Pedro Echeverría V.
1. Me gusta escribir y hacer la crítica en caliente; pero en el caso del Congreso Popular del pasado 5 de febrero en el DF (aniversario 97 de la Constitución burguesa mexicana) he dejado pasar tres días para no arriesgar juicios. La realidad es que me pareció una reunión importante en el Monumento de la Revolución, de casi tres mil asistentes de todo el país con enormes expectativas; sin embargo –yo que siempre espero mucho más y por eso decaen mis ánimos- pienso que fue una gran asamblea más como las cien “unitarias” a las que he asistido.
2. “Esperabas acaso –me preguntan mis amigos- que de allí partiera una nueva revolución? Nada de eso, pero sí deseaba que hubiesen asistido muchos personajes del zapatismo, el cardenismo, lopezobradoristas, intelectuales, artistas, del Yo soy 132, tal como se publicó que asistirían a la marcha del 31 de enero y no estuvieron. Mi imagino al pinche Peña Nieto, al PRI, al PAN, aplaudiendo de alegría porque la izquierda no puede levantarse ni con “chochos” de la medicina homeopática. Yo sé que las revoluciones no son un “enchílame otra” –como dicen en México- pero no pasa nada trascendente.
3. He estado en decenas de congresos de fundación de organizaciones obreras, de partidos, de ciudadanos, y después de los mil discursos radicales en saludos, propuestas y acuerdos, no queda nada después de unos meses. Y casi nunca ha sido por problemas de traiciones o de compra y venta de líderes, sino esencialmente porque las condiciones no están maduras o no existen las coyunturas para consolidar procesos. ¿Qué condiciones existían en Cuba en 1959, en Chile en 1973, en Venezuela en 1999, para que cambie un poco la situación, a pasar de que luego los yanquis controlaron?
4. Yo sigo pensando como en los setentas publicábamos desde el espartaquismo: Que aunque hayan gobernantes tontos (Fox, Calderón, Peña) la clase capitalista que los apoya es fuerte, la estructura de poder aún es efectiva para controlar cualquier movimiento social o, por lo menos, esperar cansarlo o desgastarlo. ¿Lleva al desánimo este planteamiento? Nada de eso, sino a llamar la atención para ser más serios, más organizados, extender más nuestro trabajo para ser realmente efectivo en nuestras movilizaciones y confrontaciones. Hoy da la impresión de que no se preparan bien las protestas porque se confía en el inmediatismo del Internet.
5. En México –quizá también en el mundo- el mayor idiotizador sea la televisión. Le llaman “la caja idiota” en nuestro país, pero no es tan idiota porque controla en 95 por ciento de la población, mientras la radio sólo el 50 y la prensa impresa apenas el tres por ciento. Ante esa realidad quizá haya que regresar al volanteo de los setentas, al contacto personal con los trabajadores y al combate en todas sus formas contra la TV. Muchos se preguntan: ¿para qué luchar por más canales, romper los monopolios, si la programación de los demás sigue siendo tan derechista, tan capitalista, tan fascista, como el actual Televisa y TV Azteca? Quizá lo que hay que hacer es tomarlos, apropiarse de ellos, como dice el pueblo.
6. El Congreso Popular fue una magnífica iniciativa, tal como otras de años anteriores. Lo que salga de ahí tiene que unir fuerzas con otras agrupaciones pensando en esa “unidad” tan deseada que no es nada fácil. De todas maneras es un ensayo más como los muchos pasados y los futuros en la búsqueda por cambiar este país capitalista apoyado por gobiernos entregados al imperio de los EEUU. No faltó nada en la organización del Congreso; quizá algunas ideas en acciones movilizadoras que tanto hacen falta. Los dirigentes de la CNTE estuvieron presentes para apuntalar la asamblea. Quizá deben hacerse cientos de ensayos más hasta que la burguesía y el imperio se derrumben. No hay otro camino.
7. Ahora hay que prepararse para asistir la próxima semana al gran congreso de la CNTE en Oaxaca. Esperamos que no sea un congreso más en que se analice y se discuta más de lo mismo. De él deben salir acuerdos con el objetivo de derrotar en serio la política privatizadora en Educación. ¿Cómo evitar el desgaste y el cansancio de nuestros plantones y movilizaciones? ¿Cómo asestar golpes de verdad contundentes contra la clase dominante a fin de evitar que se sigan cesando o castigando a profesores y luchadores sociales? ¿Cómo darle algunos toques eléctricos políticos a Peña, Chuayffet, Beltrones, para que dejen de joder a los maestros y de privatizar la educación? (8/II/14)