidad española para que establezca en México un sistema de educación a distancia, que nos permita aprender a los mexicanos y particularmente a los maestros, las cosas que nosotros no sabemos y que los españoles sí nos pueden enseñar, utilizando las indiscutibles ventajas que hoy ofrecen las tecnologías de la información, incluyendo Internet en su maravillosa versión de web2.
Seguramente en la Secretaría de Educación están ingenuamente convencidos de que todo eso es desconocido en nuestro país, en el que piensan que no existen técnicos ni equipos capaces de desarrollar, e incluso que han desarrollado tecnologías y contenidos para todo esto, pero que ellos no los conocen, en virtud de que sus ojos y sus pensamientos están dirigidos hacia otros lugares, y si los conocen, pues da lo mismo.
En lo personal, en este sexenio he tratado de acercarme a la Secretaría de Educación, a dos de sus subsecretarios y a varios de sus principales colaboradores, para hablarles de esto, de las capacidades que existen en México, de cómo este tipo de actividades se podrían realizar con equipos de trabajo nacionales, tomando en cuenta, entre otras cosas, que somos el país más grande de habla hispana y que podríamos incluso estar apoyando a otros países más pequeños, que impulsar el trabajo de los especialistas mexicanos dedicados a hacer libros y a llevar innovaciones tecnológicas a las escuelas es invertir a futuro, en todo ello, mis logros han sido semejantes a los que tendría un búfalo tratando de volar.
Sin embargo todo es congruente. Pensar que un gobierno como el actual, que en los hechos se inclina más por Calleja, por Iturbide y por Lucas Alamán que por Hidalgo y Morelos, que admira a Porfirio Díaz antes que a Madero y a Zapata, que mantiene compromisos con los seguidores de Maciel y con los grupos de ultraderecha, pueda estar interesado realmente en que el país recupere el significado de las palabras Revolución e Independencia, sólo me hace recordar aquella bonita canción de Chava Flores ¿A qué le tiras cuando sueñas, mexicano?
No tengo absolutamente ningún resentimiento ante las universidades españolas, que hoy en día buscan y promueven el desarrollo tecnológico y el conocimiento universal, para ellas mi respeto y mi cariño, los recuerdos perdurables de los maestros que tuve en la Facultad de Ciencias de la UNAM, españoles expulsados luego de la guerra civil, que nos entregaban sus conocimiento con entusiasmo y pasión, pero no puedo hacer a un lado la convicción de que en nuestro país se puede hacer mucho y lo podemos hacer nosotros, sobre todo si entendemos lo que la palabra Independencia quiere decir.
En un artículo anterior invité a los lectores a visitar la página
www.bicentenario.gob.mx en la que a título de quién sabe qué se hablaba de Francisco Franco. Por favor consúltenla, el país no merece esto, de veras que no.
Cuando el ingeniero Cárdenas fue invitado a coordinar los festejos del bicentenario de la Independencia y del centenario de la Revolución, me sentí realmente entusiasmado, porque ello representaba para mí, además de un reconocimiento para Cuauhtémoc, la seguridad de que las celebraciones, además de dignas, abrirían un espacio para retomar las banderas y las ideas de nuestros antepasados ejemplares.
Luego sentí tristeza al enterarme de su declinación. ¡Fui muy ingenuo! Su decisión fue correcta. La forma de lograr rescatar los valores perdidos de nuestra historia no puede ser lograda desde una organización vinculada, de algún modo, con un gobierno reaccionario. De hecho la lucha eterna de nuestro pueblo ha sido y es contra ellos.
Hoy estoy convencido que cualquier festejo que queramos hacer de nuestros centenarios, cualquier rescate que intentemos hacer de las ideas y los principios sembrados en estas dos gestas deberán surgir del pueblo, haciendo a un lado al gobierno y a las televisoras, que no representan otra cosa que las ataduras que nos han llevado a condiciones similares a las de hace 100 o 200 años.
Lo que diga (o deje de decir) Vicente Fox no nos debería importar demasiado. Suele hablar primero para luego pensar. No es un caso de voy a pensar lo que voy a decir; es un caso de decir y luego pensar lo que ha dicho.
A finales de enero, Fox alentó a los alcaldes panistas a hacer campaña. Se le olvidó que los que ocupan cargos públicos deben abstenerse de hacer labor partidista. Les dijo que él había hecho campaña política durante su sexenio cuando encargó a otro(a) el changarro de Los Pinos. ¿Changadera o changarrera? Podría ser. Hay quienes piensan que con Fox nunca se sabe, que es capaz de sorprender a cualquiera, que es impredecible.
Lo cierto es que Fox no sorprende. Nos ha acostumbrado a escucharle las frases y comentarios más insólitos. La lista de tonterías dichas por él es muy larga y él es el primero en darse cuenta de que habla demasiado. En varias ocasiones me confesó que no debería abrir el pico tanto. Pero ello no lo disculpa.
Durante el sexenio del presidente Ernesto Zedillo estuve al frente del consulado en Barcelona. Hubo un desfile constante de gobernadores y alcaldes que vinieron a promover inversiones y programas de cooperación con las autoridades catalanas. Cuando supe que el gobernador Vicente Fox haría una visita, le pedí a su oficina en Guanajuato que me enviara el programa de sus actividades. Eran exclusivamente de carácter comercial. Insistí y conseguí que se incluyera algo distinto y le organicé una cena con intelectuales y académicos. Cuando llegó a la cita anunció sin ambages: Quiero que sepan que soy franquista.
Los comensales se quedaron fríos. Me apresuré a decirle que su comentario no había sido muy afortunado pero que podría remontar el marcador durante la cena. Y así lo hizo, hablando de sus aspiraciones presidenciales y de su gestión al frente del gobierno guanajuatense. Mis invitados pronto se olvidaron de su frase inicial.
Así conocí a Fox. Lo volví a ver en una recepción que le organizó el embajador en Madrid cuando hizo una visita como presidente electo en octubre de 2000. Ahí estuvieron muchos de los principales dirigentes políticos e intelectuales españoles. Tenían curiosidad por conocer al símbolo del cambio político de México. En esa ocasión hizo lo que sabe hacer mejor: relaciones públicas, apretones de mano y autopromoción. Tiene su pegue.
Luego lo traté con cierta frecuencia cuando fui subsecretario de Relaciones Exteriores. Me encargaron África, Asia, Europa y los asuntos multilaterales. Hubo muchos viajes y reuniones con el presidente. Me sorprendió el nivel de sus colaboradores. Eran muy pocos los que sabían leer y escribir. Recuerdo que viajando por Corea me puse a redactar una nota para el presidente. Mi vecino en el avión, un muy cercano colaborador del presidente, vio que estaba escribiendo algo y me preguntó: Oye, y ¿quién es ese cuate Pyongyang?.
Con Fox se cumplió a cabalidad el pronóstico que en 1952 hizo Daniel Cosío Villegas cuando escribió que si algún día el PAN llegara a gobernar, lo haría muy mal porque no contaba con los cuadros experimentados para hacerlo. Pero lo que más me sorprendió fue el propio presidente. Muy pronto caí en la cuenta que la mediocridad de muchos de sus colaboradores tenía un defecto de origen. Entre las pocas personas cercanas a Fox que creí que eran seres pensantes hubo dos que no habían surgido de las filas del PAN. Les pregunté en qué momento se habían dado cuenta de las limitaciones de Fox. Ambos contestaron que desde un principio, cuando lo conocieron. Les comenté que no se valía que no lo ayudaran.
Cada uno de esos individuos estaba más interesado en su propia agenda que en la del presidente. ¿Por qué no le dijeron que era descabellada la idea de los llamados súper secretarios o coordinadores de los distintos sectores? Ese experimento fue un fracaso rotundo. ¿Cómo fue posible que el secretario de Relaciones Exteriores manejara esa dependencia a su antojo personal, como si fuera su coto privado? ¿A quién se le puede ocurrir crear cinco subsecretarías? Ambos abusaron de la confianza que les depositó el presidente. No le echaron la mano.
Lo cierto es que a Fox le dio flojera ser presidente. Siempre prefirió las campañas políticas por encima de la chamba de oficina, el trabajo de administrador, la talacha de cada día. De ahí su llamado a los alcaldes panistas.
Recuerdo que recién iniciado el sexenio vino a México Tony Blair. Acababa de ser relecto primer ministro de Reino Unido. En una de sus pláticas con el presidente Fox, éste le confesó que le envidiaba el haber tenido dos campañas políticas y agregó que eso era lo que a él le gustaba y no la rutina de ser presidente. En efecto, para muchos el sexenio de Fox terminó el 2 de julio de 2000.
Vicente Fox no parece haber comprendido bien el momento histórico que le tocó vivir. Pensó que el mero hecho de haber llegado a la presidencia era suficiente. Se le olvidó que un sexenio consta de seis años. Dejó de lado las propuestas para una reforma de Estado. No sentó las bases para modernizar el sistema político mexicano, mismo que hoy da muestras de un resurgimiento de viejos vicios y prácticas. Su legado político en casi todos los renglones es negativo.
Fox pudo haber sido el artífice de una transición hacia un sistema político y social más transparente y justo, más acorde con las aspiraciones de buena parte de la población de nuestro país. El cambio que representó ese 2 de julio de 2000 se quedó en el tintero. No le interesó el changarro.
A la memoria de Beba Pecanins
La visión universal de la seguridad social se ha convertido en pilar fundamental de la política social de muchos países con economías incluso más débiles que la nuestra, superando el falso argumento de que una protección básica y general es idealista o populista. Países interesados en crecer con justicia social han entendido que invertir en salud, pensiones generales, seguro de desempleo y acceso real a la formación profesional son requisito esencial para mantener una economía activa, mejorar la competitividad y la paz social. Garantizar un piso básico de protección social facilita que se logren acuerdos productivos en un segundo nivel, ya sea por la vía de la contratación colectiva o del diálogo económico y social. De esta manera se superan las resistencias a los cambios con el justo argumento de que perder el empleo significa carecer de seguridad social para la familia y de un ingreso elemental para subsistir. Un esquema de protección social básica nos hace recordar que en la calle todos somos iguales y que un padre o madre desesperado busca cualquier alternativa para dar protección y alimento a sus hijos. En los países que han adoptado un modelo de protección universal básica se viven altos niveles de seguridad pública, ésa que todos añoramos.
En el escenario de crisis, desencuentro e inequidad que vive nuestro país, transitar hacia un esquema de protección de derechos básicos puede formar parte del nuevo acuerdo social que encauce la inconformidad creciente. La seguridad social es un renglón íntimamente ligado a la calidad de vida de los hombres y mujeres que integran la población; usted y su familia, razón y sentido de toda política pública.
Las reformas a la Ley del Seguro Social, consumadas 12 años atrás, y las recientes a la Ley del ISSSTE han incrementado el desencanto, la protesta y la rabia de miles de trabajadores que observan la continua pérdida de la calidad de los servicios médicos, la pulverización de sus pensiones y, en general, un futuro aún más incierto para sus hijos, a quienes se impone un régimen de seguridad social sustentado en cuentas individuales y su apropiación privada, lo que constituye un despojo.
Las críticas a la Ley del Seguro Social se han venido cumpliendo en la práctica al confirmarse que el nuevo sistema no responde a las expectativas originales, a pesar de que se ha canalizado un gigantesco gasto público para costear la transición. La tendencia es que las pensiones cubrirán sólo un tercio del último salario percibido por el trabajador. Por otro lado, la reciente Ley del ISSSTE, que inició su vigencia hace casi dos años, generó una protesta inusitada; más de un millón de trabajadores se organizaron en redes autogestivas para combatirla por la vía del amparo; se dice fácil, sin embargo se trata de la mitad del total de los servidores públicos federales del país, todo ello, a pesar de los controles corporativos, las costosas campañas públicas y la poca confianza en nuestros órganos de justicia. Agreguemos que más del 92 por ciento de estos trabajadores rechazaron el sistema de cuentas individuales al optar por el sistema de seguridad social anterior a la reforma a la ley.
Tres aspectos parecen fundamentales en la reconstrucción de nuestro sistema de seguridad social. Debe ser integral. Resulta difícil desvincular el tema de la salud, las pensiones y el seguro de desempleo, de un modelo de desarrollo incluyente, una política social con derechos exigibles, un pacto fiscal redistributivo, acceso real a la educación y por la vía paralela una reforma laboral, tomando en cuenta que hoy la mayor parte de la población carece de un empleo formal con prestaciones. El subempleo se vuelve común, acompañado de múltiples formas de contratación precaria, incluyendo el famoso outsourcing y la contratación por honorarios, figura a la cual acuden los propios gobiernos favoreciendo la ilegalidad. Para lograr esta integralidad es necesario el diseño de un plan maestro con objeto de que el conjunto de las políticas públicas en la materia vaya transitando hacia un objetivo común.
Una segunda condición tiene relación con el carácter público de las instituciones e instrumentos ligados a la seguridad social. La existencia de las Afore, Siefore y aseguradoras encargadas de cubrir las pensiones es objeto de crítica constante y de rechazo público sin precedentes, aun entre aquellos que alguna vez las vieron con simpatía, por la simple razón de que sus ganancias millonarias –que ascienden a los 100 mil millones de pesos en sus 12 años de vida– contrastan con las pérdidas sufridas por los trabajadores, entre otras razones, porque su base de cobro son los saldos y no las utilidades obtenidas, además de que se hace negocio con las cuentas inactivas. Es claro que no se justifica su existencia, toda vez que más de dos tercios de sus recursos los destina a la colocación de deuda, convirtiéndose en un intermediario innecesario y francamente parasitario. Indignación adicional provoca la obligación de que al final de su vida laboral el trabajador deba contratar una compañía aseguradora. ¿Por qué tengo que celebrar un contrato mercantil con una empresa privada para que administre mis escasos ahorros? Cualquiera se aterroriza ante el escenario de verse obligado a negociar a nivel individual y en condiciones de franca desigualdad una pensión con una corporación, normalmente extranjera, que obtendrá más ganancias mientras menos pague al pensionado.
La tercera característica es la sustentabilidad financiera. Todo sistema de seguridad social universal debe contar con un respaldo financiero seguro. Una protección de esta naturaleza requiere de un nuevo pacto fiscal que incremente los recursos del Estado para contender con esta obligación. En los sistemas de protección universal se generan muchos ahorros y se evitan ineficiencias. Suprimir gastos superfluos, como salarios desproporcionados, y combatir la corrupción serían elementos fundamentales del nuevo pacto.
El doctor François Houtart es el fundador del Centro Tricontinental, una prestigiada institución no gubernamental académica, de investigación, formación y educación permanente sobre los problemas del desarrollo, los movimientos sociales y las relaciones Norte-Sur, ubicada desde hace más de 30 años en la Universidad de Lovaina la Nueva, Bélgica. Fue designado el año pasado delegado personal del presidente en turno de la Asamblea General, el embajador Miguel D’Escoto, representante de Nicaragua, como miembro de la comisión especial de la ONU sobre la crisis financiera y económica mundial. Hace un mes me encontré con él en Belem do Pará, entre la multitud asistente al Foro Social Mundial. Iba cargando, junto con su abultado portafolios, a pesar de su avanzada edad, con un pesado volumen que le acababan de regalar sobre Francisco Chico Mendes, el popular líder ecologista brasileño asesinado por los latifundistas el 22 de diciembre de 1988. Me confió su incertidumbre acerca de la acogida que pudieran tener sus planteamientos entre los ex presidentes, ministros y ex ministros de finanzas, directores de bancos, diplomáticos y embajadores miembros de la comisión que presidía, entre estos últimos también José Stiglitz, premio Nobel de Economía 2001, y me compartió un apretado y conciso texto que los resume. Pocos minutos después lo vi debajo de un árbol, concediendo una entrevista sobre el tema al enviado de un importante diario francés.
Para el sabio analista, el mundo no tiene sólo necesidad de regulaciones, sino de alternativas, pues no basta recomponer un sistema, sino que hay que transformarlo. Para él, que no lleva a cabo sus reflexiones interdisciplinarias con una mirada aséptica, y a quien nadie puede achacar un desconocimiento de los clásicos de las ciencias sociales, y mucho menos una falta de información actualizada, ello constituye un deber moral, que sólo se puede comprender adoptando el punto de vista de las víctimas, el cual permite poder hacer una constatación y formular una convicción. La constatación de que el conjunto de las crisis que padece la humanidad, la financiera, la alimentaria, la energética, la hídrica, la climática y la social tienen una misma causa; y la convicción de que somos capaces de transformar el curso de la historia, si no renunciamos a la razón y no seguimos desdeñando la ética. Propone por ello el establecimiento de regulaciones que no simplemente mantengan el nivel real de rendimientos, sin tomar en cuenta lo que él llama las externalidades, es decir, lo que no entra en los cálculos contables del capital, y cuyo costo deben seguir pagando las colectividades y los individuos. Medidas concretas escalonadas en el tiempo, que consideren las externalidades ecológicas y sociales que comportan y permitan a largo plazo una transformación radical que ofrezca a la crisis una salida que no sea la guerra, ni la continuidad de la lógica destructora de la vida.
Para ello es necesaria una visión a largo plazo, que puede asegurarse en torno a otros tres ejes: un uso renovable y racional de los recursos naturales, lo que supone otra filosofía de la relación del ser humano con la naturaleza; privilegiar el valor de uso sobre el valor de cambio, lo que implica otra definición de la economía, e incorporar el principio de la multiculturalidad, que permite a todos los saberes, incluso tradicionales, filosofías, culturas, fuerzas morales y espirituales capaces de promover la ética necesaria, participar en la construcción de alternativas, rompiendo el monopolio de la occidentalización.
La nueva relación con la naturaleza significa entre otras cosas la recuperación por los estados de su soberanía sobre los recursos naturales y su no apropiación privada; revalorizar la agricultura campesina y detener la destrucción del monocultivo, así como profundizar las medidas de Kyoto y Bali sobre el clima. Y privilegiar el valor de uso entraña la no mercantilización de los elementos indispensables de la vida, el restablecimiento de los servicios públicos, la anulación de las deudas de los estados del sur, la creación de monedas regionales, el establecimiento de multipolaridades y muchas otras medidas más. Pero sobre todo es necesario escuchar al nuevo actor histórico plural, portador de proyectos alternativos, que ya está allí, pero al que todavía le faltan relevos políticos en muchos estados: los obreros; los campesinos sin tierra; los pueblos indígenas; las mujeres, primeras víctimas de las privatizaciones; los pobres de las ciudades; los militantes ecologistas; los migrantes y los intelectuales orgánicamente ligados a los movimientos sociales.
Con agudeza y profundidad fundamenta sus tesis en la consideración objetiva de las verdaderas causas y efectos de la crisis alimentaria, los orígenes y consecuencias sociales de la crisis energética, la gravedad de la crisis climática, y la irracionalidad e inmoralidad que significa desarrollar simplemente al 20 por ciento de la población, capaz de consumir bienes y servicios con un alto valor agregado, antes que responder a las necesidades fundamentales de aquellos que no cuentan sino con un poder de compra reducido y nulo. Ello a largo plazo nos llevaría a una crisis integral todavía peor que la que actualmente estamos padeciendo, y habríamos dejado pasar una oportunidad única para implementar otras medidas, reorientando así el futuro de la humanidad.
Del 23 al 27 de febrero se reunió en México un grupo del Protocolo de Cartagena sobre Bioseguridad, para tratar el tema de responsabilidad y compensación por daños de los transgénicos.
Para la Red en Defensa del Maíz, el tema es obvio y no necesita tantas reuniones y gasto de recursos: sólo seis trasnacionales, encabezadas por Monsanto y Syngenta, son dueñas de todos los transgénicos cultivados en el mundo. Al manipular los cultivos sabían que necesariamente iban a contaminar a los demás, sea por polen o por la mezcla en transportes y almacenamiento. La contaminación es intencional. Es sencillo señalar a los responsables de los daños: son esas empresas trasnacionales, los científicos que trabajan para ellas y los gobiernos que los permiten, declaró la Red con energía, en la Alameda fuera de la sede de negociaciones, entre decenas de coloridos estandartes con mazorcas y tallos de maíz, en una fiesta-protesta con campesinos, teatreros de Bread and Puppets, sones jarochos del grupo Río Crecido y música de los Leones de la Sierra de Xichú y Guillermo Velázquez que improvisó: Con este puño de gente / que es esencia y es raíz / le pongo al verso maíz / y está hasta Benito Juárez / apoyando mis cantares / en defensa del maíz
Así estuvo toda la semana, con manifestaciones de protesta atravesadas por la bronca pero también la alegría y creatividad de los pueblos del maíz, aún frente a las peores amenazas. Desde el lunes activistas de Greenpeace colgaron una manta en el Hemiciclo a Juárez contra el maíz transgénico, que parafreaseando al prócer decía El respeto al maíz mexicano es la paz. Martes y miércoles se reunió el Foro Por la vida de los Pueblos del Maíz-contra la contaminación transgénica, con organizaciones de todo el país, campesinas, indígenas y urbanas e invitados internacionales, incluyendo a los arrancadores voluntarios de transgénicos de Francia. En una velada desde la noche del miércoles al amanecer, activistas y organizaciones trazaron con maíz un gigantesco mapa de México en la plaza del Zócalo, con el texto no al maíz transgénico-sin maíz no hay país, convocados por esa campaña. El jueves se realizó en Ciudad Universitaria el panel Maíz transgénico: el futuro ya no es lo que era, organizado por colectivos de estudiantes, la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad (UCCS) y la Red en Defensa del Maíz. Durante toda la semana se expusieron fotografías de David Lauer sobre el maíz, sus creaciones y resistencias, así como otras exposiciones de pintura y lecturas de poesías sobre el maíz. El Grupo de Estudios Ambientales alojó la exposición de pinturas Maíz: sangre del país, de Flavio Díaz, hijo del sabio y luchador mixe Floriberto Díaz.
El maíz y sus expresiones están en el sentir más profundo y en la cotidianeidad de todo el pueblo mexicano. No se podía dejar pasar tanta hipocresía: el gobierno mexicano fue anfitrión de una reunión internacional sobre responsabilidad y daños, aunque no ha hecho nada contra la contaminación transgénica del maíz en su propio país, centro de origen. Por el contrario, la ha favorecido al aumentar las importaciones y con negligencia tolerar siembras ilegales de maíz transgénico en Chihuahua.
Según testimonios de campesinos de la Red en Defensa del Maíz, también programas gubernamentales, como el Promaf (Programa de apoyo a la cadena productiva de maíz y frijol), entregan a campesinos semillas mejoradas que podrían estar contaminadas, por lo que alertaron a las comunidades a no aceptarlos. Además, denunciaron, el objetivo es que los campesinos pierdan sus semillas, sustituyéndolas por las de las empresas, y se vuelvan adictos a los agroquímicos.
Elena Álvarez-Buylla, de la UCCS, explicó en el panel de Ciudad Universitaria que la mayoría de las semillas híbridas de maíz en Estados Unidos, supuestamente no transgénicas, están contaminadas con transgenes, aumentando el riesgo de contaminación incluso mediante paquetes de semillas comerciales. Con la liberación a campo abierto en Estados Unidos de maíces biorreactores –manipulados para producir farmacéuticos y químicos–, los riesgos de la contaminación transgénica del maíz y la red alimentaria en México, son inaceptables.
La UCCS difundió un documento que manifiesta: Se ha demostrado científicamente que el flujo génico de los maíces transgénicos a los maíces nativos hasta ahora no ha podido evitarse. Los estudios muestran que en nuestro país no es posible la coexistencia de maíz transgénico y no transgénico sin contaminación del segundo.
Solamente las empresas trasnacionales que lucran con los transgénicos y sus funcionarios gubernamentales amigos, se niegan a ver los argumentos que desde una amplia diversidad de perspectivas consolidan el rechazo a los transgénicos. Justamente esas empresas y funcionarios estuvieron en abundante representación en la reunión del Protocolo de Cartagena, para evitar que haya leyes internacionales que establezcan la responsabilidad por sus crímenes.
“No se trata de ‘compensación’, que es una forma de aceptar los daños: lo que no queremos son daños”, declaró la Red en Defensa del Maíz. Y para ello, los pueblos del maíz seguiremos en la resistencia y en el cuidado de nuestras milpas, comunidades y autonomías.
*investigadora del Grupo ETC
Todos los días leo que otro economista, periodista o funcionario del gobierno opina sobre la mejor manera de lograr una recuperación económica en éste o en otro país. No es necesario decir que tales remedios se contradicen, todos, unos con otros. Mas todos estos expertos parecen vivir en fantasilandia. Parecen creer que sus remedios funcionarán en un periodo de tiempo relativamente corto.
El hecho es que el mundo está apenas en el inicio de una depresión que durará bastante y que se pondrá mucho peor de lo que es ahora. El asunto inmediato para los gobiernos no es cómo recuperarnos, sino cómo sobrevivir al creciente enojo popular que, sin excepción, enfrentan todos.
Comencemos con las realidades económicas del presente. Casi todo el mundo –gobiernos, empresas, individuos– ha estado viviendo por encima de su ingreso durante los últimos 10 o 30 años, y lo ha hecho pidiendo prestado. El mundo se hizo frívolo con ingresos inflados y un consumo también inflado. Pero las burbujas tienen que estallar. Ahora, ésta ha estallado (o de hecho varias burbujas estallaron). La imposibilidad de continuar por este sendero ha penetrado en la conciencia y de repente todos se asustan de que se les agota el dinero real: gobiernos, empresas e individuos.
Cuando ese miedo se apodera de la gente, ésta deja de gastar y de prestar. Y cuando gastar y prestar bajan significativamente, las empresas dejan de producir o disminuyen su paso. Pueden cerrar por completo, o por lo menos despedir trabajadores. Esto es un círculo vicioso, debido a que cerrar o despedir trabajadores conduce a reducir la demanda real y causa una reticencia adicional a gastar o prestar. Se le llama depresión y deflación.
Hasta el momento, el gobierno de Estados Unidos, que todavía está en posición de pedir dinero prestado o imprimir dinero, intenta lanzar algún dinero nuevo a la circulación. Esto podría funcionar si el gobierno lanzara grandes cantidades de este dinero, y lo circulara sabiamente. Pero es muy probable que no lo haga con sabiduría. Y es muy probable que lanzar la cantidad que podría funcionar no signifique mucho más que crear otra burbuja. Y el dólar caería entonces mucho más rápido que las otras divisas, hundiendo el último soporte importante de la economía-mundo.
Entre tanto, hay menos y menos dinero para el consumo diario de todo tipo para 90 por ciento inferior de la población del mundo (y tampoco se ve muy bien la cosa para 10 por ciento superior). La gente comienza a inquietarse. Justo el pasado mes, hemos visto gente que protesta en las calles por las dificultades económicas, en un número creciente de países –Grecia, Rusia, Letonia, Gran Bretaña, Francia, Islandia, China, Corea del Sur, Guadalupe, Reunion, Madagascar, México– y probablemente en muchos más que no se notan aún en la prensa mundial. De hecho, ha estado relativamente leve hasta ahora, pero los gobiernos, todos, están en gran tensión.
¿Qué hacen los gobiernos cuando su principal preocupación es lidiar con el desasosiego interno? Tienen en realidad dos opciones: disparar a los manifestantes o apaciguarlos. Dispararles funciona solamente hasta cierto punto. Para empezar, los agentes de esta fuerza deben estar también lo suficientemente remunerados y deseosos de hacerlo. Y cuando hay un descalabro económico, arreglar esto no es fácil para los regímenes.
Entonces los regímenes comienzan a apaciguar a sus poblaciones. ¿Cómo? Primero que nada mediante el proteccionismo. Todo el mundo ha comenzado a quejarse del proteccionismo de los otros países. Pero los quejosos lo practican también. Y le sacarán mucho más provecho. Todos los economistas neoliberales nos dicen que el proteccionismo empeora la situación económica general. Tal vez eso sea cierto, pero es bastante irrelevante en lo político cuando hay gente en las calles que quiere empleos ¡ahora!
La segunda forma en que los gobiernos apaciguan cuando hay desasosiego es mediante las medidas de bienestar socialdemócrata. Pero para emprenderlas los gobiernos necesitan dinero. Y los gobiernos obtienen dinero de los impuestos. Todos los economistas neoliberales nos dicen que subir impuestos (de cualquier tipo) durante un descalabro económico torna la situación económico general aún más difícil. Eso puede ser cierto, pero en el corto plazo también eso es irrelevante. La cosa es que en un descalabro, la recepción de impuestos cae. Los gobiernos no pueden lidiar ni siquiera con los gastos actuales, ya no digamos con el pago de gastos mayores. Así que impondrán impuestos de un modo o de otro.
Finalmente, el tercer modo de apaciguar es mediante una saludable dosis de populismo. La brecha real de ingresos entre uno por ciento superior y 20 por ciento inferior dentro de los países y a escala mundial ha crecido enormemente en los últimos 30 años. La brecha se reducirá ahora a la más normal que existía en 1970, que sigue siendo muy grande, pero de algún modo menos escandalosa. Como tal, tenemos gobiernos que hablan ahora de un tope al ingreso para los banqueros, como sucede en Estados Unidos y Francia. O se puede procesar a la gente por corrupción, como en China.
Es un poco como estar en el sendero del tornado. Lo peor puede caerle a los gobierno de repente. Cuando eso ocurra, tendrán apenas unos minutos para refugiarse en sus sótanos. Cuando el tornado haya pasado, y si queda alguien vivo, uno sale a evaluar el daño. Resultará que los daños son muy extensos. Sí, puede uno reconstruir. Pero ahí es donde comienza la verdadera discusión. ¿Cómo puede uno reconstruir, y qué tan justamente uno comparte los beneficios de la reconstrucción?
¿Cuánto tiempo durará el sombrío panorama? Nadie lo sabe ni puede estar seguro, pero probablemente un buen número de años. Entretanto, los gobiernos enfrentan periodos electorales, y los votantes no serán afables con los gobernantes. El proteccionismo y los programas de bienestar socialdemócrata le sirven a los gobiernos del mismo modo que un sótano sirve durante un tornado. La cuasi nacionalización de los bancos es otro modo de refugiarse en los sótanos.
Lo que la gente debe pensar es qué vamos a hacer cuando emerjamos del sótano, cuando sea que esto ocurra, y prepararnos para ello. La pregunta fundamental es cómo vamos a reconstruir. Ésa será la batalla política real. El paisaje será poco familiar. Y toda nuestra retórica anterior será sospechosa. El punto clave que hay que reconocer es que reconstruir nos puede llevar a un mundo mucho mejor, pero también nos puede meter a uno peor. En cualquier caso, será uno muy diferente.
© Immanuel Wallerstein
Traducción: Ramón Vera Herrera
José Luis Piñeyro
¿Italia en México?
Ahora que el narcotráfico aparece como tema de debate en la precampaña electoral en boca de dirigentes partidistas, recuperaremos algunas reflexiones del sacerdote italiano Luigi Ciotti sobre la mafia en su país, quien asistió al nuestro como invitado a la Conferencia Episcopal Mexicana (La Jornada, 21/II/09).
Ese debate se centra aquí sobre si se debe seguir con la represiva estrategia anticriminal o hay que agregar tácticas (prevención y rehabilitación de adicciones, legalización de la mariguana, golpes sistemáticos a las finanzas y propiedades de narcos) y deslindar responsabilidades añejas, priístas y nuevas, panistas, en un contexto de crisis económica y de seguridad pública que no se reconoce que se retroalimentan.
Ciotti, dirigente de Libera (mil 500 asociaciones diversas en Italia), considera que el combate a las mafias no puede ser sólo responsabilidad de las fuerzas policiales, sino también de lo que llama sociedad responsable, que debe ser vigilante y propositiva frente a las instituciones del Estado.
Libera actúa basada en tres propuestas. Primera, confiscación de los bienes de mafiosos (hay 9 mil propiedades incautadas) para darles uso social vía cooperativas agrícolas para jóvenes y así dar un golpe doble a los mafiosos: reducción patrimonial y de consenso. Segunda, generación de información y conocimiento (60% de las universidades italianas han firmado acuerdos con Libera) para hacer propuestas responsables. Tercera, mantener y multiplicar el recuerdo no sólo de los asesinados famosos sino de todos los fallecidos, mediante una red de familiares y amigos.
Apunta que frente a la actual crisis económica, que es sobre todo política y ética, la mafia se aprovechará “del sufrimiento de muchas familias y pequeñas empresas: prestará dinero, hará favores, penetrará aún más en la sociedad”, de forma tal que la disminución de homicidios mafiosos obedece a su mayor penetración y control social. Resalta que la polémica sobre la seguridad busca consenso electoral dado que en el acceso a este derecho “los últimos en la fila son los más pobres”, seguridad entendida como: salud, educación, casa y trabajo.
Concluye destacando una paradoja actual: “Tenemos que liberar a la libertad del mal uso que se hace de ella. Hay demasiadas personas en nuestras sociedades que no son libres”. Pasar del reino de la necesidad al de la libertad, diría Karl Marx.
En México, ¿cómo se usan el dinero y los patrimonios confiscados y cuál es su cuantía? ¿Una táctica de confiscación sistemática podría auxiliar al abandonado campo mediante dotación de tierras, préstamos y asesoría técnica para generar cohesión social ? ¿Las universidades podrían asesorar en las campañas de prevención y rehabilitación de drogadictos potenciales y reales, en la evaluación del sistema penitenciario y de la estrategia anticriminal? ¿Si disminuye la violencia obedecerá a que la guerra se va ganando o a más penetración del narco, dado el creciente ejército de desempleados y pobres?
¿La memoria colectiva sobre los 9 mil narcoejectuados sólo en este gobierno debe ser una táctica de generación de voluntad colectiva y de participación social, o se seguirá con la pasiva e individual cultura de la denuncia y de amnesia que pretende que los ejecutados son sólo narcos y no civiles inocentes, policías y militares honestos? ¿Se continuará insistiendo en que seguridad pública es proteger la integridad personal y patrimonial desvinculada de la reducidísima seguridad social y laboral? ¿La jerarquía de la Iglesia católica seguirá repitiendo que la criminalidad obedece a la falta de valores entre los jóvenes?
Las respuestas a estas preguntas no aparecen en la reciente “revaloración” de la estrategia anticriminal del Consejo Nacional de Seguridad, sino que fue una demostración más de fuerza frente al narco y nada más, se repitieron las tácticas de siempre. Faltaron las de confiscación, rehabilitación, prevención y participación amplias y permanentes, combinadas con una estrategia de cambio del excluyente modelo económico neoliberal.
jlpineyro@aol.com
Profesor investigador de la UAM-A
Salvador García Soto
Serpientes y Escaleras
Téllez quiere irse, ¿lo dejarán?
En menos de 15 días, el Tellezgate escaló de nivel y de gravedad: de ser primero un escándalo que involucraba la vida privada de un miembro del gabinete presidencial, a destapar un caso de espionaje telefónico ilegal del que estuvo enterado el Presidente de la República antes de que se hiciera público, y a volverse finalmente el prolegómeno y la expresión pública de una fuerte lucha de poder y de mercado entre las dos empresas más importantes del sector de las comunicaciones en este país y en Iberoamérica: Telmex y Televisa
Fuentes cercanas al secretario aseguran que esta semana que concluyó planeaba hacer pública su renuncia. Si el anuncio no se produjo, algo debió ocurrir
En menos de 15 días, el Tellezgate escaló de nivel y de gravedad: de ser primero un escándalo que involucraba la vida privada de un miembro del gabinete presidencial, a destapar un caso de espionaje telefónico ilegal del que estuvo enterado el Presidente de la República antes de que se hiciera público, y a volverse finalmente el prolegómeno y la expresión pública de una fuerte lucha de poder y de mercado entre las dos empresas más importantes del sector de las comunicaciones en este país y en Iberoamérica: Telmex y Televisa.
La competencia en la telefonía y en la televisión satelital y por cable apareció como telón de fondo de este choque de titanes, en el que se vio atrapado el gobierno calderonista que, en su indefinición, vacilaciones de autoridad y divisiones internas, terminó siendo parte de un pleito entre las dos poderosas empresas, que para terminar de agravarse se contaminó con pasiones personales de los hombres del poder, guerra sucia y los millonarios intereses económicos que involucra.
El desgaste personal y político para Luis Téllez, el principal protagonista de este escándalo, ha sido brutal. El secretario de Comunicaciones y Transportes quedó, en los hechos, inhabilitado políticamente para el cargo y expuesto en su credibilidad e imagen pública. El propio Téllez lo sabe y, en días pasados, comentó con cercanos suyos la posibilidad de renunciar al cargo para evitar que lo sigan utilizando como catalizador del encontronazo entre Carlos Slim y Emilio Azcárraga.
Fuentes cercanas al secretario aseguran que esta semana que concluyó Téllez planeaba hacer pública su renuncia y habría tratado el tema directamente con el presidente Calderón. Si el anuncio no se produjo, como se preveía, algo debió ocurrir que cambió o sólo retrasó los planes del titular de la SCT.
Es posible que en la difícil coyuntura que se vivió esta semana para el gobierno calderonista —atentado contra un gobernador, agravamiento del desempleo, guerra PRI-PAN y los duros informes de Washington—, si Téllez informó de su decisión de tirar la toalla, le hayan pedido esperar porque no era el momento una baja en el gabinete.
Por lo pronto, en la valoración personal y política que ha hecho Luis Téllez, seguir en el cargo, aún con el respaldo que ya le había dado el Presidente, significa ahondar el desgaste y arriesgarse a que terminen de hacerlo pedazos. Téllez sabe que quienes lo espiaron tienen más grabaciones de sus conversaciones telefónicas. Por eso pidió “disculpas anticipadas” a los mexicanos y a quienes aparecen mencionados o referidos en esas grabaciones en las que el secretario destroza a varios actores de su sector y a personajes públicos, de los que se expresa mal y de forma soez.
En el cálculo del secretario de Comunicaciones, al pretender dejar el cargo, está parar las filtraciones en su contra y evitar que salgan a la luz más grabaciones. Al mismo tiempo, podría darle un giro a su situación si, en su decisión de separarse, anuncia que lo hará para exigir que se investigue a fondo y se castigue a los culpables de el espionaje ilegal de que fue objeto.
Así que la pregunta inicial en el Tellezgate cambió y ya no es si Calderón relevará a su emproblemado secretario de Comunicaciones; hoy la duda es: ¿lo dejará irse?
ABUSOS Y ATROPELLOS EN YUCATÁN
A raíz de los decapitados aparecidos en Yucatán en agosto del año pasado, la gobernadora Ivonne Ortega pidió que se reforzaran el apoyo militar y los operativos para detener el avance de Los Zetas en la entidad. Pero con el aumento de operativos llegaron también las quejas de la ciudadanía por abusos y violaciones de garantías cometidos por los cuerpos policiacos tanto estatales como federales, y por personal del Ejército.
En las últimas semanas ha habido en el estado 32 cateos, la mayoría en Mérida, y en sólo seis se encontró que había vínculos con el narcotráfico, lo que arroja un alto porcentaje de error en las acciones: un cateo exitoso por cada cinco realizados. Las quejas de ciudadanos por los operativos han crecido en las últimas semanas y ya hay varias denuncias en la Comisión de Derechos Humanos del estado, que acusan a policías y militares de entrar a los domicilios rompiendo puertas, ventanas y en algunos casos hasta robar pertenencias de la gente.
La gobernadora Ortega ha admitido que al menos a siete familias ya le han tenido que pagar indemnizaciones por los daños ocasionados en las acciones de combate al crimen.
No se trata de criticar las acciones para combatir la delincuencia organizada, el problema es la falta de inteligencia que muestran esas acciones; no hay cuerpos especializados que permitan hacer este tipo de operativos, a tal grado que una mujer embarazada fue desnudada por los policías; en otro caso una señora aseguró que los uniformados entraron a su casa, la encañonaron con una metralleta mientras ella estaba en el suelo y a gritos le exigían que dijera dónde estaba la droga.
A esta mujer le abrieron su alacena, se la vaciaron y hasta le rompieron las toallas sanitarias. ¿Qué acción de inteligencia hay detrás de estos actos?
No hay un trabajo de investigación o inteligencia que permita que este tipo de acciones sean certeras, y eso deja margen a los abusos policiacos y militares; el problema es que la mayoría de esos cateos se basa en denuncias anónimas y llamadas al 089 que opera en el estado. Muchas de esas llamadas ni siquiera son verificadas y eso aumenta los errores y daños a los civiles que pudieran evitarse con un poco de investigación y menos dependencia de las denuncias anónimas.
NOTAS INDISCRETAS... En corto, a sus compañeros gobernadores José Reyes Baeza les dijo lo que no reconoce ni reconocerá en público: que el atentado del domingo pasado sí iba dirigido en su contra, pero que no lo quisieron matar. “Nada más me mandaron un aviso”, ha dicho el mandatario. Y vaya aviso. Por lo pronto, ayer en Chihuahua, Reyes Baeza recibió el apoyo de los legisladores federales de su estado con los que se reunió en privado. Lo interesante es que a la reunión en la que los congresistas chihuahuenses se solidarizaron con él acudieron lo mismo el panista Gustavo Madero, presidente del Senado, que el priísta César Duarte, presidente de la Cámara de Diputados. La encerrona duró casi tres horas y ahí panistas y priístas se comprometieron a “hacer a un lado el debate electoral” para apoyar juntos la estrategia contra el crimen organizado que tiene copado Chihuahua… Serpiente mandan los dados. Semana complicada.